Capítulo 29
No podía moverme, el cuerpo de Austin me impedía ver bien hacía donde estábamos a punto de huir.
Miré detenidamente su rostro y sonreí, pero mi sonrisa se borró al verlo irse, mi corazón estaba agitado y aun así logré controlarme de ir tras él.
Salió disparado para romperle el cuello a tres vampiros, los cuales cayeron azotando en el suelo; después otros dos se acercaron y sujetaron a Austin de los brazos mientras otro le golpeaba el estomago, yo estaba aterrada, no podía ver aquello.
Pero con unos movimientos ágiles, Austin se sacó y provocó que los dos vampiros chocarán contra si, al otro le rompió el cuello y lo lanzó lejos.
-Vamos...-me dijo Austin pegándome a su espalda.
Habían muchos vampiros ahora llegando hacia nosotros; Austin comenzó a correr y yo tras él, un vampiro me sujetó del brazo haciéndome retroceder.
Lo miré esperando alguna reacción en mis piernas y lo único que conseguí fue golpearle la entrepierna, pero no le causé mucho daño.
Austin me jaló y le dio un puñetazo a éste en la mandíbula. Corríamos cruzando aquel lugar para llegar a la puerta cuando escuchamos una voz...
-¡Alto! -gritó Reymond desde el otro extremo -¡Vuelve aquí, cobarde!
Austin se detuvo en seco y miró con una mala expresión en sus ojos a Reymond, me dejó tras él, protegiéndome con su cuerpo, todos los vampiros se hicieron a un lado cuando su jefe avanzó hacia nosotros.
-De aquí no saldrá nadie.-dijo Reymond colocándose frente a Austin.
-Déjala tranquila. -dijo Austin firmemente.
-Nunca los dejaré en paz, no hasta que no te vea muerto.-gruñó aquel vampiro cerrando los puños, su rostro denotaba furia pero sus ojos aún mostraban el dolor de pérdida.
-Muy bien, aquí estoy, ¡Matame de una vez!-dijo Austin burlón- Pero ella se va.
-No puede irse, se perderá la diversión. -aseguró él Vancroft sonriendo malévolamente.
Entonces Austin tiro una patada y lo lanzó lejos, se puso en guardia y examinó a todos lados.
-Corre hacia la puerta, te abriré paso.- aseguró Austin jalando mi mano.- ¡AHORA!
Corrí lo más fuerte que pude, habían vampiros frente a mi, pero poco a poco iban cayendo. Austin era increíblemente rápido, les rompía el cuello a todos y a algunos les disparó; faltaban algunos metros para la puerta, estaba tan cerca.
Pero sentí un raro presentimiento, así que giré mi cabeza, busqué a Reymond pero lo primero que acaparó mi atención fue Sofia, estaba de pie en un balcón mirando todo como si fuera un espectáculo.
Detrás de ella habían tres jóvenes chicas que parecían estar hablando en voz baja con los ojos cerrados.
Sofia miraba en una dirección con una gran sonrisa, seguí su mirada y me encontré con Rey a unos metros arrojándome algo puntiagudo, me detuve en seco y miré aquello; era una daga, una daga de color plata con un mango color azul. Ésta iba directo hacia mi, iba a matarme y yo no podía moverme.
Un cuerpo me tapó la vista al ponerse frente a mi, pero desapareció así de rápido, Austin apareció frente a Reymond y le rompió el cuello, en menos de un segundo.
El cuerpo cayó azotando en el suelo, inerte y dejando una gran nube de humo. Miré a nuestro alrededor, habían cientos de cuerpos tirados, los únicos de pie éramos Austin y yo.
Volví a mirar al balcón pero Sofia y aquellas mujeres no estaban ya. Austin permaneció parado mirando a Rey en sus pies, no se movió y comencé a asustarme.
-¿Austin? -dije cautelosa.
-Vete...- dijo con un tono de voz más grueso que lo normal en él.
-¡Vamonos! -corregí molesta- ¿Qué pasa?
Las gotas de lluvia comenzaron a caer más gruesas y aquel lugar estaba al aire libre, no tenía nada que nos cubriera.
-Vete, Mell.- dijo Austin algo molesto.
-¡No me iré sin ti!- dije seriamente.
Entonces lo escuché suspirar fuertemente pero comenzó a caminar hasta mi. Caminamos a la puerta pero noté que él se detenía justo cuando yo la abrí.
Él cayó de rodillas sujetándose el pecho, lo presionaba con fuerza y noté que su mano se llenaba de sangre.
-¿Qué pasa?- pregunté.
Tenía aquella daga en la mano y la examinó, después poco a poco se recostó en el suelo retorciéndose de dolor, su rostro se deformaba en muecas llenas de dolor.
-¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Porqué no ha sanado tu herida como las demás?- pregunté alarmada.
-El cuchillo estaba hechizado.- aseguró con voz ronca- esta hechizado para matar vampiros.- no terminó su frase pues un dolor hizo que se le fuera la voz.
Me acomodé a su lado y puse su cabeza en mis piernas, acaricié su rostro y comencé a temblar.
No podía morir, no debió ir por mi, lo buscaban a él, lo iban a matar y aun así vino a salvarme.
Cerró los ojos con fuerza y respiro agitadamente, parecía estar soportando el dolor.
-No, por favor.- lloré acariciando su frente para quitarle el cabello mojado.
-¡Tienes que irte ahora!- me dijo molesto aún sin abrir sus ojos.- pronto despertaran.
-¡No te dejaré! -regañé.
Entonces abrió sus ojos y me miró como sólo él sabía hacer, sus ojos azules me congelaron y comenzaban a hipnotizarme.
-¡Vete! ¡AHORA!- dijo Damon seriamente.
-¡¿Damon?!- dije tomando su rostro en mis manos y pegando mi frente en su pecho- ¿¿Porqué?? ¿Porqué lo hiciste?
-Quería saber que se siente ser el bueno.- sonrió Damon picaramente. -Mell, tienes que salir de aquí.
-¡No! ¡No me iré sin ti!- aseguré firmemente.
Entonces entraron mis hermanos azotando la puerta.
-¡Dejen a nuestra hermana!- gritaron Tyler y Alex al mismo tiempo.
Al vernos se me arrojaron para abrazarme, me decían lo muy preocupados que estaban y me regañaban por irme así.
-Ayudenlo. -dije señalando a Damon.
-Yo lo ayudo.- dijo Austin entrando con la mirada fija en Damon y sin decirme nada a mi.
-Yo puedo.- dijo Damon levantándose con dificultad, se oprimía el pecho sangrando y aun así salió de aquel lugar.
Alex me sujetó de la cintura y me llevó a una camioneta donde me subí en el asiento delantero y Damon en el asiento trasero.
Austin conducía en total silencio mientras mis hermanos nos hacían mil preguntas a Damon y a mi.
Al llegar a casa, Charlotte nos recibió en la estancia, al ver a Damon corrió a ayudarlo pero el se negó a que lo cuidarán.
-¿Hijo, estás bien?- preguntó ella preocupada.
-Si, sólo estoy abierto del pecho y sangrando.- sonrió Damon sarcástico.
-Vamos para que te ayude a limpiar la herida.- sugirió ella levantando el brazo de Damon.
Entonces él quiso correr con su súper velocidad, pero se detuvo justo en la puerta, estaba jadeando y tosiendo sin poder correr. Charlotte se colocó a su lado y tomó de su brazo, ambos desaparecieron dejándonos allí.
-Tenemos que hablar.- comenzó Austin seriamente -A solas.- dijo mirando a mis hermanos.
Estos subieron tras Damon y Charlotte algo confundidos al igual que yo.
-Ahora no es el momento, ¡Tu hermano esta herido!- regañé.
-¿Puedes dejar de preocuparte más por él?-se quejó Austin.
-¡Salvó mi vida hoy!- dije seriamente.
-¿Y ahora regresarás corriendo a sus brazos? -se burló Austin sarcástico.
-Tus celos no tienen lugar.- me quejé furiosa -¡Acabo de ser raptada! Y él arriesgo su vida por mi.
-¡Yo también fui a buscarte! -se quejó Austin furioso.
-Pero fue él el que me sacó de ahí.-dije seriamente.
-Yo hubiera llegado primero si me hubieses hablado primero a mi y no a él.-se quejó.
-¡Te iban a matar!-aseguré calmándolo.- ¡No quería que fueses para que te mataran!
-¿Crees que no soy tan fuerte como Damon? -preguntó curioso.
-¡No lo eres!- aseguré molesta.
Ambos sabíamos que era cierto.
-Te está robando de mi lado! ¡De nuevo!- dijo molesto.
-¡Nadie me robó nunca! Yo me fui con él porque lo amo.- dije lléndome y dejándolo allí.
Subí las escaleras y me topé con Patrick, estaba mirando como Charlotte limpiaba la herida.
Pero Damon al verme se cubrió el pecho; no dejó que Charlotte terminará y nos miró despreocupado.
Le hizo una rara seña y ella se fue con las cosas, llevándose a Patrick para ayudarle.
Miré su rostro mojado en un fino sudor, parecía enfermo con un aspecto pálido, me acerqué poco a poco y me senté a su lado en la cama de su habitación.
-Gracias.- susurré mirando sus ojos.
-De nada- dijo restándole importancia.- ¿Estás bien?
-Gracias a ti, si.- aseguré- ¿Tu estás bien?
-Perfecto.- aseguró sonriendo.
-Entonces estas bien.- dijo secamente Austin entrando al cuarto.
-Si- aseguró Damon mirando a su hermano.
-No me dijiste como es que la salvaste.- comenzó Austin- ¿Porqué te atacó Reymond?
-Bueno, me hice pasar por ti de nuevo.- se quejó Damon burlón.- darte por muerto era la única forma de que te dejará en paz.- aseguró Damon suspirando.
-¿Volviste a hacerte pasar por mi?- se quejó Austin.
-Si, ¿Vas a matarme como prometiste?- preguntó Damon sarcástico- ¡Hazlo! Cumple tu palabra.
-¡Basta!- regañé.
-Quiero descansar.- pidió Damon recostándose en las almohadas.
-Descansa, Damon. -dije mirándolo tímidamente.
-Descansa.- me dijo sin mirarme y cerrando con fuerza los ojos.
Salí de allí y encare a Austin, regañándolo con la mirada.
-Perdon.- dijo bajando la cabeza.
-Cuando te controles, hablame.- dije lléndome.
Me acomodé en mi cama y esperé a que el sueño llegará pero era casi imposible. Algo pasaba, la reacción de Charlotte y Damon, algo no estaba bien.
Tenía un presentimiento y necesitaba averiguar la verdad.
Esa noche soñé con Damon, mi Damon.
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