Capítulo 23
Desperté en la madrugada, no supe que hora era. Estaba sola en la habitación así que bajé para buscar a alguien, escuché la voz de Damon en la estancia y también la de una mujer.
Bajé y lo vi reírse y beber una cerveza con alguien a quien no podía ver bien.
-Bueno, necesito mi paga, ya te hice ese favor.- le dijo ella señalando la puerta.- debo irme a hacer más favores.
-Toma.- dijo Damon arrojándole un fajo de billetes.
-¿Quién es ella?-pregunté acercándome.
-Con que tu eres la chica...- dijo ella examinandome.
Ella era hermosa, era de tez bronceada y con un escultural cuerpo. Pero al verle los ojos retrocedí al darme cuenta que era un vampiro, sus ojos rojos denotaban hambre.
-La señora Crauly. -sonrió mirando a Damon- felicidades, tienes al vampiro más codiciado de toda Europa y América.-me sonrió.
-¿Quién eres?- pregunté cautelosa.
-Soy Zafrina. -me sonrió -vieja amiga de Damon.
-Muy vieja.- recalcó Damon burlón.
-¿Tu eres quien engaño a Austin?-pregunté sarcástica- tu le dijiste que me había secuestrado Sofia. -grité al comprender el porque del dinero.
-Si.- dijo sin mostrar emoción.
-Será mejor que te vayas, Zaf.- le dijo Damon- esta será una pelea matrimonial. -se quejó burlón.
-Claro, hasta pronto.-dijo ella desapareciendo.
Le arrojé lo primero que tomé a Damon y éste lo esquivó.
Le había arrojado una figura de porcelana, la cual quedó hecha añicos.
-Vaya, que bien.-se quejó- ¡Destruyes nuestro hogar!
-¿Hogar? -repetí molesta- esto no es un hogar, ¡Es un infierno!-me quejé furiosa.
-Que lastima que lo veas así, porque ésto es lo que nos espera por el resto de la existencia.-aseguró Damon sonriendo.
-Quiero el divorcio.-me quejé.
-Éste es el matrimonio más rápido que haya visto.- sonrió- claro que no te lo daré.- aseguró.
-Solo lo haces por fastidiar a Austin.-me quejé- no es su culpa que Sofia lo amará, ahora la comprendo, eres un monstruo.- aseguré molesta arrojándole un cojín del sofá.
Entonces él lo esquivo sin problema pero éste cayó sobre una mesa tirando una botella de vino.
-¡Ah!-se quejó Damon molesto- Mellany, era uno del 87, desqauitate conmigo no con el alcohol. -dijo sarcástico.
-¡Te odio! -gruñí subiendo de nuevo a la habitación.
Dentro de poco Damon subió al cuarto pero yo lo ignoré tapándome con las sábanas.
-¿Qué haces?-pregunté cautelosa al verlo desnudarse.
-Me daré una ducha, ¿quieres acompañarme?- preguntó seductoramente.
-Paso -dije secamente.
Esperé a que entrará al baño, conté hasta tres y me puse de pie para intentar huir. Si tenía suerte y era cuidadosa, podría ir al coche y escapar.
Busqué en sus pantalones tirados las llaves del coche y una vez que las tuve caminé de puntitas a la puerta.
Tropecé con los boxers de Damon y me giré para ver si él me había escuchado pero la regadera seguía tirando agua.
Cuando volví mi mirada a la puerta él estaba allí, de pie y desnudo mirándome con desaprobación.
-Ni lo pienses -dijo pidiéndome las llaves.
Las gotas caían por su pecho desnudo bajando por su abdomen y me puse roja al verlo sin ropa, sus ojos azules me atraparon y extendí mi mano de mala gana para darle las llaves.
-¿No puedo tener unos minutos de paz para tomar una ducha?- preguntó Damon sarcástico.
-Largate a bañar.- dije volviendo a la cama.
-Gracias.- sonrió volviendo al baño.
En poco tiempo él salió de la ducha y me miró mientras yo fingía dormir. Escuché como abría cajones y después sentí que alguien se recostaba a mi lado.
-¿Qué haces?-dije al verlo cruzar sus brazos tras su cabeza.
Traía sólo un pans negro y su cabello mojado cayéndole en la frente.
-Me recuesto con mi esposa.- aseguró.
-Que ni se te ocurra tocarme.- advertí.
-Ups -dijo tocando con su dedo mi hombro de forma bromista.-no tendría nada de malo.- dijo al comprender que no estaba de humor- estamos casados políticamente.
-Pero por engaños. -me quejé.
-Solo dame unos meses, -pidió- fastidio a Austin y si tu lo quieres te puedes ir.-aseguró.
-Entonces no me queda mas que esperar. -asegure molesta.
-Buenas noches, Mell.- susurró acariciando mi cuello.
No le dije nada, me límite a desechar la idea de esa caricia en mi piel. Quedé casi dormida poco después, estaba agotada y no podía abrir ya mis ojos.
Sentí una caricia en mi nuca, como un beso...
-Lo lamento.- escuché que susurraba.
Cuando desperté al día siguiente me topé con Damon sonreírme, había una charola de comida en sus piernas y me la acercó con cuidado para ponerla en mi regazo.
-Buenos días. -sonrió.
-Hola -dije observando la comida.
Eran huevos revueltos y tocino.
-Gracias pero no tengo hambre.- me quejé.
-Mell..- comenzó Damon mirándome.
-No me hipnotices. -regañé lléndome al baño.
No quería nada, seguía molesta y sus intentos por agradarme de nuevo no funcionarían. Pero entonces supe que estaba recargado en la puerta.
-Tarde o temprano tendrás que salir. -me aseguró sarcástico.
Y en eso mi celular sonó, salí del baño esquivando a Damon y contesté.
-¿Mell? -me llamaba Tyler.
-Hola -le saludé.
-¿Estas bien? Nos enteramos anoche.-se quejó.
-Estoy bien- aseguré mirando como Damon jugaba con mi pelo.
-Vamos para allá, Charlotte, Alex y yo. -dijo mi hermanito acelerado- Austin no cree poder aguantar esto.
-No importa, dile que estoy bien-pedí.
-Te veremos en un rato -dijo preocupado -Te amo.
-Y yo a ti.-dije colgando- vienen para acá- le aseguré a Damon seriamente.
-Sólo quieren comprobar que no te he hecho nada -se quejó- pero tu les dirás que lo vamos a intentar, que todo estará bien.-aseguró Damon sonriendo.
-¿Porqué haría eso?- pregunté cautelosa -no es verdad.
-Porfavor- comenzó- eso es lo que haremos, trataremos de que funcione.
-No funcionará, yo amo a Austin.- aseguré seria.
-No les des motivos para desconfiar eso es todo.- dijo él lléndose.- come algo o tendré que venir a obligarte.
Me metí a darme una ducha caliente y salí envuelta en una toalla.
Me sumergí en el closeth y tomé unos jeans y una blusa abrigadora; cepillé mi cabello y me mire al espejo pero me sobre salté cuando vi a Damon atrás de mi observándome desde mis pies hasta mi toalla.
-Largo de aqui.- me quejé.
-No hay nada que no haya visto ya.- me sonrió.
-No voy a desnudarme frente a ti -me quejé mirándolo con esa sonrisa burlona.
-No veré- aseguró llendo a la cama y tapándose el rostro con las manos, entre abrió los dedos y me sonrió.
Entonces cuando iba a gritarle, me sentí mareada, me recargué en la pared y él se acercó a mi.
-Esto pasa cuando no comes bien.-me regañó.
-Estoy bien -me quejé, pero él me sentó en la cama examinando mi rostro.
-Vas a comer ahora mismo.- dijo Damon atrayendo la charola a mi alcance.-iré a prepararte otros, estos ya estoy tan fríos.
Desapareció de la habitación y me dejo allí un rato, me cambié rápido y bajé para verlo apurado en la cocina haciendo el desayuno de nuevo.
-¿Porqué me haces esto?- pregunté curiosa acercándomele.
-¿Obligarte a comer?- preguntó curioso.
-No, fingir ser malo ante todos y conmigo no.- comencé acomodándome en una silla.- es muy confuso.
-Yo no finjo, hermosa- dijo Damon burlón -solo que eres mi amiga y me agradas - se encogió de hombros.
-No eres malo- dije cautelosa.
-El no comer si que te afectó- se burló- siempre fui el malo y siempre lo seré.
-No, te lastimaron y por eso quieres que otros sufran.- aseguré tímida- pero no eres malo.
Entonces apareció a corta distancia de mi rostro y me miró con ojos editados por el hambre, no retrocedí; en cambio lo miré directo a los ojos y el sonrió.
-No me das miedo.-dije seriamente.
-Si que necesitas un examen psicológico.- sonrió Damon picaramente.
Me entregó un plato y comencé a comer, no tenía hambre pero algo me obligaba a hacerlo. Cuando terminé me arrebató el plato y los lavó para después examinar mi rostro.
-Ya te vez mejor- comenzó Damon mirandome.
El timbre sonó, yo me adelanté a abrir para toparme con mis hermanos. Tyler me abrazó con fuerza y seguido de él Alex me apretó contra su pecho; Charlotte me besó las mejillas y miraron todos a Damon con desaprobación.
-¿Qué? todos la abrazan a ella ¿y a mi? ¿Qué?-dijo Damon bromista.
-¿Cómo pudiste?- preguntó Tyler molesto.
-No creí que fueras capaz de esto. -se quejó Alex.
-Estoy bien.- intervine colocándome al lado de Damon- lo hace porque me quiere.
Todos me miraron como si estuviera loca, Charlotte se acercó a mi para ver si estaba hipnotizandome pero no era así, Damon me pegó a su costado algo confundido por lo que dije y les sonrió a mis hermanos.
-Hija, pero creí que querías volver a casa con Austin. -dijo ella examinándome.
-Quiero... intentarlo con Damon.- aseguré tímida- solo eso.
-¿Segura?- preguntó Tyler curioso.
-Si- sonreí sentándome en el sofá- díselo a Austin porfavor.- pedí.
Entonces todos me miraron atónitos, Damon se sentó a mi lado y charlamos un poco con Charlotte. No sabia porque lo había hecho, era ilógico, pero no podía dejar a Damon aún, era mi amigo y si lo dejaba quien sabe que pasaría con él, ya intentó matarse una vez; si ellos sospechaban sólo un poco, me alejarían de él.
-Tenemos que irnos.- dijo Charlotte cautelosa acercándose a mi- hija, ¿estás segura?- susurró a mi oído.
-Si- le dije sonriéndole.- Denle mis saludos a Patrick.
-Te amo, Mell- dijo Tyler abrasándome.
-También yo.- dijo Alex uniéndose al abrazo.
-Y yo a ustedes- susurré besándoles las mejillas.
Todos se fueron y me quedé viéndolos desde la puerta, al verlos alejarse cerré ésta y encaré al sorprendido Damon.
-Que gran actriz.- me felicitó.
-Callate- dije lléndome.
-¿Es verdad?- preguntó cuando me senté en la sala para ver la televisión.
-¿Qué?- dije curiosa.
-Lo que dijiste...- comenzó Damon- quieres intentarlo conmigo.
-No lo se.- dije ahora dudosa- pero se que puedo ayudarte.
-¿A que? -preguntó curioso.
-A ser el bueno- aseguré y el se hecho a reír.
-¿Crees que cambiaré por ti?- se rio con grandes carcajadas.
-Tal vez fui una idiota- reclamé lléndo a la habitación.
Al dia siguiente desperté con los brazos de Damon a su pecho. Traté de safarme pero él me lo impedía, lo moví un poco y sus enormes ojos azules se posaron en los míos, me atrajo aún más hacia él y me besó corto en los labios.
-Buenos días, primor- dijo Damon sonriente.
-Alejate- pedí estirándome.
-Prepárate, porque mañana acabando de desayunar iremos a nuestra luna de miel oficial.- aseguró coqueto.
-¿A dónde?- pregunté curiosa.
-Ya lo sabrás- dijo giñeandome un ojo antes de salir del cuarto.
Cuando comía en la tarde noté que él se arreglaba, bajó muy bien vestido con unos pantalones negros y camisa azul con corbata negra, se ponía un saco y al verme sonrió.
-Saldré un par de horas.- dijo Damon burlón.
-¿A donde irás? -pregunté curiosa.
-Unos amigos vampiros organizaron una fiesta y obvio que Damon Crauly debe estar alli- dijo acomodando su cabello.
-¿Porqué no puedo ir?- pregunté cautelosa.
-VAMPIROS.- dijo mirándome- son vampiros te comerían en menos de un segundo.
-¿Temes que te avergüence tener una esposa humana?- pregunté cautelosa.
-Temo que seas su bocadillo.- se quejó.
-¿Vas a ver a otras cierto?- pregunté sarcástica.
-Primor, para eso te tengo a ti.-me sonrió.
-No soy tuya.- me quejé- no aguantarías hacerme tuya si me lo propongo- aposté.
-Si eso pasará te rechazaría, creme, el día que logres seducirme será cuando te de él divorcio.- se burló -no tardo- dijo lléndose.
-¡Damon! -grité pero el había cerrado la puerta con llave.
Me las pagaría, ¿Qué más le gustaba a Damon aparte del alcohol y sangre?
Subí a mi habitación, busqué en la ropa de seda que él me compró, me puse lo más provocativo que encontré y me recosté en mi cama mientras me ponía crema humectante en las piernas.
No dentro de mucho, escuché el carro estacionarse, tomé un libro y fingí leer. Al entrar en la habitación me examinó de cabeza a pies y me miró cauteloso.
-¿Qué haces?- preguntó Damon sarcástico.
-Te deseo- sonreí sentandome en la cama y mirándolo.
-Esto es por esa apuesta...- comenzó adivinando mi plan- no sucederá.
-Vamos, ven a mi, Damon- susurré acercándolo de la corbata.
-¡Esto no es justo y lo sabes! - se quejó.
Se recostó a mi lado y se cruzó de brazos, me senté pegada a él y el se apartó de mi. Reí triunfante y me recosté levantando un poco la bata transparente para que dejará ver mis piernas.
Entonces él me arrojó una sabana y me tapó toda, me quejé y él solo se quitó la ropa para acomodarse en la cama.
Me recosté sobre su pecho y me arrojó a la esquina.
-¡Mell! -se quejó y yo sonreí triunfante- basta de seducirme.
-¿Porqué?- reí traviesa.
-Sólo duermete.- se quejó Damon arrebatándome la almohada y cerrando con fuerza los ojos.
-Descansa- me susurró.
-Igual tu- dije cerrando mis ojos triunfante.
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