Capítulo 11
Escuché como el sonido de neumáticos seguía su camino, me sentí aplastada contra algo, pero no miré más, me sentí débil.
Mi cuerpo estaba suspendido y traté de apartar mi rostro de aquello que me impedía ver, me topé con dos ojos enormes y preocupados color azul profundo.
Su aroma chocaba con mi nariz; tierra mojada, lavanda y alcohol. Por una extraña razón, me sentí tranquila.
-No vuelvas a hacer eso.-regañó Damon furioso.
Me percaté de que me sostenía en sus brazos como muñeca de trapo, me pegó contra su pecho y soportó mi peso en él.
Entonces no pude más, comencé a llorar sin parar y a él no le importó que mojará su camisa con mis lágrimas.
-¿Qué voy a hacer? -pregunté llorando levemente.
-Seguir.-dijo examinandome el rostro- ser valiente, vayamos a casa, ¿quieres?-dijo Damon burlón.
Trató de ponerme en pie pero mi equilibrio no se encontraba del todo bien. Entonces pensó por unos minutos y me tomó en brazos para cargarme; sentí como la brisa chocaba en mis mejillas, me cubrió con su chaqueta y después de unos minutos todo el camino que recorrí se esfumó en segundos.
Aparecimos en mi habitación, se acercó a mi cama y esperó a que mis manos dejarán de aferrar su camisa, me ayudó a quitarlas y me sentó en mi cama.
Miré su rostro mojado y como el cabello negro y largo le caía en la frente con pequeñas gotas de agua en sus mejillas; sus enormes ojos me examinaba completamente.
Desapareció de mi vista y mis nervios afloraron, pero no duró mucho pues regresó con un par de toallas, me colocó una en la espalda y con la otra secó mi cabello.
-Debes cambiarte esa ropa.-comenzó mientras me secaba el pelo.- y pronto entrarás en calor.
Era extraño ver que él se preocupara por mi, pero todo ese día estaba lleno de cosas extrañas.
-Gracias -susurré con el frío en mis labios temblorosos.
-Cuando estés completamente bien, agradeceme. -se quejó llendo a mi closet.
Tomó un pans y una blusa y me la colocó a un lado, me miró con ambas manos en su cadera esperando una reacción mía.
-¿Y bien?
Me levante y me metí en el baño, me sequé bien y me puse la ropa seca.
Me miré al espejo y era un desastre; cepillé mi pelo y me lavé los dientes para volver a salir a encararlo.
Caminé a la cama donde él secaba su cabello, ahora alborotado y despeinado. Me miró cauteloso y me regaló una pequeña sonrisa.
-Gracias. le dije acercándomele.- y perdoname- pedí.
-Señorita...-comenzó.
-Mell.- corregí.
-Mell, no debí ser grosero, lo lamento. -dijo Damon seriamente.
-¿Enserio lo sientes?-pregunté curiosa.
-No me exprimas más, ¿okey? No conseguirás que lo repita.-sonrió Damon picaramente.
Sonreí ante su mirada, pero entonces vi como la seriedad se apoderaba de su rostro.
-Haces bien en odiarme, pero descuida, no te haré daño.-aseguró sarcástico.
-No te odio. -le aseguré de inmediato -sólo estaba alterada.
-No te culpo, en la carta le dices que confías en Austin. - se acercó y me ayudó a abrochar los últimos botones de mi pillama. -él es el bueno después de todo.
-Confío en ti también.- aseguré tímida.
-No lo hagas.-pidió mirando mis ojos.
-Pero, no puedo hacerlo sola.-dije y mi voz se rompió en cuanto el problema volvió a mi mente.
-No estas sola.-me aseguró Damon sentándose. -tienes a mi hermanito.
-¿Y a ti?-dije tratando de asegurarle que eso lo incluía a él abiertamente.
-Aquí estaré. - dijo en un tono bajo.-ahora debes dormir - pidió mirando mi rostro, hipnotizantemente.
-Si.-dije sin pensar -¿podrías quedarte hasta que me duerma?-pregunté sintiéndome completamente tonta al decirlo.
-Duerme, Mellany. -susurró con una leve sonrisa sarcástica.
Entonces sus ojos me atraparon y el sueño me pesó, su rostro fue lo último que vi y sentí como mi cuerpo se relajaba entre las sábanas.
Cuando desperté me di cuenta de que me enfermería, sentía una leve tos y estornudos picaban en mi nariz.
Me estiré en la cama y entonces algo detrás de mi me llamó la atención, era un cuerpo recostado a mi lado y cuando vi su rostro mi corazón se detuvo.
Damon dormía con una respiración acompasada y tranquila; su rostro se veía angelical, quice despertarlo pero, los vampiros no dormían ¿o si?
-Damon...-susurré moviéndolo. Me escuchó pero no abrió los ojos, entonces lo moví un poco mas- ¡Damon!
-Ya voy Sofi.-dijo aún dormido.
-¿Qué? Soy Mell. -le dije moviéndolo un poco mas fuerte.
-Mell... ¿Mell? -dijo levantándose de un salto.
-Si-dije seriamente - ¿quién es Sofi?
En su rostro aun estaba la desilusión de no encontrar a "Sofi", se limitó a tallarse la cara y mirarme molesto.
-Creí que los vampiros no dormían.- aseguré igual de molesta.
-No lo hacemos, sólo son recuerdos.-explicó acomodando su cabello. -En lugar de sueños son recuerdos, supongo que no tenemos imaginación -se burló.
-Te quedaste.-comencé recordando mi petición antes de caer dormida
-Me lo pediste. -se estiró mostrando un poco debajo de su camisa.-además tenías que descansar e hipnotizarte no fue suficiente.- se quejó.
-¿Me hipnotizaste?-pregunté.
-Si, los vampiros maduros pueden.- aseguro restándole importancia.
-¿Desde hace cuanto lo haces?-regañé.
-Fue nuestra primera vez. - sonrió Damon coqueto.
Me sonrojé un poco pero me levanté y lo ignoré.
Me metí a la ducha con agua caliente y al salir él ya no estaba allí.
-Buenos días. - sonrió Austin entrando en la habitación con una taza de café. - supe lo que paso anoche, vi los resultados y tu carta. - me aseguró -lo lamento.
Le sonreí débilmente y tomé el café caliente en mis manos.
-Gracias - le susurré bebiendo.-¿Tyler ya despertó? -pregunté curiosa.
Él asintió y yo le devolví la taza.
Bajé las escaleras con un nudo en el pecho y caminé lentamente hasta el comedor donde olía a huevo y tocino. Al entrar lo vi sentado con su laptop mientras comía.
-Hola.- comencé débilmente.
-Hola Mell.-saludó sonriente - come, está delicioso el tocino.
Lo observé comer y sonreírme y tuve que controlar las emociones dentro de mi para evitar llorar.
-¿Estas bien?-preguntó Tyler curioso.
-Si, sólo algo enferma -aseguré evadiendo su mirada.
-Pues come y ve a descansar, no quiero que te enfermes!.-se quejó terminando su plato.-yo ya estoy mucho mejor.
-Que bien.-aseguré sonriéndole.
-Iré a la biblioteca, te amo. -dijo besando mi frente antes de irse.
-Y yo a... ti -susurré tapándome el rostro una vez que se fue.
Era mi hermanito, era todo lo que tenía, que me preocupaba perder.
¿Cómo le diría que posiblemente no éramos familia y que eso me estaba matando?
Me levanté sin comer nada y fui directo a la estancia donde podía jurar Damon tenía botellas de vino; al entrar las vi sobre un pequeño minibar, tomé una botella y me serví en una copa un poco.
-Oye oye.-regañó Damon mirándome- ¿Qué crees que haces?
-Mato mi dolor y neuronas.-aseguré debiéndole un poco a mi copa.
-No seas ridícula y dame eso que es muy fuerte. -se quejó Damon arrebatándome la copa.
Pero era tarde, me había tomado todo su contenido de un trago y noté rápidamente su efecto en mi.
Pasaron un par de horas, mi estado empeoró cuando tomé una copa más. Me senté en el piano y comencé a tocarlo, entonando la primer melodía que aprendí; una que mi madre me enseñó. No evite llorar, aun no entendía
¿Porqué me había ocultado cosas!?
-¡Ya basta!-regañó Damon- te acabas mi reserva.
-Lo necesito, mi vida es tan complicada ahora.-me quejé- mi hermano no es mi hermano, la familia pérdida son vampiros y me gusta el que creía era mi primo. -aseguré ebria.
-Bueno, al menos puedes estar con él. - aseguró Damon encogiéndose de hombros.-él se muere por ti.
-Si, eso creo. - dije pensativa- ¿Sabes? me caes bien tal y como eres. -dije sonriente.
-También me agradas.-dijo examinandome.-Te vez tierna estando ebria.-sonrió.
-¿Eso es un insulto?-pregunté cautelosa.
-Tómalo como quieras.-sonrió- me gustan tus ojos saltones.
-Me gusta tu sonrisa maniática- me reí.
-Me gusta que seas enana.- aseguró pícaro.
-Me gusta... -comencé mientras el se acercaba a mi cada vez más - el chocolate.
Se río por mi embriaguez y quitó un mechón de mi cabello en mi frente para verme mejor.
Entonces me levanté con un raro calor en mi estomago, me sentí mareada; él me sostuvo cerca y todo se nubló, no sentí mis pies ni manos, sólo el contacto de Damon y como me aturdia su sonrisa, lo último que vi fueron sus ojos... y sentí una leve presión en mis labios.
Desperté en mi cuarto abrigada y con un fuerte dolor de cabeza; no podía recordar nada después del primer trago.
Entonces Tyler entró a la habitación con una charola de comida y me sonrió.
-Toma, ya es noche y como no cenaste te lo traje hasta aqui.-aseguró autoritario. -come, no quiero que enfermes.
-Okey, gracias. - le dije sonriéndole.
-Come, haré espacio por aquí. - dijo moviendo un par de cosas de mi buro.-encontré algo más en mi laptop, tengo algo que decirte, lo traeré.- dijo lléndose mientras que yo comía.
Escuché un leve suspiro y me topé a Damon, recargado en la puerta sonriendome, parecía que me perdía de un chiste o algo así.
-¿Ya se fue la Mellany divertida?-preguntó burlón.
-¿Qué? ¿de qué hablas?-pregunté cautelosa.
-De lo de hace unas horas...-comenzó sonriente.-todo lo que paso cuando hablábamos.
-Estaba ebria, ¿Qué paso?-dije molesta.
Esto último parecía molestarle, miró a otra dirección y suspiró profundamente.
-Si, tienes razón, estabas ebria.-se quejó lléndose.
Eso fue extraño, incluso para él.
Cuando terminé de comer dejé mi plato en el buró y entonces recordé los papeles, pero no estaba allí.
Los busqué por todas partes pero no los encontré.
-Tyler ya lo sabe. -aseguró Austin preocupado al entrar.
-¿¿Qué??-dije dije alarmada bajando.
Lo encontré molesto en la estancia arrojando una silla y floreros.
-¡Me mentiste!-dijo furioso al verme.
-No, no lo hice.-comencé aguantando las lágrimas - creme ni yo lo sabía.
-¡Mientes! -dijo empujándome al tratar de acercarme para calmarlo.
Me dolía su rechazo, pero era mi culpa; debí habérselo dicho y afrontar todo juntos. Pero su rostro era furioso, su mirada casi asesina, éste no era Tyler.
-Oye tranquilo, perrito.- dijo Damon burlón.
-¿Porqué le dices así? -regañé.
-¿No le haz dicho nada?-sonrió Damon a Tyler -él es un hombre lobo.
-No es verdad.-dije molesta por tal tontería.
-Si lo es, Mell. - aseguró Austin tímidamente -Tyler tiene sangre de lobos que heredó de su abuela.-me explicó.
-Por eso se interesaba tanto por descubrir más de la familia.-dijo Damon burlón mirándome.-antes de llegar aquí ya sentía los síntomas, como las pulgas, ¿o no?-se burló Damon sarcástico.
-¡Dejame en paz sanguijuela! -gruño Tyler como una bestia furiosa.-o te arrancaré a cabeza.
-Tyler...-susurre al verle con los brazos más marcados y como su piel se calentaba muy rápido.
Paso de ser un niño a la figura corpulenta y con gran tamaño. Su cuerpo parecía crecer y ensancharse.
-Te amo.-susurré.
Su rostro se llenó de lágrimas y salió corriendo, quice seguirlo pero Austin me lo impidió.
-Si esta en esa fase, será muy peligroso para ti!-me aseguró Austin preocupado.
-Síguelo, traelo. -le rogué.
Austin desapareció y yo me quedé allí temblando sin saber que hacer.
-Ahora ya no me querrá a su lado.-dije a Damon quien parecía no importarle mi dolor.
-Austin lo traerá y podrán largarse los dos, él te ama.-aseguró serio -solo esta por completar esa fase y son algo irritables.
-No creo poder con esto.-dije comenzando a llorar - ¿y si le pasa algo?
-Oye es un Crauly, estará bien.-aseguró Damon restándole importancia.
-Pero yo no podré, no soy Crauly.-susurré casi para mi.
-Hora de dormir, Mell -susurró apareciendo frente a mi.
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