Extra 3: Milo x Camus.
El la cruz del norte en francia el manto estrellado de la noche cubría el firmamento, la melodía de las panderetas los tambores llenaban el sepulcral silencio de la montaña con un canto de festejo.
En una piedra alta donde se podía contemplar aún mejor las estrellas y se veía todo el campamento a la perfección, Degel mantenía su cabeza recostada en el hombro de su amado gitano Kardia.
El pelirrojo decidió acabar con el cómodo silencio que tenían con una pregunta.
—¿Kardia...como crees que será nuestro hijo?
El patriarca puso su mano decorada de artesanías en su mentón intentando procesar y responder a la pregunta de su amado francés.
—No se cómo se vea, espero como tu ya que eres el más lindo de los dos—Le guiño el ojo, y el menor rodó los ojos con una sonrisa, siempre salía con algún coqueteo—Pero se que será feliz y sobretodo amado, también todo por lo que he trabajado en años será suyo, mi etnia será suya.
—Yo quiero que sea libre, quiero que tenga todo lo que yo nunca tuve y apenas vivo, quiero que mi hijo sea como tú...—Le sonrío mirándolo con amor, aún si creer lo feliz que era gracias a ese hermoso hombre de ojos azul con tinte escarlata.
—Lo será amado mío, pero de verdad espero que se parezca a ti preciosura—Se rió al ver qué logro sonrojar a su esposo y tomo su abultado abdomen recibiendo una patada.
Esa noche gozaron de su pasión bajo el firmamento aún con la duda que les rondaba, no podían esperar para conocer y criar a su bebé.
¿Cómo será nuestro hijo?
~•———🔸———•~
19 años después.
Los pájaros cantaban anunciando un nuevo día, el sol empezaba a asomarse entre las llanuras de la cruz del norte, sin embargo a Camus no lo despertó el amanecer, el motivo de su espabilar fue un manotazo cortesía de su gitano.
Miro al rubio que dormía sin remordimientos después de haberle golpeado inconscientemente, con un suspiro salió de su carpa para estirarse un poco, amaba a su Gitano pero odiaba su mal dormir.
Desde que vivía en el campamento se le había hecho costumbre contemplar los arreboles, además ya era una rutina casi diaria despertar por culpa de Milo, se estiró un poco la libertad era increíble pero ahora que era completamente suya había llegado a una conclusión...
Nada era perfecto, su espalda le dolía por dormir en cojines, aunque le daba demasiada vergüenza admitirlo pues todos los gitanos solo confirmarían lo que la mayoría pensaba de el, que solo era un riquillo que le había quitado el puesto a Sísifo.
Camus se estremeció con un abrazo a sus espaldas —Te diría buenos días pero ya supongo que arruine tu sueño con mi mal dormir—Rio nerviosamente.
—Ya estoy acostumbrado, gracias a ti puedo ver este hermoso amanecer a diario.
—Cami despreocúpate un poco estás muy tenso—Le masajeó la espalda para destensar su cuerpo.
El pelirrojo suspiro, la verdad era que se le estaba haciendo difícil la adaptación en su nueva vida ¡Absolutamente todo se le dificultaba! Desde usar ropa a la que no acostumbraba, dormir, comer y lo peor era tener que lidiar con los gitanos que lo veían como un intruso pese a que contaba con el apoyo de Milo, Aioria y Sísifo.
Se dio cuenta que era una persona bastante introvertida que solo salía de su zona de confort con Milo, parece que la personalidad que optó en sus días de cantina permaneció en el arraigada, además ahora que era completamente libre tenia más responsabilidades que nunca, eso de ser el patriarca no era sencillo.
Recordó una conversación que tuvo con Sísifo un par de meses atrás.
~En la carpa donde estaban las provisiones el anterior patriarca hacía un inventario, Camus le ayudaba ya que las matemáticas eran su fuerte, era un tarea que le correspondía y de las pocas que lograba desempeñar con éxito, no sabía sobre leer la suerte, ni a dónde dirigirse o cueles rutas eran menores pues nunca había viajado.
—Señor Sísifo realmente no me siento listo para un cargo tan importante como lo es ser el patriarca, le pido que continúe usted con el patriarcado...la mayoría de tareas las sigue haciendo, no soy de mucha utilidad —Bajo la vista sintiendose algo desanimado por su incompetencia—Ademas nadie me quiere, usted se ha ganado su respeto.
El castaño le sonrió con ternura y acaricio sus hebras tan rojas como la sangre—Camus eres el heredero legitimo de nuestra humilde etnia, tus padres jamás me perdonarían si te quitará lo que es tuyo, ahora que se que estás vivo no puedo considerarme patriarca.
—No quiero serlo...no lo estoy haciendo bien.
—Por su puesto que quieres, esta etnia está arraigada a tu alma, por ello tu preocupación por hacer un buen trabajo, tranquilo querido, el respeto se gana y se que todos veran lo que Milo y yo ya vemos...que estás hecho para esto y lo harás increíble.
—Gracias señor Sísifo—Le sonrió sinceramente agradecido esperando que sus palabras se hicieran realidad.
Temía no ser un buen líder y llevar dignamente el legado de sus padres.~
La voz de Milo lo volvió a la realidad—Vamonos.
—¿Que?—Pregunto confundido.
—Has tenido muchas responsabilidades últimamente, te mereces un descanso, se de un sitio que te encantará—Le sonrió con picardía y el galo lo miro con ojos acusatorios sabiendo por dónde iba la proposición —¡Mi amor no me mires así! Es un sitio lindo no es para eso...ya sabes.
Y es que desde el primer día en que Milo desvirgo a Camus no habían parado con sus encuentros pasionales, por ello rondaba otro rumor en la etnia de que el nuevo patriarca solo era bueno en la cama.
—Milo no creo que sea correcto irme...debo estar al tanto de todo si me voy fallare nuevamente como lider—Dudo aunque internamente si anhelaba un respiro.
—Seran solo unos días, vamos mi cielo te lo mereces, cuando vuelvas lo harás mucho mejor —Lo beso dulcemente y termino por convencerlo.
—Esta bien, debemos avísale al señor Sísifo.
De ese modo el par de jóvenes se encaminaron a un pequeño viaje lejos de las responsabilidades del pelirrojo que ahora era libre pero a la vez se sentía atado y tenso, tomaron un tren que duraría un par de horas hasta llegar a su destino.
El joven patriarca se recostó en el hombro de su amado e instantes después se quedó dormido sintiéndose seguro y en paz, Milo acaricio sus cabellos con delicadeza contemplando con la misma admiración de la primera vez su rostro etéreo, sus pestañas largas con destellos pelirrojos, unas sutiles y casi invisibles pecas que estaba seguro solo el había notado que tenía porque siempre lo detallaba y estaba cerca suyo, suspiro con alivio aún sin creer que estaba viviendo en carne propia la maravilla de estar juntos, pensó que moriría y que la idea devolverlo a ver solo sería un último delirio de su limbo.
Milo agradecía lo que vivió, había aprendido a valorar todo y aún más a su primer y último amado, le volvió a besar la cabeza con adoración, en Camus había encontrado su paraíso unipersonal.
—Cam llegamos...—Lo despertaba después de unas horas el pelirrojo se estiró y miro a través de la ventana.
Era un prado verde como muchos, podían entrar en cualquier lugar, bajaron del tren y empezaron a caminar un poco, aún no tenía idea donde estaban, iría a dónde sea con Milo ciegamente solamente tenía curiosidad —¿Dónde estamos?
—Bienvenido a Groussherzogtum Lëtzebuerg—Se rió al ver su cara—O Luxemburgo, no nos fuimos muy lejos de francia no te preocupes.
—¿Ya habías venido?—Pregunto curioso siguiéndole el paso.
—Hace un par de años, estaba aburrido con Aioria y decidimos venir, Aioros no nos acompaño porque prefirió quedarse en el campamento con sus conquistas, te traje aquí porque es uno de los sitios mas lindos que he conocido, justamente estamos llegando a esa parte en especifico, cierra los ojos—Milo optó por poner sus manos en los ojos de Camus que se dejó guiar.
—Milo, me voy a caer —Se rió felizmente dejándose llevar por el caminó rocoso.
—Nunca te dejaría caer, me ofende que no confíes en mi—Dramatizo.
—Sin dramas por favor —Lo corto el galo sabiendo como era—Desde que nos conocimos te he seguido sin saber a dónde voy, claro que confío en ti.
—Por eso te amo—Retiro sus manos y lo besó fugazmente —¡Taran!—Exclamo estusiasmado—Bienvenido al lugar más bello del mundo.
—Es bellísimo...—Se quedó pasmado mirando el paisaje frente a el.
El sonido de una leve cascada chocaba con la cristalina agua del lago, un arco de piedra estaba sobre sus cabezas, estaban entrando en otoño y algunas plantas verdes se habían pintado de naranja y amarillo, olía muy bien, tal vez no era un sitio conocido pero a Camus le pareció digno de ser una maravilla más del mundo.
—Este lugar nadie lo conoce a excepción de Aioria y yo, no lo quisimos compartir con la etnia pues prometimos que algún día traeriamos a nuestra persona amada aquí, aunque dudo que ese parco león algún día se enamore —Se rió recordando a su amigo renegando del amor que volvía a las personas idiotas —Por fin estás aquí Camus.
—Gracias por traerme—Le dio una bella sonrisa, de esas que solo Milo disfrutaba.
—Entremos mi amor, el agua está increíblemente limpia, más tarde iremos a una posada que conozco.
Ambos se quitaron sus camisas y zapatos quedando únicamente en pantalones, Camus sujeto su cabello rojo en la pañoleta que era de Milo y este le había obsequiado, jugaron como si fueran un par de niños riendo en el agua, cuando empezó a atardecer sus corazones también se sintieron más cálidos y unieron sus labios en un beso que desencadenó su ardiente libido.
El rubio sujeto el cabello húmedo del pelirrojo entre su mano mientras que con la otra lo tomaba de la cintura pegando sus cuerpos, la lengua del mayor exploraba con descaro los confines de su boca.
—Mmh—Gimio ahogado el patriarca al sentir el despierto sexo de su novio.
—Quieres Cam...prometi que no haríamos nada pero si me lo pides puedo hacer una excepción.
—Eres un cínico, claro que quiero.
El gitano sonrió de lado, con maestría de deshizo de las únicas prendas que los cubrían, Camus termino con la cara en una piedra del lago gimiendo mientras su novio lo estimulaba de distintas maneras a la perfección para enloquecerlo, Milo sabía cómo y dónde tocarlo.
Después de minutos de placer por fin sintió su interior siendo invadido por el gitano que entró suavemente para no lastimarlo, aunque sus cuerpos ya se conocían y lo recibia sin chistar.
Milo empezó a acelerar sus estocadas tocando ese punto dulce una y otra vez, el sonido de sus bolas chocando con los redondos glúteos de su gema rubí se perdían estre el sonido de la cascada y sus gemidos, el francés en medio de su éxtasis sentó al mayor en la piedra y dándole la espalda empezó a saltar sobre la intimidad del rubio que veía fascinado la escena cortesía de su amor.
La piel blanca de Camus le encantaba, lo tomaba de la cintura profundizando las estocadas, su cabello rojo le llegaba hasta los glúteos que revotaban en su falo, si a eso le sumaba el paisaje era como si estuviera con ser majestuoso y sensual que escapó de los confines de Eros.
Después de horas de cambio de posiciones ambos terminaron llegando al orgasmo con la del misionero, Camus se corrió en el abdomen de Milo, contrajo de tal manera sus paredes anales que el rubio termino por acabar en su interior, con la respiración agitada ambos terminaron acostados en la piedra que les había hecho de soporte, ya se había hecho de noche, sin embargo la luna llena y algunos faroles del pueblo cercano iluminaban los alrededores.
—Camus serás mi muerte, ¿Cómo haces para que me gustes de está manera?
—Lo mismo te digo mon amour...—Se abrazaban con sus pieles desnudas enredados como un solo individuo—Creo que jamás me cansaré de esto.
—Que suerte que aprendimos—Dijo algo incómodo recordando tiempo pasado.
—¿Recuerdas nuestra primera vez?—Rio el pelirrojo.
—Dioses, fue traumante.
—Lo bueno es que pasamos eso para poder llegar a este punto.
Milo asintió recordando la primera vez que ambos perdieron su virginidad, Estaban en la carpa, ya hace varias noches dormían en el mismo lugar y ésa en específico simplemente no pudieron contener más la tempestad de su deseo, sin embargo al ser inexpertos Milo termino lastimando a Camus que rogo porque saliera, además no duro nada para venirse dentro del pelirrojo, pese a todos los errores e inexperiencia fue significativo y romántico para ambos ser uno en cuerpo además del alma.
Sin embargo se habian animado a continuar explorandose y conociéndose, ahora eran adictos a su pasión.
—¿Te parece si nos vamos a la posada? Podrían salir animales nocturnos —Sugirio el rubio aún sin levantarse pues amaba estar así con su rubí.
—Si vamos, empieza a hacer frío.
Ambos fueron a una cabaña que rentaba habitaciones pues Milo sabía que Camus extrañaba dormir en camas normales, antes de dormir terminaron nuevamente haciendo el amor hasta por fin caer rendidos, al día siguiente y por un par de días posterioriores pasearon por el pueblo de Luxemburgo disfrutando de ver nuevos paisajes y comer distintas comidas desconocidas, si había algo que Camus amaba de su nueva vida en libertad era conocer el mundo de la mano de su amado gitano.
Después de días volvian a pisar la cruz del norte pues pronto tendrían que partir ya que tenían mucho tiempo establecidos ahí sin embargo al llegar no los esperaba una grata bienvenida.
—¡Milo, Camus!—Se les acercó Aioria corriendo en su rostro estaba pintada la preocupación—Que bueno que llegan ha ocurrido una tragedia.
—Calmate Ria, dinos que sucedió —Lo tomo del hombro su amigo.
—¿Dónde está el señor Sísifo?—Pregunto el patriarca preocupado.
—Mi padre se tuvo que ir de emergencia, mi hermano lo vino a buscar era una situación de vida o muerte.
—Entiendo, pero dinos ya que sucedió —Pidio el pelirrojo exasperado sintiéndose responsable por evadir sus responsabilidades.
—Llego un terrateniente con un grupo armado, alegó que estás tierras eran suyas y por eso estaban siendo invadidas, según debíamos pagar el costo, tratamos de hacerle entender que nos iríamos pronto pero aún así nos amenazó y no solo eso...¡Se llevó todas nuestras municiones! Hace poco hicimos una feria gitana, no tenemos material para volver a hacer una y recaudar fondos, también se llevó nuestras pertenencias de valor.
—¡Que demonios! Quién putas es ese sujeto—El mayor estaba alterado.
—Milo cálmate, Aioria dijo cuál era su nombre—Pregunto serio intentando pensar en una solución.
—Surt de Eikschnir.
Camus se estremeció creyendo haber escuchado ese nombre pero no recordaba de dónde, sin perder el tiempo se alisto y se dispuso a dirigirse al pueblo en busca del terrateniente en la zona alta de la cruz del norte, Milo insistió en acompañarlo pero el galo se negó.
—No mi amor, por favor quédate y ayudame a qué todos mantengan la calma, esto debo solucionarlo por mi cuenta, aunque nadie cuente conmigo yo soy el patriarca.
—Y yo el futuro esposo del patriarca cuenta conmigo cami, se que todo saldrá bien confío en ti mi amor.
—¿Me acabas de proponer matrimonio?—Pregunto con las mejillas coloradas, no se vio venir eso.
La cara de Milo también se calentó —No, lo haré más digno pero vete preparando Camus algún día no muy lejano nos vamos a casar, si me aceptas claro...—Movio el pie nervioso.
—Cuando ese día llegue te daré mi respuesta —Se encamino a la salida de la montaña con una sonrisa sincera adornando sus labios, Milo lo siguió anonadado.
—Eso es un si o un no—Pregunto ansioso.
—Dijiste que preguntarás otro día, nos vemos pronto Mon amour—Salio de su campo de visión haciéndolo espabilar de su ensoñación listo para ayudar a calmar la preocupación colectiva de la etnia.
Botas corte alto marrones, pantalón negro entallado, una camisa blanca abierta en cuello V, pulseras artesanales decorando sus brazos y la pañoleta roja de Milo en su frente que se confundía con su cabello, el patriarca de los gitanos pisaba la zona alta de la cruz del norte.
—Buenas tardes, estoy buscando al terrateniente Surt—Se dirigió al portero de la urbanización que lo miro de arriba a bajo.
—El señor Surt no habla con gitanos—Lo corto despectivamente, cuando el ahora gitano iba a replicar el sonido de un caballo de galope fino llamo la atención de ambos.
—Esta vez haré una excepción, déjanos pasar —Se bajo de su corcel blanco y Camus le miraba sorprendido, este hombre era el cliente recurrente de la cantina que tantas veces rechazo —Asi que los rumores eran ciertos, el mago del hielo es en realidad el patriarca de los gitanos de la cruz del norte.
—Si soy yo Surt, vine para hablar de negocios.
—Te estaba esperando adelante Cami—Le hizo un ademán para que entrara primero, el galo uso su autocontrol para no reprocharle por usar ese seudónimo que solo le permite usar a Milo—Tengo curiosidad como de un simple mesero de un bar de mala muerte pasaste a ser un patriarca de la etnia de gitanos más grande conocida hasta el momento.
—Te recuerdo Surt que en ese bar de mala muerte parabas todos los días—Le dijo algo molesto de que ofendiera el lugar de quién le tendió la mano cuando más lo necesitaba.
—Solo iba por ti, sabes me indigno que un mesero me rechazara tan abiertamente siendo un hombre poderoso, pero míranos ahora, tu mismo viniste a buscarme—Le abrió la puerta de la gran mansión con sorna jactandose de su riqueza, a Camus no le sorprendía en lo más mínimo, de hecho la alcaldía donde vivió toda su vida era el triple de grande.
—Creo que estás confundiendo las cosas terrateniente, no viene a buscarte a ti, como te mencioné en la entrada vine a qué hablemos de negocios.
—Bien te escucharé, pero primero comamos algo—Hizo sonar una campana y los sirvientes de inmediato trajeron una variedad de postres a la lujosa sala, al anfitrión le sorprendió que el gitano sabía usar a la perfección los cubiertos adecuados para cada postre ¿Quién era realmente?—Aunque seas el líder de un grupo menor no es la gran cosa, tu puedes ser el dueño de todo esto Camil piénsalo.
—Mi nombre es Camus, y nuevamente se desvia del motivo de mi visita, negocios. Se que mi etnia invadió propiedad privada en nombre de todos le ofrezco una disculpa, se que debemos pagar una multa pero usted sabe que todo lo que tomo del campamento fue excesivo, vengo por lo que nos pertenece sin quitarle lo que por derecho le corresponde por usar por un tiempo determinado sus tierras.
—Hagamos un trato, te conviertes en mi consorte y le devuelvo todo a los gitanos, hasta les doy esa tierra para que no andén deambulando, me sobran... piénsalo Camus tú el dueño de todo esto, te daré lo mejor de lo mejor, desde comidas, tierras hasta las mejores ropas para que te quites esos harapos que no le hacen justicia a tu belleza.
—Para empezar los gitanos somos nómadas, nuestra vida consiste en no establecernos en un lugar en específico, no me sorprende con su riqueza Surt, no ofenda mis orígenes, soy un gitano y me enorgullezco de eso además...yo estoy comprometido.
—¿Que? Ningún hombre me llega ni a los talones, agradece que te voy a dar la oportunidad de ser alguien.
—Ya soy alguien, soy el patriarca de los gitanos y futuro esposo de mi amor.
El terrateniente sintió venas de molestia aparecer en su frente ese infeliz siempre lo rechazaba una y otra vez —No te voy a devolver nada, vete por dónde viniste y continúa siendo un miserable.
—Para mi miserable es aquel que roba lo que a otros les costo conseguir.
Surt se levantó de su asiento con irá —¡Que insunuas!
—Nada, es solo un dicho de un famoso filósofo, veo que usted no va a seder, yo tampoco lo haré Surt.
Una idea surco la mente del terrateniente —Te ofrezco una apuesta, si ganas te llevas lo que era de ustedes adicional a unas yeguas y mi tierra de la Cruz del norte, pero si pierdes te casas conmigo.
—¿Que apostaremos?—Pregunto con desconfianza.
—Un simple partido de ajedrez.
Surt sonrió de lado seguro de su victoria, el ajedrez era un juego de concentración e inteligencia nata, desde que era un niño había recibido la mejor educación y tenía algunos premios por destacar en el juego mental, además un Gitano iletrado ex mesero de un bar de mala muerte no tenía oportunidad contra el, esa belleza sería su consorte.
—Me parece razonable, sin embargo antes de empezar el partido quiero que firme un contrato con su sello asegurando que se cumplirán las pautas de esta apuesta, además de que me dé su palabra de caballero.
El terrateniente se sorprendió de que aquel gitano supiera de los contratos con sello, era un código moral de la clase alta...parece que se había ilustrado antes de venir a hablar con el.
—Acepto.
—De ser así también acepto.
El juego de madera de pino fue puesto en la mesa, los segundos pasaban hasta volverse minutos y los minutos en horas, ambos analizaba muy bien sus movimientos, la noche empezaba a caer cuando la voz de uno se volvió a escuchar.
—Jaque mate—El pelirrojo abrió los ojos en grande, había perdido.
—Eres la primera persona que me gana en ajedrez —Comento verdaderamente impresionado—¿Quién eres realmente Camus?
—Ya te lo dije...Soy el patriarca de los gitanos Surt.
El terrateniente suspiro sintiéndose un idiota por haber subestimado a este joven, definitivamente era una caja de sorpresas por eso le gustaba tanto —Soy un caballero además use mi sello en el contrato me has ganado patriarca, si algún día cambias de opinión mi propuesta seguirá abierta para ti.
—Eres un hombre digno, espero que encuentres a alguien que te ame, yo no lo seré jamás mi corazón ya tiene dueño, adiós Surt.
Camus pisaba nuevamente la montaña donde estaba su campamento, la fogata iluminaba las carpas vacías, Milo al verlo corrió a su encuentro.
—Me tenías preocupado Cam, te perdiste por horas estuve apunto de ir a buscarte, ya volvió Sísifo—Lo tomo de las mejillas viéndolo con devoción.
—Patriarca, ya Aioria me puso al tanto de lo sucedido le pido perdón por mi ausencia todo es mi culpa, la vida de mi nieto corría peligro—Hablo el castaño avergonzado por la tragedia que se desató en su ausencia.
—No diga eso señor Sísifo ¿Saga se encuentra bien?—Pregunto preocupado por su amigo, pronto lo iría a visitar.
—Por suerte llegué a tiempo, te tengo que hablar del mal de ojo negro gitano.
Camus suspiro, otra cosa que desconocía. La atención de todos los gitanos se poso en los carruajes que venían detrás del pelirrojo, la mayoría se puso a la defensiva pues recordaban que eran del terrateniente que hace unos días les había quitado todo.
—¡No se asusten por favor, vienen en son de paz!—Aviso el joven patriarca.
Los lacayos de Surt bajaban todas las pertenencias y materiales que les habían arrebatado, además atrás venían unos hombres montando 5 maravillosas yeguas que ahora les facilitarían los viajes. Los hombres dejaron lo encomendado por su jefe y se fueron, en un principio Camus no iba a aceptar el título de la tierra pero Surt insistió en que ahora le pertenecía pues se lo había ganado de manera justa.
—Cam que significa esto...—Dijo Milo atónito como todos los demás.
El pelirrojo se vio obligado a dar un respiro y estremecer al campamento con su voz de lider—Hemos recuperando lo que nos pertenece, tuve un duelo con el terrateniente y ahora estás yeguas y tierra también son nuestras, por favor no se preocupen más estaremos bien, se que no he sido el mejor líder y me falta mucho por aprender, y aunque no lo crean yo amo a esta etnia y hare lo que pueda por ella, también les quiero pedir ayuda para aprender más de nuestra cultura y ser digno de llamarme patriarca.
—Es más que evidente que eres digno de ese nombre—Dijo Sísifo.
—¡Gracias patriarca Camus!
—¡Que viva el Patriarca!
—¡A danzar gitanos!
Por fin el pelirrojo había roto las barreras que el mismo se había puesto por miedo a lo desconocido, los gitanos empezaron a tocar las panderetas para iniciar la celebración, los ojos azules de Milo brillaban con intensidad perdido en la imagen de su amado bailando riendo abiertamente, lo amaba, amaba verlo ser libre y reír, era el más afortunado por haberlo conocido, tantas adversidades valieron la pena si podía pasar el resto de su vida con el.
A los poco días marcharon de la cruz del norte cerrando una etapa en sus vidas...lo único que quedó en esa montaña que ahora les pertenecía eran dos piedras talladas con los nombres de Kardia y Degel con flores silvestres a su alrededor.
¿Cómo será nuestro hijo?
El hijo de Kardia y Degel es el patriarca, la luz de los ojos del gitano Milo, la viva imagen del francés con el espíritu inquebrantable del patriarca heleno.
Su hijo era libre.
Su hijo siempre tuvo y tendría un corazón de tempestad...
Fin.
Curiosidades y datos extras:
•Milo y Camus se casaron en Luxemburgo en aquel mágico lugar, únicamente estaban ellos y Sísifo que los bendijo en unión gitana.
•Aioros y Saga tuvieron un total de 5 hijos: Tenma, Seiya, Touma, Arlés y Seika.
•Aioria y Shaka se establecieron en el Samsara, el león se supo ganar a Shijima y Defteros que los dejaron después de muchos celos vivir su amor.
•Años después de viajar Camus quedó encinta de Milo su primogénito es Hyoga.
•Aioria y Shaka después de mucho tiempo tuvieron a Regulus.
•Aioria y Aioros junto a sus familias visitaban de vez en cuando el campamento gitano.
•Kanon y Radamanthys tuvieron a Alone, el hijo mayor de Aioros y Saga Tenma tiene sentimientos más allá de los fraternales hacía su primo.
•Aioria también llevo a Shaka al lago de Luxemburgo y le pidió matrimonio ahí.
•Arlés es la adoración de Caín. Tienen rasgos físicos parecidos curiosamente.
•En una visita a su hermano Aioria en la que fue Caín por petición de su nieto adorado, conoció a Shijima, de ahí lo demás es historia entre el cascarrabias pelirrojo y el ex malvado abuelo Caín.
•Kanon no le quiso dar más hijos a Radamanthys, no sabe cómo su hermano pudo tener 5.
•Asmita conoció diferentes mares junto a Defteros hasta que la vejez se los permitió.
•Años después en el lecho de muerte de Aspros, Camus fue a la cárcel y lo perdono de corazón para su paz unipersonal.
Ahora sí hemos llegado al cierre de esta historia, solo me queda darles las gracias por sus comentarios y Votos, nos leemos en otra historia abracitos virtuales, espero que hayan disfrutado corazón de tempestad tanto como yo escribiendo.❤️
Gifer1710~
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