Capítulo 23.
Caín daba vueltas en la sala de su mansión con irá, tenía una carrera de yeguas en la que había apostado una parte del poco dinero que ahora administraba, su apuesta iba por Saga ya que era execelente jinete pero este no se encontraba bien.
El Gemelo había sufrido un desmayo en la mañana, en ese momento se encontraba vomitando, además una gran tristeza embargaba su corazón, atribuyó que su malestar era por la misma infelicidad que cargaba consigo.
Salió del baño blanco como un papel para enfrentar los reproches de su padre.
—Si me haces perder está carrera te vas a arrepentir.
—No me siento bien para competir hoy, déjame tranquilo.
—No estás cumpliendo con tu parte del trato, recuerda que se dónde está ese castaño—Lo amenazó y el gemelo se estremeció ante la mencion de su amado.
—Deja tus artimañas padre, realmente no me siento bien pero si aún así quieres que compita lo haré, quieres que sea tu hijo y heredero pero no me tratas como tal.
El joven Pólux aún con el estómago revuelto fue el ganador de la carrera, al bajar del corcel todos lo felicitaban y su padre le hacía señas para que mostrará una sonrisa, su cuerpo estaba ahí pero su mente solo estaba con su amado gitano que lo hizo tan inmensamente feliz, pero lo amaba y no quería que sufriera daños por estar con el, tal vez Aioros solo sería un hermoso momento de su patética vida, un recuerdo Preciado.
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Aioria corría despavorido en desesperación como si con eso pudiera acortar la gran distancia que tenía para ir por ayuda, la vida de su mejor amigo estaba en sus manos.
Tan apresurado estaba que no vio a una persona que estaba en sus mismas condiciones corriendo en lado opuesto con la misma intensidad hasta que chocaron, El rubio cenizo sobaba su cabeza por el buen golpe que se dio y al levantar la mirada vio al sujeto con el que se topó imitando su acción y no daba crédito a quien tenía al frente.
—¡Aioros!
—¡Aioria!
—¿Hermanito que haces aquí? Te extrañé mucho —El mayor se acercó con los brazos extendidos para abrazarlo pero se impresionó cuando un puño limpió dio con su mejilla.
—¡Regalado estúpido, me dejaste!—Grito molesto con su hermano.
—Ria deja de ser dramático podías volver con nuestro padre tu solo—Dijo tranquilo pues sabía cómo era de dramático su hermano, además el golpe ni siquiera fue fuerte.
—No te justifiques Aioros, me dejaste por irte de pica flor, apuesto que ni pensaste en mi mientras andabas en tus andanzas—Reprocho con la boca en puchero.
El Gitano mayor rascó su mejilla mientras reía algo incómodo sin ser capaz de mentir, los últimos tiempos realmente no había pensado mucho en su hermano—Lo siento Ría, no pensé que te molestará tanto era importante para mí, tengo mucho que contarte, encontré el verdadero amor.
El foco de Aioria se iluminó y se concentro en la situación actual —¡Por los dioses Aioros! No tenemos tiempo para babosadas del amor mientras no estabas sucedieron muchas cosas Milo está en peligro.
—¿¡MILO EN PELIGRO?!
El gitano menor se encargo de poner al día a su hermano contándole toda la situación, Aioros no daba crédito a todo lo que estaba escuchando pero no era momento para sorprenderse debían actuar cuanto antes, así juntos emprendieron su viaje a la Cruz del norte, su amado Saga tendría que esperar un poco más por el.
Ir a pie acampando les tomaría demasiado tiempo y no eran de clase social para contar con un carruaje, su opción más rápida y factible era en barco.
No tenían tanto dinero para pagar un boleto con clase, fue más un favor del tripulante que los dejo subir en la carbonera, una vez en movimiento y con la adrenalina más calmada el cuerpo de Aioros no aguanto más la fiebre y se desvaneció de a poco.
—¡Hermano!—Aioria lo sostuvo y se dió cuenta que estaba prendido en fiebre —Por los dioses estás enfermó.
—Estoy bien...—Tosio un poco —ahora lo importante es llegar a Francia con rapidez Milo cuenta con nosotros.
—Asi es, pero no podemos apresurar el barco, descansa en mi regazo—Dijo avergonzado, Aioros lo miraba con ternura.
—Eres muy considerado hermanito te quiero mucho —El menor tenía un puchero pues Aioros era como su figura paterna y ser cariñoso con su familia era vergonzoso.
—Si si, cupido deja de mirarme así y ven antes de que me arrepienta.
El castaño rió bajito y se acostó en las piernas de su hermano, instantes después se quedó profundamente dormido, el menor había conseguido un paño y un bol de agua tibia y se encargó de cambiarlos de su frente, por supuesto que amaba al cursi de su hermano con todo su corazón pero ¡dioses! Era un fastidioso empalagoso aún más cuando se enfermaba, lo tenía abrazado por la cintura, suspiro y sonrió un poco también lo había extrañado, acarició sus rizos húmedos castaños y cambio nuevamente la tela ya caliente por una fresca hasta que bajara su temperatura.
Las horas pasaron, ambos hermanos profundamente dormidos fueron despertados por la campana del barco. Estaba todo completamente oscuro, era ya de madrugada habían llegado a su destino.
—¡Pasajeros con destino a Francia! ¡Pasajeros Con destino a Francia!—Gritaba el capitán, ambos se miraron entre la oscuridad y asintieron al unisono para salir rápidamente antes de que el barco zarpara a su próximo destino.
Se bajaron justo a tiempo antes de que la gran nave se alejara, ahora estaban de madrugada en las afueras de Francia, todo estaba oscuro y una regla primordial de los los gitanos era "Jamas viajar de madrugada, el sol es nuestro compañero" pero no tenían tiempo para seguir sus ideales, empezaron a caminar la cruz del norte aun estaba a unas horas de distancia.
—Si llevamos buen ritmo es posible que lleguemos al amanecer —Comento Aioros con determinación—Debemos apresurarnos.
—Lo se, pero me preocupa tu salud.
—¡Que lindo mi Ria-Leon! —Dijo conmovido.
—¡Aioros no uses ese tonto apodo!—Grito avergonzado, ese apodo era el que le tenía cuando era un niño pues se la pasaba rugiendo.
—Jaja mi Ria-Leon estoy mucho mejor gracias a ti, note como por horas me cuidaste —Lo abrazo y empezó a besar su cabeza.
—¡Déjame tranquilooo! ¡Aioros empalagoso!—Al final dejo que el fastidioso lo abrazará hasta que estuviera satisfecho.
Los hermanos gitanos andaron por horas, el sol empezaba a mostrarse por el horizonte, ambos estaban completamente agotados pero la convicción de Salvar a su amigo era muy fuerte, sin embargo para un cuerpo convaleciente como el del gitano mayor que había presentando temperatura era difícil continuar con el ritmo, sus rodillas fallaron, Aioria estaba muy preocupado su hermano evidentemente estaba enfermo y el ritmo con el que estaban andando no era cosa de tomar a la ligera, quería salvar a su mejor amigo pero no podía hacerlo a costa de su hermano.
—Aio descansemos un poco, ya pronto llegaremos se que nuestro padre nos va a ayudar —Puso su mano en la espalda del mayor que respiraba agitado con la frente perlada en sudor.
—Solo...—Tomo aire para poder continuar hablando—Solo necesito algo de agua, un poco de agua y continuamos Ria, Milo es nuestra prioridad.
—Hermano...—Aioria lo miro con aprensión pero sabía que tenía razón, dirigió su vista al rededor y no vio nada que les pudiera servir, solo una vieja taberna pero estaba cerrada a tan tempranas horas.
Aún así Aioria apoyo al mayor en su cuerpo y se dirigio a ese único lugar, tocó la puerta y espero pero nadie salía, con insistencia volvió a tocar.
Camus que se encontraba profundamente dormido soñando como se le había hecho costumbre con ese gitano de cabellos de oro abrió los ojos extrañado por el insistente sonido de la puerta, parpadeo un par de veces y se levantó con algo de molestia por tal escándalo, era el único que estaba ahí pues el dueño tenía su familia.
Abrió una pequeña ventanilla de madera que solo mostraba sus ojos rubí y se encontró con dos jóvenes en la entrada, uno apoyado del otro, seguramente un par de ebrios que buscaban continuar bebiendo.
—Esta cerrado, vuelvan después —Cerro la ventanilla sin darles tiempo de hablar y aseguro más la puerta en caso de que se pusieran intensos, tratar con borrachos era complicado y últimamente había adquirido experiencia en ello.
—¡Espere por favor! Solamente queremos comprar un vaso de agua...bueno realmente no tenemos dinero...—Empezo a murmurar.
Camus pareció pensarlo pero aún así se mantuvo firme—Dije que está cerrado —Se reprochó a si mismo, ser blando no llevaba a nada bueno, tal vez esos sujetos no tenías buenas intenciones y el estaba solo y le podían hacer daño, ya jamás sería tan ingenuo.
—Por favor, mi hermano no está bien solo necesitamos un vaso de agua...ablande su corazón por favor —La voz de Aioria se quebró un poco, estaba asustado era solo un jovencito y tenía tantas cargas sobre si, la vida de su mejor amigo peligraba y su hermano estaba mal.
Camus se estremeció un poco y maldiciendose a si mismo por seguir siendo blando abrió la puerta y los dejo pasar.
Los dirigió hasta una de las mesas y fue por agua y de sus frutas y los puso a disposición de los dos jóvenes, realmente se veía algo enfermo el mayor, no estaban borrachos, se mantuvo al margen un poco alejado esperando a que terminaran y se marcharán.
Aioros que tenía horas caminando con fiebre intermitente y sin hidratarse de manera adecuada se bebió tres vasos sintiendo como su cuerpo se reavitalizaba, Aioria respiro más tranquilo.
—Debemos continuar—Dijo el castaño.
—Aio cálmate un poco, come está fruta de nada sirve continuar y que a unas millas te desvanezcas otra vez—Regaño su hermano menor, cuando se lo proponía era un terco completamente.
—¡No Ria! Milo cuenta con nosotros tenemos que apresurarnos con nuestro padre Sísifo.
—Disculpen...¿Dijeron Milo?—Camus que no estaba pendiente de la conversación no puso evitar oír ese nombre y preguntar.
Los hermanos lo miraron con extrañeza —Si, Milo...es nuestro hermano gitano ¿Lo conociste?
El galo no supo que contestar...—¿Esta el bien? Que es de su vida...
—Lo siento no podemos darte mucha información, pero podría estar mejor, nos tenemos que ir —Aioros se puso de pie y le siguió Aioria, ya habían perdido demasiado tiempo y debían ser cuidadosos con lo que decían debido a la situación actual.
—¡Esperen! Yo solamente quiero saber si está bien, si es feliz—Sus ahora siempre fríos ojos adquirieron un brillo ardiente, ese gitano era su maldita debilidad.
—¿Quién eres?—El gitano menor lo detallo mejor, joven y hermoso pero lo que parecío cuestionarse más eran esos ojos tan rojos y vino a su mente "mi rubí" además era sumamente parecido a la persona del cuadro en la alcaldía podría ser...—¿Camus?
—¿Me conoces?—Pregunto con extrañeza.
—Por los dioses, las estrellas nos bendicen ¡Claro que te conocemos! Milo no hacía si no hablar de ti, es el Aioros es el amor de Milo.
—Que pequeño es el mundo —Comento el castaño con asombro.
—Una gran coincidencia.
—No creo en las coincidencias es el destino.
—Que extraño que no has empezado con tus babosadas del amor jajaja.
Los hermanos empezaron a conversar entre ellos ignorando la presencia del galo que no entendía nada, los interrumpió molesto.
—¡No me importa ese idiota, ya váyanse!—Sus mejillas estaban encendidas de furia.
—Wow Milin pero que hiciste...problemas en el paraíso—Aioros puso su mano en la quijada tratando de entender la situación y la ciencia del amor, Aioria se dio una palmada en la frente y se concentro en todo nuevamente.
—Camus tengo muchas cosas que decirte a nombre de Milo, realmente no pensé que te encontraría iba ir directamente con mi padre pero aún no se si eres tú, es decir según eras pelirrojo —Empezo a divagar y Camus ya estaba algo molesto por la absurda situación.
—Es tinte—Aclaro mostrando su cabello—Si soy yo, huimos juntos de Grecia.
—Jummmm no me convence.
—Si tal vez sea un infiltrado Ría.
—¡Cierto, solo le daremos información al rubí pelirrojo!—Reprocho el rubio cenizo.
Camus no podía creer que le iba a seguir el juego a ese par de tontos y lo que diría a continuación —Esperen un poco, se lava, mi cabello es rojo soy yo—Se abofeteaba internamente, el mago del hielo se iba a quitar su camuflaje para que dos idiotas desconocidos probablemente le dieran información sobre el gitano que lo desprecio y abando.
Suspiro, que bajo había caído.
Minutos después Camus con el cabello húmedo y rojo apareció.
—Ok no quedan dudas—Aprobo el mayor.
—Cam siéntate y escucha con atención...—Los hermanos tomaron seriedad para lo estaban apunto de decir.
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El cumpleaños de Asmita se acercaba, Defteros había decidido darle una sorpresa, se llevó a su hijo consigo pues este estaba algo decaído desde que su amigo se había ido de la alcaldía y no se había despedido, padre e hijo paseaban por las calles de Atenas en busqueda de un regalo que le pudiera agradar a su amado blondo.
Por su parte en la alcaldía el rubio mayor temblaba en su habitación pues le informaron que su esposo e hijo se habían ido, estar solo en su terrible oscuridad sin las voces de sus seres amados era una pesadilla, y su agonía entraba por esa puerta.
—Pero miren nada más...dejaron al invalido solito jajaja—Aspros aprovechó de ir por el pues hace dias que no le ponía una mano encima y lo extrañaba.
—Vete...vete...
—No no no Asmita parece que te has puesto rebelde, vengo a recordarte tu realidad, no te confundas, siempre serás mío cieguito.
—¡VETE ASPROS DEJAME EN PAZ, NO QUIERO, NO QUIERO!—Grito por primera vez.
Un puño certero le hizo callarse, Asmita sollozaba con temor—Infeliz, como osas oponerte, te voy a castigar.
Con facilidad Aspros bajo los pantalones del rubio y se enterró en su piel sin contemplación ni preparación, sus carnes chocaban con violencia y Asmita lloraba silenciosamente con tanto temor, no quería vivir más así, quería morirse odiaba su vida, siempre sería igual, un invalido indigno de su familia que no podía hacer nada para protegerlos al que solo pisotean, así su esposo estuviera en casa nada había cambiado, todo estaba igual.
Lloro y lloro mientras el gemelo de su esposo lo volvía a tomar, nada había cambiado... a veces quería hacerle caso a su consciencia que le decía que acabara con todo de una vez tirándose de aquel balcón, tal vez era lo mejor para todos.
Pero algo si había cambiado, después de años algo parecía haber sido movido, Calvera escucho unos gritos y corrió escaleras arriba temiendo que el señor Asmita se hubiera hecho daño por su ceguera, la mujer de servicio no podía creer lo que escucho y con su mano cubriendo su boca con los ojos abiertos en grande detrás de la puerta estaba siendo testigo de tal atrocidad.
Era espeluznante e inhumano...su señor Defteros debía saber esto.
Gifer1710~
ATENCIÓN PRÓXIMO CAPÍTULO EL FINAL.
AHHHHHH.
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