
Capítulo 10.
"Especial Aioros x Saga"
Aioros caminaba junto a Saga con una sonrisa, no podía estar más feliz, el menor desprendía una agradable fragancia a perfume y era tan elegante y bello que no podía evitar contemplarlo de más, Saga notaba sus miradas nada disimuladas y se empezaba a poner nervioso, ya no hablaba cuánta incoherencia se le pasará por la cabeza pero no ayudaba en nada esa cara de tonto.
—B-bueno—Empezo a hablar el gemelo algo nervioso, no entendía por qué ese gitano lo hacía actuar de ese modo—Ya pronto caerá la noche y creo que deberíamos pensar en dónde dormir.
—¿Mm?—Despavilo de sus pensamientos, estaba perdido en esa tonalidad de cabello tan exótica, bella e inusual ¿Sería igual de suave a como se veía? Quería tocarlo...
—Te decía que debemos buscar donde pasar la noche—Las mejillas del castaño enrojecieron de solo imaginar a ese bello joven entregándose al amor de eros junto a el—A dormír—Aclaro al ver su reacción.
—Yo pensaba acampar, tengo lo necesario en mi mochila pero no me gustaría pasarás mala noche o estuvieras incómodo, así que un hostal está bien—Dijo meditando, no soportaría que su amor no descansará o su suave piel tuviera contacto con suciedad.
—¿Estás insinuando que no soportaría dormir en la interperie?—Pregunto enojado, odiaba ser subestimado.
Aioros sudo frío sin saber que responder, no había dicho aquello con intenciones de molestarlo y ahora no sabía cómo emendar su error.
—Jeje no, no, para nada. Es solo que pues... pensé que no te gustaría ya sabes por la tierra, el frío, los bichos y las enfermedades, a lo largo de mi vida he pasado muchas noches de ese modo y no es por ofender no quiero que me mal entiendas pero no pareces de los jóvenes que hacen esas cosas, te ves mas como un muñequito de pastel—Termino sonriendo esperando haya entendido a lo quería llegar sin ofenderlo, Saga sintió una vena sobresalir de su frente y la sangre hervir.
—No soy ninguna flor primaveral o algún muñequito de pastel, soy un hombre fuerte y créame joven Aioros que puedo dormir como usted sin ningún problema, no me subestime—Dijo a la defensiva, el fue criado como un hombre fuerte y eso demostraría, no se permitiría verse frágil con nadie, esa parte suya solo la mantendría muy oculta dentro de si.
—Lamento haberte ofendido, no quise herir tus sentimientos—Bajo el rostro sintiéndose triste, era un hombre muy sentimental y haber hecho molestar al amor de su vida lo hacia sentir deprimido, a Saga se le ablando un poquito el corazón verlo tan arrepentido.
—Te perdonó, entonces dormiremos en la interperie, ya está decidido—Le mostró una pequeña sonrisa y con ese gesto basto para contentarlo.
Caminaron un poco hasta dar con un campo verde libre de población y allí el mayor armó una pequeña carpa, el calor le comenzaba a molestar así que se quitó su camisa dejando a la vista su tonificado torso, Saga que se encontraba prendiendo una fogata para calentar los pescados que habían atrapado recién de un río no pudo evitar dirigir su atención hacia el gitano, con cada uno de sus movimientos sus músculos se marcaban y las ligeras gotas de sudor perlaban esa piel canela, repentinamente el castaño voltio a su dirección y al verlo mirándolo le sonrió dulcemente mientras movía su mano a modo de saludó, el gemelo no supo por qué razón pero desvío la mirada sintiendo que de repente comenzaba a hacer más calor.
—Termine—Llego Aioros sonriendo con la emoción de un niño esperando ser felicitado por su amor platónico.
—Yo también acabe aquí, si quiere puede sentarse a comer—Dijo mientras le entregaba un palo con un pescado, Aioros arrugó un poco su rostro al ver el modo al que se dirigía a el.
—Saga...me gustaría que me hablaras de tu, solo tengo 23 años me haces sentir como un anciano, por cierto ¿Cuántos años tienes tu?—Pregunto interesado, quería saber más de él.
—Tengo 21, Aioros—Se sintió ligero al decir su nombre—El castaño sonrió al escucharlo llamarlo tan relajado y sin tanta formalidad, probo el pescado que cocino el menor y cerró los ojos sonriendo mientras degustaba.
—¡Cocinas tan bien!—Exclamo emocionado mientas sus ojos brillaban.
Saga se sintió embelesado con su personalidad tan entusiasta y extrovertida, es como si su sonrisa no se apagará con nada, y sus ojos brillaran sin importar el que, le gustaba ver personas tan felices pues estás eran lo que el no, ese joven parecía muy ajeno a el, como si estuviera en un mundo aparté dónde todo es color rosa con unicornios y caramelos.
—Gracias—Dijo un poco ruborizado, le halago que le haya gustado lo que preparo, en la mansión Polux tenía terminantemente prohibido pisar la cocina, pensó que tendría un sabor desastroso pero por lo visto no fue así.
Por parte de Aioros este estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para pasar bocado de Aquel pescado que estaba quemado y además insípido, aunque entraba en su paladar gustoso como el manjar más rico del mundo por el simple hecho de que lo preparo su amor, sería incapaz de no apreciar su comida, el que las haya tocado con sus manos de angel la hacia la mejor.
Comería esa comida insípida y quemada por el resto de su vida.
Después de acomodar todo ambos se adentraron a la pequeña carpa, Saga se reprendió por orgulloso pues ahora tendría que dormir muy cerca a ese gitano que no respetaba su espacio personal, hubiera dormido sin nada puesto como acostumbraba pero su pudor no le permitía hacer tal cosa en presencia del castaño, Aioros sentía que moriría de felicidad, dormiría con el amor de su vida ¡Era un sueño echo realidad!
Ambos se acostaron en aquella carpa con un par de cobijas, contrario a la tarde al caer la noche Grecia se puso helada, después de darse las buenas noches, Saga reconoció para si mismo que el gitano tenía razón, no era nada cómodo y además hacia un frío terrible, mientras el menor estaba incómodo deseando estar en su suave y caliente cama Aioros no podía estar más feliz, sentía la respiración de su acompañante y el calor que emanaba de su cuerpo, dormiría con una sonrisa.
Saga estornudo mientras de manera inconsciente temblaba y buscaba arroparse más con aquella tela, intentaba dormir pero no podía, Aioros se preocupo, no quería que enfermará, sabía que no era nada fácil dormir de ese modo.
—Hace frío...—Admitió el menor mientras se abrazaba a si mismo buscando ganar calor.
—Mucho...Sabes, creo que deberíamos abrazarnos para estar calientes, el calor corporal es el mejor, no sería bueno un resfriado en medio de nuestra búsqueda—Aunque moría por tenerlo en sus brazos esta vez lo decía sin dobles intenciones, el siempre dormía abrazado a sus amigos cuando viajaban con su campamento y así no pasaban frío—¿Nos abrazamos?
—No.
Se negó sin dudarlo, prefería pasar frío a tener contacto con un hombre, el solo debía hacer esas cosas con donceles y señoritas, no era bien visto...el también era un hombre.
Apesar de que se negó cuando ganaba sueño el mismo se aferró al cuerpo del castaño, Aioros sonrió enternecido y sin dudarlo lo abrazo contra su cuerpo, pudo tocar esa suave cabellera, sentir su respiración calma y apreciar de cerca sus finos rasgos...está era una noche ideal.
Todo era perfecto hasta que el sucumbió al mundo de los sueños, allí el pasado sus temores y recuerdos lo perseguían...
~"Un pequeño niño se ocultaba con su madre tras unos escombros, todo era felicidad en el campamento por el nacimiento del hijo del patriarca y futuro sucesor hasta que de repente se desató un infierno, las detonaciones no cesaban y todo era consumido por las llamas,el pequeño temblaba atemorizado por los gritos de auxilio y por ver su hogar echo cenizas, sin embargo en medio de aquel infierno se sentía seguro pues estaba con su mami.
La hermosa castaña de ojos claros mantenía a su pequeño abrazado para evitar siguiera viendo esa masacre, lo sentía temblar y verlo de ese modo partía su corazón, ella también estaba asustada pero tenía que ser fuerte por su niño, no podían escapar por ahora pues habían pelotones armados por doquier, esperaría y lo que podía hacer mientas era ocultarse para salir ilesa, esperaba su amado Sísifo estuviera vivo para que se reencontrarán los tres para ser felices como solían serlo.
Todo apuntaba a que saldrían ilesos pero lamentablemente un grupo de hombres armados iban hacia su escondite, no podía permitir que lastimaran a su pequeño ángel.
—Aioros mi cielo mírame...—Le hablo en un Susurro, el menor levantó la cabeza y se encontró con la bella sonrisa de su progenitora, por un momento se perdió en ella y en verdad creyó que nada malo estaba pasando y todo estaría bien—Hijo tienes que quedarte aquí quieto sin hacer ruido hasta que veas que todos estos hombres se van ¿Entiendes?
—¿Cómo cuando jugamos juntos a las escondidas mami?—Pregunto sin entender.
—¡Si! Mi cielo tienes que jugar a las escondidas, yo...yo no sé si pueda buscarte pero estoy segura que tu papá ganará como siempre.
—Mami juguemos otro día, tengo miedo y no quiero que te escondas—Tomo con su manito la falda de su madre que se empezaba a poner de pie, las pisadas cada vez se escuchaban más cerca.
—Lo siento mi cielo...nunca olvides lo mucho que te amo y jamás dejes de ser ese niño que ilumina mis días—Dio un beso en su frente y se fue.
El pequeño la vio partir con un hueco en su corazón pero lo que presenció lo dejaría marcado de por vida, aquellos hombres malos tenían sujeta a su mami, vio en cámara lenta como cada uno de ellos la golpeaba sin piedad, quería ir hacia allá y evitarlo pero sus pies no le respondían, su cuerpo temblaba sin control y las lágrimas fluían con intensidad, quería gritar pero su voz no salió, vio como su mamá dejo de moverse y esos hombres se iban, duro bastante en acercarse pues la crisis nerviosa que estaba sufriendo no le dejaba avanzar, cuando se acercó por completo a pasos agigantados y la respiración entrecortada su mundo se vino abajo, su mami estaba muerta...su rostro era irreconocible y su sangre bañaba el suelo.
—No...—Dijo en su susurro, el dolor que lo embargaba no era normal—¡No mami, Nooo!~"
—¡Nooo!—Se despertó de golpe temblando como gelatina, estaba bañado en sudor, gruesas lágrimas bajaban por sus ojos azules mientras sentía que la respiración le faltaba.
Saga había despertado y vio a Aioros de aquel modo, le partió el corazón verlo como un pequeño asustado y perdido, no le gustaba ver sus ojos llenos de lágrimas, ese hombre que creyó era ajeno a la vida real se encontraba sollozando hecho bolita a unos cuantos centímetros lejos de él, se acercó y lo acunó en sus brazos, acariciaba sus cortos cabellos castaños con dulzura buscando tranquilizarle.
—Tranquilo Aioros...fue un sueño, aquí estoy contigo cálmate, respira—Le hablaba suavemente sin dejar de contenerlo, estuvo de ese modo aproximadamente media hora.
Saga no dejo de abrazarlo y decirle palabras calmas para tranquilizarlo, sintió su peso en el pecho y su respiración mas calma, lo acostó suavemente para evitar despertarle y ahora era el quien lo abrazaba contra su pecho.
En Saga nació un sentimiento desconocido, quería saber que lo hacía llorar y de ser posible... evitarlo.
Al parecer las personas que siempre sonríen no son las más felices.
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Gifer1710.
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