05
Pasaron semanas desde que trataste de acabar con tus días y yo decidí que debía protegerte de ti mismo.
Estábamos abrazados, habías tenido una de tus pesadillas tan recurrentes, debía de permanecer contigo, estabas tan asustado.
—Mark—me susurraste—¿crees que alguna vez alguien podría amarme?
Tus ojos reflejaban un dolor enorme. Sabía que él te había roto lo poco que tenías de autoestima, no te amabas y realmente no sabia cómo ayudarte, pero debía de hacerlo.
—Yo creo que el día en que encuentres a esa persona no hará falta una respuesta.
—No creo que nadie podría amarme Mark— bajaste la mirada, vi como una lágrima caía.
Me rompía verte así que te tomé suavemente de la barbilla y sonreí.
—¿Quién no podría amar a una ternura de persona cómo tú gatito?— te sonrojaste e hiciste ese puchero tan adorable—yo adoraría amarte de la manera que deseas, pero cómo no esta en mi destino que seas mío, me aseguraré de que la persona que si lo sea sepa la suerte que tendrá al tener al príncipe de cristal más precioso del mundo.
—Eres un idiota Mark.
—Sólo por hacerte sonreír.
Y siempre lo lograba.
—Mark
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