41. La manera de afrontar un corazón roto.
Canción en multimedia: Evanescence - Anywhere
—Nos vamos—espeta con una voz tan fría que me produce escalofríos.
Me sujeto la cabeza con fuerza, mientras me aguanto las ganas de llorar. Esto es culpa mía. No debí acercarme. No debí aceptar su propuesta de baile. No debí enamorarme de él. Si hubiera llevado las cosas por un rumbo diferente, habría podido evitarlo. Él no puede enamorarse de mí. Nunca lo hará. Si no nos hubiéramos besado, todo seguiría igual que siempre. Con ese beso, solo le traje recuerdos dolorosos, recuerdos y sensaciones que ya lo llevaron al fondo de la oscuridad una vez.
Pero lo he arruinado, y ahora la distancia entre nosotros se ha vuelto aún más grande.
Alice se acerca, algo consternada.
— ¿Se-Se van...? Alex...
Ella estira una mano hacia su hijo, pero éste de inmediato retrocede. No, por favor no. Todo estaba tan bien, ¿por qué tuve que arruinarlo ahora?
— ¡Dije que nos vamos! —grita.
Alex parece casi desesperado. Solo quiere huir. Sus ojos se mueven de manera frenética hacia los lados, su respiración es pesada y sus manos no dejan de temblar. En cualquier momento puede salir corriendo. Reed se acerca a pasos acelerados a nosotros, y nos mira, sin saber qué decir. Mira a Alex y frunce el ceño, apretando con fuerza la mandíbula.
—Amigo... ella no es Melanie.
— ¡Cállate!
El aire no llega bien a mis pulmones. Mi corazón late a todo dar. Mis ojos están húmedos y no saben a dónde mirar. Toda yo tiembla como gelatina. Toda yo es un desastre. Yo arruiné la situación. Él estaba tan bien: había logrado salir de la habitación, e incluso tomó la iniciativa de venir aquí. Debe estarse sintiendo estúpido ahora mismo.
— ¡Alex!
En una imagen borrosa, logro distinguir como la figura de Alex se aleja a trompicones. Entonces desaparece de mi vista. No. Se encerrará. No va a quedarse tranquilo después de lo que acaba de pasar. Si no lo detengo, las cosas pueden salir peor. Tengo que... detenerlo.
«Tengo que ir tras él. Tengo que ir. No puedo dejar que caiga otra vez. Tengo que...»
— ¿Blair? ¿Estás bien?
Tengo que ir. Pero no me puedo mover. No. Necesito ir. Por favor, necesito ir.
— ¡Una silla! ¡Rápido!
Toda mi fuerza se esfuma, y varias personas me rodean. No sé quiénes son. No sé nada. Solo sé que necesito ir tras él.
Me desplomo en una silla, y alguien me abanica la cara. Pero no estoy mareada, al menos no tanto. Estoy impactada. Yo solo quiero salir de aquí. Ir tras él para... ni siquiera sé que voy a decirle cuando lo vea. Pero tengo que hacer algo. Si lo dejo así, solo va a sumergirse en la oscuridad otra vez, y no estoy dispuesta a permitir eso. Aunque probablemente yo sea la última persona que quiera ver ahora mismo, no le daré el chance de dar pasos hacia atrás.
— ¿Blair? —Alice se acerca y me toma las manos —. Blair, ¿Qué pasó? Alex y tú...
—No lo sé... no lo sé y por favor no me pregunte sobre eso.
Me pongo de pie. No tengo tiempo que perder aquí. Tengo que ir tras él. Ir y aclarar esto. No puedo quedarme así. Si se queda solo otra vez, las cosas volverán a empeorar. No voy a dejar que se hunda. No pienso permitirlo.
Echo a andar apartando a la gente a mí alrededor, pero Reed se interpone en mi camino.
—Espera Blair. ¿Qué piensas hacer?
—Ir por él—afirmo de forma decidida, y reanudo el paso, pero soy detenida por la muñeca.
—No es buena idea. Lo mejor es dejarlo solo.
Sonrío por el sentimiento de amargura que se forma en mi interior. Es por esto. Es por esto que Alex se hundió. Todos optaron por dejarlo solo, por darle su tiempo para que pensara, para que se recuperara. Pero ese tiempo se prolongó demasiado. Estar solo nunca es la solución a un problema, y yo lo sé mejor que nadie.
—Claro—rio sarcástica—. Igual que en los últimos tres años, ¿no?
Reed se paraliza.
—Ya es suficiente Reed. —Aprieto la mandíbula mientras lo observo con seriedad—. Tres años son más que suficiente.
Me zafo con brusquedad de su agarre, y sigo caminando, pero entonces se interpone otra vez.
—Él no querrá verte.
—Me importa muy poco—entrecierro la mirada—. Alex me ha querido lejos de él desde que llegué a esa casa, ¿crees que esto es diferente? Estoy acostumbrada a que me rechace.
Es cierto. Esto no es nada nuevo. Alex me ha rechazado más veces de las que puedo contar con mis dedos, e incluso podría decir que ya me he acostumbrado. Esto no representa un reto para mí. Lo importante es detenerlo, o las cosas saldrán peor. Intento echar a andar de nuevo, pero me detiene.
—Entonces te llevaré en mi auto.
Abro la boca para rechazarlo, pero casi de inmediato la cierro. Vine aquí porque un chofer me trajo. No sé volver por mi cuenta desde aquí. Y a pesar de que el orgullo me pide que rechace el ofrecimiento, decido no hacerlo. Llegaré más rápido en auto, ya que es probable que Alex se haya ido con el chofer que nos trajo.
Suspiro y bajo los brazos, derrotada.
—Bien.
—Vamos. Hay que apresurarse—. Me toma de la muñeca y me jala hacia afuera. Lo observo, sorprendida, pero sonrío. A pesar de todo, él es un buen amigo.
Con velocidad nos dirigimos a su auto, y pronto estamos en la carretera. Las luces de los autos me ciegan momentáneamente. Mi impaciencia va creciendo poco a poco, hasta que comienzo a desesperarme. Dios, por favor que Alex esté en la casa. Si no lo está, no sé en donde podré buscarlo. Esta ciudad es demasiado grande, y sería como buscar una aguja en un pajar. Tal vez podría buscarlo en los sitios cercanos, pero ya que el chofer estaba con él, pudo haber ido a cualquier sitio.
Maldición.
Mis manos se remueven inquietas. Desesperada por hacer algo con ellas, las uso para desarmar el complicado peinado de mi cabeza. Esta noche no terminó como esperaba. Solo quiero que Alex esté en la habitación cuando llegue. Solo eso pido. No importa que me haya besado si para él no es importante. Fue algo precioso, algo mágico para mí. Pero no puedo obligarlo a nada, y estoy dispuesta a desgarrarme frente a él si con eso evito que recaiga en la soledad. Me duele que un momento tan maravilloso para mí haya terminado en esto, pero incluso si mi corazón se fragmenta poco a poco rompiendo mis esperanzas románticas frente a él, voy a evitar que se hunda de nuevo.
Estoy dispuesta a fingir que eso nunca sucedió.
Diviso la mansión. Mi ansiedad crece a medida que nos acercamos, y mi cabello se vuelve una maraña. Rechino los dientes y comienzo a desenredarlo con un poco más de calma. Solo me queda confiar. No puedo hacer nada más.
«Tengo que salvarlo. Sea como sea.»
— ¡Agh! ¡Esto es inútil! —exclamo, exasperada. Mi cabello está hecho nudos.
Reed se estaciona y voltea hacia mí.
—Espera. Déjame ayudarte—dice, y poco a poco va desenredando los nudos de mi cabello.
Agito mi pie en señal de ansiedad, esperando a que termine. Tarda diez minutos en hacerlo, diez largos y tortuosos minutos.
—Listo.
—Gracias Reed. —Paso mis dedos por mi cabello ahora suelto. Abro la puerta del auto y me bajo.
— ¿Irás tu sola?
Me detengo. Tengo que ir sola. Aunque fui quien provocó todo este caos, soy la única persona que es capaz de enfrentarse a él.
Me volteo hacia él y sonrío un poco.
—Él estará de vuelta pronto. Ya lo verás. Solo déjame hacerlo.
Suspira pero asiente, confiándome a su amigo con tan solo una mirada.
—Buena suerte.
Cuando entro a la mansión, espero a que Diana aparezca. Ella sabría si Alex entró aquí como un remolino, pero ni ella ni Sabrina salen a recibirme. Siento un apretujón en el pecho. Tiene que estar aquí. Alex tiene que estar aquí. Si no está, no sé qué voy a hacer. No podría soportar la angustia.
Subo las escaleras a trompicones, casi tropezándome con mis propios pies. Corro hacia la habitación, pero me detengo justo frente a la puerta. Todo se vuelve más real. Si está ahí dentro, ¿qué voy a decirle? ¿qué... que debería decirle? Pongo una mano sobre la madera de la puerta, y suspiro. No puedo seguir huyendo. Quiero salir corriendo, pero si sigo escapando, no podré ayudar al hombre torturado detrás de esta puerta.
Tengo que ser fuerte. Llevo la mano a mi pecho, pero me detengo. Con o sin él atrapasueños, voy ser fuerte. Voy a hacerlo todo para que él sea feliz. Bajo mi mano lentamente hasta el pomo de la puerta, y lo giro. La madera chirría un poco, y la oscuridad me recibe a medida de que la puerta se abre. El pánico me invade.
No está aquí.
Aprieto el pomo con fuerza, pero antes de que mis pensamientos sigan su rumbo, veo una figura sentada al otro borde de la cama, dándome la espalda. El latido de mi corazón se acelera y se ralentiza tan rápido que siento que voy en una montaña rusa. Trago grueso. No huiré. No huiré a esto.
Pero tampoco tengo idea de lo que quiero decir.
Cierro la puerta con suavidad a mis espaldas, con la intención de no hacer ruido. Camino casi en puntitas hacia la cama. Me siento en el borde de la cama, y así quedamos sentados en bordes opuestos. Nos damos la espalda. Pongo las manos en mi regazo, y trago, pensando en algo que decir. Pero tras pensar y pensar, decido no decir nada. Solo estaré acompañándolo en silencio, hasta que se mueva. No tengo un plan exacto. No quiero planear mucho. Solo quiero que las cosas fluyan después de esto.
El tiempo pasa y no se mueve. Soy persistente. Pasa el tiempo, que se hace insoportablemente largo. El tiempo pasa y pasa, pero no me entra el sueño. Estoy muy despierta después de todo lo que sucedió esta noche.
Más tiempo pasa. Pueden haber pasado minutos, e incluso horas, pero seguimos en la misma posición. Entonces la luna llena se posiciona en lo alto del cielo, iluminando tenuemente la habitación. No miro la hora. No quiero mirar. Solo quiero que el tiempo pase, y si nos llega la mañana aquí sentados, entonces que así sea.
Estaré aquí para cuando quiera hablar de eso. Entonces estaré lista para reducirle la tensión al asunto del beso, a pesar de que fue lo más maravilloso que he sentido jamás.
Pero él no siente lo mismo por mí. Por eso, reduciré la tensión y me guardaré los sentimientos románticos solo para mí. Él no tiene por qué cargar con esto. Melanie y su amor ya lo destruyeron una vez.
No lo obligaré a pasar por lo mismo dos veces.
—Son las tres de la mañana—le oigo murmurar, y me pongo en alerta.
«Cálmate. Tú puedes hacer esto.»
—Vaya.
No dice nada más. Comienzo a angustiarme por su silencio, pero pronto, palabras salidas de su boca vuelan en el aire.
— ¿No vas a dormir? —pregunta, pero no puedo descifrar el tono de su voz.
Suspiro.
—Estoy esperando a que termines de pensar... —murmuro mientras muevo las manos inquietas sobre mi regazo —... o lo que sea que estés haciendo.
—No necesito que me esperes.
Su voz fluye enojada, sin embargo no grita. Está enfadado, sin duda, pero no sé cómo hacer para cambiar eso. La distancia que nos separa desde los sitios en los que estamos sentados se ve tan corta, pero ahora mismo la distancia entre nosotros es muy larga.
—Lo hago porque quiero—comento con resignación.
Él bufa, y yo juego con mis dedos. ¿Qué se supone que pasará ahora? ¿En dónde nos deja todo esto?
—Duerme en el sofá.
Las cosas han cambiado. Por ahora ya no puede estar tan cerca de mí, no después de lo sucedido, y lo entiendo. Solo quiero apoyarlo, solo quiero hablar, porque sé que eso sería lo mejor. Y por sobre todo, porque me preocupa y porque quiero apoyarlo así signifique sacrificar mis sentimientos.
—Está bien. ¿Te vas a dormir ya?
—Sí. Quítate de mi cama—gruñe en voz baja.
Asiento con tristeza y me levanto. Camino hacia el sofá. No me importa dormir ahí. En los últimos días había podido dormir en la cama junto a él, y volver al sofá parece como regresar al pasado. Como un retroceso. No quiero pensar que significa exactamente eso. Supongo que esta no es la mejor noche para hablar, pero espero que al menos mi presencia aquí le haga entender que no me rendiré tan fácil.
Vaya. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que dormí en este mueble?
Me siento, y me quito los tacones. Mis pies están adoloridos, y se sienten liberados sin los tacones como opresores. En serio, ¿quién inventó estas cosas?
Observo la silueta de Alex levantarse de la cama. Me da la espalda, y se quita el chaleco, quedando en camisa. Hace algo con sus manos, pero no logro ver bien de que se trata. Luego se detiene, y las manos bajan a sus costados. No hace nada, y solo se queda parado allí por varios minutos. La angustia me consume. Todo esto es un desastre. No debimos besarnos. Si eso no hubiera pasado, ninguno de los dos tendría un lío en la mente.
Alex me mira. Puedo sentir su mirada a través de la oscuridad, y todas mis terminaciones nerviosas se ponen en alerta. ¿En qué está pensando ahora? ¿Quiere hablar conmigo? ¿Quiere recriminarme por lo que sucedió, o simplemente se quedará mirándome? ¿Qué pasará de ahora en adelante? Eso es lo que más me asusta. No quiero que me aparte. No quiero que me aleje.
No quiero que esto lo cambie todo.
Comienza a caminar. Sus pasos se acercan. Mis manos se aferran al mueble. Viene hacia acá. ¿O tal vez va hacia al baño? No, pero si calculo su dirección solo puede venir hacia aquí. O puede que de verdad solo vaya al baño. No quiero hacerme ilusiones, pero aun así ya estoy temblando como gelatina. Cierro los ojos. Tal vez solo va a pasar por mi lado. Si, debe ser solo eso.
El sofá se hunde a mi lado. ¡Santo Dios!
Abro los ojos. Madre mía, se sentó a mi lado. ¿Qué querrá? ¿Tal vez va a disculparse y a decirme que lo del beso fue un error? ¿O acaso va a decirme que le gusto? ¡No! Imposible. ¿Qué quiere decirme? ¿Qué? ¡Tengo que calmarme! Debería de darme una cachetada, pero si lo hago, Alex pensará que soy rara. Ya sé que soy rara, pero no quiero que él me lo confirme. No en un momento como este. No debo cometer ninguna estupidez.
«¡Por Dios, contrólate!»
— ¿A-Alex...? —hablo dubitativa. Ni siquiera sé lo que le pasa por la cabeza a este hombre— ¿Q-Qué...?
Por favor, dime algo. Dame una señal de que todo estará bien.
Apoya los codos en las rodillas y coloca su cabeza entre las manos, exasperado.
—Estoy haciendo lo mismo de nuevo —se frustra, pero yo siento como si un enorme peso se me hubiera quitado de encima.
Gracias a Dios. Él está aquí aún.
—Oh Dios—suspiro—. Me asustaste.
Puedo sentir como sus ojos me fulminan en medio de la mediana oscuridad, interferida por el leve brillo de la luz de la luna.
— ¿Te asusté?
—Sí. Bueno... —trago grueso—... creí que ibas a alejarte de nuevo.
Silencio.
— ¿Te da miedo que me aleje? —pregunta en un tono que no soy capaz de descifrar. Asiento — ¿Por qué?
No digo nada. Se lo he dicho antes. Le he dicho que me importa, y quiero que lo entienda de una vez. Pero ya no es lo mismo. No solo me importa. Se está convirtiendo en algo más. Ya se ha robado mi corazón, es un hecho que no se puede negar. Estoy prácticamente caminando por un terreno minado, todas las minas controladas por él. En algún momento pisaré una y todo explotará.
—Blair, contéstame.
— ¿Qué? —murmuro.
Las palabras se empiezan a atorar en mi garganta, convirtiéndose en un nudo que no me permitirá hablar.
— ¿Por qué te da miedo que me aleje?
«Porque te quiero».
No hablo. No puedo. Esta sensación es horrible. No quiero decirlo. No. No quiero que me destruya de esta forma.
—Háblame.
«Ten piedad de mí.»
—Blair—insiste.
—No voy a decirlo. Es vergonzoso.
Tiene que estar bromeando. ¿Quiere que lo diga así como así? Además ya se lo he dicho antes, en otro momento en el que tenía más valor del que tengo ahora. Este no es un buen momento para declaraciones repentinas.
—Vamos.
—Ya te lo he dicho antes—murmuro, y agacho la cabeza.
—Quiero oírlo.
Oh Dios, no puedo creer que vaya a decirlo de nuevo.
—Eres importante para mí —murmuro, con el calor invadiendo mis mejillas.
Silencio. No puedo adivinar su reacción, ni siquiera puedo ver bien su rostro. No tengo nada a mi favor.
«Por favor no te quedes callado. Tu silencio me está matando.»
— ¿Qué tanto?
¿Es una broma? ¿Por qué me tortura de esta manera?
—Mucho.
—Especifica.
En momentos como estos, odio las especificaciones. Esto es horrible. ¿Por qué le interesa tanto saber algo como eso? ¿Acaso quiere sentir que de verdad es querido por alguien? No puedo saberlo. No tengo ni idea de lo que tiene en su cabeza ahora mismo, y ahora estoy dudando de lo que hay en la mía.
—Solo... eres muy importante para mí. Ahora mismo... una de las personas más importante que tengo —declaro. Me remuevo en mi sitio, inquieta.
Exhala con brusquedad.
— ¿Qué?
Mierda. No diré nada más. No puedo creer que me esté humillando a mí misma de esta forma. Por su tono de voz sé que le ha caído de sorpresa. No se lo imaginaba ni por las curvas, a pesar de que antes ya le había dicho que era importante. Si no lo fuera, no me preocuparía por él como lo hago. Ni siquiera un sentimiento de lástima podría provocar una preocupación tan grande.
—Blair.
No. No diré nada más.
— ¿Qué hay de tu familia? ¿Tus amigos? —cuestiona, incrédulo— ¿Cómo puedo ser yo...? Hay muchas otras personas.
Trago grueso. ¿Familia? ¿Amigos? No sé por dónde empezar. Tal vez soy egoísta por despreciar lo que tengo. A veces me siento realmente mal: tengo personas, pero a pesar de eso me sigo sintiendo sola. Todos parecen tan metidos en sus vidas... así que cuando llegué a la vida de Alex, me sentí parte de algo. Pensé algo como «Oh, él también se siente solo», y sin pensarlo terminamos por juntar nuestras preocupaciones y convertirlas en un lugar seguro para nosotros dos. Él no tenía asuntos que tratar como todos los otros, él no estaba ocupado siempre en otras cosas, así que de una u otra forma, siempre tenía tiempo para mí. Y aunque no fue muy amable, se sintió bien no ser dejada de lado como normalmente lo hacen siempre.
—Pues... mis padres me menosprecian por mi timidez. Siempre están recriminándome lo que hago mal, en especial mi madre. Mi hermano está casado con una mujer que tiene cáncer y que requiere toda su atención. —Pauso un momento para tomar valor—. He tenido un par de amigas fuera de Sabrina y Diana, pero ya no están conmigo. También puedo mencionar que me llevo bien con Reed, pero eso es todo. No tengo a más personas. Además... Sabrina y Diana tal vez no... no tienen el mismo nivel de importancia del que tienes tú.
De pasar tanto tiempo a su lado, he terminado por encariñarme con él. Solo me gustaría que él se sintiera de la misma manera.
...............
Así es gente, soy como los supermercados. Doy promociones el día de aniversarios. ¡Y hoy es mi cumpleaños! ¡Así que hay que celebrarlo con un nuevo capitulo! Aunque se supone que no actualizaría hasta el martes, ¡pero hay que celebrar que he fastidiado vidas un año más! :D
Por cierto... ¡Ya... tenemos... una K de... votos! *respira agitada* ¡Una hermosa K de votos! ¡Nunca pensé que tendría una K de votos! ¡Es tan hermoso! ¡Muchas gracias a todos los que han apoyado a esta historia con sus votos y comentarios! No dejen de hacerlo, para que así podamos crecer mucho más ;)
Y bueno, con respecto al capítulo pasado, no me equivoqué. Mucha gente se desmayó, literalmente. ¡Nunca había tenido que reanimar a tanta gente en un solo capitulo! Además de que el capítulo pasado es el que tiene más comentarios en la historia. Aunque según las estadísticas, el capitulo favorito sigue siendo el capitulo 29 (por alguna extraña razón :v o tal vez no)
Por cierto, mátenme pero desde que escuché esa canción, la planeé justo para este capítulo. He dejado el vídeo, por si quieren verlo, porque es bastante bonito. ¡Les recomiendo que lo vean! <3
¿Cuales son sus opiniones? ¿Debería tirar a Alex a un barranco? ¿Debería crear una catástrofe natural y matarlos a todos? ¡Déjenme sus opiniones! No olviden que me encanta leerlos :3
¡Muchas gracias por leer, y hasta el martes! ;)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro