40. El error.
Ara, pues hola. Aqui vengo yo, dejando un mensaje random antes de comenzar. La canción que está arriba (Tears and Rain, de James Blunt) ya se encontraba en otro capítulo. ¿Por qué está aquí otra vez? No es porque se repita en el soundtrack de la historia. Es solo que esta canción es la que suena en una escena allá abajo que espero sepan reconocer.
Así que si la escuchas desde que inicias el capítulo, o cuando comience esa escena que tiene las palabras "comienza una canción lenta", vivirás mejor la experiencia ;)
Sin más que decir, ¡a leer!
—Oh Alex, gracias al cielo que estás aquí... —dice la anciana, abrazando a Alex con lágrimas en los ojos.
—Ya, ya, abuela. Estoy bien.
Pasa un largo rato antes de que la conmoción pase. Todos están anonadados por ver a Alex aquí. De hecho yo aún sigo impresionada por su repentino ataque de valor. Me pregunto a qué se debe. ¿Es posible que lo que pasó anoche le haya hecho pensar de alguna manera? ¿Qué fue lo que sucedió? No tengo ni idea. Cuando por fin la situación se calma y todos se controlan, comienzan a hablar entre ellos. Alex responde a sus preguntas, pero cuando le preguntan acerca de lo sucedido hace tres años, él solo contesta con un «No quiero hablar de eso». Varios de sus familiares atribuyen el distanciamiento a la muerte de Vincent, ya que al parecer, padre e hijo eran muy unidos.
Alex estira la mano hacia mí y me dirige una mirada cómplice. Sonrío y tomo su mano. No me dejará fuera del momento.
— ¿Y esta jovencita? —pregunta su abuela al verme.
Ah, pues yo soy... ¿quién soy yo?
Abro la boca para hablar, pero las palabras se me estancan en la garganta. Todos me están mirando. El pulso se me acelera. Un nudo me crece en la garganta. ¿Qué voy a decir? Ni siquiera sé que soy de Alex. Ni siquiera sé que hago aquí. Oh, un momento. Ya sé que hago aquí. Pero por más que me esfuerzo para decir algo, no puedo. Estoy demasiado nerviosa, y siento miedo. Vamos, tengo que decir algo. No es tan difícil. Lo intento, de verdad que lo intento, pero no puedo. Agacho la cabeza, resignándome. En algunas ocasiones, me odio realmente.
— ¿Muchacha?
Alex me da un apretón, como si estuviera animándome en silencio. Pero eso es ridículo. Él no me apoya a mí. Nunca. Yo lo apoyo a él.
—Ella es Blair—dice Alice con un tono alegre y algo consternado—. Ha estado junto a Alex desde hace un tiempo ya. Ella ha estado ayudándolo. A ella le debemos su recuperación.
No, no... no quiero que se pongan a hablar de mí. Por favor. No quiero ser el centro de atención.
Casi instantáneamente, todas las miradas se posan en mí. Trago grueso y cierro los ojos con fuerza. Quiero irme. No quiero estar aquí.
Retrocedo un par de pasos, e intento soltarme de Alex, pero él no me lo permite.
—No sabes lo agradecidos que estamos todos contigo.
Alguien me toma de los hombros, y yo respingo. ¡Me están tocando! Abro los ojos y alzo la mirada, para encontrarme al tío de Alex frente a mí. Entiendo que esté muy agradecido y todo, ¿pero puede soltarme?
—Toda la familia Russell te lo agradece.
—Y-Yo...
— ¡Muchas gracias! De verdad muchas gracias—dice una mujer de cabello corto, acercándose—, no tienes ni idea de cuánto significa esto para nosotros.
Y así, varios se acercan y me agradecen, algunos con lágrimas en los ojos. Yo solo atino a quedarme en silencio. No sé cómo sentirme. Al principio solo era parte de mi trabajo, pero ya no puedo decir lo mismo.
Luego el ambiente se relaja, y nos ofrecen asiento. Ambos nos sentamos, y luego traen la comida. Alex y yo nos vemos obligados a soltarnos de las manos para poder comer. Las personas en familia intentan entablar conversación con nosotros, pero ninguno de nosotros dos habla mucho. De hecho, Alex habla más que yo, y eso que no es demasiado.
La cena pasa amena y sin contratiempos. Luego, el tío de Alex da un discurso para agradecer a los empleados de Textiles Russell por su arduo trabajo, que sin ellos la empresa no habría crecido tanto y varias cosas más.
—Y quiero agradecer a mi sobrino por estar aquí—dice con voz emocionada. Alex lo mira—. Alex, si lo que no quieres es estar solo, nunca lo estarás. Toda tu familia te apoya. No te encierres en ti mismo. Somos una familia, y si alguno de nosotros tiene un problema, los Russell se unirán para solucionarlo.
Sonrío emocionada, pero a la misma vez, un poco triste. No puedo decir lo mismo de mi familia. Mis abuelos están muertos, mi madre no tuvo hermanos y mi padre tiene un hermano que vive en el exterior. Mis padres me echaron de casa, y mi madre escupe veneno en contra de mis sueños de ser escritora, además de que siempre me ha juzgado por mi timidez. Robert, por su parte, es buen hermano, pero tiene a Cynthia. Sin contar que cuando vino, lo primero que hizo fue sermonearme a pesar de que me encontraba en una mala situación. Kohana regresó a Japón, y no he vuelto a ver a Adriana desde que nos graduamos. Solo hemos hablado por chat un par de veces. Y en cuanto a Sabrina y a Diana, sé que no estarán conmigo para siempre. Además ellas tienen sus vidas. Tienen sus problemas. Y en algún momento, dejaré de verlas inevitablemente. Tampoco tengo una casa fija. Mis padres me echaron, Robert tiene su casa propia junto con Cynthia y la casa de los Russell solo es el lugar donde trabajo, pero no es mía.
Es como si todos los demás tuvieran un lugar.
Yo realmente no tengo un hogar.
— ¡Un brindis por mi sobrino! ¡Salud!
Alex realmente tiene mucha suerte por tener la familia que tiene.
— ¡Salud! —grita la gente a coro.
Una copa de vino es puesta frente a mí. Parpadeo.
— ¿No vas a brindar? —murmura Alex, acercando su rostro al mío. Sonrío y despabilo. Tomo la copa.
—Gracias.
Choco mi copa con la de él, y se produce un leve tintineo. Él me sonríe, y luego bebemos.
No es momento de deprimirme.
—Esta familia tiene suerte. —Alzo la cabeza y me encuentro a Reed parado a un lado de Alex—. Que hayas venido es un verdadero milagro.
¿Qué hace él aquí?
— ¿Reed? Creí que Alex y tú eran de familias diferentes—digo.
—Oh, sí. Pero Alice ha sido amable con mi familia, y nos ha invitado. Ya sabes, somos como de la familia—sonríe, y mira a Alex—. Tú, maldito, me debes una explicación.
Para mi sorpresa, Alex alza una ceja, burlón. Nunca lo había visto tan relajado. Creí que el estar aquí le sería difícil, pero parece estarlo llevando bastante bien. No creo que tenga que preocuparse por quedarse solo.
Al contrario. La que debería preocuparse por quedarse sola soy yo.
—Qué curioso. El maldito juego que había estado buscando por años, apareció escondido en tu habitación. Extraño, ¿no?
—Oh sí, muy extraño—comenta Alex con media sonrisa.
— ¡Imbécil! ¡¿Sabes cuánto busqué ese juego?! ¡Estaba en su apogeo en esa época! ¡Pude haber ganado una buena cantidad de dinero!
—Pero yo no quería que lo vendieras.
—Me lo hubieras comprado—se cruza de brazos—. Pero eres demasiado tacaño.
Alex se ríe, y de ahí en adelante comienzan a hablar de cosas que no comprendo del todo. No lo entiendo. ¿En qué momento se volvieron tan unidos? ¿De qué me perdí? No puedo creer esto. ¿Qué le sucedió a Alex durante el tiempo que estuve despedida? Me quedo en silencio, viéndolo reír, intentando comprender que pudo haber pasado.
Poco a poco, Alex y Reed se meten cada vez más en su conversación. La mesa se ha quedado vacía, y ellos están ocupados. No puedo entrar en la charla porque no entiendo de qué hablan, y también porque no me atrevo. Observo a mí alrededor, intentando distraerme con algo, pero haga lo que haga termino por comprender que me ha vuelto a pasar. Los minutos pasan, y las risas que vienen de los dos hombres son tan estrepitosas que me hacen empequeñecer. Por todo el salón hay gente hablando y divirtiéndose, y yo me he quedado sin hacer nada.
Cierro los ojos, resignada, e intento calmar la agonía que siento en el pecho. Ha vuelto a pasar.
¿Qué hay de malo conmigo?
«No te sientas mal, Blair. Esto pasa a menudo. Que te dejen de lado no es nada nuevo. Pero no te preocupes. Cuando llegues a casa podrás ponerte un cómodo pijama y dormir tranquila. Todo esto quedará atrás. Además, mira a Alex. ¿Alguna vez lo habías visto así de tranquilo y relajado? Esto es por su bien. Todo esto es por él. »
Más minutos pasan. No sé cuántas veces he repasado el diseño del mantel con mis ojos. Frente a mí, la mesa está casi vacía, ya que casi todos han salido a bailar. Suspiro, y me quedo en mi asiento. Como sea. Aquí me quedaré hasta que Alex se desocupe. Después de todo, solo vine a dar apoyo moral. En otras circunstancias, ni siquiera estaría aquí sentada. De hecho, ya no quiero estar aquí sentada. Quiero irme a la mansión. Quiero irme a dormir. Quiero marcharme, pero sé que no puedo hacer eso. No puedo dejar a Alex solo. No puedo hacerle eso.
«¿Qué no lo ves? No está solo.»
Aun así, si me voy, su valor para estar aquí se esfumará. Soy su seguro en caso de que las cosas salgan mal.
Solo eso.
Pasan cerca de cuarenta minutos para que Alex note mi presencia. Pero yo ya estoy deprimida. Intenté evitarlo pero fue inútil. Al quedarme sola, los pensamientos negativos vinieron a mí en fila, y no pude pararlos. A pesar de que sé que mis sentimientos no son los importantes aquí, no pude evitar deprimirme, esperando en el fondo que alguien lo notara. Pero por lo general, nadie lo nota.
Él pincha mi costado con su dedo, y entonces despierto. Lo miro y le doy una pequeña sonrisa.
Pero él está mirándome serio, y casi podría jurar, un poco preocupado. Debo estar imaginándolo.
— ¿Qué pasa? ¿Estás aburrida?
Niego con la cabeza y agacho la mirada. «Por favor no me prestes atención.»
—No es nada.
Se queda con el ceño fruncido, y pasa un instante antes de que vuelva a hablar.
—Estás deprimida—murmura, mirándome fijamente.
—Yo...
—Es raro verte deprimida.
La sonrisa se borra de mi rostro. Él no conoce a la Blair débil. A la persona que soy en la sociedad, a la chica tímida y vulnerable, a aquella que siempre está dudando de su importancia para los demás. Él no la conoce.
Eso es porque siempre me he esforzado en ser fuerte para él.
—Estoy bien.
Gracias por la preocupación de todos modos.
Alzo la mirada en busca de Reed, pero ya se ha marchado. «Claro, ya se desocupó con él así que ya se dio cuenta de mi existencia».
Bato mi cabeza de un lado a otro. No. No debo pensar eso.
Decido desviar su atención de mí cambiando de tema.
—Tu familia se ve feliz de verte aquí. Eres importante para ellos—digo, y más allá logro ver a Alice y a su hermano, hablando sonrientes con otras personas.
Alex se queda en silencio un momento.
—Supongo que sí.
Y la conversación ha terminado. Exhalo con pesadez. Entiendo que no soy la persona más entretenida del mundo. Ya lo entendí. Y me gustaría desarrollar una conversación, y seguramente con Alex podría hacerlo en otras circunstancias. Es ahora cuando me doy cuenta de que ya no estamos solos en la habitación.
—Lamento haberte traído a esto. Este no es el tipo de lugares a los que estás acostumbrada.
No quiero que lamente eso. A pesar de todo, me alegra haber venido. Pude verlo hablando con su familia, además de que si yo no hubiera venido, él probablemente no se habría atrevido a hacerlo. Me trajo como apoyo, y sin mí tal vez no hubiera logrado darle la cara a su familia.
—No importa—murmuro—. Esto es bueno para ti.
Pero para mí no.
El ambiente se vuelve tenso, pero no debería sorprenderme. Ha sido así desde lo que pasó anoche. Suspiro, y me dedico a observar a las personas que bailan alrededor. No sé por qué quiero que Alex me saque a bailar si ni siquiera sé hacerlo. Seguramente le daría pisotones por todo el lugar. Además, esta es gente elegante. Si me ven haciendo el baile de matar a la cucaracha, seguro se quedarían con una mala impresión de mí.
Me toma la mano, y volteo la cabeza rápidamente.
— ¿Qué estás haciendo? —pregunto, aturdida.
—Dijiste que no querías quedarte sola mientras los demás se divierten—dice, y sonríe—. Y yo tampoco quiero quedarme solo. Pues entonces nos apoyaremos el uno al otro.
Sonrío, aunque en el fondo estoy despotricando contra él. Lo dice ahora que se dio cuenta de mi depresión, pero antes estaba muy contento ignorándome.
Me doy una cachetada mental. «Contrólate».
—Gracias.
Él me sonríe, y por un momento toda la tensión desaparece. Se convierte en un momento cálido y agradable, y ya no me siento tan lejos de él. Verlo sonriéndome de esta manera es maravilloso. Antes solo quería que permaneciera alejada. No quería que nadie se acercara, a decir verdad. Estoy orgullosa de él. Sin duda ha hecho un gran avance.
—Has mejorado mucho, Alex. De verdad.
Su sonrisa se borra y pasa a la confusión.
— ¿Mejorar?
—Sí. Es decir... estás aquí. Dejaste que tu familia se acercara. Retomaste la amistad con Reed, y ya no estás encerrado en la habitación las veinticuatro horas del día. Has vuelto a comer, y te preocupas por tu imagen. Y por dentro... pues... las heridas están dejando de sangrar.
Agacha la mirada, y observa mi mano entre la suya. Exhala con pesadez.
—No han dejado de sangrar por completo.
—Lo sé. Pero no debemos rendirnos. —Aprieto su mano—. Solo falta un poco más.
La pregunta es: ¿Qué pasará al final de esto? Digo, cuando Alex se recupere por completo y ya no me necesite. Cuando ya no pueda estar más en esa casa. Cuando tenga que marcharme porque mi trabajo habrá terminado. Alex no podrá pagarme para siempre para estar a su lado. Y yo no puedo quedarme a su lado si él no hace nada para hacer que así sea. En algún momento, inevitablemente llegaremos al final del camino, en donde tendremos que decidir qué hacer. Pero parece que la última palabra la tendrá él.
Ya no dependerá de mí.
El problema es, que ahora que me he enamorado de él, la decisión que tome Alex podría mandarme al fondo de la oscuridad. Mi corazón está en juego. La que podría terminar destrozada soy yo. Pero Alice me lo advirtió. Me advirtió que podría terminar destruida al final, y yo decidí correr el riesgo. Aun así, pase lo que me pase, no me arrepiento de haber conocido a Alex.
No me arrepiento de nada.
— ¿Quieres bailar?
El aire se me escapa de los pulmones. Giro mi cabeza hacia él para convencerme de que no estoy soñando.
— ¿Q-Qué?
—Bueno... todos están bailando.
Me mareo. Que emoción. Que nervios. Esto no puede estar pasando. «¡Vamos Alex, que se supone que tú eres el señor frío! ¡No deberías sacarme a bailar!» ¿Leyó mi mente acaso? ¿Fui demasiado obvia? No importa, ¡me invitó a bailar! ¿Pero está bien que le diga que sí? ¡No se bailar! ¡Solo terminaré avergonzándolo!
— ¿Qui-Qui-Quieres ba-ba-bailar... conmigo?
Sonríe y se levanta. Cuando está de pie, tira de mí para hacerme levantar.
—Te haré pasar una vergüenza—murmuro, mirando hacia los lados—. No sé bailar.
—No es tan difícil.
Me arrastra hasta el centro de la pista. Allí, me toma de la cintura y me acerca a su cuerpo. ¡Demasiado cerca! Une mi mano con la suya a un lado, y la otra la pone sobre su hombro. Yo, mientras tanto, intento controlar mi respiración. No creí que esto pasaría. Esto era solo como una de esas cosas que quieres que pasen pero que sabes que nunca pasarán. Pero está pasando. ¿Desde cuándo mis deseos se cumplen? ¡Eso no es normal!
A un costado, veo a Reed mostrando los pulgares en señal de aprobación.
Entonces, la música se detiene y comienza una canción lenta. Alex comienza a moverse ágilmente de un lado a otro, llevándome con él. Dios, no creí que pudiera bailar de esta manera. Bailamos con lentitud y elegancia, pero yo no despego la mirada de nuestros pies. No quiero terminar pisándolo, y tampoco me siento con el valor suficiente para mirarlo a la cara.
—Blair.
— ¿Hmm?
—Relájate. Estás muy tensa—murmura en mi oído, y envía corrientes eléctricas por todo mi cuerpo.
Trago grueso. ¡Siento su aliento en mi oreja! ¿Es mi impresión o hace calor?
—N-No quiero pisarte—balbuceo.
Suelta mi mano y me rodea la cintura con ambos brazos, lo que provoca que me acerque más a él. Comienzo a temblar como gelatina. Seguro si Alex no me estuviera sosteniendo, habría caído derretida al suelo. Respiro profundo. Inhalo. Exhalo. Inhalo. Exhalo. Es importante que no se me olvide como respirar, o moriré. Entonces, sin saber qué hacer con mis manos, las dejo sobre sus hombros con lentitud. Nos seguimos moviendo y empezamos a atraer las miradas de las personas, pero de repente todo desaparece. Las personas. La música. El bullicio. Todo. De repente solo estamos él y yo, bailando, dejándonos guiar el uno por el otro. Todo está bien. Todo es correcto. Entonces, lentamente, recuesto mi cabeza en su pecho y cierro los ojos. El tiempo desaparece. Mis temblores desaparecen. Simplemente nos movemos por la pista, sin destino, sin pensar en nuestros pasos. Sin pensar en lo que pasará ahora. Llevándonos de aquí a allá, en un baile tan ligero como una pluma, sintiendo el latido de su corazón en su pecho y sus cálidos brazos envueltos a mi alrededor.
Como si me envolviese con todo su cuerpo, como si me llevara a lo más alto del mundo.
Abro un poco los ojos. Su rostro está muy cerca del mío. Nuestros alientos se entremezclan, y mi respiración se acelera. Sus labios y los míos están muy cerca, prácticamente compartiendo el mismo aire. La distancia entre nuestros labios es mortal. Cierro los ojos, porque no puedo esperar más, pero a la misma vez, porque quiero que pase lo que tenga que pasar. Sé que esto está mal. Sé que Alex no puede involucrarse en el campo romántico, no después de lo sucedido con Melanie.
Nuestros labios se tocan levemente, y me aferro con fuerza a su chaleco. Esto me está matando. Esta distancia, quererlo como lo hago... me está matando lentamente. Poco a poco, sus labios se funden con los míos, como acariciándolos, como saboreándolos, como reconociéndolos. No logro pensar bien. Puedo sentir el fuerte latido de su corazón a través de su chaleco. Entonces permanezco quieta, estática, acariciando sus labios con los míos poco a poco. Deseo que esto nunca termine. Me aferro a él como si fuese mi ancla, como si fuese mi salvación, y él me aprieta más fuerte contra su cuerpo. Nuestros labios se acarician con lentitud, descubriéndose poco a poco, formando un lazo irrompible. Entonces se profundiza más, y en ese momento todo mi mundo explota.
Es maravilloso, suave, real. Es mi primer beso verdadero.
Con lentitud el vínculo se rompe. Sus labios se separan de los míos y se forma una distancia dolorosa. Aún puedo sentir su aliento. Aún puedo sentirlo cerca de mí.
Abro los ojos, y la realidad viene de golpe a mí. Entonces, despierto del sueño. Todo vuelve a aparecer. Los aplausos estrepitosos a mi alrededor. La gente felicitando desde la distancia. La ausencia de música lenta en el fondo. Todas las miradas en nosotros. Alex me separa de golpe, y yo me sujeto la cabeza, aturdida, sin saber a dónde mirar. El corazón me late con fuerza, pero esta vez, por una sensación completamente diferente.
Él se aleja de mí, como si yo quemara, y de inmediato mis ojos se llenan de lágrimas.
Dios, ¿qué he hecho?
.....
¡Esto se va a descontrolaaaaaar!
*La gente explota*
¡Hola a todos! ¡Ara, por fin pasó! Veo venir desmayos. ¡No desesperen gente, tómense sus calmantes! Debo admitir que cuando escribí esa escena no estaba convencida, pero cuando la leí dije "ay que cosa tan askdjaksdjalksd...", y con todas sus letras.
Estaré esperando ver desmayados en los comentarios :v
¡Por cierto! Se supone que el próximo capitulo debia subirse el martes, pero ya que el domingo es mi cumpleaños (ejem, ejem), subiré capitulo ese día como celebración. Así que habrá actualización el domingo, y luego el martes otra vez.
¡Nos leemos muy pronto! :D
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro