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9. Par de atormentados.


Blair se acerca con timidez, viendo las cosas a su alrededor con cuidado. No ha estado aquí muchas veces, ya que por lo general estamos en su apartamento. Se queda mirando las cosas alrededor con cuidado, hasta que sus ojos se topan con los míos. Son tan azules y profundos, tal vez no se lo he dicho pero una de las cosas que más me gusta de ella físicamente son sus ojos. Es como si me calmara.

Ni siquiera ha soltado la maleta. ¿De verdad está tan nerviosa?

—Puedes dejarla donde quieras.

Ella asiente con una sonrisa, pero piensa tanto las cosas que comienza a deducir en donde debe dejarla. Ruedo los ojos, me acerco a ella y le quito la maleta de las manos. Piensa demasiado.

— ¿Alguna vez te han dicho que piensas demasiado?

—Es que... esta no es mi casa. No quiero abusar.

¿Y eso a que viene?

—Cuando estoy en tu apartamento ando por todas partes con libertad, como si fuera la mía. ¿Cuál es el problema?

—Eso es diferente.

—No, no lo es.

Blair sonríe, algo nerviosa.

—Perdón, no sé cómo funciona esto.

Suelto un pesado suspiro. A veces Blair puede ser muuuy lenta para algunas cosas. Entiendo el por qué, pero a veces es como si estuviera enseñándole un mundo del que no sabe nada. O me da esa impresión.

—Funciona así: usas mi cocina si quieres, usas mi baño si quieres, usas mi cama si quieres, mi televisión y todo lo que quieras usar. Como si fuera tu casa.

— ¿Todo? ¿Hasta la ducha?

—En especial la ducha.

Se pone roja como un tomate mientras me río. Bueno, ya está, le voy a demostrar que puede sentirse cómoda aquí. Suerte que he estado haciendo ejercicio. La cargo entre mis brazos y ella suelta un grito de sorpresa.

—Ahora vamos a estrenar el sofá.

— ¡E-Espera! ¡¿Alex?!

La cargo hasta el sofá y la acuesto allí, pero pronto nos perdemos entre las risas y los besos hasta llegar el anochecer. Al entrar la noche decidimos pedir algo de comida a domicilio, y acurrucados en el sofá comemos mientras vemos la televisión. Es una sensación extraña pero cálida. No recuerdo la última vez que estuve así con una mujer. Ha pasado mucho tiempo desde Melanie, y había olvidado lo bien que se sentía esto.

Como si lo de ella fuera mío y lo mío fuera de ella. Con este nivel de confianza de uno por el otro.

— ¿Cómo crees que hagan esta salsa? Es deliciosa —dice Blair, hundiendo una alita de pollo en un pequeño recipiente con salsa.

—No lo sé. Déjame ver —le digo, y sumerjo mi pollo en el recipiente.

— ¡Oye! ¡Tú tienes el tuyo! —me dice, y me devuelve la jugada robándome el pequeño tarro.

Me saca la lengua y se traga la salsa. De un golpe.

Mierda.

— ¡Eso era mío! —La molesto —Dame eso.

Tomo su recipiente y me lo trago de un golpe. De inmediato me arrepiento. Olvidaba que Blair pidió una salsa diferente a la mía, y cuando menos me doy cuenta estoy corriendo a la cocina a buscar agua. ¡¿Por qué le gusta tanto lo picante?! Mientras trago agua como loco, escucho a Blair detrás de mí reírse a carcajadas.

Finalmente me recuesto sobre el lavaplatos, exhausto. ¡¿Pero qué le ponen a esa salsa?! Me volteo para decirle algo, pero cuando la veo reír así me detengo. Se sujeta el vientre y casi llora de la risa mientras me señala. Debería estar feliz. Es... extraño. Verla reír tanto me pone algo triste de cierta forma. No porque sea malo, sino...

Por un momento pensé que no te vería reír así otra vez —murmuro, esperando que no me oiga.

Pero me oye. Deja de reír y me mira, entre feliz y confundida.

— ¿De verdad?

—Sí, bueno... es que la cagué mucho.

Blair se limpia las lágrimas y se queda mirándome fijamente. A veces siento que estoy en esa época todavía, en la que no importaba lo que hiciera, ella no podía parar de llorar. En la que no se levantaba de la cama, no quería nada, le daba miedo hasta salir a la calle... a veces cuando duermo por la noche, aun la veo. Como si ella estuviera superando esto mejor que yo. Y puede sonar estúpido pero... así es como se siente.

Pero si yo no logro superarlo, entonces las cosas no volverán a estar bien del todo.

—Es verdad. Y mucho —me dice, acercándose —. Pero... si no fuera porque no te rendiste, yo no estaría viva hoy.

Me quedo mirándola fijamente. No sé si eso me hace sentir mejor, después de todo fue por mi culpa que se quiso morir. Y después de todo, aun la están amenazando. Si nunca hubiera pasado nada de esto, si simplemente su trabajo como niñera hubiera terminado y se hubiera tenido que ir de la mansión en buenos términos, ¿qué habría pasado? ¿Nunca habría vuelto a verla?

No sé qué solución es peor.

— ¿Y me dices a mí que pienso demasiado? — Se acerca y me toma de la mano—. Yo te perdoné. ¿Puedes perdonarte tú también?

Subo nuestras manos unidas hasta que puedo verlas, y me quedo mirándolas fijamente.

— ¿Por qué me perdonaste? A veces aun no lo entiendo. Yo no habría perdonado a alguien que me hiciera eso.

Sus dedos se retuercen con nerviosismo entre los míos mientras agacha la mirada y suelta un ligero suspiro.

—Era difícil ignorar todas las cosas que intentabas hacer para ayudarme. Como Michelle tenía que verte todos los días haciendo algo diferente.

Michelle. Trago grueso, recordándola con un nudo en el estómago. Si lo hubiera sabido...

—A veces, en medio de la desesperación, quería que me abrazaras aunque hubieras sido tú el causante del daño. Era conflictivo, pero no podía dejarte porque... no habría sido lo correcto. Si me encontrabas, no iba a poder seguir con mi plan. Pero igual no pude. Te perdoné porque vi todo lo que hacías, porque hiciste cosas realmente locas por mí como ponerte en peligro y arriesgar tu carrera, y porque... te extrañaba.

Al oírla se siente como una patada en el estómago. ¿Me extrañaba incluso en medio de la desesperación, cuando me odiaba por todo lo que había pasado?

— ¡Y saltaste de un maldito precipicio! ¡¿Estás loco?!

—Si no lo hubiera hecho podrías haber muerto —murmuro, algo ido.

— ¿Ves? Luego me preguntas porque te perdoné —se encoje de hombros.

— ¿Porque te salvé la vida?

— ¡No! Porque no te rendiste conmigo. A pesar de haber causado el desastre. Mucha gente prefiere ignorar el error.

Niego con la cabeza, pero sé que tiene razón. En el mundo hay mucha gente hipócrita, y seguro que en algún momento ella llegó a compararme con esas personas. ¿Habrá llegado a pensar que no me preocupaba por ella? Con la situación que llevaba encima, es probable.

—Ven —comienza a jalarme —. Unas alitas de pollo te harán sentir mejor.

Dejo que me jale hasta la sala, y terminamos sentados uno al lado del otro comiendo alitas. ¿Qué me pasa? Sé que eso ya pasó, pero no puedo evitar sentirme mal por lo que hice. Causé un daño muy grande que hasta el día de hoy no se ha terminado de reparar.

En algún punto Blair me quita el recipiente vacío de las manos y lo pone en la mesita de enfrente. Se acerca a mí y se recuesta en mi pecho mientras le pone atención a la televisión. Agacho la mirada, algo aturdido y luego miro hacia el frente. Al parecer es una película de acción.

Creo que solo puso lo primero que encontró.

—No estés triste, Alex —la oigo murmurar, algo adormilada —. Yo estoy bien.

—Pero te están amenazando.

No dice nada. La rodeo con mi brazo derecho y recuesto ligeramente mi cabeza sobre la suya.

—Sí, pero... —se está quedando dormida — esta vez estás... conmigo...

Al poco tiempo escucho su respiración acompasada. Se ha dormido muy pronto. Bueno, no estoy seguro de que hora es, pero no es muy tarde. Me pregunto si estaba cansada. Agacho la cabeza un poco para verla. Su suave respiración y su expresión de serenidad la hacen ver más tierna de lo normal. Paso mi mano por su rostro y quito algunos mechones que caen sobre su cara, poniéndolos tras su oreja. Me pregunto si mañana querrá quedarse conmigo. Suelto un suspiro. Que dependiente me estoy volviendo.

Me agacho un poco y la beso ligeramente, tratando de no despertarla. Acaricio su mejilla con mi mano, y puedo sentir que me sigue el beso con debilidad. ¿Está despierta? Me separo un poco, y noto que sigue dormida. Sonrío. Tal vez incluso estando dormida sabía que era yo. Sería perturbador que hiciera eso con cualquiera.

— ¿Estás despierta, dormilona? —le susurro.

—Hmm...

Blair me abraza con un brazo como para que no me escape. Suelto una risita mientras la observo. Ojalá no me den ganas de ir al baño o algo así. ¿Tal vez debería llevarla a la cama? Aunque... no quiero soltarla. No todavía. Es cómodo estar así con ella. Observo la pantalla del televisor y me fijo en la película. Rápidamente me termino enganchando y me quedo mirando la película. Cuando van a comerciales bajo la mirada y la miro. Seguro que lo hizo a propósito. Sabía que esta película iba a gustarme... de alguna forma. Parece estar profundamente dormida. ¿No estará incómoda?

No me pierdo lo que queda de la película, pero mantengo mi agarre sobre ella y muevo los dedos de vez en cuando. Cuando ha terminado la película, Blair está recostada en la curva de mi cuello, y casi puedo sentir su respiración. Recuesto mi cabeza sobre la de ella, y suelta un profundo suspiro.

Sí que le gusta usarme de almohada.

Sonrío, y le doy un beso sobre su cabeza antes de recostarme sobre ella. La abrazo más contra mí, y no me entero mucho del programa que sigue, porque poco a poco la calidez me invade y no puedo ver nada más.


Cuando abro los ojos es más de media noche. Blair sigue dormida en mis brazos, y la televisión alumbra la sala, pero el frío comienza a sentirse. Intento despegarme de Blair como puedo, y suelta un quejido antes de caer en el sofá. Cierro las ventanas, llevo los platos sucios a la cocina, los lavo lo más rápido que puedo y regreso a la sala, apagando el televisor. Me acerco a Blair que sigue dormida, y me cierno sobre ella.

— ¿Blair? —le susurro.

No contesta. Está profunda. Será mejor que la lleve a la cama. Paso mi brazo por debajo de sus rodillas y el otro por su espalda y la levanto. Ella es como un pequeño horno. Es muy cálida. Me dirijo en dirección al cuarto. Quisiera no tener que soltarla.



Ese calor tan agradable comienza a desvanecerse, y trato de ponerme cómoda pero no lo logro. El frío me golpea poco a poco, y noto que alguien parece estar dejándome sobre una cama. ¿Me estaban cargando? Trato de orientarme, y de repente recuerdo que no estoy en mi casa. Hay una sombra sobre mí y comienzo a entrar en pánico, pero trato de no volverme loca y pregunto solo por verificar...

— ¿Alex? —susurro.

¿Esa es mi voz? Debo estar muy dormida.

La sombra se cierne sobre mí, y antes de que empiece a enloquecer escucho su voz.

—Lo siento. No quería despertarte —murmura.

—Yo no quería dormirme—le digo—. ¿Qué hora es?

—Casi las dos de la mañana. Tú sigue durmiendo—me dice, y pone su mano sobre mi frente.

Aunque el gesto debería ser tierno, de repente me trae un mal recuerdo. Es cierto. Yo estaba en el hospital, poco después de que me descubrieran, y una noche que me desperté Alex lo notó e hizo esto mismo. Me apresuro a sujetar su mano y a mantenerla cerca de mí. Ya no es esa persona. Yo ya no soy esa persona.

— ¿Blair?

— ¿Te vas a ir?

Él se queda en silencio un segundo, como si no entendiera.

— ¿Quieres que duerma contigo?

—Me ofendería si no lo hicieras.

Puedo sentir como sonríe.

—Pues para que sepas, no tenía otros planes. Si me hubieras dicho que no igual habría invadido tu precioso espacio vital y me habría metido en la cama contigo.

—Aunque la cama es muy pequeña para dos —comento por otro lado.

—Mira lo que me importa.

Alex ignora mi comentario y levanta la cobija para arroparme con ella, mientras que a la vez se mete conmigo. De inmediato la cama se convierte en un pequeño horno cálido, y más aún cuando sus brazos me rodean por la cintura y me atraen todo lo que pueden a él. Suelto una risita y me abrazo a él, metiendo las manos bajo su camiseta. Es cálido.

—Tus manos están frías—lo escucho murmurar sobre mi cabello.

— ¿Quieres que las quite? —pregunto con duda.

Niega con la cabeza.

—Déjalas. Es agradable.

Suelto la respiración que tenía contenida y me relajo. Es increíble cómo han cambiado las cosas de un momento para otro, y por un segundo no me arrepiento de todo lo que ha pasado si eso me ha traído hasta aquí. Bueno, seguro que había una forma menos peligrosa, pero igual es bueno estar aquí ahora con él.

— ¿Te quedarías aquí mañana también? —le oigo murmurar.

— ¿No te molesta?

—Claro que no. Me harías compañía. Es más, podrías quedarte todos los días que quieras.

¿Todos los días que quiera? Por mí sería todos los días. Podría dormir todas las noches con él y nunca me cansaría. ¿Todos los días?

—Pero eso es...

Como si viviéramos juntos.

Alzo la mirada y veo que Alex me está mirando fijamente. Aunque todo está oscuro, la luz de la luna ilumina el cuarto tenuemente, lo suficiente para saber que me está mirando. Además puedo sentirlo muy cerca de mí.

— ¿Te molesta la idea? —pregunta, y suena algo herido por alguna razón.

—No es eso. Es que... me da miedo.

—Blair, prácticamente vivíamos juntos en la mansión. No sería muy diferente.

Pero en ese entonces no me estaban amenazando. Llegó una nota de amenaza a mi apartamento. Si me mudo con Alex, voy a arrastrarlo a las amenazas conmigo. Pero no puedo decírselo. Eso solo le dará más razones para insistir, y no le importará ponerse en peligro. A mí sí me importa. No quiero que lo lastimen, y tampoco quiero salir lastimada.

No sé qué hacer.

— ¿Entonces que estás insinuando? ¡Auch!

— Para ser tan inteligente eres muy lenta —dice, dándome un pequeño pellizco en las costillas.

— Es que no quiero hacerme ilusiones en base a teorías de mi cabeza.

Alex suelta un suspiro.

— Tienes que confiar más en mí. Es como si te diera miedo decirme las cosas, o como si quisieras que todo te lo confirme dos veces para asegurarte que no es una falsa ilusión. A veces creo que hay cosas que no me dices. Y con todo esto de la amenaza, me da miedo que hagas lo mismo. Que no me digas algo, y termines poniéndote en peligro por esa razón.

Me quedo muda por un segundo. No pensé que Alex estuviese internamente tan preocupado por eso, pero me da más miedo pensar en que acertó en casi todas las cosas que dijo. Es como si hubiera llegado a conocerme lo suficiente para saberlo. Pero de cierta forma duele que sea consciente de eso. No quería que mis malos pensamientos lo alcanzaran, pero es como si hubieran salido y ni siquiera tuve que decirlos en voz alta.

— Das miedo —murmuro.

— ¿Entonces tengo razón?

— Más o menos. Pero no es porque no confíe en ti. Es más como... si no supiera hasta donde debo involucrarte y hasta donde no. Y también porque no quiero que te hagan daño, sin importar lo que digas.

— ¿Aunque yo haya causado esto? —murmura, sonando compungido.

— Alex... —lo regaño.

— ¿Qué? Es la verdad.

— Voy a comenzar a pensar que estás conmigo por culpabilidad.

— Eso no es cierto—dice, aferrándose a mí con más fuerza antes de que mi mente pueda pensar sobre ello—. Es solo que me siento mal porque incluso ahora siguen habiendo consecuencias para ti.

Alex suelta un profundo suspiro, y lo siento esconder su cabeza en mi cuello. Pongo mi mano sobre su cabeza, algo aturdida. Es como si fuera un niño pequeño. No deja de sentirse responsable por lo del libro, y lo entiendo, yo también lo culpé por mucho tiempo. Pero también es gracias a él que todo mejoró. Si no hubiera sido por eso, no sé qué habría pasado conmigo.

— Me hundiste, pero también me salvaste —le digo, acariciando su cabello—. Y tienes que aprender a asimilarlo. Sé que no es fácil, pero lo lograrás poco a poco. Al menos estoy aquí.

—Sí, eso es verdad —lo escucho murmurar, algo adormilado—. Ya no me siento culpable.

Suelto una risita. ¿Así de rápido?

— Pero... si seguimos juntos, prométeme que un día vivirás conmigo.

— ¿Solo un día?

— Sabes a lo que me refiero. A veces separarme de ti al final del día es doloroso. ¿Qué me has hecho, mujer?

Suelto una risita. No es como si le hubiera echado una poción mágica o algo así. Pero si lo pienso por otro lado, es como si le hubiera quitado el novio a Adriana. ¡¿Yo, quitándole el novio a Adriana?! ¡Ay caramba!

— Blair... yo si quiero vivir contigo.

— Y yo también, pero ahora... no con lo de las amenazas. Te arrastraría conmigo y eso no podría permitirlo. Incluso si te enojaras conmigo. Y también creo que es muy pronto. No sé si sea paranoia mía pero...

— Está bien—le oigo decir. Un momento, ¿oí bien? ¿Alex acaba de ceder? —. Pero cuando todo esto termine... ¿lo considerarías?

¿Cuándo todo esto termine? Se refiere a cuando paren las amenazas, termine el asunto de la editorial y encontremos a quien está detrás de todo. Cuando todas las preguntas sean resueltas.

— No —siento como está a punto de protestar, pero termino la oración —. Simplemente lo haría.

— ¿Me lo prometes? —pregunta, extrañamente ilusionado.

— Te lo prometo.

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