Capítulo 6
En la mañana, un cálido rayo de luz en medio de la cara fue el segundo factor que hizo que BaekHyun despertara, porque el primero fue un rico y fuerte olor a comida.
Su estómago había rugido incluso desde antes de que él pudiera despabilarse por completo y comprender que alguien estaba haciendo el desayuno. Satisfecho, sonrió a la nada y se estiró en la cama como un gatito, haciendo pequeños ruiditos mientras se revolvía aquí y allá en las sábanas para estirar todos sus músculos desnudos.
—Buen día, peque.
Al abrir los ojos, se encontró con una mirada negra como el alquitrán que lo observaba como si BaekHyun lo hubiera encantado. Era una escultura humana, desnuda y fornida con miles de kilómetros de piel, que sostenía una bandeja llena de pancakes bañados en miel y mantequilla.
—Buen día. Oh... eso se ve tan rico.
—Lo hice para ti —dijo SeHun, orgulloso.
—Dulce...
BaekHyun no sabía si comerse al hombre o al desayuno, pero recibió los pancakes con una sonrisa e hizo un espacio en la cama para que SeHun se sentara con él.
Comieron en silencio, acurrucados contra el otro y compartiendo pequeñas sonrisas de complicidad. Poco a poco y a medida que su mente comenzaba a funcionar, BaekHyun iba rememorando los sucesos del día anterior: como que SeHun y él hicieron el amor no una sino muchísimas veces, y que BaekHyun nunca antes se había sentido de esa forma. No solo estaba satisfecho, sino que también feliz: era una sensación burbujeante de alegría que calentaba sus extremidades y lo hacía sentir como en casa... algo que solo le sucedía estando alrededor de SeHun.
Sinceramente no sabía si en tan poco tiempo él podría haberse enamorado de SeHun, es decir, ni siquiera había pasado un mes. No obstante, ¿quién ponía las reglas para enamorarse? ¿Dónde decía que él no podía caer con todo por este hombre al que había conocido hace poco? BaekHyun había mantenido la esperanza de que ese guardabosques introvertido y cerrado a él, de malas maneras y gruñón, fuera solo una fachada para cuidar su secreto, y que en realidad ocultaba un relleno muy dulce en él. Y así fue. SeHun tenía un secreto muy grande, si es que le preguntaban, y no exactamente lo que escondía dentro de sus pantalones.
No.
Es que SeHun era un oso.
BaekHyun se atragantó con los pancakes al caer en cuenta de ello, haciendo que SeHun lo viera con curiosidad. Eso era incómodo y un poquito aterrador. Pensar que ayer había estado tan seguro al momento de aceptarlo, y no es como si dudara ahora de la situación porque no se arrepentía. Solo que ahora con los sentidos despejados y sin estar extremadamente excitado, se daba cuenta de que era completamente extraño y fuera de cualquier conclusión lógica. ¿Cómo una persona podía convertirse en oso? Lo había comprobado en carne propia en el bosque cuando estuvo con SeHun en su forma de oso, porque algo en él simplemente lo había sabido, sin embargo, era tan extraño, tan... confuso. Muy difícil de asumir. Necesitaba más respuestas para poder entenderlo.
Dejó de masticar y se acomodó en la cama para mirar a SeHun, carraspeando para hacerse notar.
—Entonces... —comenzó, mirando fijamente los oscuros ojos de SeHun cuando obtuvo su atención—. Eres un oso.
—Lo soy.
Tragó saliva mientras lo miraba de arriba hacia abajo. Se veía muy humano. ¿Cómo era posible que oso se escondiera bajo su tersa piel?
—Creo que deberías ampliar un poco el tema para que entienda.
SeHun lo observó por unos momentos fijamente, a lo que él se sonrojó bajo su escrutinio. Trató de mantener su compostura lo mejor que pudo mientras esperaba una respuesta.
Finalmente, SeHun suspiró, como rindiéndose a decir la verdad.
—Soy un híbrido.
—¿Como el coche que puede usar batería y gas?
Con una carcajada, el guardabosques asintió.
—Sí, algo así. Un híbrido es un ser que puede convertirse tanto en humano como en animal. Todo depende de qué animal sea su alma, lo cual se hereda de la familia. Yo soy un oso, y como nací de una pareja de híbridos osos, no hubo forma de que mi alma fuera otro animal. Pero por ejemplo, un híbrido que nace de dos especies distintas, puede terminar siendo cualquiera de las dos, o ninguna. —Hizo una breve pausa, sacando las cosas del desayuno de arriba de la cama. Cuando terminó, se recostó en la cama y atrajo a BaekHyun hacia él, quien quedó acurrucado en su pecho—. Nacemos humanos, y cuando crecemos, elegimos qué forma queremos mantener. Yo elegí quedarme en mi forma humana y cuidar del bosque, pero puedo transformarme cuando quiera. Sin embargo, si paso mucho tiempo convertido en oso, podría quedarme atrapado en esa forma para siempre.
—¿Y eso se puede revertir? —preguntó BaekHyun, apoyando el mentón en el pecho de SeHun para observar bien su rostro. SeHun asintió y comenzó a acariciarle el cabello con muchísima naturalidad, como si fuera algo que hiciera siempre.
—Sí, se puede revertir. Sin embargo, es complicado, y la mayoría de las veces solo tu compañero puede ayudarte a volver. Por eso cuando un compañero muere o abandona a un híbrido, quizás este podría elegir convertirse para siempre en su animal, o incluso morir.
BaekHyun frunció el ceño.
—¿A qué te refieres con "compañero"?
—Un compañero es alguien que está destinado a tu alma. Solo sucede entre los híbridos, claro, pero es parecido al concepto de las almas gemelas para los humanos. Tu compañero es tu otra mitad, un lazo demasiado profundo que te empareja con esa persona hasta el día en que mueres.
BaekHyun parpadeó intentando comprender todo lo que le decía SeHun, pero era complicado seguirle el ritmo.
—¿Es una conexión tan fuerte como para que tenga esas consecuencias? —balbuceó el castaño.
—Exacto, porque es decidida por el destino. La conexión entre compañeros es muy intensa, porque son parte del alma del otro. —SeHun se rascó un poco el mentón, no queriendo hablar del tema, porque ¿cómo decirle a BaekHyun que él era su pareja, y que si se iba él querría morirse?—. En fin, volviendo al tema principal... en este parque nacional, muchos de los animales salvajes de aquí son híbridos, pero en especial los osos son una tribu de híbridos que han elegido este lugar como su hogar hace cientos de años para vivir en sus formas salvajes. No hay osos que no sean híbridos, al menos no aquí.
—Entonces... ¿por eso es que no querías que los viera? ¿Porque son híbridos?
—No. No por eso, porque jamás podrías haber sabido que eran híbridos... no hasta que murieran. —Su tono dramático hizo que BaekHyun se enderezara en la cama y lo mirara con los ojos entornados, cosa que lo hizo reír entre dientes—. Cuando un híbrido muere, vuelve a su forma humana, por lo que todos los cadáveres de osos que hay en el bosque son en realidad cuerpos humanos.
A BaekHyun se le fue el color de las mejillas y SeHun lo sostuvo de los brazos para que no se tambaleara hacia atrás.
—¿Qué pasa? —preguntó alarmado.
El pequeño humano lo miró entre aterrado y desconfiado.
—Necesito que te conviertas en oso delante mío si quieres que crea esta historia —dijo con los labios temblorosos—. No es que quiera desconfiar de ti, pero... ¿cuerpos humanos?
SeHun asintió, ya sabiendo que eso iba a suceder.
—Lo entiendo, y lo haré: me convertiré para ti. No soy un asesino, BaekHyun, y no te estoy mintiendo acerca de esto. Solo quiero que entiendas la situación, por eso te he explicado. Los osos, todos los que viven aquí, son híbridos, y cada vez que mueran, se convertirán en humanos otra vez.
El color fue volviendo a los labios y mejillas de BaekHyun, pero aún mantenía esa mirada de desconfianza que desgarraba a SeHun por dentro. Daría todo para probarle al pequeño científico lo contrario, porque saber que su compañero desconfiaba de él lo lastimaba a niveles inimaginables.
No queriendo perder el tiempo, buscó en su armario una enorme manta y envolvió bien el cuerpo desnudo de BaekHyun. Él no se molestó en vestirse, y simplemente caminó hasta la puerta de la casa con paso decidido.
—¿Listo? —preguntó ya cuando BaekHyun lo miraba desde la puerta del bungaló con expresión curiosa y expectante. SeHun pensó que BaekHyun allí en la puerta hacía de todo el lugar, por primera vez en años, un verdadero hogar.
Ojalá pudiera tenerlo ahí para siempre, pero sabía que eso era imposible.
—Estoy listo —dijo BaekHyun, decidido.
Asintiendo, SeHun se dejó caer sobre sus rodillas y manos, sintiendo una sacudida en su interior mientras dejaba que su oso ocupara su cuerpo. Tenía práctica diaria, así que no le costó mucho traer el cambio en él.
Antes de darse cuenta, en lugar de uñas tenía garras y patas cubiertas de un fuerte pelaje marrón oscuro, y su cuerpo era considerablemente más grande que el de su forma humana. Su nariz se había alargado hacia adelante para darle forma a un hocico y ahora todo olía más delicioso y fuerte, como la esencia de BaekHyun que oscilaba entre café y frutos del bosque.
Hablando del pequeño humano, este lo miraba desde la puerta, boquiabierto. Riendo por dentro, SeHun se acercó a él, caminando lentamente para no asustarlo por si había quedado un poco inquieto de la noche anterior en el bosque. Cuando estuvo cerca suyo, estiró apenas el cuello por encima de los escalones para tocar con su hocico la mano desnuda de BaekHyun.
Saliendo del trance, BaekHyun acarició a SeHun en su forma de oso, aún completamente asombrado por la transformación. No había tenido casi tiempo para procesarlo antes de que la forma humana de SeHun desapareciera y se convirtiera en el enorme oso que había visto la noche anterior en el bosque.
Cuando los ojos del oso se encontraron con él, BaekHyun supo que debía tomar una decisión cuando finalmente el problema que lo había traído allí en primer lugar, estuviera resuelto. Sin embargo, no quiso pensar en ello, por lo que solo se dejó llevar por el momento.
—Eres un oso hermoso —dijo en tono burlón, acariciando las enormes orejas del animal—. ¿Quién es un osito hermoso? ¿A ver? ¡SeHunnie es un osito bonito!
Bufando, SeHun se zafó y se alejó, dándole la espalda. Con una carcajada, BaekHyun bajó los escalones y persiguió al oso alrededor de la cabaña, dejando que su risa llenase el silencio de los alrededores en aquella mañana tranquila. Se entretuvieron dando vueltas alrededor de la estructura por un par de minutos, como si no tuvieran ninguna preocupación.
Un poco después, el oso desapareció tras una de las esquinas, y BaekHyun aceleró el paso al no escuchar más ruidos. Giró alrededor de la casa, pensando que el oso lo estaría esperando a modo de juego, pero al hacerlo, en cambio chocó con un enorme pecho desnudo.
SeHun lo atrapó por la cintura antes de que él se tambaleara hacia atrás y BaekHyun se aferró a él con fuerza, notando que SeHun lo abrazaba hacia él.
—¿SeHun? —murmuró, sintiendo que la manta se le caía y quedaba completamente desnudo.
—Basta de jugar y más follar —gruñó el guardabosques en su oído.
A BaekHyun se le entrecortó la respiración y se aferró un poco más a él. Tomando la iniciativa, SeHun lo levantó del trasero, haciendo que BaekHyun se enganchara con las piernas a su cuerpo y dejase que sus sexos se rozaran mientras el guardabosques lo llevaba hacia el interior de la cabaña, exactamente a la cama donde habían estado un tiempo atrás.
BaekHyun entendió entonces que los juegos de persecución realmente excitaban a SeHun. Y realmente estaba a favor de eso, pues en ese momento y así de cerca suyo, se encontraba igual de encendido que él.
Cuando lo tuvo como quería sobre el colchón, los labios de SeHun recorrieron su pecho, deleitándose con toda la piel al desnudo que había y haciéndolo gemir incluso aunque BaekHyun trató de ser silencioso. Los dedos de sus pies se retorcieron del disfrute y sus caderas se empujaron hacia adelante buscando contacto con el cuerpo y calor ajeno, haciendo que SeHun le dedicara sonrisas entre los besos del festín.
Teniéndolo boca arriba en la cama, SeHun alentó a BaekHyun a llevar las rodillas hacia el pecho y pronto exploró en él varios lugares que ya había visitado el día anterior, pero esta vez con su lengua. SeHun estaba deleitándose con las reacciones de BaekHyun y se encontró deseando que este nunca dejase de balbucear su nombre entre delirios de placer.
Con un poco de prisa, SeHun tanteó en busca del lubricante de su mesita de luz y los condones, para luego embadurnar sus largos dedos con aquel líquido que haría todo un poco más resbaladizo y cómodo. Después de ingresar un solo dedo tras haber jugado alrededor de su entrada, dejó que BaekHyun gimiera a gusto y que marcara el tiempo de las penetraciones con sus pequeños y excitantes gemidos.
—¿Más? —le preguntó a un jadeante y sonrojado BaekHyun, que solo asintió y echó los brazos hacia atrás, buscando cualquier superficie para apretar y retorcer, en ese caso los barrotes de la cama.
Al segundo dedo que SeHun ingresó, BaekHyun comenzó a gemir todavía más alto y rogó a SeHun que lo tocara mientras lo penetraba. Obediente, el alto tomó el miembro hinchado y duro de BaekHyun y comenzó a acariciarlo haciendo uso del presemen que brotaba de la punta para humedecerlo más rápido. Cuando el tercer falange ingresó, su pequeño compañero humano estaba al borde del limbo, con las sienes sudadas y las piernas temblorosas mientras sentía el orgasmo acercándose.
Sin dejarlo llegar al clímax, SeHun quitó sus dedos y se alineó con el cuerpo de BaekHyun después de apresurarse por un condón. Mientras entraba en BaekHyun lentamente, acercó sus rostros para observar las expresiones del pequeño castaño, besando todos y cada uno de los minúsculos espacios en aquel hermoso rostro sin dejar ninguno atrás, deseando poder marcarlo como suyo para siempre.
—¿Estás bien? —susurró contra su mejilla, notando lo caliente que estaba bajo sus labios—. Dime si duele...
BaekHyun lo abrazó suavemente por los hombros, viéndolo con una sonrisa y las mejillas al rojo fuego. Estaba despeinado, tan hermoso que SeHun se lo quería comer.
—Mmm... estoy bien. Puedes moverte.
Buscando su mirada para comprobar si era cierto, vio los ojos de BaekHyun sumamente brillantes. No sabía lo que el hombre estaba pensando, pero se sintió conmovido, y por un momento hasta pensó que sus sentimientos de profundo amor eran correspondidos.
Con lentitud, SeHun marcó un suave ritmo progresivo, dejando partes de su alma cada vez que se deslizaba dentro de BaekHyun. Sin un poco de disimulo, lo amó en silencio con sus besos. Para él, su compañero era simplemente perfecto, y mientras conectaban una y otra vez a niveles que él nunca había imaginado, SeHun se preguntaba cómo haría para finalmente dejarlo ir. Iba a ser imposible, si todo de BaekHyun era perfecto para él: su cuerpo pequeño, sus reacciones, su manera de actuar, su sonrisa, su calor.
Si dejaba que se fuera para siempre y que nunca regresara, iba a ser como dejar ir la mitad de su alma que nunca supo que le faltaba, una parte esencial de su ser. No sabía cómo podría hacerlo, no después de esto.
Abrumado por las sensaciones, decidió sumergirse en el ahora y no pensar en lo que vendría después. Con expresión decidida, SeHun le tomó las manos a BaekHyun sin dejar de entrar y salir de su interior, y las enredó por encima de la cabellera castaña del hombre mientras lo miraba a los ojos. Sus bocas entreabiertas se hallaban muy cerca y sus gemidos y gruñidos se entremezclaban juntos, y llenando el silencio de la pequeña habitación. Se movían a una velocidad que solo ellos sabían, encontrándose con el cuerpo del otro con una necesidad que parecía que los iba a desgarrar por dentro.
Por varios minutos, ambos fueron uno solo, hasta que el orgasmo los golpeó a ambos y descargaron todo lo que tenían al tiempo que sus labios se unían de forma desesperada, buscando una conexión más, incluso después de todo.
—SeHun —jadeó BaekHyun contra sus labios hinchados. Sus ojos brillaban y el sonrojo aún no abandonaba sus mejillas.
Incapaz de decir nada, SeHun le acarició suavemente la mejilla con una sonrisa, apreciando su belleza. BaekHyun cerró los ojos, como encantado, y SeHun lo arrulló hasta que este se entregó al sueño.
Y solo cuando finalmente BaekHyun se quedó dormido entre sus brazos, SeHun se dio el permiso de dejar que algunas lágrimas cayeran por sus mejillas.
¿Cómo podía extrañar a alguien que estaba ahí a su lado? Era una sensación horrible. Se sentía como si le estuvieran dando una pequeña probada de un dulce y él fuera tan solo un niño hambriento. El guardabosques deseaba tener a BaekHyun para siempre a su lado, a su compañero, y le era imposible explicar la cantidad de sentimientos que experimentaba de solo verlo o tocarlo. Sin él, sabía que dejaría de ser SeHun; simplemente pasaría a ser mero polvo.
No obstante, sabía que llegaría el día que BaekHyun se iría, pues era inevitable. Ahora que el pequeño científico sabía su secreto sería más fácil de resolver el problema, sea cual sea el camino que BaekHyun quisiera tomar para hacerlo. Si a partir de entonces BaekHyun quería investigar los cadáveres, o a los osos que aún vivían en el bosque, ya no habría problemas con que lo hiciera y él fácilmente podría protegerlo para que no le sucediera nada malo mientras tanto.
Y cuando el problema finalmente estuviera resuelto...
Todo se mantuvo en silencio durante varias horas mientras SeHun se arreglaba a sí mismo y decidía qué iba a hacer: ayudaría todo lo posible a BaekHyun. Su prioridad ahora mismo era averiguar qué estaba pasando con los osos para que se murieran, y después de eso... ya vería qué iba a pasar. Sin embargo, eso no quitaba que tenía muchísimo miedo de que BaekHyun se fuera para siempre. Y le daba terror preguntar qué iba a pasar al momento en que descubrieran la verdad, ya que ni siquiera habían empezado realmente a buscarla por el camino correcto.
Solo le quedaba esperar y aprovechar al máximo su tiempo con el pequeño humano, porque sabía que su marcha sería inevitable.
Con aquello en mente, SeHun lo abrazó más fuerte contra él, pero trató de no quedarse dormido. Podía sonar excesivo, pero él no quería desperdiciar ni un momento al lado de BaekHyun, porque quizás... esa sería la única oportunidad en la vida que tendría de poder estar a su lado.
Sin embargo, el sueño tras tanta actividad le ganó, quitándole tan solo un par de momentos preciados a su lado.
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