Capítulo 1
—Sí, mamá, no te preocupes. —BaekHyun volvió, una vez más, a frotarse el puente de la nariz. Su madre realmente conseguía llevar su paciencia hasta el límite—. Ningún oso me comerá durante mi estancia.
—¡Cuídate mucho!
—Lo haré. Te llamaré cuando tenga señal, adiós.
Y colgó lo más rápido que pudo, volviendo a guardar su celular dentro de la chaqueta de cuero sintético. Aquella iba a ser su última llamada durante un buen tiempo, ya que ahora debía adentrarse en su camino sendero adentro, pasando junto al cartel del Parque Nacional en el cual se quedaría al menos durante una temporada.
Estaba tan entusiasmado que ni siquiera se encontraba un poco preocupado por el peso de su enorme valija, que en cualquier otra ocasión hubiera presentado una enorme molestia para él. La razón era que en ese momento se le había dado la oportunidad más increíble que podían llegar a ofrecerle en su carrera de Ecólogo: trabajo de campo.
Con la nueva problemática que había surgido durante aquel último mes en el Parque Nacional de Naeggyongy-do, los del gobierno se vieron forzados a buscar una solución, la cual dejaron en manos de la Universidad de Ciencias Naturales. Allí, BaekHyun estaba haciendo su doctorado con ayuda del director de esta, el doctor Do KyungSoo, quien al ver su insistencia, terminó cediéndole la oportunidad de ir y resolver el problema. Era obvio que KyungSoo estaba esperando que, con la experiencia adquirida allí, BaekHyun pudiera finalmente terminar su tesis, obtener su doctorado y con suerte, no verlo hasta dentro de nuevo aviso.
Motivado al imaginar el fin de sus estudios académicos por un tiempo, BaekHyun sonrió para sí.
—¡Problema ambiental para mi tesis, allí voy!
Con energías renovadas, emprendió su caminata incluso más emocionado que antes. Tendría que caminar hasta la cabaña del guardabosques —quien debería haberlo estado esperando en la entrada del parque al momento que el taxi lo dejó, pero ¿quién era Byun para quejarse?—, donde se hospedaría. Una vez allí, iba a ser informado por el guardabosques acerca de la situación. El bosque era famoso en el mapa por ser un tanto frío y húmedo, pero realmente no le importaba, siempre y cuando pudiera llevar con tranquilidad y seriedad su tarea: resolver el gran problema que estaba matando sin razón aparente a algunos animales del área, en su mayoría osos pardos.
Los árboles comenzaban a engrosarse a medida que él iba adentrándose aún más en el camino. En la valija, apenas llevaba un par de prendas de ropa, ya que tenía su preciado microscopio ocupando la mitad del espacio y casi todos sus apuntes amontonados en la otra. Casi toda su vestimenta la traía en el enorme bolso que colgaba en su espalda. Baek realmente iba cargado y su humor fue decayendo de a poco a medida que se daba cuenta de aquello, ya que un poco de ayuda le hubiera venido bien.
Casi media hora después, al final del infinito sendero, lo recibió la pequeña y modesta cabaña con el logo del Parque Nacional en la fachada. El porche era minúsculo, pero una mecedora estaba junto a la puerta. Había una ventana a cada lado de la puerta, y se vislumbraba un primer piso que era más un ático que otra cosa; toda la estructura era de madera de roble allí donde se mirara. Típica de películas, a decir verdad, y aunque pudiera sonar tonto, le subió un poco el ánimo a BaekHyun. Ya faltaba poco para empezar todo, se recordó.
Se encaminó hacia la puerta y luego de retirar el mosquitero, tocó dos veces en la madera. Tras unos momentos de esperar y no recibir respuesta, tocó otra vez.
Nadie respondió.
Con un suspiro, BaekHyun decidió adentrarse en la estancia, la cual se encontraba casi a oscuras excepto por la chimenea a medio apagarse en una de las esquinas, frente a un gran sofá con almohadones de aspecto rústico. Todo el ambiente en sí lucía de esa forma, aunque era acogedor.
—¿Hola? —se atrevió a preguntar mientras dejaba su equipaje en medio de la alfombra, en el centro de la pequeña estancia—. ¿Señor guardabosques?
Hizo un puchero cuando no recibió respuesta y decidió ir a sentarse al sofá. No quería alterar la extraña paz de la estancia, por lo que prefirió no hacer o tocar nada hasta presentarse formalmente. Sería invasivo ponerse a desempacar sin haber sido recibido por el habitante del lugar.
Sin embargo, no tardó mucho en escuchar unos ruidos provenientes del exterior. BaekHyun se puso de pie y volteó hacia la puerta al instante que un hombre terriblemente alto y enorme atravesaba la, en comparación, enana puerta. Su cuerpo estaba bien trabajado y tonificado, su cabello era negro como el petróleo y su mirada podría haber desnudado a BaekHyun. Le hizo temblar apenas las piernas, de hecho.
Cabe destacar que el hombre estaba como lo trajo Dios al mundo. Había kilómetros de piel desnuda, pero lo que le llamó la atención a BaekHyun fue que el hombre enseñaba un gran atributo que él no se demoró en escanear. Al darse cuenta de lo atrevido que estaba siendo, rápidamente hizo contacto visual con aquella torre humana, quien lo miraba entre curioso y espantado.
—¿Qué quiere? —preguntó el desconocido con un gruñido mientras daba una zancada en el interior de la casa y tomaba unos pantalones que había en un perchero junto a la ventana. El hombre tuvo una maldita erección al momento en que sus ojos habían chocado, y BaekHyun la había visto, maldita sea. Sentía calor por todos lados—. ¿Por qué está aquí? —El pelinegro volteó a verlo otra vez.
BaekHyun tomó una profunda bocanada de aire. El tipo se había puesto los pantalones. Al menos era algo.
Intentó no mirar hacia abajo.
—Soy Byun BaekHyun, me...
—No me importa quién es —dijo de mala manera, interrumpiéndolo—. No puede estar aquí...
—¡Soy el Ecólogo que ha enviado el gobierno! —se quejó BaekHyun, devolviéndole la interrupción—. Imagino que usted es el guardabosques. Entonces, ¿por qué anda desnudo?
—No quiero saber nada del gobierno —dijo ignorando su pregunta—. Además, se supone que usted no llegaría hasta la semana próxima.
—Bueno, adelantaron mi llegada. Deberían habérselo notificado esta misma mañana, pero probablemente cuando le llamaron andaba correteando desnudo por el bosque —bufó en voz baja aquello último, cruzándose de brazos.
Ese guardabosques definitivamente había conseguido aplastar su buen humor con apenas un breve intercambio de palabras.
Se formó un silencio en el que ambos simplemente se miraron, haciendo notar la gran diferencia de alturas entre ellos debido a cómo BaekHyun debía echar la cabeza hacia atrás. El hombre estaba a tan sólo una enorme zancada de distancia suya y el científico estaba haciendo su mayor esfuerzo por no mirar la perfecta tabla abdominal del guardabosques. ¿Andar desnudo era algo usual para él? No parecía del tipo nudista. Aunque su hermoso cuerpo tonificado no era algo que quemara la vista, al contrario...
—Bien, bien. Puede dormir en el sofá —masculló el guardabosques, dando por finalizada su guerra de miradas.
Dicho eso, lo rodeó y terminó yendo hacia una puerta que había al fondo de la pequeña estancia. La cerró con fuerza, haciendo que BaekHyun se sobresaltara.
Por unos momentos, el pequeño científico se quedó de pie observando el lugar por donde el hombre había desaparecido, pero rápidamente corrió detrás suyo.
—¡Oiga! ¡No me deje así! —gritó golpeando la puerta de madera con insistencia—. Todavía no hemos arreglado cuándo saldré a hacer mi primer reconocimiento de campo. Aún tengo que ver los cuerpos de los animales e investigar...
—No hay cuerpos. —La puerta de lo que ahora sabía BaekHyun que era la habitación del tipo por la cama que había, se abrió de repente, dejando ver al guardabosques ya vestido con ropas de leñador—. No los busque.
El bajito retrocedió unos pasos, intimidado por la altura del guardabosques, y le dio paso. Ahora este iba hacia la cocina, así que lo siguió desde una distancia prudente.
—Pero...
—Mañana a las ocho me va a acompañar a hacer mi primer recorrido del día. Ya no me moleste más —decretó—. Puede dejar sus cosas de científico ñoño en la mesa del rincón junto a la ventana.
BaekHyun apretó los puños, furioso.
—¿Va a estar dándome órdenes todo el tiempo?
—Sí —respondió el gigante, tomando una olla de debajo del fregadero—. Y habrá reglas si vamos a convivir y trabajar juntos, a pesar de que no me agrada ni un pelo que el gobierno se interese justo ahora por la reserva.
—Yo no soy del gobierno, sólo me delegaron la tarea porque...
—Mire, no me importa —lo interrumpió. BaekHyun sintió que su garganta iba a desgarrarse de la rabia que le provocaba el ser interrumpido a mitad de una frase—. Si lo mandó el gobierno entonces alguna relación tiene con usted.
—Yo no...
—No me interesa —recalcó, sacando de sus casillas a BaekHyun como nunca antes lo había hecho alguien—. Si lo envió el gobierno, entonces trabaja para ellos. Y el gobierno nunca se preocupó por este lugar. Sólo porque los ecologistas les estuvieron tocando las pelotas en los medios tomaron medidas, porque si no, hubieran dejado este problema macerarse. Es lo que siempre hacen.
—¿Sabe qué? No voy a darle explicaciones porque no las merece —siseó BaekHyun, sintiendo las uñas clavarse muy profundo en la palma de su mano—. Sólo dígame las jodidas reglas así no tengo que interactuar más de lo necesario con usted.
El guardabosques le dio una sonrisa socarrona que lo molestó aún más. Podría haberlo golpeado en su perfecto rostro, pero no estaba seguro de si su puño tendría mucha fuerza al llegar tan arriba.
—Parece que ahora nos entendemos. —El guardabosques echó en la cacerola un pedazo de conejo congelado y unas verduras que acababa de cortar en medio de su discusión—. Primero que nada, no se acerque a mis cosas. No me siga por el bosque a menos que le haya dado mi autorización. No salga solo de la cabaña y menos aún si es de noche o está atardeciendo. Tampoco haga fogatas ni ponga música alta. No toque mis malditos frascos de miel de la alacena, y, no se meta en mi habitación.
—Parece que estar tan aislado del mundo lo hizo todo un ermitaño amargado —bramó BaekHyun—. Estoy aquí para ayudar, hacer mi tesis e irme al diablo de aquí, así que si no quiere pasar mucho tiempo conmigo, mejor no dificulte mi investigación e intente dejar camino libre al experto para resolver el problema lo antes posible —dijo con tono altanero, tratando de ocultar su rabia. Su plan inicial de quedarse por mucho tiempo disfrutando de la naturaleza había cambiado drásticamente luego de conocer al guardabosques—. Si no me quiere mucho tiempo alrededor, no entorpezca mi trabajo.
—Y usted no entorpezca el mío —el guardabosques prácticamente le gruñó.
—Bien.
—¡Bien!
Un último choque de miradas enojadas en el que saltaban chispas hacia todos lados, y BaekHyun se marchó a paso enojado al sofá, donde en frente suyo posicionó su maleta y la abrió en un santiamén. Tomó sus apuntes y comenzó a leerlos con el ceño fruncido, sin concentrarse realmente, dejando que los sonidos fuertes y también molestos que venían del guardabosques gruñón cocinando llegasen hasta su mente, volviéndola una maraña de pensamientos.
¿Por qué mierda le había tocado un cuidador así de amargado? A él realmente le hubiera gustado poder hablar con el tipo de lo hermosa que era la naturaleza, el equilibrio del ecosistema, y cualquier tema que su ex-novio LuHan siempre habría calificado como cosas de cerebritos.
Y sin embargo, ahí estaba: encerrado en una cabaña con la persona más tocapelotas que había conocido en su vida, el tipo que probablemente se encargaría de hacerle la vida imposible por el simple hecho de que el gobierno lo había enviado. ¡Ni siquiera había sido capaz de escucharlo hablar! Su mente era tan cerrada que ni siquiera había intentado escuchar sus argumentos, simplemente le chistó como si fuera un niño pequeño. ¡Definitivamente no le caía bien!
Y mierda que si el guardabosques hubiera sido de su altura probablemente BaekHyun le hubiera dado una buena paliza como había aprendido a hacerlo en sus clases de Hapkido. Sólo que poco podía hacer con un tipo que medía probablemente un metro noventa. Iba a tener que bastar con fulminar al tipo con la mirada y sacarle la lengua cuando le diera la espalda.
Apretando con fuerza sus apuntes, BaekHyun soltó un suspiro por lo bajo.
Estúpido y caliente guardabosques gruñón.
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