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10. Sibyl

https://youtu.be/SVWM7hq7SCo

"Ha sido un largo camino por seguir
Estuve allí y me fui mañana
Sin decir adios al ayer
¿Los recuerdos que tengo siguen siendo válidos?
¿O las lágrimas los han engañado?"

Maaya Sakamoto - Gravity

✎﹏﹏﹏ 🎸 🎶 🎸 ﹏﹏﹏✎

La niñez de Sibyl, como la de sus padres, sus abuelos y, posiblemente, todos sus ancestros desde inescrutables líneas genealógicas sin definir a lo largo de los siglos; fue una etapa dolorosa cargada de necesidades y carencias. Su memoria tiene vívidas imágenes de peleas en las que siempre se embarcaba Vera. La veía insultar, pelear, morder, patear, arañar y agredir de formas muy peligrosas a su padre, su padrastro, los vecinos, gente con la que trabajaba, incluso autoridades policiales. Era increíble que la mujer no tuviera ninguna condena ejecutoriada; es más, resultaba insólito que jamás hubiera tenido que defenderse ante ninguna instancia judicial, ni aún por clavar sus uñas sobre alguno que otro policía. Lo más que tuvo que aguantar fue cuarentaiocho horas en prisión por una pelea callejera que terminó en eso, dos días perdidos, nada más. La gente solía decir que Vera hacía brujería y por eso jamás recibía justicia, en ningún sentido. Razón no les faltaba.

Las continuas porfías de su madre cultivaron un estado de miedo constante en Sibyl, quien creía a su progenitora capaz de las atrocidades más salvajes. Y de cierto es que sí lo era, si no había matado a nadie aún es porque la fuerza y la técnica no le alcanzaban. Este punto puede ser mejor ilustrado con un ejemplo: Arturo tenía la técnica y la fuerza para matar, mas no las ganas ni la intención. Vera tenía las ganas y la intención de matar, mas no la fuerza ni la técnica. ¿Por qué era Vera una mujer tan peligrosa y violenta? Porque en toda su vida aprendió que no tiene nada que perder, que nada tiene sentido y que la muerte es un azar caprichoso y absurdo. En cambio, el sufrimiento es opcional, controlado, maquiavélico. Es más fácil morir que sufrir.

A lo largo de su infancia, el inflamable y peligroso temperamento de su madre arraigó en Sibyl un instinto muy básico de supervivencia y auto-protección. Intentaba encontrar un apoyo en Facundo, estableciendo los dos unos lazos fuertes, mas no demasiado flexibles. Y como es sabido, los apegos sólidos se desgastan más con el tiempo que los nexos dúctiles. Algo así como la diferencia entre una barra de acero y un hueso. El acero es duro, resistente, pero el tiempo lo oxida, lo debilita, lo hace quebradizo. El hueso, en cambio, es más frágil y puede romperse con mayor facilidad, pero también puede sanar y regenerarse. Asimismo, la relación entre Sibyl y su hermano, misma que era sólida y fuerte en la niñez, se fue erosionando con el paso del tiempo. Cuando Beatrice nació, ese lazo terminó rompiéndose. Facundo se sintió reemplazado por la niña recién llegada y levantó un muro entre él y Sibyl para poder asimilar aquello que consideraba una traición.

Si ya de por sí la vida en el hogar era un acto de supervivencia, la vida escolar de Sibyl no hacía otra cosa que aumentarle dificultad al vivir. Pasó toda su instrucción en escuelas públicas, mejor conocidas en Bolivia como "colegios fiscales". Esto, en esencia, no debería representar un problema, no obstante, Bolivia no era un país próspero, bueno, sí lo era, pero solo para algunos, y el principal problema de Sibyl no era tanto la precariedad como sí la marginación de la que era objeto.

Debido a lo poco que aprendió en el hogar, no tenía muchas nociones para socializar, aprendió a odiar primero, igual que su madre. También aprendió a justificarse por medio de los golpes, pero la pobre Sibyl no tenía la fuerza de sus compañeras. Estaba mal alimentada, flaca, débil. Para una chica grande y fuerte era fácil quebrarla como una rama de paja. En el colegio la odiaban y ella odiaba a sus compañeros por igual. Sus calificaciones también reflejaban su obstinación, Sibyl odiaba a sus maestros. Fue al entrar al nivel secundario que tuvo que aprender a estudiar con más ahínco, eso si no quería ser torturada por su madre.

A causa de las necesidades de su familia, también se vio forzada a trabajar desde muy pequeña. Aunque recibía una pensión de su padre, el dinero siempre era escaso a causa de las necesidades de salud de Beatrice. Debido a ello, Sibyl solía emplearse en una fábrica de jabones donde el trabajo infantil era mal pagado, anónimo e ilegal. No había contacto social, todos los niños iban allí a una sola cosa: trabajar. Nada más. Pudo ser peor después de todo, Sibyl era una niña bonita, los tratantes de blancas suelen secuestrar a niñas así para su ganado de esclavas sexuales o como "ñustitas" del presidente en turno; mas ese no era su destino, por alguna razón, no lo era.

Desde sus nueve años, Sibyl tuvo una rutina concreta que implicaba salir del colegio en la mañana hasta el mediodía, recibía el almuerzo escolar que da la alcaldía. Luego iba al trabajo que empezaba a las tres de la tarde y terminaba a las diez y media de la noche. El jornal se lo entregaban al día y ese dinero le servía para llegar a casa y evitar una masacre por parte de su madre. Si las notas del colegio iban bien y el dinero llegaba, Sibyl podría dormir esa noche con algo de tranquilidad. Si alguno de esos dos elementos le fallaban, sería torturada con los azotes de un cinturón inclemente e incansable.

Debido a la naturaleza clandestina y marginal de la vida de Sibyl, nada podía mejorar para ella hasta ser mayor de edad, momento en el que podría aspirar a trabajos mejor pagados. Sin embargo, y a pesar de la miseria que le rodeaba, algunos privilegios de la era de las tecnologías llegarían a la vida de la desdichada chica para irle mejorando la existencia.

Su primer smart-phone se lo compró ella misma con los ahorros que había acumulado, almacenando centavos cada día; cuatro años de ahorro constante le permitieron tener una cantidad razonable debajo del colchón. Realizó la compra de forma encubierta en una zona donde se vende mercadería robada. Era un Samsung Galaxy Young que había adquirido durante su treceavo cumpleaños, el mejor regalo que recibió en toda su vida, y se lo hizo ella misma. Fue entonces que conoció internet en toda su salvaje proporción, gracias al celular y las promociones de la operadora telefónica estatal para gente de escasos recursos. Un descubrimiento que dejó abrumada a Sibyl.

Gracias a la red, empezó a educarse mejor a sí misma. Google, Wikipedia, la existencia virtual es una biblioteca descomunal que empezó a llenar su mente con sorpresas e información. Fue gracias a ese conocimiento que su existir empezó a mejorar.

Lo primero que hizo con todo lo aprendido fue ponerse a su pequeña hermana en hombros. La amaba como si fuera su propia hija y gracias a sus nuevos conocimientos pudo ayudarle a mejorar sus rutinas, alimentación y una incipiente educación que, aunque no suficiente, era mejor que nada.

Vera sintió respeto por la actitud proactiva de Sibyl hacia su hermana, ablandándose con ella y concediendo cada vez más indulgencias. Pronto ya no la trataba como un verdugo torturador del Medioevo y empezó a darle un trato más humano, más acorde para una madre. Aunque no mucho, sus vidas en algo mejoraron. Eso también se vio en el rendimiento académico de Sibyl, que empezó a destacar en los estudios. Gracias a ello dejó de tener avenencias con sus maestros, pero le ganó aún más odio de sus compañeros, en especial de las chicas que tenían una guerra declarada contra ella, a diferencia de los chicos, quienes la ignoraban por completo.

El éxito académico también llamó la atención de Ramiro, veía a su hija luchar por un futuro mejor, la respetó por ello. Él también estaba en una situación muy difícil por su salud y su incapacidad para trabajar más y ganar el dinero que necesitaba, pero hizo un esfuerzo para comprar una pequeña notebook china, misma que fue el regalo de quince años de Sibyl. No podía ser más propicio pues a partir de ese humilde ordenador, la chica empezó a explorar otras posibilidades. Por fin podía leer PDF's sin destruirse la vista y sin depender de la duración de la batería del celular. Fue una mejora bastante definitiva que ayudaría a la chica a subir un peldaño más. Lo que se consolidó con el siguiente gran descubrimiento de su vida: el mundo del frikismo y la literatura.

El primer ánime que Sibyl vio tiene por título: "Clannad". Un shojo/josei de los más dramáticos jamás escritos; franquicia que tenía ánime, manga, película, novela visual, videojuego e incluso un libro en formato narrativo de novela ligera. Sibyl quedó impactada y conmovida en lo más profundo y humano de su ser con semejante pieza de emociones múltiples a color. Desde entonces internet le trajo más ánime, mucho más.

La chica se daba tiempos entre sus estudios, su trabajo y los cuidados de su hermana para consumir tanto ánime como le fuera posible. Descubrió el manga, el cómic, el cosplay y todo un universo de magia y colores que la dejó hechizada. Ese mismo impacto lo sintió con la música empezando del pop y el rock japonés. Amaba a L'Arc~en~Ciel, su banda favorita en la vida. Una cosa llevaría a la otra y de lo japonés pronto llegaría a lo surcoreano empezando por BTS, su segundo gran amor. Su pasión por la música asiática se vio avivada a medida que iba aprendiendo sobre Japón y Corea del Sur. Al final también empezó a consumir productos culturales de China, iniciando así un proceso de exploración que la llevaría a entender su lugar en la vida.

Al llegar a sus diecisiete años, Sibyl supo a qué se dedicaría hasta el último de sus días por medio de la exploración de la Literatura. El primer libro que ella misma eligió para leer, es decir, el primero que no fue una imposición del colegio, fue "Emma y los cuadernos de investigación", del premiado escritor boliviano Daniel Averanga. Se sintió intrigada por la forma en que las mismas palabras que ella usaba para hablar y comunicarse, pudieran tener sentidos tan poéticos y atrapantes, en manos de un escritor. Para ella fue como tener un objeto doméstico y descubrir que podía darle usos fantásticos a ese mismo objeto. El problema era que los libros eran caros para ella, demasiado caros, y a menudo no se sentía satisfecha con lo que podía encontrar en PDF. Aún así, usó sus horas de dormir para leer todo cuanto pudiese.

Su primer gran amor de la literatura fue J.D. Salinger, pronto descubriría a Lewis Carroll, William Golding, Isabel Allende, Machado de Asís, Gaby Vallejo, Vladimir Nabokov y muchos más. Pero J.R.R. Tolkien y "El Señor de los Anillos" lo cambiaron todo para ella. Fue el inicio de una pasión por la narrativa. Aunque había visto la película, jamás pensó que la obra literaria fuera tan inmensa. Lo contado en los filmes no era más que una fracción de todo un universo narrativo. No pudo caber de asombro y emoción cuando leyó por entero todo lo ocurrido en Tierra Media, desde J.R.R. Tolkien hasta su hijo Christopher. Entendió que el origen de todo solo podía estar en la palabra escrita y se obsesionó con ello. John Green, Jane Austen, Laura Gallego, Jaime Nisttahuz, J.K. Rowling, García Márquez, Victor Hugo y muchos más formaron parte de las lecturas de Sibyl. Había encontrado su pasión lectora y un día, buscando PDF's, encontró la aplicación que le daría un norte a su experiencia de vida: Wattpad.

Le faltaba poco tiempo para graduarse del colegio y Sibyl sentía que recién estaba descubriendo el mundo entero. Conoció a otras chicas como ella que no solo leían, sino que se esforzaban por escribir. Una cosa llevó a la otra y pronto Sibyl empezó a desear dedicar tiempo a la escritura también.

La chica estaba segura de que no deseaba usar su identidad real en la red. Por todo lo que pudo observar, desconfiaba de internet. Así que creó un alter ego virtual, personaje ficticio de su propia creación llamado: Kat Clein; con el cual haría su debut en Wattpad y como personaje de internet.

Le fue bien escribiendo prosa poética, leyendo y reseñando libros de otras autoras noveles, recomendando lecturas que ella conocía gracias a su carrera de Literatura y dando apoyo a otras chicas que querían escribir. Así, Sibyl empezó a generar contenido en la red para diferentes redes sociales, dándole forma a su personaje y aprendiendo en el proceso; disfrutaba haciéndolo, encontraba una ventana hacia la experiencia social que la vida en cuerpo presente, le había negado.

Llevada por su interés literario, pronto se puso a buscar grupos de Facebook y WhatsApp con las temáticas de su interés, acumulando las amigas virtuales que se convertirían en el centro de su vida social. No tenía amigas en su comunidad, ni en su vecindario, ni en su escuela, ni en su trabajo, ni en ninguna parte donde Sibyl existiera físicamente. Todas sus amigas yacían en internet.

Sus primeras y más queridas experiencias románticas también las forjó por internet. Se sentía enamorada de Jimin de BTS y de Hyde de L'Arc~en~Ciel, pero en la literatura se describía un amor diferente a lo que ella sentía. Pensaba que ese amor era solo un mito; sin embargo, sus amigas virtuales fueron cambiándole de opinión en medida que daban testimonio de sus venturas y desventuras sentimentales. Ellas tenían la misma edad de Sibyl, pero sus vidas eran muy diferentes, mejores, sin tanta necesidad y mayor esperanza por un futuro mejor y un presente colorido; al menos las chicas que ella conoció. Entonces Sibyl se preguntó: "¿Por qué a ellas sí a mí no?". Juventud, divino tesoro, la respuesta es obvia cuando no eres tan inocente. Aunque Sibyl era algo atolondrada.

De tanto vivir en internet, Instagram fue la aplicación que los hados eligieron para mostrarle a Sibyl el otro lado de la red. Vio que muchas chicas que hacen cosplay tenían cuentas de Instagram con cientos, miles de seguidores quienes las llenaban de cumplidos y a veces, hasta de dinero. Sentía mucha vergüenza de pedir opinión a sus amigas virtuales sobre el asunto, así que se puso a investigar por sí misma. Entendió que la atención de mucha gente era posible, algo que Sibyl creyó una quimera mitológica. Pensaba que todo el mundo, salvo la gente famosa, vivía en un similar estado de aislamiento social al que ella vivía, pero internet lo hacía todo posible.

Se puso a indagar seriamente el fenómeno y por medio de sus pesquisas no solo descubrió las bondades de ser una celebridad de internet, sino que empezó a desear esa atención, solo por un momento, empezó a desearla. Pero no tenía el cuerpo, era demasiado delgada, ella lo sabía, estaba resignada a jamás poder hacer un cosplay decente. Sin embargo, halló otras formas de experimentar, solo que para ello necesitaría algo más de inversión y un trabajo nuevo.

Al graduarse del colegio y cumplir la mayoría de edad, la chica fue capaz de hallar un empleo mucho mejor pagado. Un día, caminando por la calle, vio un letrero en la vitrina de un restaurante que solicitaba a una mesera. Por primera vez, su color de piel, el que la había puesto en desventaja en todos los vecindarios que conoció y las escuelas públicas a las que asistió, le fue favorable.

El dueño del restaurante era un turco-descendiente bastante racista que tenía a la mayoría de la gente morena de Bolivia como: "Indios de mierda". La caucasidad de Sibyl convenció al dueño del local de emplearla a pesar de no tener experiencia en ese tipo de trabajos; desde luego, la inocente chica no estaba muy consciente de las verdaderas intenciones del dueño del restaurante.

Por medio de ese trabajo, Sibyl empezó a conocer más mundo. Muchos turistas iban al local, constituyendo auténticos muestrarios de culturas diferentes y exóticas. Fue en ese trabajo que Sibyl conoció en persona por vez primera a la gente asiática que solo podía ver por internet, resultó un cliente japonés que le dejó una generosa propina. También conoció ejemplares europeos, norteamericanos, de Oceanía y de Medio Oriente, toda una medina internacional de exhibición cultural —cultura mix check—. Sus descubrimientos la llevaron a entender la causa por la que era despreciada en su vecindario y durante sus días de colegio. Había discernido lo que era realmente la otredad transgresora y aquello la dejó impactada en lo más profundo.

Gracias a las propinas, Sibyl podía invertir la totalidad de su sueldo en las necesidades de su pequeña hermana, además de poder pagarse su propia comida. Tenía más dinero, así que ya podía comer tres veces al día, creyó que podía comer hasta volverse obesa. Y sí que lo intentó, en cuanto mejoraron sus ingresos, quiso comer todo lo que no pudo de niña, pero aquello solo logró hacer que se enfermara. Aprendió que debía cuidar más su salud y asistió a un dentista para que le arreglara su descuidada dentadura. También se pagó algunas visitas a médicos de otras especialidades. Fue así que descubrió un padecimiento congénito que la condenaría a tener un cuerpo débil y osteopenia; además desarrollaría ovario poliquístico y crecería muy poco, su cuerpo se quedaría estacando entre sus trece y catorce años biológicos por el resto de sus días. Aquello, sumado a la mala nutrición que tuvo de pequeña y a todo lo que se vio forzada a trabajar, le habían dejado una frágil salud que debía cuidar con especial atención. Aun así, Sibyl no se desanimó y empezó a gastar dinero en suplementos alimenticios de subsidio, para fortalecerse y mejorar su salud.

Con el dinero de sus propinas, la chica también empezó a darse ciertos lujos como comprarse libros o ropa. Gracias a lo que observó en chicas asiáticas, tanto por internet como en el restaurante para turistas donde trabajaba, descubrió que ser delgada y pequeña no era justificativo para lucir mal; no estaba condenada a ser fea. Las chicas de Asia eran menudas y delgadas, como ella, así que aprendió a arreglarse y vestirse acorde a la moda asiática, se sentía más cómoda de esa manera, y eso le ayudó a mejorar la imagen que tenía de sí misma. Empezó a sentirse más segura y quiso compartir esa seguridad con el mundo.

Empleando su alter ego de internet, abrió una cuenta de Instagram a la que subía fotos de la ropa que compraba en remates. No se trataban de prendas caras o de marca, no; era ropa traída desde China y que se vendía en la populosa "Feria de la 16 de julio" de la ciudad de El Alto. Su primer día en la carrera de Literatura lo vivió vestida con sus prendas favoritas, combinación que también fue la primera foto de ella misma que subió a su Instagram. Bueno, de su cuerpo al menos, pues su rostro lo tenía cubierto con un barbijo.

Como era de esperarse, el éxito de Sibyl en Instagram fue veloz. Era una red social muy diferente a Wattpad, más frenética, dinámica, adictiva. Pero también le trajo algunas de sus más amargas experiencias con hordas de degenerados necesitados de una mordida de sensualidad. Estuvo a punto de cancelar su cuenta en la famosa red social dedicada a la fotografía, pero la cantidad de seguidores y cumplidos le impedía cerrarla, jamás había recibido tanta atención positiva; de niña, cuando alguien le daba alguna atención, no era sino para agredirla. En internet no le pasaba eso, no al principio, al menos.

Desde luego, el hate en la red es un fenómeno bastante esperable y predecible. Sibyl ya tenía tiempo navegando como para ignorar ese hecho, como también estaba lo suficientemente curtida en recibir insultos y ofensas como para que la opinión negativa de un troll anónimo en internet afectara su día, lo que al final ocurría después de todo. Pero donde en verdad le dolió que le trataran mal fue en Wattpad, lugar donde dejaba su corazón al descubierto por medio de sus párrafos. Sufrió una cascada de traiciones por parte de sus amigas virtuales, quizá un poco celosas por su rápido acenso en Instagram y TikTok, menuda ganzada. Pero aquello no era una situación tan trivial para ella, era importante, y la devastó.

Durante un momento de depresión decidió abandonar internet, decepcionada con la gente en general. Fue entonces cuando encontró una aplicación para conocer gente. Como estaba decidida a dejar la vida virtual, se propuso el desafío de hacer una vida presencial, física. Y tenía miedo pues no sabía qué hacer ni por dónde empezar. Había pasado mucho tiempo siendo un personaje anónimo de internet, un rostro incognito que jamás fue revelado, una prosa sin contexto e inundada de emociones, un cuerpo vestido de cosplay en el cuero de una chica de identidad ignota. Tanto así que no tenía experiencia en tratar personalmente a las personas, no al menos en términos de hacer amistades. Se sentía bien viviendo en su alter-ego, siendo ella misma su propio avatar. Sin embargo, la inseguridad de abandonar su "espacio seguro" para afrontar la vida física le comía la médula. No quería, pero debía hacerlo.

Por otro lado, viendo todo el hate de internet, quizá esa sería su única opción. Tenía que lograr una amistad presencial por primera vez, tener un amigo en su misma ciudad, alguien en quien confiar dentro de su comunidad. Era necesario, no podía vivir encerrada en internet para siempre.

Abrió su perfil solo con la información más esencial y empezó a revisar perfiles tanto de hombres como de mujeres. Solo quería encontrar a otro ser humano con quien compartir un poco de la vida, nada más. Y entonces vio un perfil de alguien tocando una guitarra acústica. La brevedad del perfil, sin tantos detalles como los brindados por otras personas en la misma aplicación, le hablaban de un hombre sintético y concreto. El perfil además señalaba: "Estoy harto de relaciones desechables, quiero conocer a alguien y que ese alguien tenga ganas de conocerme". Parecía alguien honesto. Tomó valor y le mandó el mensaje que lo cambiaría todo, su saludo ya tradicional y que mostraba su personalidad: "¡Tu turú!".  

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