Capítulo 1 -¡Lo encontré!
—¡No me sueltes, no me sueltes!¡Mírame, mírame! ¡Estoy aquí, abre los ojos!
Atrapado en el centro de aquella escena escalofriante, Louis sentía que sus pies se hundían en un suelo invisible. Con cada segundo que pasaba, se aferraba más a su cama, sus manos apretaban las sábanas intentando escapar del juego macabro de su mente, mismo que se había vuelto una constante.
El sudor resbalaba por su frente mientras sus ojos se cerraban con más fuerza, pataleaba en una lucha por despertar hasta que los temblores que sacudían su cuerpo pausaron de repente, justo cuando el frio y la oscuridad lo envolvieron todo.
Preso de lo que veía, se aferró con las fuerzas que a sus once años poseía y trepó sobre el estómago de George que yacía sobre el suelo carmesí, y sacudió sus hombros, esta vez con más desesperación, un pobre esfuerzo porque la vida se le esfumaba como el humo de una colilla de cigarro, lenta y constante.
>>¡Despierta! ¡Despierta! ¡Abre tus ojos! ¡Hermano!
El aire estaba cargado de un silencio inquietante, roto solo por el eco lejano de su respiración agitada, pues al parecer sus gritos carecían de sonido.
Cada golpe que asestaba sobre el pecho de George era una puñalada de miedo que se extendía por su propio cuerpo. Con sus pequeñas manos agitó los hombros de aquel que lo había protegido como a un hermano, con desesperación se inclinó sobre el cuerpo ajeno y lo agitó, justo como las olas hacen con las barcas pequeñas.
Tembloroso, gritó hasta desgarrar sus cuerdas vocales; incluso cuando los latidos de George cesaron y el mundo guardó silencio, avergonzado por arrebatarle a un niño el único lazo que lo sostenía.
A su alrededor, sombras grotescas comenzaban a emerger, figuras amorfas pero humanas que se arrastraban y que se quedarían grabadas en su mente por los siguientes años.
>>¡No,no! ¡No! ¡Despierta! ¡Hermano! ¡Despierta, por favor! ¡te lo suplico, George!
El último grito fue desgarrador, como siempre que soñaba, su cuerpo se arqueó en un movimiento violento y finalmente, sus párpados se abrieron.
Tenía el pijama humedecido por el sudor, con el pecho agitado y un dolor punzante, los dedos cansados de aferrarse a la ropa de cama. Sí, la misma pesadilla otra vez.
Miró el reloj, 5:28am, esta vez había ganado veinte minutos a su constante falta de sueño, pero bien sabía que sería imposible volver a dormir.
Después de tomar una ducha que no lograba lavar sus pecados, se miró al espejo, tenía un corte sobre la ceja y en el lado derecho de su pecho aquel hematoma violeta que lucía espléndido. Paseó sus manos sobre éste e inhaló fuerte, como si el aire limpiara su alma y casi sonrió. Dos noches antes había conseguido una pequeña victoria.
...
El cansancio realmente era muy jodido, había pasado dos malas noches continuas en esa semana y el sueño comenzó a presentarse en cuanto Louis llegó a su trabajo. "George,s House" el refugio para animales del que se hacía cargo desde hacía diez años.
Sus ojitos comenzaron a cerrarse en cuanto la cafetera empezó a burbujear y él esperaba por algo de cafeína que despertara su cerebro
—Buenos días.
Liam Payne, amigo y rescatista; entró cargando una maltrecha caja de cartón con una frazada roída y descolorida encima.
—Dime que son flores —respondió Louis mientras cruzaba los brazos en señal de rendición —o cervezas.
—Es mejor que eso. En realidad, es Simón, un buen amigo mío.
—No confío en nadie con ese nombre.
—Y haces bien, pero este Simón sí que es un buen amigo —pronto descubrió al cachorro de husky entre sus brazos, completamente blanco, con aquellos ojos impresionables que miran el mundo por primera vez y todo les asombra. —Tiene una historia peculiar.
—No tenemos capacidad Liam, —refutó sin atreverse a mirar por más tiempo a los ojos de aquel cachorro, se necesita un carácter decidido para dirigir un centro de rescate animal después de todo, Louis es un hombre con una misión en la vida, ha perdido casi todo y la máscara de hombre frío era algo que debía conservar —,con este ya son veinte perros, además de los patos, Sam el panda rojo, tenemos a Aquiles y Patroclo y sus bebés, y no olvidemos a Margot y Oli, realmente ya no podemos recibir a nadie más.
—Los dos sabemos que no lo echarás —tomó al cachorro y lo puso en los brazos de Louis, Liam conocía su amor por los animales, en especial por aquellos que habían sido subyugados —vamos, mira esos ojos. Además, Simón no va a quedarse para siempre, vino de intercambio escolar, algo así como una beca.
—¿De qué mierdas hablas? —Simón no dejaba de mover la cola mientras olfateaba al castañito y trepaba sobre su pecho buscando acomodarse entre sus brazos.
Liam se acomodó detrás del mostrador mientras comenzaba el registro del cachorro. Escuchó a Louis suspirar y confirmó que ya había tomado una decisión, Tomlinson nunca rechazaba a ningún animal.
—Lee tú mismo —extendió un pedazo de papel con una caligrafía apenas legible, los trazos temblorosos denotaban que quien la escribió era un niño, igual que Simón —Su padre golpea al cachorro porque llora por hambre, el pequeño dejó todos sus ahorros y la promesa de volver por él —señaló a Simón que ya lamía el rostro de Louis —, prometió volver cuando crezca y pueda llevarlo a "su propia casa" ¿no es una historia adorable?
—Joder, qué pedazo de mierda cobarde —lamentó, con aquella sensación viscosa que crecía en su vientre al escuchar de aquel infeliz que golpeaba al cachorro —, ¿dónde lo hallaste?
—Lo dejaron justo aquí, en la puerta, afuera del refugio. Debió dejarlo ayer después que nos fuimos, lo encontré encerrado dentro de esta caja junto con esta nota y estas monedas que su dueño dejó para su comida.
—Cerré a las diez de la noche, ¿cómo un niño saldría de casa a esa hora y con este clima?
—Exacto, imagínate el tamaño de amor de ese niño por su perro, debió tener el corazón roto al dejarlo aquí, pero sabía que, si permanecía más tiempo, su padre terminaría por acabar con él.
—Mierda, mientras más conozco a los humanos, más amo a los animales —dijo con firmeza —supongo que una beca de intercambio es todo lo que podemos ofrecerte amigo —esta vez le habló a Simón —nadie te llevará a casa.
—Eso es lo que el dueño pide, que se lo cuidemos mientras él crece y pueda llevarlo a casa...hmm necesitará un chequeo, ¿no? el doctor Malik vendrá hoy? —preguntó Liam, fingiendo desinterés —puedo llevarlo a su cubículo para que lo revise.
Antes de responder, la campanilla emitió su clásico tintineo y fue el mismísimo doctor Malik quien apareció, con aquel uniforme de pequeñas huellas de gatito y sus preciosos ojos ámbar, iguales al café que alteraba la química del cerebro de Liam.
—Días, ¿qué tal, eso? —preguntó el veterinario mientras señalaba la ceja con el pequeño corte del castañito.
Louis evadió aquella pregunta dirigiendo su mirada a los nudillos del médico, apenas un rastro de sangre coagulada y la tercera falange inflamada, "heridas de guerra", como les gustaba llamarlas.
—Tienes un cachorro nuevo y un admirador no tan anónimo pero sí lo suficientemente estúpido para pensar que su anonimato será eterno —respondió Louis en cambio, —ambos te necesitan con desesperación y han estado llorando por ti, ¿a cuál prefieres?
El sonrojo del médico fue sublime, una mirada fugaz hacia Liam que boqueó atónito al sentirse descubierto, ¡por Dios! era un hombre de veintisiete años, pero cuando el doctor Malik aparecía, Liam se convertía en un niño pequeño, incapaz de sostener su mirada.
—Supongo que el cachorro, el admirador podría acercarse por él mismo.
Liam casi se desmayó.
—Ata tus pantalones e invítalo a una cita ¡joder! estoy harto de tus suspiros de colegiala. Hay que ser valientes y estar un poco loco para darle el corazón a alguien pero, si de todas formas vas a estrellarte, asegúrate de que tu soporte sea leal... como Zayn —recriminó el castañito.
Liam solo alcanzó a mirar en dirección del consultorio del médico.
...
Louis estaba a punto de cerrar, el día había sido igual que siempre y la temperatura descendía cada vez más, estaban casi a doce grados y el frio imperdonable comenzaba a calar sus huesos. Malik y Payne se habían retirado una hora antes. Cada uno por separado, lamentablemente.
Los golpes recibidos en su cuerpo todavía dolían y el cansancio mermaba su sistema, decidió que era hora de cerrar cuando escuchó una última vez la campanilla de la entrada anunciando un nuevo visitante.
—¿Hola? ¡Hay algún médico?! ¡Por favor ayúdenme! ¡Ayuda, acabo de encontrar a este pequeñito! —el hombre en la puerta, agitado y sudoroso se tambaleó frente a él con el peso extra entre sus brazos.
Era considerablemente más alto que Louis, y su abrigo negro; aunque cubría gran parte de su cuerpo, sugería cierta delgadez. Probablemente tendría cerca de treinta años, un forastero, Louis nunca lo había visto antes y en un pueblo tan pequeño, era fácil identificarlos.
La carga estaba viva, Louis pudo escuchar un quejido lastimero que encendió sus alarmas internas. El forastero apretaba con desesperación a un lobezno de pelaje gris, cuyo pequeño cuerpo se retorcía, enredado entre los brazos del frenético hombre.
—¡¿Qué?! ¡¿Qué sucedió?!
De tres pasos largos llegó hasta donde el hombre se encontraba y casi le arrebató la carga, sintió su pulso errar en cuanto aceptó que se trataba de un lobo, un cachorro de lobo herido.
—Creo que no puede caminar —apenas mencionó, el extraño miraba a Louis como si éste fuera una aparición, inverosímil e impactante —¿Puede hacer algo?
Louis ni siquiera reparó en el hombre, su atención estaba en la criatura lastimada. Empapado de las imágenes que acudieron a su mente a gran velocidad, su niño interior casi gimió de dolor en cuanto tuvo un Deja Vu, parpadeó con fuerza para mitigar el escalofrío que recorrió su espina dorsal e inhaló profundo. Su sensatez y aquella promesa de salvarlos lo trajeron de vuelta a la realidad.
—¡Mierda! ¡¿Pero qué diablos pasó?!
Sudor frio comenzó a cubrir la frente del propietario de George's House en cuanto observó al mullido cachorro retorcerse buscando liberarse.
—Al parecer alguien lo atropelló y tiene una para rota? —el hombre parecía tan raro, el primer instante lo había escaneado, pero al siguiente; parecía estar teniendo una crisis nerviosa —¡No lo sé! ¡Haga algo!
El hombre comenzó a agitarse y su respiración se volvió densa, claramente estaba al borde del pánico, paseaba sus manos entre sus cabellos, desordenando lo que quedaba de un corte mullet casi desvanecido. Sus ojos verdes e intensos brillaban con una mezcla entre desesperación y urgencia.
—¡Ayúdeme a subirlo! —ordenó Louis.
Su corazón latió desbocado, inquieto y frenético, incapaz de calmarse ante el indefenso lobo que lo miraba con súplica.
—¡¿Usted lo hizo?! —Con la delicadeza que años de práctica al lado del doctor Malik le habían enseñado, trasladaron al cachorro al consultorio, depositándolo sobre la mesa para una rápida inspección —¡Maldita sea! ¡Conteste!
Louis estaba exaltándose, su aura fría y la cordura perdían la batalla contra la gloria, porque así, enfurecido por causa de una criatura herida, lucía poético.
—No, no —se defendió, tenía necesidad de que le creyera. Continuó con sus manos sobre el cachorro mientras Louis lo exploraba y este luchaba por soltarse —. Lo encontré en la carretera que va hacia el norte, cerca del lago, juro que solo estoy ayudando.
—¡¿Estaba solo?! Los lobos no deambulan solos y menos este que es un cachorro. ¡Maldita sea! —por una fracción de segundo desvió su atención del lobezno y la dirigió hacia el visitante para seguir interrogándolo — Su manada ¿qué pasó con ellos? ¿Los vio? —sus manos se movían con destreza mientras inmovilizaba el hocico del lobezno con una frazada y colocaba los seguros por encima de su cuerpo —Necesito que sostenga aquí —Harry obedeció sin quejarse por el tono—. La madre debe estar cerca, ¡mierda! Ella no se detendrá hasta encontrarlo. Necesito que me diga todo, exactamente como sucedieron las cosas.
Louis intentaba parecer más seguro de lo que en realidad se sentía, pero una sensación de vulnerabilidad se acentuaba en su interior trazando caminos temblorosos y los recuerdos de su pasado se posaron sobre él como una tortura.
Inhaló con profundidad, intentando sacar fuerzas de donde no había y una capa asfixiante de congoja no le permitió alivio aun cuando el cachorro había dejado de moverse.
La impotencia le corroía mientras revisaba la pata que parecía herida, palpó cada centímetro mientras el miedo seguía su curso, envolviendo su mente y su propio cuerpo. En la habitación se alzaba el silencio dejando solo sus respiraciones agitadas como única melodía tortuosa.
—No parece estar fracturada —indicó con incredulidad después de varios minutos —ninguna parte de su cuerpo parece estarlo en realidad, quizás sean golpes internos debido al impacto, pero no hay fracturas, ni siquiera sangre. —Con su mirada dudosa, recorrió todo el cuerpo del pequeño animal que se encontraba sobre la mesa y que había dejado de luchar — ¿Dice que lo encontró en la carretera?
El hombre seguía mirándolo como si acabase de encontrar algo perdido, a decir verdad; en ese momento al extraño no parecía importarle actuar como tonto, ¿quién se preocuparía de serlo ante alguien tan hermoso?
—Eres tan apasionado...—sin control de sus propias palabras, expresó.
El mundo acababa de presentarle una disculpa personificada en aquel castaño de ojos vibrantes y profundamente azules. El visitante se preguntó si los años anteriores habían valido la pena porque cuando se miró dentro de los enigmáticos ojos, sintió que el reloj de su vida comenzaba a contar, a vivir.
—Pero qué...¿Está escuchándome? —Louis cuadró sus hombros cuando no obtuvo respuesta, se alzó en una posición firme frente al extraño que lo miraba sin pestañear y esperó por una respuesta lógica.
—Harry, soy Harry —contestó. Extendió su mano hacia el castañito, pero se sintió demasiado tonto cuando éste no le correspondió pues sus manos se posaban sobre el lobezno —bueno, sí, lo recogí hace unos minutos. Así que, yo solo pregunté por algún veterinario y me dijeron que viniera aquí.
—Tendré que mantenerlo en observación por unos días y luego, yo mismo lo llevaré al otro lado del bosque, no tiene que preocuparse por eso.
—¡No! —quiso golpearse cuando notó que había gritado —es decir; yo me encargaré de él, es un pequeño fastidioso ya que mordisqueó los asientos de mi auto y no quier...—detuvo su palabrería cuando el ceño fruncido del otro hombre lo miró con desprecio.
—¿Por qué le interesa tanto? Si es un fastidio como usted dice, ¿por qué quiere quedarse con él? ¿Acaso es uno de esos malditos cazadores? —Louis rodeó la mesa y se interpuso entre Harry el cachorro —escuche bien "Harry", —enfatizó el nombre, no era respeto, sino desprecio —no me malditamente importa lo peligroso que sea el bosque, no dejaré que se acerque a este lobo ¡¿He sido claro? Ni siquiera sé si en verdad es usted inocente o...
—Louis, yo no sería cap-
—¡¿Cómo mierda sabe mi nombre?! —en un movimiento rápido, tomó un bisturí del instrumental de Malik y apuntó hacia el extraño — ¡¿Quién es y qué quiere?! ¿Por qué le interesa el cachorro?
—Soy Harry.
—No lo conozco, no sé quién sea, pero no dejaré que lo toque, una de estas criaturas vale más que un hombre y no dudaré en hundir el filo en su garganta si con ello lo salvo a él.
Una ola de orgullo bañó a Harry al ver el coraje con el que Louis protegía a una criatura indefensa que apenas conocía. No era un discurso hipócrita y practicado, solo era la sinergia de angustias y coraje que se entrelazaban para hacer brotar esas palabras llenas de pasión. Esas emociones combinadas pintaban una coraza fiera, enmarcada por unos hermosos ojos azules.
—Conteste —subió el bisturí hasta el cuello del extraño y le forzó a retroceder un paso —¿Por qué tanto interés en el cachorro? —una especie de gruñido se agolpó en Harry y la sensación burbujeante comenzó a trepar por su garganta.
No era miedo, era la antítesis de aquello. Era euforia, orgullo y esperanza lo que nació en su pecho.
Era la confirmación de que no se había equivocado. Era su bestia interna reconociendo a su par.
Casi dejó escapar una sonrisa cuando Louis se acercó un poco más. La delgada y fría hoja del bisturí rozó peligrosamente cerca de su vena carótida y el pulso se le aceleró con ahínco.
La cercanía era estimulante y un sentimiento unilateral se avivó en Harry, tan cierto y familiar como el amor de un alma que vaga errante hasta encontrar a su compañero. Hermoso, pero frío.
—Es mío.
—¡¿Qué?! —Louis empuñó más fuerte y el extremo de aquella herramienta quirúrgica perforó ligeramente la epidermis del cuello de Harry sin dejar escapar una sola gota de sangre —¡Es un cazador!
—¡No! No me compares con esa escoria de raza —respondió sintiendo la ofensa—, jamás dañaría a una criatura indefensa. Para ser sinceros, los seres humanos son diablos en la Tierra y los animales solo son las almas atormentadas. —Harry resumió con desprecio.
Pero no había furia contra Louis, su mirada no solo era cálida, había ardor en sus palabras, y Louis pudo ver el temblor en su labio inferior y una respiración controlada que luchaba por subir.
—Pruébelo —reprendió con firmeza.
Harry permaneció inamovible, solo su respiración rompía la quietud de la habitación hasta que respondió.
—Voy a hacerme cargo de lo que diré, Louis. Mis siguientes palabras me representan absolutamente porque llevan mi sangre y mi verdad en cada letra, así que escucha bien: mi vida entera he luchado contra la escoria que rompe, que caza y destruye, así que confía en mi cuando digo que soy un depredador, pero jamás seré parte de esa cepa maldita llamada cazadores. Las condenas de una sociedad cruel no me perturban en absoluto porque ellos jamás volvieron para socorrer a los indefensos. Y si te digo que este cachorro es mío, es porque acabo de salvarlo.
>>Y le nombré Niall, — titubeó al decir esto último, esa parte debía permanecer en secreto, pero estaba eufórico por estar tan cerca de Louis y finalmente entablar una conversación con él, además; la cercanía del castañito solo acrecentaba todo en su interior —Por favor doc.
Pasarían años antes de que Louis lo reconociera, pero aquel hombre era simplemente hermoso e impactante, su discurso también lo fue, porque ningún hombre común se opondría tan abiertamente a la raza humana por un animal, pero esa verdad quedaría encerrada en el cofre mental de Louis.
...
Una hora después, y pese al cansancio, el cachorro inquieto finalmente se había calmado. Les tomó un buen plato de carne y agua hasta que estuvo satisfecho. Ambos hombres se despidieron y Harry aseguró que volvería al siguiente día.
Dos horas después, mientras Louis cruzaba el umbral de su cabaña cerca del bosque, a unos veinte metros, el majestuoso lobo que lo observaba giró en dirección contraria y corrió hacia la ladera.
En la cima, donde la luz de la luna derramaba su resplandor plateado, elaullido de aquel lobo resonó por cada rincón, llevando consigo un mensaje claroy poderoso: lo encontré.
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"La historia de los villanos es mucho más entretenida que la de los héroes, porque los monstruos no nacen, son creados"... Fleur Dupont
¿Opiniones?
Antes de irme, quiero dedicar por última vez un pensamiento de agradecimiento a dos personas que jamás me leerán, porque la vida no siempre es como uno quiere y aunque mi corazón ha tardado en superar, hoy me despido de ellas enviándoles mi cariño en este capítulo. Gracias Chile por el tiempo compartido.
Si alguna de mis estrellitas está por aquí, déjenme decirles que les extrañé. Y a todas las personitas que se unen, ¡bienvenidas a casa!
Besos.
MAKI <3
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