59-Dioses
Camus..
¿Qué pasó con él?
Esa era la pregunta que el caballero de escorpión se repetía seguidas veces en su mente. ¿Por qué la desgracia amenazaba con apartarlo de la persona que más amaba ahora que empezaban de nuevo?
Primero era indiferente,después..pasaba de ser una persona buena a una mala. Tan mala que incluso pudo ver con sus propios ojos,sin siquiera poder hacer nada el cómo descargaba su ira contra piscis,cáncer y capricornio.
Estaba devastado..
¿por qué?
Levantaba la mirada y no veía sentimientos en sus ojos,nada de dolor o arrepentimiento.
Camus ya no estaba ahí,esa era solo su apariencia.
Y era ahora que se daba cuenta de algo. Cada vez que miraba a acuario,por más serio que estuviera,notaba si estaba triste,enfadado o quizás feliz,era cuestión de notarlo en sus ojos. Su mirada decía tanto que lo enamoraba sin querer.
-ven conmigo.-ordenó esa persona. Un completo desconocido para él que estaba en frente suyo.
-N..no!.-Titubeó con los ojos acuosos ante tal trajedia.- ¡¿Porqué los mataste?!
Ellos eran mis amigos..¡mis compañeros!
-No llores,no te servirá de nada. No los revivirás con derramar unas cuantas lágrimas.-sentenció mirando los cadáveres de los tres anteriores guerreros.-eran frágiles,fue por ello que murieron.
Aquello sin duda hizo enfadar más de la cuenta a Milo,quien con la respiración entrecortada se lanzó a golpear en un lado de la cara al anterior caballero de acuario.
-ERES UN MALDITO!.-Gritó sintiendo que toda su ira aumentaba. Su puño seguía apoyado en el rostro del peliverde,y este no se inmutó a apartarse a pesar de que predecía sus movimientos.-¡QUIERO QUE TE MUERAS!
-con detener toda tu fuerza a drede no lo harás.-murmuró frío.
-Es que..yo no puedo dañarte.-bajó la mirada apretando los dientes mientras una lagrima rodó por su mejilla.-No quiero lastimarte..
Le dolía y le daba rabia. Su corazón palpitaba descontrolado.
Cayó de rodillas mientras trataba de detener esas malditas lágrimas que brotaban de sus ojos esmeraldas. y aguantaba la respiración tratando de calmarse,aunque en esa situación,le era prácticamente imposible.
El peliverde se puso a su altura y le sujetó del cuello con suavidad,después,el dolor y la presión se hicieron uno en cuanto fue elevado con una sola mano de acuario.
-Te odio..-Murmuró lanzándose a llorar apretando el brazo del peliverde por inercia al estar siendo estrangulado.-Pero..no lo sé..-sollozó.-Te amo si es que me oyes Camus..Siempre fuiste un estúpido!.-ladró viéndolo directamente a los ojos.-y seas quien seas ahora es mi culpa..
Lo..lo siento..-dijo en un hilo de voz.
-Él no te escucha.-dijo.-El ya no existe.
-Entonces mátame. Yo sin él..no podría seguir vivo. ¡Mátame de una vez!.-exigió.
Recordaba las veces en que pasaron juntos. Y le quemaba por dentro verlo lastimarlo.
Jamás pensó que él se volviera tan importante e incluso indispensable. ¿Era amor..? Las noches enteras se las pasaba preguntándose eso. Y no llegaba a nada.
Nada en absoluto.
Las imágenes de cuando lo conoció..era hermoso..
Recordó aquella noche que lo besó por primera vez y solo para demostrarle a Shura que él fue el primero.
Se le rompió el corazón verlo a los ojos y no sentir si estaba triste,feliz o enfadado. Estaba llorando como un pequeño niño desconsolado. Y de pronto,todo se obscureció cuando el aire le empezó al faltar.
Pero no sé desesperó.
-Ganimedes! ¡Estás aquí!.-exclamó el dios del rayo emocionado.-te he esperado tanto..
Se acercó. Pero el peliverde lo ignoró pasando por su lado.
-Ganimedes...
-Callate.
Porqué lo hiciste.
-Hacer qué?
-Quitaste el sello,te dije que no lo hicieras cuando Hera me encerró. Sabes que pierdo el control. Además,el cuerpo que se suponía debía de ser mío,se niega a aceptarme.-dijo enfadado sin mirarlo.-
Eso es parecido a cuando thanatos falló en tomar el cuerpo del patriarca Sage y por ese descuido murió. Zeus,sería mejor hacer las cosas fáciles,dame el trono, híncate ante mí que seré el supremo. Nadie más se atreverá a retarnos.
El dios apartó su sonrisa,mostrando completa seriedad.
-No eres el indicado.-acotó.- por tu nivel de inexperiencia aún no estás listo. Pero el trono,lo recibirá alguno de mis hijos o hijas.
-Has visto a aphrodita?.-preguntó desviando el tema.-tengo asuntos con ella.
Y después..-le dirijió una mirada fulminante.-continuaremos con esto.
-Me niego rotundamente a darte el trono Ganimedes. Si es a lo que quieres llegar por supuesto. Aparte Aphrodita no quiere verte.
-Me verá aunque no quiera. Y recuerdo lo que me hiciste Zeus.-añadió.-aquella vez que me mantuviste encerrado por tu obsesión conmigo. Y si estás pensando en decirme que cambie mi apariencia,no lo haré.
Además me encuentro de muy mal humor para recordarte todas las cosas que me hiciste.
-Yo te hice inmortal! Me debes todo de ti! No acabarías de pagármelo ni con tu muerte!.-estalló furioso.
-¡Si mal no recuerdo Zeus,me has hecho la vida imposible,cada una de ellas un caos total! Siempre es al lado tuyo incluso en contra de mi voluntad! Aborrezco totalmente la idea de quedarme como tú servidor. Me obligaste a ser tu amante y me diste algo para fingir que estaba enamorado de ti. Me atestaste con uno de tus rayos para evitar que Hera me asesinara y terminara por acabar conmigo,por quién me tomas? No soy un simple humano ahora que tengo el mismo poder que tú. Estoy a tu nivel y el de todos los dioses!
Zeus sonrió ante todo lo que dijo.
-Me encanta esa aptitud tuya,pero jamás,me vencerás. Porque solo eres un humano con un poco de poder. Apenas y te quedaste en el puesto de copero y dudablemente llegarás mucho más alto que eso.
El cielo se nubló rápidamente,y era claro que una tormenta demasiado fuerte se desataría.
Los relámpagos se aproximaban en compás con el viento brusco.
En el Olimpo,habría una pelea.
-Imposible..¡No puede ser posible!.-gritaba furioso el caballero de leo.-Milo no está muerto! Tampoco afrodita,Shura ni máscara mortal! Ellos no pueden estar muertos!
Estaba colérico y su hermano lo sujetó para abrazarlo. Todos estaban afectados.
Aioria forcejeaba aguantando todo el dolor que le causaba verlos ahí,tirados en el suelo llenos de heridas. A Aioros le dió escalofríos verlos de esa forma. Y su hermano no se quedaba quieto.
Logró soltarse de los brazos de su hermano y corrió al cuerpo de su amigo. Lo tomó de los hombros y lo abrazó con fuerza aguantando las ganas de gritar.
Pudo sentir,por más minimo que haya sido,el leve latido del escorpión.
Su felicidad fue tanta que llorando puso sus manos sobre su cuello para curarlo. Ya que poseía el poder de curación desde que tenía memoria.
Estuvo a su lado y corrió a ver a los otros caballeros para comprobar que siguieran con vida.
Lamentablemente..
No respiraban.
No sabía cómo sentirse. Apretó los puños sintiendo su sangre hervir y cargando a Milo,se dirigió a su templo. En cuanto encuentre a la persona que le hizo eso,lo mataría.
Lo juró.
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El hielo que desprendía de su cosmos,era temible. Deméter, Artemisa y Dionicio de percataron de la energía que inundaba el Olimpo. Lo que los hizo imaginar que el servidor de Zeus estaba allí.
-Es peligroso.-comentó Artemisa.-Él en esta sitúación..no es bueno. Su obsesión era gobernar. Qué haremos?
-Quizás de una vez quitarle su inmortalidad y matarlo. De esa forma,Zeus lo olvidará y la paz volverá.-dijo Dionicio.- tenemos que unir fuerzas con Athenea y vencerlo.
-Yo quería el trono mucho antes que Ganimedes. Pero Zeus es un Dios terco. Jamás me lo entregaría.-dijo Deméter.-Me uno a ustedes para vencerlo.
Los tres en camino a la gran energía que se acumulaba en una parte,se encontraron con aphrodita.
-Yo no lo liberé.-dijo ella.-El liberó a la personalidad de Ganimedes y a su poder.
Me matará. Siempre me odió.
-Vamos a matarlo ahora mismo,vienes?.-Preguntó Dionicio extendiendo su mano.-te prometo que de esta forma. Podremos continuar en paz.
La sonrisa que el dios del vino le ofreció,la animó y los siguió. Cuando llegaron. Pudieron ver para su gran asombro,que Zeus tenía varios cristales incrustados en su cuerpo,atravezándolo.
-Creo que esto se salió de control.
-Vaya que es una sorpresa.-habló el peliverde fingiendo una sonrisa.-Todos reunidos para mí bienvenida. ¿Felices de verme?
-Cómo decírtelo Ganimedes,ya has hecho muchas cosas,es momento de detenerte.
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Estaba nevando en athenas,con vientos huracanados y para los humanos,el cielo prácticamente se caía sobre ellos.
Una figura se veía caer de los cielos con gran velocidad. Y cayó en el santuario destruyendo toda la estatua de Athena y los templos cercanos.
Lo que llamó la atención de todos los caballeros de distintos rangos.
-¡Desataste la ira de los dioses! Yo,Apolo,te condeno a muerte por meterte con Artemisa y los demas!-puso los pies en la tierra junto a su hermana.
-¡Te puedo hacer frente! No te tengo miedo!.-contestó.
-Es increíble tu resistencia,pero no aguantarás lo suficiente..-dijo el Dios pelirrojo mientras aumentaba su poder intimidante. El poder del Dios del sol era algo difícil de ver seguido. Era asombroso la forma en que Ganimedes no soportaba aquello,al menos para los pocos dioses y semidioses presentes.
El ex caballero de acuario se levantó de esa gran caída,algo adolorido elevó su cosmos helado. Su especialidad,era congelar. Y lo estaba haciendo a su antojo sin importarle los caballeros que estaban próximos a ellos.
-No me importa. Te acabaré.-dijo uniendo sus puños y separando las piernas.
En ese instante. Milo abrió los ojos con brusquedad. Cayendo de la cama en la que estaba,corriendo a donde se suponía estaba Camus.
¿Por qué tenía un mal presentimiento?
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