Veinte años después.

La región de Hinode, era conocida como un lugar de luz, prosperidad y bienestar. Sus habitantes eran felices por estar en un lugar tranquilo y armonioso, todos amaban a la familia real, monarcas dignos y capaces. 

Su rey era un guerrero inigualable, con más de cien victorias consecutivas y ninguna derrota… Bueno, solo una; pero aquel desafío fue en privado y con su propio hijo: el príncipe heredero Kim Tae Hyung, un joven esbelto y de belleza sin igual, al que muchos ricos le tenían el ojo puesto para casarlo con sus hijas.

Taehyung ya tenía 25 años, la edad propia para contraer matrimonio según la norma familiar. Sin embargo, al joven príncipe no le interesaba despojar a ninguna chica, que solo lo veían como un trofeo o un cofre del tesoro. A Taehyung solo le interesaba una cosa: cazar a aquella bestia del cuento, esa de la que su madre le habló cuando niño. 

Desde pequeño Taehyung notaba que era diferente, distinto a sus hermanos mayores, hijos de dos concubinas reales y enemigas mortales. Siempre discutían por quién de sus hijos era el mejor para ocupar el trono, hasta que nació el pequeño Kim, que a pesar de ser el más joven de los príncipes, tenía prioridad por ser hijo de la reina. 

Taehyung se convirtió en la diana de aquellas mujeres, pero desde aquel cuento que escuchó con tan solo cinco años, dejó de interesarle suceder a su padre en el trono. Él amaba ser libre y su libertad significaba hacer siempre lo que le gustaba. El deber de gobernar se lo dejó a sus hermanos Kim Nam Joon, de 28 años, el mejor estratega del reino, gracias a sus tácticas de guerra Hinode ha salido victorioso en todas sus batallas; su ingenio es grandioso, hasta ahora no ha nacido nadie que lo haya superado. Y Kim Seok Jin, el mayor de los tres, con 30 años de edad, negociante nato, gracias a su intelecto y habilidad para los negocios el reino ha obtenido inmensurables riquezas que no solo ha beneficiado a la familia real, sino también a sus súbditos, al pueblo.

Sin embargo, a diferencia de sus madres, los tres hermanos conviven en armonía y se adoran los unos a los otros, así como se respetan. Desde que Tae nació, los mayores lo guiaron y le enseñaron sus habilidades, así que el pequeño heredero aprehendió y aprendió de todo cuanto pudo. Su padre le enseñó el arte de la guerra, a cómo luchar y su madre a cómo ser un buen cazador, pues en su juventud la reina Kim Na Hee fue una arquera muy poderosa y temida no solo por los humanos, sino también por las bestias del continente Dayeongluo.

¿Cuál es el continente Dayeongluo?

Pues es uno de los más grandes del planeta tierra, conformado por cuatro enormes regiones: Zwart, Hinode, Vesta y Alcaduz. 

Cada región tiene su peculiaridad y en cada una habitan bestias que poseen poderes únicos. Se dice que quien logre cazar alguna y consumir su corazón, adquirirá el don o la habilidad de la criatura.

Taehyung por su parte no quería el corazón de la bestia de la que estaba interesado, no quería sacrificarla, sino domarla, convertirla en una mascota fiel. Según él, así le sacaba mejor provecho. 

—¿Hermanito, estás listo? —preguntó uno de los hermanos al entrar a la habitación del joven Kim.

—¿Para hacer el ridículo? Sí, estoy listo. 

—¿De verdad vas a rechazar a todas esas bellezas?

—Namu, mis padres saben que no quiero casarme. Tú y Jin también están cansados de saberlo. Hacer esta ceremonia porque es una especie de… tradición no tiene ningún sentido cuando no me gusta ninguna de esas chicas. No tengo intención de gobernar, mucho menos de casarme.

 —¿Y, cómo piensas salir de esto entonces?

—¿Tú qué crees?

—¿Estás bromeando, no? —Namjoon tomó a su hermano por los hombros—. A Jin y a mí nos condenó tomar esa decisión, no hagas lo mismo.

—Namu somos adultos ya. Los tres, mejor que nadie, sabemos que antes los ojos de la gente siempre estaremos condenados a algo, pero a lo interno estamos conscientes de que no es así. 

Namjoon suspiró y lo soltó, para sentarse luego en uno de los muebles de la habitación.

—Te admiro, ¿sabías? Eres tan abierto de mente, más que cualquier otro. Creí que nos odiarías cuando te revelamos nuestro secreto. 

—Y me lo llevaré a la tumba hermano.

—Gracias. ¿Entonces, vas a declarar que eres impotente? 

—¿Qué? No —se echó a reír, sus hermanos para evitar casarse se declararon ambos impotentes y todo el reino tiene la ilusión de que Taehyung no lo sea—. Convocaré los juegos de guerra.

—¿Estás loco? Son mujeres Taehyung. 

—Igual que mi madre, y es la mejor arquera de todo el continente. Así que, aquella mujer que no sepa luchar y que solo sirva para vestir ropa cara y tener un rostro bonito, no es digna de ser mi esposa.

—Pues en ese caso, que comiencen los juegos.