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18. Una pieza más en el ajedrez.

Es la hora del almuerzo. Mantengo mi bandeja en la mano, mientras que escaneo con la mirada un lugar en donde sentarme, sin embargo casi todos están ocupados. Me pregunto por qué no hay mesas para una sola persona. Algunas personas pasan por mi lado y se ríen al verme. Es entonces cuando me doy cuenta de que muchos de los que están a mí alrededor me observan y se ríen entre dientes. Los observo, sin entender.

¿Y ahora a éstos que les pasa?

Bufo. Tomo mi bandeja con fuerza y busco una mesa vacía una vez más. Hay una mesa vacía al fondo. Aprieto los labios, y camino hacia allá con varias miradas sobre mí. Se supone que soy Michelle Harrison, una completa desconocida que no denigró a nadie. ¿Entonces por qué me miran con tanta insistencia?

Cuando llego, dejo caer la bandeja sobre la mesa y me desplomo sobre el asiento. ¿Qué rayos le pasa a todo el mundo? ¿Acaso les hice algo? A menos... ¿habrán descubierto quien soy yo?

—Te escucharon llorar en la oficina. No te preocupes. También me están mirando raro a mí.

Alzo la mirada. Alex se encuentra frente a mí, con la bandeja de comida en sus manos. Deja la bandeja sobre la mesa y se sienta justo al frente de mí. Empieza a comer tranquilamente, como si nada estuviera pasando. ¿Qué rayos hace aquí? Quiero que se vaya. Me cruzo de brazos y lo observo fijamente. Dicen que si observas a una persona por mucho tiempo, ésta puede sentirlo. Sabe que lo estoy mirando. Solo se está haciendo el idiota. Ya tuve suficiente de él en la oficina, y por ahora no lo necesito cerca. Me nubla el pensamiento.

— ¿Qué cree que hace? —siseo con lentitud.

—Comer.

—Ya lo noté.

— ¿Entonces para qué preguntas?

Empuño mi mano con fuerza, conteniéndome para no darle un puño en la cara. Eso sería poco ético en un lugar como este. ¿Qué cree que hace? ¿Acompañarme? ¿Tratar de ser mi amigo? No necesito eso. Michelle no necesita su piedad. No quiero las migajas de nadie.

— ¿Puede irse a otro lugar? —pido con los dientes apretados.

—De poder, puedo. De querer, no.

—Escuche, señor Russell...—suspiro con frustración mientras me paso una mano por el cabello—. Lo más probable es que se haya quedado con una idea equivocada. No quiero ser su amiga. Entiéndalo de una vez. La relación entre usted y yo es estrictamente profesional, y no quiero que se meta en mi vida privada.

«Estrictamente profesional». Claro. ¿Pero cómo puedo decir eso si hasta llegamos a dormir en la misma cama?

—Ah, pero si yo no me estoy metiendo en su vida privada... —comenta con tranquilidad—. Solo decidí sentarme aquí con usted.

— ¿Por qué razón?

—No lo sé. Se me dio la gana. —Se encoge de hombros, y se lleva un nuevo bocado a la boca.

No quiero estar aquí sentada con él. Después de lo que pasó en la oficina, estar a su lado es lo último que quiero hacer. Me levanto de la mesa, y tomo mi bandeja.

— ¿Qué hace? No hay más lugares libres —pregunta Alex, alarmado. Comienzo a caminar, mientras lo escucho gritar — ¡E-Espere!

Me alejo de él mientras varias miradas se fijan en mí. Genial. Ahora empezarán a correrse rumores extraños. Lo que me faltaba. Sin embargo, me pregunto si levantarme de la mesa fue lo correcto. Es cierto que no hay más lugares libres, pero no pienso retroceder. Salgo de la cafetería y me quedo en medio del pasillo, observando hacia los lados. Necesito encontrar un lugar para sentarme. Entonces veo las escaleras, y vienen a mí un montón de recuerdos.

Es cierto. En el instituto también me sentaba a comer en las escaleras, o simplemente para pasar el tiempo, cuando Adriana se iba con otros. También lo hacía en la universidad, cuando no tenía las mismas clases que Konoha o cuando ella faltaba. Por desgracia, eso fue más seguido de lo que quisiera admitir a medida que avanzaron los semestres.

Me dirijo a las escaleras, y me siento contra la pared. Acomodo la bandeja en mis rodillas, y comienzo a comer. Qué patética. Ya soy adulta, pero sigo comiendo en unas escaleras. Me pregunto por qué no soy capaz de cambiar.

— ¿Michelle?

Alzo la mirada. Serena me observa desde el borde de la escalera, con una mirada consternada en su rostro. La observo por un momento, antes de regresar a mi labor de comer.

— ¿Qué...Qué haces ahí?

—Comer—contesto con la boca llena.

—Pero... ¿ahí sola?

—Hum—asiento.

Serena suspira. Camina hacia mí, y se sienta a mi lado. Me observa con detalle, como si estuviera analizándome. Me incomoda su mirada. Como si ésta dijera «Estás sola. No es normal que las personas estén solas». Me pregunto si no es normal para ella. Debe ser del mismo tipo de persona que es Alex. Popular, extrovertida, y siempre teniendo alguien alrededor. Debe ser genial vivir así. Me pregunto cómo se siente. Bueno... yo sentí eso alguna vez. Como aquella vez que fuimos a la casa de Derek con Sabrina, Diana, Reed y Nick. Sí... se sintió genial. Estar tan rodeada de personas que no te ignoraban ni te juzgaban era algo maravilloso. Pero eso solo fue un sueño pasajero.

Ahora las cosas han vuelto a su rumbo normal.

— ¿Quieres venir a sentarte con nosotros? —pregunta, con cautela.

—No, gracias. Estoy bien aquí—murmuro.

— ¡Estás comiendo en una escalera! —exclama, agitando sus brazos con indignación. Supongo que ella nunca ha hecho tal cosa.

—Me siento mejor aquí. De verdad.

Serena se queda en silencio. Me concentro en comer. Sin embargo, no puedo hacerlo. Es incómodo con ella mirándome de esa manera. Pero supongo que no es normal que alguien con mi cargo coma en un lugar como este. Por otro lado, no existe una regla que impida comer en las escaleras.

—Dime... —habla mientras me llevo un bocado a la boca — ¿Odias a Alex?

La observo mientras mastico. Ella desvía la mirada con nerviosismo.

—Es que... bueno... siempre lo tratas mal, pero... no es un trato malo normal... es como si tuvieras algo contra él.

—Es un haragán. Solo eso—bufo.

—No creo eso—comenta ella—. Alex era el editor estrella de esta editorial antes de su larga excedencia. No creo que sea un haragán. Más bien pensaría... que tienes algo contra él. ¿Es porque él insiste en buscar a Blair Johnson?

Bueno, esa es una razón. Pero... mis motivos contra él van más allá de eso. Pensar que me arruinó y que no pagó por ello de ninguna manera me enferma. Me hace pensar que este es un mundo sin justicia alguna. Que las personas pueden salirse con la suya cuando quieran. Que pueden hacer lo que quieran sin que haya consecuencias, y sin importar a quien arrastren en el camino. Y ya sé que la justicia en este mundo no es completa, pero... no puedo evitarlo. No puedo evitar llenarme de rabia al pensar que yo estoy pasando por toda esta mierda, y él se ha salido con la suya sin pagar por ello.

—Créeme, a mí tampoco me gusta eso—bufa—. Pero es mi mejor amigo, por otro lado. No quiero contradecirlo demasiado. No quiero que deje de ser mi amigo. Además... bueno... ¿sabes por qué me desagrada Blair Johnson?

Me quedo en silencio, mirándola fijamente. ¿No es porque «escribí» un libro denigrante que lastimó a muchas personas?

—Ella alejó a Alex de mí. Tal como su ex novia Melanie lo hizo—sisea con rabia. Aprieta los puños sobre su regazo, llena de odio —. Ambas lastimaron a Alex. Lo hicieron mierda. No quiero que Alex vuelva a recaer al estado en el que estaba por culpa de esa maldita. Sé que Melanie murió, pero Blair... sigue con vida—. Trago grueso debido a la cantidad de odio que tienen sus palabras. Nunca pensé que me odiara por un motivo como ese —Créeme que si la llego a ver algún día, la haré polvo. Y luego la entregaré a la policía para que hagan algo con esa criminal.

Me quedo observándola, petrificada. Aún estoy tratando de procesar lo que acabo de escuchar.

— ¿La policía?

— ¡Pues claro! Ella publicó un libro como ese, sabiendo que lastimaría a mucha gente. ¡En la cárcel es donde debería estar! Pero no, está libre y quién sabe dónde, ¡y la policía no hace nada! Si la llego a ver... ¡tomaré cartas en el asunto, y haré que se aleje de Alex para siempre!

—Entonces... ¿la odias porque lo lastimó? —pregunto, sin aún creerlo. ¿Lastimarlo yo a él? ¡¿Es una broma?! ¡Él fue el maldito quien me destruyó!

—Bueno... —Serena se remueve incómoda en su sitio—. Sé que lo ayudó a salir de su encierro. Porque él estuvo encerrado por tres años, por algo que le pasó a su exnovia—comenta bajito, como si me estuviera contando un secreto—. Entonces Blair lo ayudó a superarlo. O eso es lo que Alex me dijo. Pero en todo caso... ¡eso debió quedar hasta ahí! ¡Ella debió limitarse a hacer su trabajo y ya! No debió involucrarse sentimentalmente con él... ¡por su culpa, él está sufriendo de nuevo por una mujer!

»Además, fue capaz de escribir un libro como ese. Eso demuestra la clase de persona que es. ¿No estás de acuerdo?

Observo a Serena fijamente. Se ve muy segura de lo que dice. Acaba de decir un montón de calumnias sobre mí, sin embargo no tengo la voz para defenderme. No puedo. Soy Michelle ahora. Solo estoy aquí con el objetivo de hacer que Alex pague. Y tal vez... la única manera de la que puedo hacer eso... es usando el recuerdo de Blair Johnson como herramienta y aplastarlo con él.

—Tienes razón.

Adriana me ha llamado. Es extraño. Aún sigo preguntándome cómo fue que consiguió mi número de teléfono. Quería venir a verme, dijo que estaba preocupada por mí. Pero ella no es el tipo de persona que se preocupa por otros. O al menos, no por personas como yo. Aún puedo recordarlo. Era de mañana y no tenía que ir al trabajo, pero entonces Adriana llamó de repente diciendo:

¿Podría ir a tu apartamento? Siento... que no estás bien. Me preocupas.

Su tono de preocupación sonó muy fingido, pero quiero pensar que se preocupa de verdad. Bufo y amarro la bolsa de la basura. Tampoco es que consuma mucho, pero aun así salen desechos. Así que ahora estoy arreglando la casa antes de que Adriana venga. No le gusta el desorden. No tengo ni idea de cómo atender a una visita, ya que casi nadie me visitaba en casa. Por lo general buscaban a mi hermano y a mis padres, así que no estoy segura de cómo se siente. Además... puede que esto me ayude un poco a sacarme a Alex de la cabeza.

Listo. Ya está. Agarro la bolsa, y me dirijo hacia la entrada. Debe haber algún contenedor de basura por aquí cerca. Abro la puerta, y me dirijo hacia el ascensor, pero me encuentro con el vecino, que parece ser tan joven como yo y va saliendo de la puerta de al lado. Se queda mirándome por un momento, y luego abre la boca de la impresión. ¿Qué? ¿Tengo un bicho en la cara o qué?

Me llevo una mano a mi cabello castañ... ¡es rubio!

¡Olvidé ponerme la peluca!

Me quedo paralizada por un momento. ¡Me ha visto! ¡No, no, no! ¡Esto lo arruinará todo! Lo único que capto hacer, es abrir la puerta y meterme dentro. Cierro con un portazo y me dejo caer recostada a la puerta. ¿Por qué...? Todo estaba tan bien por ahora... nadie sabía en donde estaba, y ahora... las amenazas volverán. Querrán matarme de nuevo, y todos me odiarán justo en mi cara. No quiero sentir eso...

Alguien toca la puerta. Respingo en mi sitio. No voy a abrir.

—Oye, dejaste tu basura afuera—dice una voz.

Ya veo... la basura. Tal vez puedo abrir ligeramente la puerta y agarrarla. Pero no. Eso le daría la oportunidad al extraño de entrar. No quiero que entre. Solo hay que mirarme. Estoy temblando de miedo. He pasado tanto tiempo entre las sombras, que exponerme me causa pánico.

—Abre la puerta si no quieres que le diga a alguien lo que vi.

No puede ser. ¡Si sabe quién soy! Esto es horrible. Ahora... ahora estoy en peligro otra vez. No importa a donde vaya o cómo me esconda... siempre me encontrarán de alguna manera. ¿No hay ninguna forma en la que esté segura? No quiero dar la cara y ver las multitudes de gente gritándome su odio en mi cara. No quiero recibir notas amenazando con matarme. No quiero que me jalen directo a la pesadilla.

Pero, ¿qué debería hacer? Si no abro, el desconocido le dirá a alguien lo que vio. Tendré... tendré que dejarlo entrar. Estiro mi mano para llegar a la manija, pero la mano me tiembla. Tengo miedo de que le cuente a la prensa en donde estoy. Si eso pasa, estaré perdida.

—Tienes hasta tres—le oigo decir—. Uno...

Agarro la manija de la puerta sin levantarme y la giro con lentitud. La puerta cede, y comienza a abrirse. El extraño empuja la puerta, empujándome de paso a mí también. Por fin entra, encontrándome hecha un ovillo en el piso. Acto seguido empuja la puerta para cerrarla y me mira de brazos cruzados. ¿Qué me va a hacer? ¿Qué va a pasar conmigo ahora que alguien sabe que estoy aquí? Cometí un descuido enorme. Por culpa de esto...

—Eres Blair Johnson, ¿verdad?

Agacho la mirada y cierro los ojos. Siento las lágrimas acumuladas, pero no voy a llorar. No ahora. Sé que todos me odian, pero también sé que no lo merezco. Sin embargo, nadie me escuchará. Ni mis propios padres. Incluso me costó trabajo que Robert me creyese.

—Escucha. Yo... no voy a decirle a nadie lo que vi. Pero aun así, esto es sorprendente... —dice. Me gustaría creerle, pero hay algo en la expresión de su rostro que no me gusta—. Mi nombre es Daniel Lane. Mucho gusto.

Me extiende la mano, pero no la tomo. No sé qué pensar. No me siento cómoda sabiendo que este sujeto sabe que estoy aquí. Nadie debería saberlo. Mi torpe descuido solo me ha puesto en peligro. Aunque me diga que no se lo contará a nadie, no tengo razones para creer en su palabra. ¿Y si termina por decírselo a alguien? No quiero ni imaginarlo... me querrán matar. No quiero pensar en el hecho de que puedo irme a dormir una noche, y al día siguiente no puedo despertar.

Pero me pregunto cuál es mi insistencia en despertar. Se siente mejor cuando estoy dormida y las pesadillas no me atacan. Solo es una profunda oscuridad, tranquila y cómoda. Nadie me molesta. Nadie me incomoda, y no siento dolor. Me pregunto... si morir se asemeja a eso.

Al ver que no tomo su mano, Daniel me agarra del brazo y me levanta de golpe. Quedo sobre mis pies, pero agacho la cabeza. No quiero que me vea. Ahora que me ha descubierto... no quiero darle oportunidades para acabar conmigo.

—Tranquilízate. — Me sonríe —. No he corrido a avisarle a nadie que estás aquí. ¿Lo ves? Lamento haberte asustado. Me mudé hace poco, así que soy nuevo por aquí. He oído mucho de ti sobre las noticias, pero nunca imaginé que serías mi vecina.

No quiero hablar con él. Solo quiero que se marche. Me paso la mano por los ojos y retiro los rastros de lágrimas. Tengo que convencerme de que todo estará bien. Solo hay que mirarme cómo me he puesto con algo como esto. Si fuera Alex el que me descubriera, o alguna revista de chismes... seguro me daría un paro cardiaco.

Alguien toca la puerta. Me quedo mirando la superficie de madera sin decir nada. ¿Alguien más me ha descubierto? No quiero pensar en ello. Si es así, sería mejor que me mudara cuanto antes. Estoy en peligro aquí.

— ¿Michelle? ¿Estás ahí?

Es Adriana.

Daniel me mira con una ceja levantada.

— ¿Michelle? —pregunta.

No le respondo y me dirijo a abrir la puerta. Me escondo detrás de esta para que nadie me vea, y la abro. Adriana entra, y cuando está dentro cierro la puerta con velocidad. Ya he corrido suficientes riesgos por el día de hoy.

Adriana y Daniel se quedan mirándose el uno al otro. Qué extraño. ¿Se conocen?

— ¡Daniel! —Adriana abre los brazos llena de alegría, y le da un abrazo — ¡Que gusto verte!

— ¡Adriana!—la saluda él, y la abraza con efusividad.

Los observo, patidifusa. ¿Por qué pareciera que Adriana conoce a todas las personas? El mundo sin duda es un pañuelo. O bueno, en mi caso, es un cuadro de papel higiénico.

Genial, ya estoy pensando tonterías otra vez.

Adriana y Daniel hablan de diferentes cosas, y por un momento se olvidan de que estoy aquí. No entiendo mucho de lo que están hablando, y no quiero entenderlo. Pero puede que el hecho de que Adriana esté aquí me ayude. Tal vez ella pueda asegurarse de que Daniel no hable. Se que Adriana no es la mejor amiga del mundo, pero si vino aquí es porque estaba preocupada por mí.

O bueno, eso fue lo que me dijo.

— ¿Entonces conoces a Blair Johnson?

—Oh sí. Era amiga mía en el instituto—dice Adriana con una sonrisa.

Alzo una ceja mientras me cruzo de brazos. ¿«Era»?

—Se está escondiendo aquí, pero no se lo digas a nadie, ¿vale? —dice ella con una voz dulce, mientras guiñe un ojo.

— ¡Oh, cla-claro! —se sonroja él—. N-No te preocupes...

No entiendo nada. ¿Qué está pasando aquí? Todo esto es tan extraño. Es como si el mundo estuviera tomando decisiones y yo no estuviera actuando de acuerdo a ello. Me pregunto si hay una manera correcta de actuar en este tipo de situaciones. Aún tengo miedo, pero ahora se le ha sumado la confusión.

Adriana se gira hacia mí.

— ¿Lo ves, Blair? Si sabes usar tus atributos, puedes conseguir todo lo que te propongas—murmura con picardía, muy convencida.

La observo con algo de perturbación. Puede que a ella le guste poner ojitos y usar palabras dulces para que la gente haga lo que ella quiera, pero a mí no me gusta usar a la gente de esa manera.

— ¿Ustedes se conocen? —pregunta, y luego exclama, pero su reacción parece demasiado sobreactuada —¡Qué sorpresa!

—Eh... de hecho acabo de conocerla. Fue una sorpresa saber quién es mi vecina—comenta Daniel, algo nervioso.

—Oh... ¿de verdad? Bueno, ¡eso es una gran noticia! —exclama ella —. Así tendrás a alguien con quien hablar, Blair. ¿No te parece genial?

La verdad no. Lo mejor hubiera sido permanecer en el anonimato, pero este evento cambia las cosas por completo. Aún estoy intentando asimilarlo. Estoy intentando calmar el latido frenético de mi corazón, lleno de miedo. Trato de decirle que todo está bien, que fue una falsa alarma, pero él no lo entiende. Sentir el peligro tan de cerca es aterrador.

Siempre traté de no meterme en problemas con nadie y de vivir mi vida en paz, pero a veces tuve que tomar riesgos. Y esos riesgos me llevaron a poner mi vida en peligro.

....................

¡Hola, hola gente! ¿Cómo están hoy? Bueno, yo solo tengo que decir que nadie pudo adivinar como se encontrarán Alex y Blair, así que sin duda los impactaré ;) A ver si alguien logra adivinarlo antes de que pase :v

Y bueno, ha aparecido el personaje misterioso del reparto. ¿Quién será exactamente Daniel y cual es su relación con Adriana? ¿Por qué Adriana parece conocer a todo el mundo?

#ElMundoEsUnPañueloOUnCuadroDePapelHigienico

¡Lamento actualizar tan tarde! Pero estuve todo el día en la universidad, y apenas me dio tiempo hasta ahora. ¿Cuáles son sus opiniones? ¡Estaré esperando leerlos!

¡Muchas gracias por leer, y hasta la próxima!

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