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Capítulo 1: kimono

Las calles de la ciudad siempre han sido tranquilas, como si nada ni nadie fuera capaz de romper aquella atmósfera de paz. Algunas que otras veces pasan algunas actividades de criminales, borrachos o peleas, pero fuera de todo eso es tranquilo.

Los humanos de ciudades al igual que de los pueblos viven tranquilamente sus vidas, sin saber lo que hay afuera, de nosotros los demonios que siempre aparecemos en las noches ya que la luz del sol nos hace daño, al igual no saben sobre aquellos que nos cazan arriesgando sus vidas por ello. Sin estar consciente de ellos, están en paz y sin miedo al dormir. Sólo esperan el amanecer para seguir con su rutina diaria sin ningún problema.

Pienso que es mejor así.

Caminar por estos lugares resulta muy entretenido, gracias a las brillantes luces de las tiendas, cosa que llama la atención de las personas haciendo que entren por curiosidad o por que ya la conocen.

-oh...-me detuve en seco. El viento había cambiado, alguien ha entrado a la ciudad- con que un pilar.

Esto podría ser un poblema, mis planes en este lugar se hecharían a perder si llegase a pasar algún inconveniente con aquel Pilar.

Hay muchos humanos aquí, al hacer acto de lucha podría causar serios problemas en los alrededores como a los ciudadanos que habitan en estos.

Ignorándolo seguí mi camino, estando en mi forma humana como teniendo mi presencia oculta no será capaz de reconocerme.

Tardé unos minutos caminando, hasta detener mi andar frente a una tienda de kimonos. Antes de entrar revisé la hora de mi reloj.

-8:30 pm- momento exacto.

Al entrar, se encontraban variedades de chicas por el lugar, algunas interesadas en los kimonos de exhibición otras recorriendo el lugar en busca de alguna prenda de su atención.

Una de las encargadas de la tienda notó mi presencia y se acercó en mi dirección e inclinó su cabeza.

-Nakamura-sama bienvenida- al igual que ella también me incliné- la señora dijo que usted vendría por su encargo, así que la espera en la sala de costura- culminó para luego guiarme a dicho lugar.

Ya estando en el sitio todo se veía un tanto desordenado, papeles de bocetos estaban distribuido por todo el lugar, al igual que algunos trozos de telas ya cortados. No muy lejos de mi se encontraba una mujer no más de cuarenta años, piel pálida, y el cabello negro azabache enroscado junto con algunos mechones fuera de lugar, estaba revisando algunas hojas y anotando algo en ellas.

-¡Emiko!- expresó apenas me vió- has llegado a tiempo, tengo tu kimono listo para que te lo pruebes- dijo sonriendo mientras juntaba sus manos.

-gracias kouko, lamento si el diseño fue un poco difícil

-Para nada, fue sencillo, innovador y hermoso. Quiero que te lo pruebes para ver que tal te queda.

Llamó a unas chicas para que me ayudaran a colocarme el kimono, una vez teniéndolo puesto salí de los probadores y me mire en el espejo del lugar.

Un kimono negro, en las zonas de los brazos y el final de la falda, un diseño de líneas ovaladas azul, alrededor de esta, flores de cerezos que al igual que las líneas eran azul. Para finalizar en el centro de esta un difuminado de azul claro con oscuro, junto con algunos pétalos de esta flor. Y un obi de color carne.

Acaricie la tela, su contestura suave me hacía sentir muy cómoda, sin contar que también era ligero, sin ninguna molestia al moverme, se amoldeaba bien a mi cuerpo.

-Está muy hermoso, gracias.

-Me alegra que te guste- kouko se acercó a mí - el negro hace resaltar tu cabello plateado. Al igual que las flores que son del mismo color de tus ojos. Una buena combinación.

-Gracias- seguí observándolo, me centraba en las flores, hasta que kouko llamó mi atención.

-Me pediste que también hiciera los kimonos de aquellas personas, pero los termine antes del día acordado, te gustaría llevártelos?

Asentí, le heché un último vistazo al kimono para luego pedirle a las chicas que lo doblaran y empaquetaran junto con los demás. Volví a los probadores para vestirme, una vez estando lista kouko me dio una bolsa con las ropas dentro.

-Muchas gracias por todo

-No fue nada, eres mi clienta favorita, espero y me sigas comprando más-bromeó

Solté una risa, me despedí de ella para después continuar mi rumbo.

Mi andar era lento, aún no tenía que ejecutar mi plan, no había prisa, sin ignorar que hay un cazador de demonios merondean estas zonas. Suspire al pensar lo último.

-¡Mamá!

Ese grito hizo que me detuviera.

A mi lado pasó una niña corriendo en dirección a una mujer más adelante de mí, al parecer era su madre, esta se giró viendo como ella se acercaba entusiasmada.

Al llegar, la mayor extendió su mano para ser tomada por la pequeña, en eso la madre le brinda una cálida sonrisa mientras siguen su camino.

Mi vista quedó clavada en aquella escena tan nostálgica, en mi mente llegó el recuerdo de como mi madre cada vez que salíamos me tomaba y sonreía de la misma forma que esa, siempre transmitiéndome la sensación de seguridad y amor.

Tan sólo unos segundos pasaron en lo que no me dí cuenta que alguien se había posicionado detrás mío tocandome el hombro.

Me voltee lentamente para ver quién era que trataba de llamar mi atención.

Allí se encontraba un chico más alto que yo, su cabello era rubio con mechones rojos , le llegaba un poco más bajo de los hombros. Tenía ojos dorados, consistía del traje de cazadores de demonios, encima de este una capa larga con diseños de llamas en las orillas. Para finalizar en su cintura llevaba una espada.

Su presencia es la misma que percibí antes, es el pilar.

-Buenas noches señorita-dijo alejándose un poco para inclinarse.
-Buenas noches- imité su acción- se le ofrece algo?- este asintió

-¡Me presento, mi nombre es Rengoku kyojuro!-respondió con una sonrisa de oreja a oreja- disculpeme por molestarla, pero me gustaría hacerle un par de preguntas sobre los acontecimientos de las personas desaparecidas en esta ciudad.

Por lo visto no se ha dado cuenta de lo que soy, eso hace que las cosas sean más sencillas para mí.

-Temo que no podría decirle mucho sobre la situación Rengoku-san, ya que no soy de aquí- dije manteniendo una expresión serena

-En ese caso, cualquier información será de gran ayuda- dijo optimista

Cerré los ojos meditando un poco, pensando bien que le diría, es cierto que han habido estos casos delicados cada cierto tiempo, una de las razones por la que estoy aquí. Después de recitar unos segundos abrí los ojos para responderle.

-Por lo que me han contado sólo suceden en altas horas de la noche; no importa quien sea, un hombre, una mujer, niños o incluso ancianos han terminado desapareciendo sin explicación alguna- él estuvo en todo momento escuchando atentamente lo que decía.

-Muy bien- hizo una pausa-eso es todo lo que sabe?

Asentí, él se limitó a llevar su mano a su barbilla mientras cerraba los ojos pensativo. Pero los abrió inmediatamente, aunque haya sido unos instantes, se pudo sentir la presencia de un demonio lejos de donde estábamos. La expresión de Rengoku-san se tornó seria, se giró observando un punto fijo luego me miró volviendo a tener su sonrisa.

-Le agradezco por tomar su tiempo en responder a mi pregunta, como por su información a estos sucesos - exclamó este - fue un gusto conocerla señorita...

Dudaba si en decirle mi nombre o no. Le observé detenidamente, tal vez eso me cause algunos problemas por decirselo. Cerré los ojos por unos momentos y suspiré rendida.

-Nakamura, Nakamura Emiko- dije finalmente

-señorita Nakamura, fue un gusto conocerla, me contó que no es de aquí, por lo que debería tener más cuidado en estos lugares- exclamó sonriendo dando una reverencia yéndose al lado contrario donde yo iba, perdiéndose entre las multitud de personas.

Me quedé unos momentos observando hacia donde se fue, él se encargaría de aquel demonio, probablemente acabe con él, por lo que sería un problema menos. Dará por terminada la misión y se marchará, otro problema menos.

Antes de continuar mi camino, nuevamente se hizo presente la presencia del demonio. Ignorándolo proseguí mi rumbo.

Algunas horas pasaron mientras caminaba, revisé una vez más el reloj, faltaba poco para realizar mi plan, así que antes de eso decidí ir a un restaurante cerca de aquí.

Antes de entrar, la presencia del demonio había desaparecido. Ya no tendría que preocuparme por el demonio y ese tipo se iría.

Al estar dentro del restaurane ordené que me trajeran un té, mientras lo preparaban, tomé asiento en una de las mesas que estaba vacía dejando la bolsa a un lado mío, luego de unos minutos llegó la mesera entregándome mi pedido.

Agradecí por el té y ella de inmediato se marchó. Sostuve la taza humeante aspirándola, té de manzanilla, mi madre siempre me decía que esto ayuda a relajar los músculos del cuerpo como también ayuda a bajar los niveles de estrés.

Sonreí nostálgicamente ante tal recuerdo. Cerré los ojos tomando un sorbo del té disfrutando de su sabor.

Se escuchó la campana del restaurante, tal vez un nuevo cliente. No le presté atención puesto que no es de mi incumbencia.

-¡Nakamura-san, me alegra volverla a ver!

Una vena se asomó por mi frente, como en mis manos haciendo presión en la taza.

¿Qué hace aquí?

-Si- apenas musite manteniendo mi expresión serena- que le trae por aquí Rengoku-san?

-Terminé antes el asunto del que le hablé, así que se me antojó comer algo y me contaron que este lugar sirven comidas exquisitas!- dijo tomando asiento delante de mí- y usted Nakamura-san? Esta esperando a alguien aquí?

Negué con la cabeza- Sólo trato de relajarme.

-Entiendo- finalizó para después ordenar unos cuantos tazones de comida.

No volvimos a entablar conversación ya que trajeron la orden de Rengoku-san, mientras el comía animadamente y repetía la palabra "sabroso" yo terminaba de beber mi té pensando que todo estaría bien luego de retirarme.

Tras haber terminado mi té y él con su comida, me dispuse a irme.

-Bueno Rengoku-san, con su permiso debo irme, se está haciendo tarde y debo llegar al hospedaje donde me quedaré -declaré tomando la bolsa y haciendo una pequeña reverencia

-¡oh, en ese caso déjeme acompañarla!

...

Aunque traté inútilmente de rechazarlo, él insistió múltiples veces de acompañarme hasta que, sin mi consentimiento, terminó caminando a mi lado.

-No debió de haberse tomado la molestia de acompañarme-Dije con un poco de molestia

-¡Para nada! Cómo usted dijo, ya se está haciendo tarde y las calles se están quedando sola- exclamó con una sonrisa victoriosa- Es una chica muy linda, podría llamar la atención de alguien que trataría de hacerle algo inapropiado- con decir eso cerré los ojos pensativa y suspiré.

-¿Puedo preguntar que hace de visita aquí Nakamura-san?

-Vine a buscar unos kimonos que mandé a confeccionar- dije levantando un poco la bolsa

-¿Por que su madre no vino con usted? Normalmente las madres no deberían acompañar a la hija a comprarlos?- lo miré unos momentos, luego seguí con mi vista al frente

-Mi madre está ocupada cuidando a mis hermanos. Soy la mayor, así que tengo estas responsabilidades. Pero no me molesta- fingir ser humana y tener una familia no es difícil para mí, pero es doloroso pensar en ellos.

-La entiendo, yo también soy el mayor de un hermano pequeño. Su nombre es Senjuro, si lo conociera estoy seguro que le agradaría mucho- expresó orgullosamente, mi expresión de fastidio cambio a una comprensiva.

-¿Quiere mucho a su hermano Rengoku-san?

-¡Si!

-Entonces, sólo con eso demuestra que es un excelente hermano-dije sin desviar mi mirada del frente- no importa si no está mucho con él, mientras sepa que le da el apoyo y el amor que todo hermano ofrece y es feliz lo demás no importa... disfrute de los momentos felices que pase con él, porque no se sabe que pasará en un futuro.

Él se quedó observándome unos segundos, luego sonrió con fervor.

-Lo tendré en cuenta, gracias por el consejo!

No respondí, dimos vuelta en una esquina, estábamos cerca del hospedaje. Le pedí a Rengoku que nos detuvieramos.

-Aquí está bien, el hospedaje donde me quedaré es ese de allí- apunte al hospedaje- gracias por haberse tomado la molestia de venir conmigo.

-No hay porque. Entonces me retiro, fue un gusto hablar con usted Nakamura-san- se despidió para después irse y perderse de mi vista.

Antes de retomar mi camino, me aseguré de que él estuviera lo suficientemente lejos para que no se interpusiera en mis cosas. Era un poco fastidioso.

Pasé frente del hospedaje, mis planes no se realizarían allí si no, mucho más adelante. Ya no se encontraban personas en las calles, debido a las tan altas horas de la noche.

Después de caminar un rato, me adentre en un callejón oscuro. Me detuve en medio de este, no pasó mucho cuando sentí a alguien que se acercaba poco a poco.

Las desapariciones de las personas no solo pasaban en un lugar de la ciudad, si no en dos. La primera era cerca del lugar donde me encontré con el pilar, este es el segundo.

.
.
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Mis largos cabellos eran movidos por la suave brisa que emanaba la noche y los árboles.

Observé mis manos, estaban cubiertas de sangre al igual que mi kimono. Deteniéndome, me giré para divisar a lo lejos la ciudad en la que hace un momento estaba.

-Otro menos...- verifiqué de nuevo la hora del reloj- Aún falta mucho para que amanezca, y el pueblo está muy lejos, si apresuro mi paso tal vez llegue...-detras de mí se escuchó algo aterrizar.

Que fastidio, no pensé que tendría que verlo otra vez.

-Despues de todo, tenía la sospecha de que no era humana, Nakamura-san.

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Capítulo uno! Espero que esta historia les guste, lamento si tarde en actualizar. No tenía WiFi 😢.

Pero bueno, hasta la próxima, sayonara!



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