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7.

Jeon JeongGuk.

Hace 5 minutos.

Hola, este es JeongGuk.

Recientemente mediante las redes sociales se ha transmitido un mensaje equivocado acerca de una situación en concreto. La persona que ideó este hilo de pensamiento está errada por completo; ya que aseguro al cien por cien que las especulaciones acerca de las fotos son asuntos de índole personal que he deseado arreglar. Como todo humano tengo problemas con los demás, por ende quiero aclarar que no hay ninguna relación con el joven de la foto. Simplemente en ese momento no pudimos llegar a un acuerdo, no obstante en privado hemos logrado congeniar y dar finalizado los pleitos anteriores. Mi atención completa está dirigida a la composición de las canciones para el próximo álbum, por lo que no tengo un interés amoroso fijo, ni con mujeres ni con hombres.

Lamento y pido disculpas por el movimiento de odio que se ha formado acerca del chico en cuestión. En tanto a las personas que se encargaron de difundir y difamar con esta información falsa, la agencia y yo estaremos participando activamente en la toma de acciones legales.

Escrito sencillamente por mi, JeongGuk. Gracias por apoyarme y desmentir rumores.

***

El día había sido un tanto ajetreado para YoonGi. De vez en cuando al estar un tanto ocupado, había gente mirando por los alrededores, ya que habían relacionado el poco fondo de las imágenes a su puesto en realidad, por lo que tenía algo de miedo, pero a pesar de todo, allí estaba la seguridad que tanto le había negado a la mujer. Aquello no era necesario, se decía. Tenía un seguro. No era la mejor cosa del mundo para proteger su local, pero algo era algo, y estaba bien con ello. Tener a unos cuantos hombres con automóviles lujosos no era de su agrado porque a leguas se notaba que ocurría un suceso que naturalmente no pasaría. Por ende, se la pasaba incómodo cuando los clientes que no tenían ni idea de lo que había pasado, se quedaban extrañados mirando la entrada.

No obstante, negarse no estaba en sus opciones. También habían chiquillas locas que podrían hacer algo. Lo que más temía era de que entraran e hicieran un desastre con sus pequeñas y hermosas plantas, pero estaba bien, estaban mirando todo y hasta el momento, nadie se había dignado a hacer algo que en realidad fuese malo. Aún así le resultaba demasiado incómodo y no podía dejar de pensar en ello.

En cuanto a la dichosa JiSoo, la mujer había cumplido con lo que dijo la tarde anterior. Le llevó la taza a YoungMi, la señora que les alquilaba el lugarcito para dormir, y desayunó inclusive con ellos. Seguía desconfiando de ella, por lo que intentó no hacerle mucho caso mientras hablaba. Eran la mujer y su amigo quienes le prestaban más atención a todo lo que decía. Ella inclusive le transportó hasta su trabajo, diciéndole que le comunicara si cualquier cosa mala ocurría, pero hasta ahora no había tenido que tocar el celular a menos que no fuese para meterse a jugar Candy Crush o cosas similares.

Hablando del celular, al estarlo usando un rato, le llegó una imagen de HoSeok. La abrió con curiosidad, notando que era el causante de sus recientes males, JeongGuk. Suspiró antes de leer lo que había escrito a sus redes, tanto para las personas que lo seguían por música como para aquellas que posiblemente buscaban ponerlo en su programa de chismes.

Al terminar de leerlo apagó el dispositivo por unos segundos, mirando sin intención alguna de mirar en realidad la pared llena de permisos para tener el local y del seguro y esas cosas. JeongGuk no dejaba de tomar decisiones estúpidas. Lamentable por demás era el hecho de que él había sido el blanco de aquellas personas que comenzaron a despotricar quien sabía qué cosas acerca del otro, y esperaba que con eso, se disminuyera esa atención extraña que estaba recibiendo. No le gustaba ser observado por los otros, ya que era más de esconderse que participar en cuanto a cuestiones sociales.

Sin embargo, a unos cuantos días desde que la paz había reinado en su vida, de la nada apareció otro problema. Viendo la televisión, se dio cuenta que aquella imagen que transmitían se parecía a su local, y otra cosa, había un chico de cabello rubio, y una chica de pelo largo ondulado que reconoció de inmediato como JiSoo. Lo peor no fue que ambos se veían por completo ya que estaban saliendo de su negocio, y no había problema el alguno si no fuese por el título más engañoso que podía existir.

¡JiSoo es capturada muy sonriente con el ex flechado de JeongGuk! ¿qué querrán decir?

Alguien que me diga que esto no es cierto —susurró sin creerlo, para luego sentir que un dolor de cabeza se le sentaba justo en la frente, como si se fuera a tomar sus queridas vacaciones y no tuviese otro sitio para reposar que ese.

Como había dicho, esa gente daba mala suerte.

Apagó el televisor porque sentía que deseaba sacarlo de sitio y simplemente se sentó, mirando el techo. Esa era otra corazonada y era el destino de la vida, ¿no? Que debía alejarse de ellos lo más pronto posible. No quería seguir teniendo problemas porque ellos se encontraban cerca. Las fanáticas eran la peor parte de todo. Antes de poder darse contra la cabeza, la puerta se abrió. Tuvo que aguantar las ganas de darse una bofetada, porque vio a una chica entrar. Era bastante bonita y joven, parecía estar en la escuela aún. Esta llegó a su lado, mirando todo.

—Buenas tardes —dijo él. Ella sonrió, acercándose.

—¿Es usted Min YoonGi?

—Sí.

La fémina sonrió aún más.

—Vengo a comprar las flores que ha puesto JiSoo en su perfil —comentó, poniendo algo incómodo al dueño. Ella encontró la imagen, mostrándola—. Las he visto, ella tiene un buen gusto, y mi mamá cumple muy pronto. Quisiera darle ese regalo, sé que le van a gustar.

—Una entonces.

Ella asintió. YoonGi se fue a la otra habitación en la búsqueda de las flores que le había vendido a TaeHyung con anterioridad. Al tenerlas tomó un tiesto, acercándose a la muchacha que esperaba mirando curiosa todo el lugar. La fémina sonrió aún más, mirando lo lindas que eran las flores. Pronto sacó su cartera, y cuando le dio el precio, sacó el dinero para dárselo. Mientras, la observaba.

—Eres más bonito que en las fotos —alagó. YoonGi se puso nervioso de repente y ella le notó, ya que se puso pálido, además de que se le cayó el dinero de las manos como si hubiese sido agua entre los dedos. Avergonzada, procedió a disculparse al darse cuenta del atrevimiento que había tomado como si fuesen amigos—. Perdona, no sabía que te molestaba.

—Ah, no es nada, es algo incómodo, nada más, no es grave.

Recogió el dinero que se le había caído, realizando la compra al fin. La muchacha tomó la planta cuando se dio cuenta de aquello, recibiendo pronto lo que había sobrado y el recibo.

—Por cierto, ahora con todo esto que se está especulando de usted, ¿no se siente sobrecargado?

—No, no... creo. Intento no pensar en ello. Tampoco es tan importante —se rió, buscando restarle importancia. Solamente la pregunta le había sacado de su realidad por unos instantes. La chica asintió, apretando sus labios.

—En realidad te ves un tanto mal, muy pálido, ¿o eres así?

La observó.

—Soy así, ¿por?

Ella se acercó.

—Me llamo Roseanne Park, mucho gusto —ofreció una mano, ya que la planta no pesaba tanto—. Soy prima política de JiSoo, nos llevamos muy bien.

Ah, otra persona que seguramente no daba buena suerte. Se reincorporó.

—Es un gusto, señorita Roseanne.

—Sí... Yo... Me gustaría saber si esta tarde podemos salir a tomar algo, ¡claro, claro! No tiene que aceptar tampoco, seguro que quieres ir a tu casa y esas cosas, y sólo estoy molestando aquí, pero... me gustaría en algún momento.

¿Era él, o había mucha gente queriendo invitarlo a cualquier lado? El pálido no supo si aceptar. En realidad, quería negarse de inmediato. Con la cara que traía, y esas ropas que costaban más que cualquiera de las flores que tuviese, además de esa mirada de niña aún, supuso que no tendría suficiente edad y, que como esa familia, tendría una que otra conexión con ese mundo de la gente relevante y esas cosas. Era hasta ese día en que no había ido con TaeHyung a comer.

Entonces, se le ocurrió algo.

—Los otros días TaeHyung me había invitado a comer, pero pasaron unas cuantas cosas por las cuales no pude ir... Podemos ir todos hoy si se puede.

Roseanne asintió, contenta.

—Claro, yo lo puedo llamar y así va con JiSoo y podemos ir todos —le comentó. Ella pronto sacó un papel, y le pidió un bolígrafo que el rubio le entregó. Luego, ella dejó el mismo en el escritorio y le dio el papel—. Mi número. Hablaré contigo quizás en estos días.

Ella le dio un beso en su mejilla saliendo de allí mientras su cabello largo se movía. YoonGi le observaba anonadado, poniendo su mano en la mejilla donde ella había puesto sus labios. La fragancia a vainilla le resultaba agradable, y bajó la mirada al sentir que una débil sonrisa salía de su boca.

Era... amigable y eso le agradaba.

***

TaeHyung había recibido la llamada de JiSoo a mitad de su camino en la carretera. Era de noche, hacía frío, pero no importaba, no podía tardar más. Resultaba que por pura casualidad, esta le comentó que YoonGi había conocido a Rosé ya que esta última había ido buscando unas flores para su madre, y que le habían gustado unas que había publicado en sus redes. De igual forma al parecer habían hecho amistad, porque le comunicó que el rubio había accedido a cenar con ella y con los demás.

Era buena noticia.

El otro se mantuvo guiando con el sonido del aire acondicionado encendido. Iba de camino a revisar si JeongGuk estaba bien. Como había dicho, ya estaba encerrado en su apartamento, y de allí iba a ser bastante difícil sacarlo. Lo peor que pensaba él, era de que se enterara de la salida que tenía con el rubio, pero no tenían la culpa, YoonGi aceptaba ir con cualquiera que no fuese él. Aún así, se sentía algo mal de no poder invitarlo porque sería traicionar poco a poco la mula confianza que el pálido tenía en su nombre.

Entonces, ¿vamos a ir?

—Tienes que darme una hora, estoy yendo donde JeongGuk —respondió, mirando la carretera. Estaba vacía.

Tsk, entonces yo y Rosé iremos con YoonGi a pasear en un lugar... un tanto solitario a lo que puedes ir.

—Perfecto, tengan cuidado.

Ella colgó, dejándole de nuevo con el silencio del automóvil. Se dirigió con precaución hasta el edificio, que en quince minutos se mostró ante él. Se introdujo en el estacionamiento privado del local, saludando al guardia de turno a esa hora. Cuando se estacionó, se bajó, cerrando el automóvil mientras guardaba luego la llave en su ropa.

Con lentitud se acercó hasta el hombre que vigilaba, saludándolo. Habló con él de ciertas cosas, como su familia y de lo malo que era el trabajo. Acerca de las vacaciones, de sus hijos y de la universidad. Se fue de allí y entró al lugar. Allí todos lo conocían, por lo que le dejaron entrar sin siquiera mirarlo dos veces. Se encaminó hasta la puerta de su hermano, y entró al verla.

Se encontró de la nada las luces apagadas, las ventanas cerradas y las cortinas juntas. Sacó su celular, prendiendo la linterna que llevaba, y cerró la puerta del sitio. Con cuidado comenzó a observar todo. Estaba puesto en donde se suponía, no habían desastres repentinos. Se dirigió entonces hasta la cocina, pero tampoco había algo que le dijera que su hermano estaba mal.

Así que se fue hasta su cuarto. Abrió la puerta, mirando. Las luces de ahí sí estaban encendidas. Pudo ver al otro sentado cerca de su escritorio. Habían tres botellas de ron que al parecer no tenían nada por dentro, varios papeles y lápices tirados. Mierda. Entró, caminando hacia este. Rápido se dio cuenta que estaba dormido, por lo que decidió moverlo. Colocó sus manos, al estar más cerca, debajo de sus axilas para tomarlo con fuerza.

—Cuánto engordas, hombre.

Lo movió, tirando su cuerpo pesado a la cama. Le quitó los zapatos y sus medias, además de mover su cuerpo hacia arriba, para que pudiera respirar mejor. Estando así le despojó de su chaqueta y pantalón, dejándole de esa forma, ya que estaba de mejor forma. Apagó la luz, y acomodó el desastre que había dejado allí,  suspirando.

No podía dejar que su hermano comenzara a hacer eso de nuevo.

TaeHyung:

Iré en treinta minutos.

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