1 ❄️ Nuevo hogar
En el mundo humano son las 12:10 a.m., pero en Hueco Mundo no hay una hora como tal pues, siempre reina la oscura y bella noche como esa hermosa luna en cuarto menguante, sin embargo, al tener poco tiempo en ese mundo, no es difícil para Orihime tener un aproximado de cuánto ha pasado; hace tan sólo unos minutos que llegó a su nuevo hogar guiada por Ulquiorra Cifer quien, desde la primera vez que lo vió, hace algunas semanas, hasta el momento; no era capaz de mostrar expresión alguna en su rostro mientras que la chica era lo opuesto a él, completamente expresiva... Orihime miraba asustada el enorme lugar, los interminables pasillos blancos, el techo del domo que hacía creerle era mediodía, pero sobre todo, observaba a aquellos Arrancar que parecían que la estaban esperando, no eran de la Élite de Aizen, los Espada; aunque si servían a algunos de éstos ya que, eran Fracciones los que la miraban y juzgaban de pies a cabeza como si ella no valiera nada, como si se tratara de basura, y esto en especial lo creían las Fracciones mujeres que se sentían superiores a la preciosa humana de hermoso y largo cabello naranja con bellos ojos grises.
Poco después, Orihime junto a Ulquiorra llegaron a lo que parecía ser el salón principal donde Aizen esperaba sentado en un trono grande, pero modesto, es decir, sin ninguna joya de adorno o cosas similares, sino simplemente una gran silla que parecía ser de concreto, aunque en realidad el material del que estaba hecha era desconocido, ubicado, además en una enorme plataforma con forma cúbica de aproximadamente 50 metros de altura; al lado derecho del líder de los Arrancar se encontraba el ex-Capitán de la 9.° División y actual Comandante del Ejército Arrancar, Kaname Tōsen, de cabello y piel oscura, y de lado izquierdo, el ex-Capitán de la 3.° División y actual Segundo al Mando, Gin Ichimaru, de piel blanca y cabello corto color plata; ellos renunciaron a sus puestos en la Sociedad de Almas por los ideales de Aizen, a quien seguían fielmente, pero, aparte de éstos, también había algunos Espada.
El número 1, Starrk, de apariencia madura y atractivo, quien no le daba mucha importancia al asunto; el ex-Espada 6 y más musculoso de todos los Arrancar, Grimmjow, quien hace poco había sido degradado de su puesto por desobediencia hacia Aizen y en consecuencia, perdió su brazo izquierdo ya que Tōsen lo mutiló en castigo a su impulsividad, ahora miraba atento a Orihime con aires de superioridad a pesar de lo sucedido con su puesto; el número 5, Nnoitra, quien se veía despreocupado y algo desquiciado hablando de su mirada ante los ojos de la chica, sin olvidar su imponente estatura superior a los 2 metros; el número 8, el inteligente, Szayelaporro, que sentía curiosidad sobre los poderes de la jovencita y no ocultaba dicho interés que sus ojos emanaban fervientemente; y el reemplazo de Grimmjow, es decir, el actual número 6 que tenía la apariencia de un niño de 13 años, Luppi Antenor, de cabello corto y negro con grandes y brillantes ojos morados.
-Hola, eres Orihime Inoue, ¿correcto? -preguntó Aizen con una sonrisa.
-Sí...
-Bienvenida a nuestro palacio, Las Noches. Me alegra tanto que vayas a vivir con nosotros, y deseo que te sientas como en casa.
Orihime escuchó las palabras del líder atentamente, pero está vez no respondió ni siquiera con un monosílabo por lo que, Ulquiorra sin quitar su mirada vacía intervino.
-¿A qué se debe la grosería? Lord Aizen te recibe con los brazos abiertos... muestra algo de educación, pequeña.
-¡Sí! Claro... -Con voz temblorosa continuó-, gracias... Lord Aizen.
No obstante, ella estaba incluso más asustada que hace unos momentos, ese lugar donde decían que sería su nuevo hogar y donde sentía que no encajaba ni por obligación, tenía una presión extraña que cuando llegó no sintió ni de broma, una peculiar sensación como si la vida fuera a irse de su cuerpo.
-Se nota que hay quienes están incómodos con que Orihime Inoue esté aquí, ¿no es así? Luppi -cuestionó mirando al chico.
-Sí claro, Lord Aizen -Baja la mirada-, es sólo que, peleamos en el mundo humano para que ella decidiera si unirse o no, y personalmente, no le veo utilidad alguna a la humana, sin contar que no tiene educación.
-Puedo notar que la falta de educación de Orihime se debe a que tiene algo de miedo, así que, una vez que lo supere, todo estará perfecto -comentó Aizen.
Ella ahora estaba más atenta e incómoda gracias a los comentarios de Luppi, aunque también quería sentir un poco de amabilidad y calidez "humana" de parte de Aizen al defenderla.
-Y hablando de utilidad, yo no esperaba que fueras herido tan fácil y tantas veces -continuó Aizen recalcando su decepción.
Luppi avergonzado no tuvo más remedio que callarse y fruncir el ceño por coraje consigo mismo.
-En fin, Orihime quiero ver tu poder de cerca, muéstranos por favor... -Desvía la mirada a Luppi-, ¿te parece la idea?
-Me parece bien, Lord Aizen.
-Entonces... Orihime, encárgate del brazo izquierdo de Grimmjow, el Espada musculoso y de cabello azul -aclaró sonriéndole a ella.
La chica miró al Espada y vió que no tenía ningún brazo izquierdo, así que, lo que Aizen pedía era que ella regenerara la extremidad.
-¡Ja! ¡Imposible! ¡Eso es una locura Lord Aizen! ¿¡Cómo va a sanar algo que ya no existe!? ¡Olvídalo Grimmjow! ¡No se puede!
Pero Orihime no prestaba atención a la negatividad de Luppi, después de todo, el que manda es Aizen, así que, acercándose a Grimmjow con la mirada tan tierna como nerviosa, colocó sus manos a unos centímetros de dónde debería estar el brazo de Grimmjow y pronunciando las palabras "Sōten Kisshun. Yo rechazo" de uno de sus pasadores salieron lo que parecían dos hadas de no más de 12 cm, a formar un óvalo de color naranja que cubría todo lo que debería abarcar el brazo inexistente del ex-Expada 6, así pues, poco a poco se notaba como el brazo empezaba a aparecer dejando a todos con una mirada sorprendida, excepto a Ulquiorra y Tōsen quienes no tenían expresión alguna, Ulquiorra porque así es su personalidad y Tōsen por ser ciego... pero lo importante es el líder Aizen quien se veía fascinado con la escena, Luppi por su parte, cambió su actitud burlona e incrédula a una un tanto humillada pues, la chica con sus acciones le cerró la boca sin necesidad de insultarlo o mirarlo siquiera. Así pues, Grimmjow sonriente miraba como el brazo que Tōsen le había arrebatado en un corte limpio con su Zanpaku-tō, ahora estaba de vuelta e idéntico al último momento en que lo vió unido a su cuerpo.
-Mi brazo... ¡volvió...! -exclamó entre risas.
-Es un poder muy útil. Ulquiorra cree que es regresión temporal o espacial, ambas teorías interesantes -admitió Aizen.
El 4.° Espada asintió.
-Pero no es ninguna de esas, es... el rechazo de eventos, Orihime rechaza lo que le sucede a algo dejándolo al estado en que estaba antes de sufrir la modificación.
-Pero Lord Aizen eso es absurdo... nadie puede tener ese poder, menos una simple y estúpida humana... -Mira a Orihime-. ¿¡Qué brujería hiciste!? ¡Contéstame inútil!
-Tranquilo Luppi, sus poderes no tienen nada de absurdo. Ella entra al territorio de los dioses y es capaz de rechazar la voluntad de éstos al superar los límites impuestos y evitar o regresar los eventos al estado original.
Grimmjow ya habiendo asimilado por completo el milagro que sucedió con su brazo, con una sonrisa altanera miró a Orihime.
-Ven, sana algo más, niña.
En el instante el musculoso hombre se dió media vuelta mostrándole una cicatriz en la espalda baja en el lado derecho, ella nuevamente lo sanó con las mismas palabras y al desaparecer esa cicatriz se dejó ver el número 6 en romano del que antes de ser degradado, presumía con gusto al llevarlo visible siempre.
-¿Qué crees que haces Grimmjow? -cuestiona Luppi molesto.
Sin dejar parpadear al chico que lo había reemplazado, lo atravesó en las entrañas con su nuevo brazo izquierdo, estrenandolo al bañarlo con la sangre de Luppi. Nadie mostraba empatía ni tristeza, sólo Orihime veía espantada la escena y al notar la tranquilidad de los demás al no hacer nada, mientras Luppi maldecía a Grimmjow, éste le daba el adiós diciéndole ex-Número seis, como una burla más que algo cordial; para al final rematarlo con un ataque llamado Cero, el cual constaba de una bola roja que formaba en su mano derecha para enseguida colocarla en la cara del chico y hacerlo explotar sin dejar rastro alguno, ni siquiera la sangre de sus entrañas.
-Entonces, Orihime, ¿usarás tus poderes para mí?
-Ah... yo... -Haciendo una breve pausa, miró rápidamente a su alrededor y continuó-, sí Lord Aizen.
-Me agrada oírlo de tus labios y sin dudas. Bien pues, Ulquiorra te llevará a tu habitación para que descanses y empieces a adaptarte a este mundo.
-¿Cómo se dice? Pequeña -interroga Ulquiorra con tono serio mirándola a los ojos.
-Gracias Lord Aizen.
-Es un placer.
En el cuarto de Orihime, era una habitación de tamaño considerable, aproximadamente unos 13 metros de ancho × 18 de largo con 30 de alto, muros blancos, techo negro, una puerta que parecía ser de metal, pero blanca, una sola ventana redonda sin cristal ni cortina ni nada que se le parezca, ubicada a 5 metros del suelo y con un diámetro no mayor a 1 metro, donde se veía perfectamente la luna en cuarto menguante; una cama sencilla, pero aparentemente suave, un sofá para tres, un par de sillas blancas, una mesita con una jarra llena de agua y un vaso de cristal, e incluso un librero modesto de madera en una de las esquinas.
-Aquí es dónde dormirás, meditarás, comerás y todo lo que quieras hacer. Aunque de vez en cuando también puedes ir a dar un paseo por el lugar, así conocerás mejor donde estás parada o, mejor dicho, tu nuevo hogar.
-Y que tal si por error salgo del palacio, ¿hay problema?
-Las Noches es una construcción enorme, se necesitan días para recorrerlo, pero si de casualidad fuera el caso y sales, no creo que te resulte imposible entrar por dónde saliste. ¿O sí?
-No...
-Y cuando lo hagas de preferencia no te aventures tanto.
-¿Por qué?
-Salir es peligroso, bueno, para alguien como tú que enfoca su poder en la parte defensiva y de ofensiva tiene poco, por no decir que nada, fácilmente te matarían. Y justo por eso no me preocupa tu insinuación indirecta de escapar. Orihime bajó la mirada seria.
-Pero tú estás encargado de mí...
-¿Y? -interrumpió con un tono molesto-, que sea tu guardián designado no significa que sea tu niñero.
Orihime de repente levanto la mirada incómoda hacia Ulquiorra, parecía que lo había hecho enojar y ella jamás ha tenido intenciones hostiles hacia alguien, en cambio el Espada no mostraba expresiones, su tono molesto contradecía a su rostro vacío.
-Debo protegerte siempre y cuando el peligro esté dentro de Las Noches, debo vigilar que no hagas una tontería, como querer traicionar a Lord Aizen.
-Pero tú mismo lo dijiste, yo no tengo habilidades de ataque, ¿cómo lo haría?
-Por lo que sé, un humano desesperado hace cualquier cosa. Dudo que tú seas la excepción.
-¿Mi decisión de venir te parece algo desesperado?
-No. Me parece lo más sensato que has hecho en tu vida. Además tuviste mucho tiempo para pensarlo y elegir la opción sin arrepentimiento.
Orihime sin más comenzó a caminar por su habitación, miraba cada mueble detalladamente, ahora el silencio gobernaba entre ella y el Espada de ojos esmeralda, así fue por unos minutos.
-Oh y, esa presión que sentías frente a Aizen, es la presión espiritual de él. Pero, aunque él sea el más poderoso e inteligente en este mundo y gracias a esa manifestación de poder te sea imposible atacarlo, podría darse un momento en que incluso el líder se descuide o baje la guardia.
Orihime juntó sus manos y las apretó con toda la fuerza que tenía, era una manera de sacar su estrés con esa plática que de agradable y de bienvenida no tenía nada.
-Te sugiero que seas buena chica, así habrá menos inconvenientes y podremos estar tranquilos.
La jovencita sólo supo asentir, para enseguida ver como el Espada se retiraba sin despedirse y dejándola inmersa en su mundo de emociones y sensaciones en plena revolución de una vida nueva, diferente y... misteriosa hablando de una vista a futuro.
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