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Capítulo Único

Llegué al club a la hora acordada, por fuera no se veía tan grande como realmente lo era al entrar, o quizás por el hecho de que aún no habían tantas personas lo hacía ver más espacioso, y las luces neón azules y rojas le daban al lugar tranquilidad y calidez. 

—¡Llegaste, Taehyung! —Me abrazó el causante de que estuviera aquí esta noche— . Pensé que te habías arrepentido —sonrió ladinamente.

—Me invitaste y aquí estoy, Jimin. Soy un hombre de palabra.

—Sí, de palabra, te voy a creer. —Me abrazó por el cuello y me acercó a él. —Tu palabra se llama Jung Hoseok —susurró, dejándome desconcertado por su descaro—, y antes de que preguntes… —Me soltó e hizo un gesto a la pista de baile—. Te está esperando —sonrió con picardía por segunda vez en la noche y yo tosí—. Hey no mueras todavía, ven, vamos a sentarnos mientras te animas a ir por él.

Jimin nos llevó a los sillones grises que estaban entre la pista de baile y la barra.

—Iré por unas cervezas, tú ponte cómodo —dijo antes de marcharse mientras me sentaba en un sillón individual justo al frente de Hoseok.

Desde que lo vi no pude despegar mis ojos de él. Sus movimientos de cadera me tienen hipnotizado; ese pantalón de cuero negro se pega tan bien a su cuerpo que me hace sentir envidia de la prenda. Después de un rato pude ver incipientes gotas de sudor recorrer desde su frente hasta su cuello y me dieron ganas de besarlo para quitarlas.

¡Qué diablos, Taehyung! Contrólate, tú no eres así. ¡Vinimos aquí a conocer a Hoseok, no a devorarlo! Aunque debo de admitir que me lo está poniendo muy difícil, tan difícil que empecé a sudar también por el calor que me provoca verlo bailar y, peor aún, verlo pasar la punta de su lengua sobre su labio inferior, sonriendo, justo después de que nuestros ojos se conectan. La tensión me está matando, por lo que solo observo detenidamente, sin una expresión que él pudiera malinterpretar.

Jung Hoseok bailando es una brisa suave y un huracán al mismo tiempo, una brisa que me acaricia y un huracán que amenaza con arrebatar mi cordura.

—Hey, no lo mires tanto que lo vas a gastar —bromea Jimin al sentarse en el sillón adjunto—. Ten, esta cerveza te ayudará. —Me entrega una botella sonriendo, acto seguido bebe de la suya y yo hago lo mismo.

Doy un largo sorbo y la bebida me sienta muy bien para enfriar mis pensamientos y calmar lo que sea que Hoseok está provocando en mí.

—Deberías ir y hacerle compañía antes de que otro se te adelante —comenta casual mi amigo, sabiendo que vine aquí por él.

—Jimin, me está volviendo loco —digo desesperado—. Además no sé si está bailando así para otros o…

—¡Detente ahí, Kim Taehyung! Ya te dije que esos son solo rumores. Hoseok es coqueto por naturaleza, pero no se revuelca con cualquiera y si no creyera que eres lo suficiente para él ni loco dejaría que te le acerques —dijo enojado—, aunque aquí sentado dudo que consigas algo. Hoseok está aquí por ti. —Se levantó—. Así que no desaproveches la oportunidad, que me cansé de ser tu recadero.

Dicho eso se marchó, bebiendo una vez más de su cerveza y llevando otra botella extra que hasta ese momento no había visto.

Vuelvo mi vista a Hoseok, quien sigue bailando solo al ritmo de la música. En eso Jimin aparece junto a él y le ofrece la cerveza extra que llevaba. Hoseok bebe con gusto el líquido.

Desde mi posición puedo jurar que una gota se escapa por la comisura de sus labios y baja tortuosamente por su mandíbula y su cuello hasta perderse en el centro de su pecho, siguiendo el recorrido hacia el sur de su cuerpo. Entonces me encuentro lamiendo mis labios, deseando ser esa gota… Está bien, lo admito, claramente no vi todo eso, esa fue mi imaginación jugándome una pésima pasada.

Se supone que mi conquista será romántica, porque así soy yo. Quiero invitarlo a cenar bajo la luz de la luna, saber de su vida, sus anhelos y sueños mientras me pierdo en sus ojos y sostengo sus manos; quiero escucharlo reír y disfrutar del asomo de esos preciosos hoyuelos por mi causa. Sin embargo, Hoseok y sus caderas despiertan en mí los más bajos instintos, tanto que me desconozco, me siento todo un adolescente alborotado por las hormonas.

Ahora Hoseok baila seductoramente junto a Jimin y yo sigo debatiéndome si es oportuno acercarme. ¿En qué estaba que acepté esta invitación?

—Vamos, será divertido —dijo mi amigo en aquel café donde me citó a hablar de los viejos tiempos—. Las fiestas de Jin hyung son lo mejor y ya le pregunté si podía llevar a alguien más, además Hoseok también estará ahí. —Me guiña el ojo. —Es tu oportunidad de hablar con él más de dos palabras.

Hoseok me pareció fascinante desde el primer instante. Era obvio que quería conocerlo, pues cada vez que podía intentaba saber de él y sus gustos. Jimin no dudaba en explayarse en sus comentarios y este sentimiento crecía a pasos gigantescos, más cuando me decía que él hacía lo mismo conmigo, que le preguntaba por mí.

Así que antes de que Jimin saque sus armas de persuasión imbatibles, porque claramente tramaba juntarnos en dicha fiesta, le respondí:

—Está bien, iré.

Ahora estoy aquí pensando si hice lo correcto, pues por más que lo observo bailar no encuentro el momento para acercarme y lo único que estoy consiguiendo es llenar mi mente de pensamientos impuros hacia ese sexy azabache que parece me provoca adrede con cada movimiento.

¿Y si me voy? No quiero asustarlo si llego a perder el control, así creo esta es la mejor opción, es precaución, no cobardía por si acaso. Pero antes de marcharme decido ir por un trago. Me dirijo a la barra y pido:

—Un whiskey a las rocas, por favor. El más fuerte que tengas.

El barman asiente a mi petición. Me giro por instinto hacia la pista y Hoseok sigue bailando, se había sacado la chaqueta que llevaba. No veo a Jimin por ninguna parte.

Hoseok, todo en su conjunto, es un arma de seducción: su pelo húmedo por el esfuerzo realizado y ahora su polera blanca pegada a su cuerpo en las partes donde el sudor se concentra, haciendo que se transparente un poco; el movimiento delicado de sus brazos y de su pelvis al compás de la música es una danza irreal y sublime que reseca mi boca. ¡Necesito pronto este trago!

—Su whiskey, señor.

Escucho detrás mío y me giro, efectivamente mi trago había sido servido. Lo cojo y bebo con urgencia el primer sorbo. Cuando iba a dar el siguiente, la conversación de los tipos que están al lado mío llama mi atención.

—¿Ves como se mueve? —dice el más cercano a mí, viste completamente de negro, al pelirrojo que lo compaña. Ambos hablan de alguien en la pista de baile—. Ese meneo de culo está pidiendo a gritos atención. —Lo veo lamerse los labios y la lujuria arde en su mirada, entonces me percato de quién habla y la sangre me hierve—. Cómo deseo estar detrás suyo y restregarme a gusto para que sepa lo que le espera si se va conmigo.

No, si yo puedo impedirlo, imbécil.

Hasta ese momento no me había dado cuenta de que tenía el vaso apretado a punto de romperlo de la rabia y ¿celos? al oírlo hablar así de Hoseok. Así que bebí todo el contenido que quedaba en el vaso y fui hacia él.

Claramente no era consciente de lo que estaba haciendo, simplemente caminé hacia mi objetivo.

En el camino me crucé con unas chicas que se inclinaron a saludarme, riendo nerviosas, incluso una se sonrojó; sé que las conozco de algún lado, pero no las recuerdo ni me interesa hacerlo en estos momentos, solo pienso en Hoseok.

Cuando llegué a él me posicioné tras suyo, tomé su cintura con firmeza y lo pegué a mí. No, yo no tenía la misma intención del otro tipo, solo quería mostrarle que Jung Hoseok era mío, porque yo lo quería para bien, no como él.

Fui consciente de lo que hice cuando Hoseok se giró levemente para ver quién había invadido su espacio personal, en lugar de alejarse me sonrió y su mirada se iluminó. Quise alejarme, pero él tomó la mano que sostenía su cintura y acercó más su espalda a mi pecho y siguió moviéndose al ritmo de la bachata que empezaba a sonar. Movimientos que seguí gustoso. Entonces levanté la vista a la barra, vi al tipo ese rojo de ira y no pude evitar sonreír de satisfacción, mientras Jung Hoseok baila pegado a mí, inclinando levemente su cabeza a un lado sobre mi pecho, dejando expuesto su cuello a mi merced para que lo bese.

Me dejo llevar por el calor de nuestros cuerpos que se amoldan a la perfección como si hubieran sido hechos el uno para el otro. Se siente correcto estar aquí. Este es el lugar donde quiero estar siempre, quién iba a pensar que a la salida de una convención de anime encontraría lo que tanto busqué.

Recuerdo ese día como si fuera ayer.

Era sábado por la tarde y hacía un poco de frío por lo que llevaba mis manos dentro de mi abrigo, mientras caminaba hacia la salida. Iba llegando cuando un rostro conocido se atravesó en mi campo de visión y como llevaba tiempo sin verle no dudé en acercarme. Al notarme gritó de la emoción y al llegar a él me abrazó tan cálido como solo Jimin puede hacerlo.

—¡Taehyung, tanto tiempo sin vernos! —dijo sonriendo y sin soltarse del abrazo.

—Ni que digas, tú eres el ingrato que no llama, no escribe y tampoco visita —protesté y me separé de él.

—Calla, calla —masculló avergonzado. En ese momento se giró a su acompañante, que no sabía que estaba ahí—. Te presento a un gran amigo mío, Hoseok.

—Mucho gusto, Hoseok —me incliné para saludarlo.

Su belleza me flechó. Desde sus ojos oscuros y gentiles, su tersa piel acanelada, su cabello azabache como la noche hasta ese seductor lunar en su labio superior.

—Igualmente…

—Taehyung. —Quedé tan embobado que ni mi nombre le dije, quería golpearme la cabeza. —Disculpa.

—No pasa nada —sonrió y entonces decidí que quería ver de nuevo esa dulce sonrisa adornada por dos pequeños hoyuelos.

Jimin volvió a llamar mi atención, claramente se dio cuenta de mi flechazo, porque vi esa mirada que siempre hace cuando te descubre en una travesura, así que procuré seguirle la conversación que intentaba, en un par de minutos, ponernos al día de los tres años en que no nos habíamos visto.

Con Jimin nos separamos al entrar en la universidad por ir a ciudades diferentes y aunque al inicio lo intentamos terminamos perdiendo el contacto. Jimin fue uno de mis mejores amigos durante la secundaria, por ello me alegraba tanto el encuentro.

No obstante, de vez en cuando miraba de reojo a ese tímido azabache que simulaba no verme cuando en realidad hacía todo lo contrario.

¿Fue amor a primera vista? Sin duda alguna y aquí estoy ahora con su cuerpo junto al mío en la segunda vez que nos reunimos.

¿Vamos demasiado rápido? Probablemente, pero eso no impide que mis manos se muevan desde su cintura a sus caderas sin despegarlas de su piel, la cual aprieto levemente en mi recorrido. Mi respiración se agita, al igual que mis pulsaciones; quiero morderlo, besarlo.

¡Contrólate, Taehyung!

Pero no puedo controlarme.

Suena un conocido merengue y aprovecho de tomar su mano para girarlo frente a mí, en tanto que llevo mi otra mano a su espalda baja para bailar al ritmo de la música, mirándonos fijo, como si no existiera nadie más.

Luego Hoseok hace un movimiento inesperado, enreda sus manos en mi cabello y aprovecho de posar ambas manos en la curvatura de su espalda y atraerlo más a mí. Su aroma, mezcla de sudor y excitación, es embriagador y sus ojos brillan como el universo, con miles de estrellas dentro.

Entonces comprendo que lo quiero, más allá del deseo carnal que ahora me invade. Anhelaba este sentimiento y lo encontré en Hoseok al ritmo de un merengue cuando dejamos de seguir la música para seguir el ritmo de nuestros latidos.

La canción sigue avanzando, pero nosotros ya no bailamos, seguimos perdidos en el otro hasta que Hoseok titubea, su expresión asustada me lo dice.

Intento darle seguridad, acariciando suavemente su cintura. Su expresión no cambia y poco a poco va alejando su toque de mí; sus manos dejan mi cabello y siguen el recorrido de mis hombros y mis brazos hasta llegar a mis muñecas. Acuno su rostro, rozando con mi pulgar su mejilla en un último intento de impedir que se aleje, pero no lo consigo, me suelta y se gira, da un paso al frente.

¿Quizás sea posible que sienta lo mismo que yo por él? No puedo dejarlo ir sin averiguarlo.

Tomo su muñeca, antes de que dé un paso más, y lo jalo nuevamente hacia mí, haciendo que caiga sobre mi pecho. Lo abrazo con una mano siguiendo el camino de su cintura y con la otra tomo su cuello y acaricio la zona detrás de su oreja, me acerco a ella y le digo:

—Este es un dilema del que tú y yo ya no podemos escapar. Procuraste que cayera en tus brazos… —Mis latidos se aceleran y voy acercándome a sus labios, seduciéndolo despacio—. Y yo procuraré que seas parte de mí, no te dejaré ir.

Hoseok intenta responder, pero ninguna palabra sale de su boca. Pasa saliva y lame sus labios una y otra vez, humectándolos y haciéndolos apetecibles, entonces no puedo resistir más y lo beso.

Ya no es solo su sonrisa la que no quiero dejar de admirar, sino que tampoco quiero dejar de saborear esos dulces labios.

El beso que es demandante en un principio se vuelve dulce y tierno a medida que nuestros corazones encuentran su sincronía. Un beso que nos lleva al cielo.

Jung Hoseok, sé que aún me falta mucho por conocerte, sin embargo, quiero caminar a tu lado y descubrir si este amor será más duradero que una simple canción. Procuraste coquetearme y yo procuré conquistarte, y lo logré, aunque tu táctica era innecesaria, pues me tenías ganado mucho antes de venir aquí.

Al separarnos, vemos a Jimin sonreír desde la barra y nosotros reímos con él. Su plan y el nuestro habían dado resultado.

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Me gustó mucho hacer esta colaboración con mi querida amiga chansungseokie .
Cada una eligió el POV de su Bias para darle forma a esta historia de amor. Así que si quieren saber qué piensa Hoseok de todo esto no duden en visitar su historia "Procura".

Por otro lado, ¡Feliz cumpleaños Hoseokie! Sé feliz , que tú siempre serás nuestro sol más brillante.

Chica V 💚

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