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Shinra, al verme, se extrañó.
Evitó darme cualquier comentario sarcástico y sólo me dejó pasar sin decir nada.
---¿Qué ha pasado? ¿Has peleado con Shizuo de nuevo?--- Preguntó mientras empezaba a sacar algunas vendas y gasas.
Yo me limité a mirarle mal, aunque estuviera de espaldas y no lo notara.
---Creo que eso es algo improbable dadas las nuevas circunstancias, Shinra. La bestia ya se ha puesto la correa. Ahora no es más que un monstruo domestico. ---
---¿Monstruo domestico? --- Noté el tono divertido de Shinra.
---Sí, de esos que se esconden en el closet o debajo de la cama pero al ver a su dueño mueven la cola igual que un perro.--- Me senté en el sofá y di un suspiro.
---Entonces... si no es Shizuo la razón por la que estas aquí, ¿Qué te ocurrió? Porque dudo que vengas sólo a hablar de cómo está el tiempo. ---
Levanté la mano derecha (qué ya había dejado de sangrar un poco) y se la mostré.
Al verlo Shinra redujo, sólo un poco, su sonrisa.
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Tras haber atendido a Orihara Izaya, Kishitani Shinra estaba confuso.
Observó por décima vez el recipiente con los vidrios manchados en sangre antes de dejarlo sobre la mesa de ratón de la sala.
¿Exactamente en qué estaba pensando cuando hizo eso?
Tenía el cabello desordenado y parecía agitado y, aunque había actuado como siempre, su tono de voz parecía algo cambiado.
Tal vez no debería darle importancia, lo sabía y aun así se preocupaba por el bastardo que tenía por "amigo".
"Vaya estupidez. Seguramente no es nada"
Pensó por último el medico clandestino para después mover toda esa maraña de pensamientos a lo más profundo de su conciencia y remplazar el espacio con todo lo relacionado a su amada Celty.
¡Por fin tenían un momento de pareja e Izaya no iba a arruinar eso!
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Cómo podía lograr que Shizuo le prestara atención?
Recuperar...
Exactamente, ¿Qué quería recuperar?
Su atención...
Él sólo quería su atención.
Si tenía su atención entonces se daría por satisfecho.
Si lograba obtener su atención.
Si lograba obtener algo del monstruo de Ikebukuro. Si lograba tener una constancia...
Si lograba obtener una mínima parte de Heiwajima Shizuo que fuera por completo suya, entonces podría darse por satisfecho.
Si recuperaba esa parte, si la cambiaban por otra; eso era lo de menos.
Mientras tuviera esa pequeña pieza de vida de Shizuo entonces recuperaría lo que le faltaba.
Sabía, sin embargo, que Shizuo muy difícilmente fuera algún día a tratarlo bien y no como si fuera menos que basura.
Por unos instantes de lo que pareció un tipo de aclaración mental Izaya se preguntó...
¿Por qué se preocupaba por todo eso?
Su cerebro y su lógica, por más que trataban de encontrar la solución, estaban faltantes de una respuesta medianamente coherente.
No había una razón clara por lo cual hiciera eso, ese fue al veredicto a que Izaya le parecía más correcto de todas las teorías de a poco acumuladas en su mente.
¿Necesitaba siquiera una razón clara para hacer lo que iba hacer?
Pudiera ser que sólo se estuviera tirando al vació como un suicida, sin poder encontrar la salida. Sólo con la necesidad de calmar por fin sus inseguridades y miedos. O sólo que estuviera cansado de la rutina que a poco se establecía en su vida y quisiera un poco de diversión.
Fuera lo que fuera no importaba, Izaya no desistiría de su decisión.
Tendría a esa bestia comiendo de la palma de su mano.
¡Ya podían jurarlo que sí!
¡Como que se llamaba Orihara Izaya y era llamado "El titiritero de Ikebukuro", "El mejor informante de Shinjuku"!
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