Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

◖ ❄️ ،، Uno

Había una vez dentro de un profundo bosque en donde las moras y las flores del amor yacían, secretos habían en cada una de las ramas que se asomaban, algunos por herencia, avaricia o protección. Los gigantescos pinos aromatizaban el ambiente y opacaban el ruido, los susurros de las almas que flotaban por ahí con frecuencia. Desde lo más alto se podía apreciar el verde vivo, algunas otras manchas pequeñas que bien se podrían confundir con traviesos conejillos que saltaban y saltaban alrededor de un arbusto de moras rojas.

O al menos eso era del bosque durante la primavera, siendo invierno, todos los animales huían del frío, recolectando el suficiente alimento para evitar improvisadas excursiones que terminaban en situaciones no muy agradables.
A la mitad de los pinos, el ambiente parecía pesado e incluso íntimamente. Los grandes cazadores de la cadena alimenticia se reunían en manadas para atrapar a cualquier pobre infeliz que no fuera lo suficientemente fuerte como para defenderse o lo suficientemente veloz como para escapar.
Entre las manadas más fuertes y los cazadores independientes, el bosque se volvía una trampa para los más pequeños.

Al cuarto día del onceavo mes; Hyuk Jang fue acusado de traición frente a su manada, atacado por los lobos que alguna vez le cuidaron y abandonado por lo que alguna vez fue su familia, se le acusó de prácticamente depredar a la omega de un alfa líder dentro de su propia manada. Incluso si fue pecado justificado, la traición era algo que costaba muy caro. Al ser viejo y débil, su manada optó por tirarlo en la parte más profunda y obscura del bosque, llena de cazadores salvajes, manadas equipadas y capacitadas para matar intrusos o estorbosos lobos viejos, como él. Quizás ese fue el plan; dejarlo en medio de una trampa sabiendo que moriría sí o sí.

Sus viejas botas de piel marcaban un camino de huellas, no tenía a dónde más ir. ¿Quién podría aceptar a un viejo alfa que a esas alturas ya ni siquiera tenía fuerzas para defenderse a sí mismo?, además de que estaba seguro de una cosa; su ex manada ya se había encargado muy seguramente de alertar a los demás líderes sobre sus antecedentes. Ahora cargaba con un letrero gigante en la frente que decía; "Traidor".

El viento le congelaba la mandíbula y no le permitía avanzar, la nieve le impedía mover sus piernas con facilidad, su propio peso le estaba complicando su camino hacia ninguna parte.

En medio de ése complicado camino; unos gruñidos de lo que parecía un lobo pequeño le hicieron girarse y buscar con desesperación el lugar de donde provenían. Los gruñidos cesaron pero pronto se convirtieron en un intento de aullido débil y agudo. Hyuk caminó alrededor del propio círculo que marcó, buscando y buscando, forzando la vista lo más que podía entre los arbustos congelados y los altos troncos.
Catorce pasos hacia adelante alumbraron su camino, delante de él yacía una bola blanca con vida y al parecer mucha energía. Temblaba de frío pero no paraba de moverse y de morder sus propias patitas, gruñía cada que lo hacía.

— Y tú, ¿qué haces aquí?. — cuestionó Hyuk con cierta duda haciendo que el cachorro levantara su vista escondiendo sus orejas y sentándose.

Verlo tan pequeño y perdido en sus juegos le hacía entender que no era el único que corría peligro al pisar un terreno lleno de riesgos en cada árbol. Hacía demasiado frío y el viento les ponía en un mayor riesgo, la nieve no le permitiría huir y los gruñidos del cachorro podrían atraer a terribles enemigos para nada deseados. Hyuk se agachó quedando de cuclillas delante del cachorro. Su blanco pelaje le pudo ayudar a camuflarse, pensó Hyuk.

¿Cómo era que un cachorro podía aguantar estar en medio de nada con los fuertes vientos y por encima de la nieve?, se preguntó para sus adentros, pues comprendía que hablarle era en vano. Lo levantó como si estuviera recogiendo una prenda mojada, mirando su barriga para asegurarse, en caso de tener una herida podría curarlo. El cachorro gruñó al ver cómo un copito de nieve pasaba justo delante de su húmeda y fría nariz. Hyuk metió al cachorro entre su pecho y una capa de tela negra que le cubría, un aullido tras otro le alertó y le obligó a cubrir al cachorro. Se mantuvo quieto mirando a su alrededor pidiéndole a cualquier dios que le cuidara.

— Shh. Callado...callado. — musitó el viejo alfa, notando que el cachorro se quedaba quieto mordiendo su botón de piedra.

El mayor dio dos pasos hacia atrás sin perder de vista a los ojos un tanto brillantes que le miraban desde la obscuridad. Tenían al cachorro como su presa desde hace mucho, le estaban rodeando y claro, al llegar él, su plan de conseguir comida pequeña se les había ido de las garras.
Hyuk apretó al cachorro contra su pecho, comenzó a correr cuando notó que uno de los lobos se acercó de más. Corrió cambiando de forma, sus prendas se desgarraron al no despojarse de ellas antes de la transformación. El lobo de pelaje plateado corría y corría con el cachorro en su hocico, la capa negra se quedó enredada entre las patitas del cachorro, así que la capa fue la única prenda que no se rompió ni se perdió entre la nieve.

Detrás de él había un grupo de tres lobos hambrientos o ambiciosos, corriendo tanto como él, mostrando sus colmillos. El cachorro ya estaba asustado y soltando chillidos agudos para que, según los pensamientos de Hyuk, la manada que le abandonó le ayudara a salir del peligro, obviamente nadie iría a salvarle.
La nieve hacia un ruido crujiente o a veces suave dependiendo de las partes en las que pisaba. Hyun no paraba de correr a pesar de que sus viejas patas ya no aguantaban tanto cómo cuando era un joven lobo alfa. Sus patas se hundían en la nieve pero daba sus mayores esfuerzos por continuar huyendo, el cachorro era una vida que apenas florecía, era un pequeño trocito carne que no comprendía nada de nada.

Quizás se pensaba que era un juego pesado y por eso se asustaba, o tal vez sentía el peligro tal y como lo sentía Hyuk.

Los lobos se quedaron atrás, pero Hyuk ya no aguantaba, sus patas ya estaban lastimadas y su pecho quemaba, tuvo que dejar caer al cachorro, quien seguía enredado dentro de su capa, estaba encogido y temblando, sus ojos estaban más abiertos y parecía aterrado. Hyuk le olfateó, tocándole con el hocico para calmarle. Ya no daba para más, incluso si lo intentara no lograría nada, estaba tan viejo y cansado. Y justo como un rayo de luz cubierto de esperanza, cuando estaba a nada de rendirse, un lobo de apariencia joven y de un color negro intenso se paró delante de él, parecía tranquilo pero a la misma vez confundido, definitivamente no iba a atacarle, él lo sabía y lo sentía.

La joven bestia se acercó con inseguridad, dejándolo de mirar a él para ahora mirar al cachorro. Se acercó para olfatearlo con curiosidad. El lobo joven se hizo hacia atrás con rapidez cuando Hyuk cayó por completo en la nieve, su peso aterrizando en la blanca cama de copos hizo un ruido plano. Nuevamente se escucharon esos malditos aullidos, el lobo joven sabía que esos lobos no eran parte de su manada y eso le hizo querer huir. Hyuk chilló, intentaba aullar pero no le quedaba fuerza, ya estaba herido y cansado. El cachorro chilló aún más sin comprender nada, ¿por qué el lobo grande que le cuidaba se había caído?, eran tantas preguntas para su pequeña cabeza que al final ninguna pudo responder.

El lobo joven volvió a mirar al cachorro con duda, definitivamente necesitaba atención si pensaba en llevárselo, al final aceptó para sí mismo, dejar que se lo comieran no le gustaba para nada, no era una opción que debía de considerar. Se agachó para tomar con el hocico al cachorro, nuevamente llevándose con él a la capa, la pequeña criatura se aferraba a esa prenda y el lobo negro lo comprendió. Intentó salvar al viejo lobo pero éste no se lo permitió, a base de bufidos le hizo saber que a quién debía de salvar era al cachorro. Los lobos que antes le seguían iban acercándose, al menos eso se sentía al prestar atención

Hyuk respiraba con dificultad de manera pausada, sus ojos se mantenían abiertos aunque pesadamente los sostenía. El lobo joven retrocedió, casi por algo marcado en piedra, como una leyenda aparecieron los lobos igual de amenazantes, la negra silueta del lobo se fue alejando, Hyuk observó al lobo joven correr y correr con mucha más fuerza, energía y velocidad de lo que hizo o pudo hacer él.

El mayor llevaba al cachorro entre su hocico y aunque no quiso hacerlo, miró hacia atrás solamente para observar esa lamentable escena que se quedaría siempre en su mente, el cuerpo de Hyuk se convirtió en alimento o posible juguete de lobos salvajes. El joven lobo negro no paraba de correr a pesar de tener la completa seguridad de que ya nadie le perseguía.
El caminó se mantenía siendo de nieve pero algo cambiaba, el camino quedaba abierto, dejando a la vista un lago congelado con arbustos llenos de nieve y copitos cayendo como si te encontraras dentro de un asombroso libro de fantasía. Pronto llegó al conjunto de casas que formaba una comunidad extensa, definitivamente había llegado a su hogar, al lugar seguro. A pesar de ser joven ya se encontraba terriblemente agotado, en cuento pasó el camino de ramas y piedras de colores, miembros de su manada salieron corriendo con su entera forma humana, algunos con prendas coloridas y unos otros con colores menos escandalosos. Cuatro de ellos se frenaron delante de los recién llegados.

— SeongHwa. — habló una omega de avanzada edad, llamada y conocida como Suni, la vieja Suni, costurera y excelente repostera.

SeongHwa soltó al cachorro en la nieve sin ningún tipo de delicadeza, al tirarlo, el cachorro chilló agudo. El joven lobo caminó aún en cuatro patas, jadeando y resoplando con estrés. Suni se agachó para cargar al cachorro. — ¿De quién eres?. — preguntó pero fue SeongHwa quien respondió con un gruñido antes de volver a lo que era su forma humana, siendo capaz de hablar y comunicarse.

— Un viejo lobo del oeste lo salvó. — Habló con un tono brusco, sus rodillas se volvieron rojas al encontrarse expuesto, desnudo encima de la nieve. Otra omega adulta llegó con una capa roja a cubrirlo.

— ¿Salvarlo?, ¿de qué?. —

SeongHwa se giró con la capa cubriendo su desnudez del frío, mirando a Suni con indiferencia y al cachorro también. NaRa interrumpió. — SeongHwa, tu padre te está buscando, quiere hablar contigo...—SeongHwa gruñó, entre resoplidos fue andando con la capa.

Suni ladeó su cabeza. — Hola, ¿cómo te llamas?. — preguntó con gracia, llenándose de ternura al ver cómo el cachorro se entretenía observando a los copitos. — No hablas, ¿hm?. — la omega bajó sus ojos color miel hasta el peludito cuello del cachorro. Llevaba un lacito de paja, mismo que llevaba una forma circular plana hecha de madera clara que llevaba escrito; "Kang Yeosang". — Yeosang, ¿así te llamas?, ¿te gusta tu nombre?

La pesada y bonita puerta de madera se abrió, dejando ver a SeongHwa, vestido pero con la misma expresión seria e indiferente. El alfa líder de la pirámide dentro de la manada, padre de SeongHwa y máxima autoridad de la comunidad. El mayor se levantó de su silla, observando a su hijo con furia. — Pusiste tu vida en riesgo. —

— Es lo mismo que haré cuando sea mayor.

— Ser un líder implica responsabilidad, madurez y trabajo. No salir corriendo cada que peleas con alguien de la manada.

— ¿Y mi esfuerzo?

— Demuestra ser alguien fuerte, los sentimientos poco importan cuando tienes poder y responsabilidad.

— Yo puedo demostrarlo. — SeongHwa se señaló a sí mismo con enojo. — te lo he demostrado, ¡sé demostrarlo!, diariamente viajo con los cazadores, recolecto frutas durante las primaveras más calurosas, todas las mañanas rodeo el lugar para descartar el peligro o futuros ataques, ayudo a los mensajeros y cargo leña hasta el centro. ¡lo hago todo y no me valoras!, ¡me estoy volviendo ambicioso por tu culpa!

— ¡Te prohibo que me levantes la voz!

SeongHwa se dio la vuelta, saliendo sin despedirse y sin escuchar los demás reclamos e insultos de su padre. Al salir, Suni le siguió con el cachorro en brazos. — ¡Mira!, se llama Yeosang.

— Me importa una jodida mierda su nombre, quizás hubiera sido mejor que los lobos se lo comieran. — se fue igual de furioso que como llegó. Nara parpadeó completamente sorprendida.

— ¡Oye n- — no tuvo tiempo, SeongHwa se había ido a la casa mayor, la más grande y elegante de la comunidad, la que obviamente le correspondía por ser hijo del alfa líder.

Todos en el lugar ya estaban acostumbrados al asqueroso humor y terrorífica personalidad de SeongHwa, tan sólo a sus doce años ya estaba igual o mucho más amargado que su padre, desde pequeño fue educado para trabajar y pelear como un loco, formando para cargar con responsabilidades que heredaría para ser el líder en un futuro tal vez no muy alejado.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro