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◖ ❄️ ،، Dos

Por la mañana, el sol se paseó por encima del blanco cielo para terminar en una postura media, a penas y su luz lograba calentar lo que se suponía que era hogar de verdes pinos. Ahora, en donde deberían de haber frutos y animales corriendo, hay nieve encima de más nieve, las cascadas estaban congeladas y los pinos se encontraban ya en una perfecta decoración para la llegada de navidad.

Las manadas más completas, entendían que en esas fechas tan especiales, las peleas se debían de evitar, era entendible que en medio del invierno y con escasez de alimento, los demás lobos pasaran de conflictos dentro de los territorios ajenos.

La mañana del diez de diciembre, el alfa lider; Park Jung Soo murió gracias a un ataque por parte de otros lobos, quienes solamente protegían su terreno y se vieron obligados a atacar. La nieve no permitía ver con claridad hacia dónde se dirigía y aquello provocó la mortal confusión, Park SeongHwa hizo incluso lo imposible por llegar a tiempo, todo fue en vano.

Después de cuatro horas de búsqueda, SeongHwa llegó con las manos vacías, delante de las rejas gigantes que protegían a la manada y con la cabeza baja, lamentándose desde lo más profundo de su ser, se repetía una y otra que vez que si tan sólo hubiese sido más rápido...

— SeongHwa. — un chirrido le hizo levantar la vista, la puerta estaba abierta y delante de él estaba Soojin, una joven omega de diecinueve años, al igual que SeongHwa . Actualmente.

— No pude hacer nada. — Habló SeongHwa, casi sin aire. — no llegué a tiempo.—

— No fue tu culpa. — Soojin de hincó, así que su bonito vestido rosa se humedeció gracias a la nieve derretida por su propio calor. — estamos encima de tres metros de nieve, es imposible distinguir los caminos. —

Los consuelos de nada servían cuando SeongHwa ya estaba lleno de rabia y profunda tristeza, su pecho dolía tanto que incluso respirar resultaba amargo. La puerta se volvió a abrir, esta vez mostrando a alguien más. — Joven SeongHwa...— hablo una mujer con unos cuantos años más encima, llamada "Ji-won", ella se encargaba de cuidar la casa principal cuando el líder o el hijo de éste no estaban.

SeongHwa se puso de pie haciendo que Soojin sencillamente se apartara sintiéndose extra en la situación. — estamos de luto, alerta a la manada. — al finalizar su frase, la chica jadeó de sorpresa, la muerte de la señora Park fue impactante, pero ahora la de Jung solamente daba aviso sobre un guerra que no era más que la entrada a una nueva crisis. SeongHwa finalmente entró, cruzando la puerta y balanceándose sin ganas, esquivando las miradas curiosas de quienes le miraban con duda y melancolía.

— Me duele verlo de esa manera. — comentó Soojin, ganándose una mirada neutra de Ji-Won.

— ¿De qué otra forma querías verlo?, su padre está muerto y ahora no contamos con líder. — su voz se escuchaba tan dura que el dolor de Soojin se convirtió en incomodidad. — muévete, niña. ¿No has oído?, tenemos que alertar al reino. —

Los pasos en la nieve se hicieron escuchar, subiendo unas cuantas escaleras lograban cruzar la puerta de madera gigante que protegía a todos y a todo aquel miembro inocente de la manada, afuera habían tantos peligros que siempre era mejor contar con doble seguridad.

Dentro de la casa principal, había una mesa de madera obscura gigantesca con papeles regados en diferentes partes. Los alfas con cargos mayores estaban rodeando el mueble con un rostro duro, mirando al frente en donde se encontraba SeongHwa.

— Las tradiciones y la misma voluntad de tu padre lo afirma, SeongHwa. — Habló Jin Hyuk, un alfa encargado de la protección del líder. — tú tienes que tomar su puesto, eres su hijo. —

— ¿Voluntad?, ni siquiera hizo un escrito de voluntad antes de morir, ¡él no sabía que iba a morir!. —

Jin Hyuk miró a los demás alfas con duda, inquietando a SeongHwa. Jang Dongwoo subió sus manos a la mesa, dejando un pergamino con torpeza. — ¿Qué es eso?. — cuestionó SeongHwa.

— Una nota, la dejó tu padre encima de su escritorio antes de...bueno...— Dongwoo rascó su cabeza.

— ¿Quién demonios fue capaz de entrar a la oficina de mi padre y sacar esto sin mi autorización?. — SeongHwa golpeó con sus palmas a la mesa, haciendo que los vasos vibraran.

— Fue una de las empleadas, yo le pedí que me la diera.

— SeongHwa. — interrumpió Hyuk. — Lee lo que dice.

— No estoy listo para aceptar la muerte de mi padre y tomar su puesto.— volvió a sentarse. — es como si me estuviera aprovechando de su partida.

— Esa fue su voluntad. — insistió Dongwoo.

SeongHwa cayó en consciencia, dejó el pergamino en la mesa y nuevamente se levantó. — ¿Por qué dejó una carta?.

— ¿Qué?. — preguntó Hyuk.

— Lo mataron por pisar un territorio que no era el suyo, ¿entonces por qué dejó una carta?, ¿por qué dejaría una carta antes de salir a cazar?, ¿por qué dejaría una carta diciendo que le deja todo a su hijo?, si solamente iba de caza.

Los dos alfas presentes se tensaron al comprender las preguntas.

— Sabía que lo iban a matar. — aseguró Hyuk.

— Lo amenazaron. — completó SeongHwa sin ningún filtro.

— No podemos soltar acusaciones. — advirtió Dongwoo con angustia, mantenía sus principios muy a pesar de las evidencias, resultaba tan extraño que antes de cazar se tomara el tiempo de escribir una carta dejando como heredero universal a su hijo, ¿por qué lo haría?, era tan ilógico que solamente se prestaba a soltar más acusaciones a pesar de no tener más pruebas que una simple carta, carta con la que ni siquiera se puede probar que fue escrita antes de que el señor Park muriera.

Las palabras no eran suficientes cuando de calmar un dolor gracias a una pérdida se trataba, SeongHwa caminaba de un lado hacia otro dentro de la oficina de su padre, aún con el aroma a madera vieja que siempre conservaba, habían pasado alrededor de siete horas desde el asesinato de su padre, las personas se inquietaron y decidieron no dejar sus casas para sentirse a salvo, la noticia voló y ahora el pánico se sentía.

SeongHwa tuvo en la punta de la lengua una respuesta que le serviría de mucho para poder dormir tranquilo esa noche, estaba dispuesto a tomar su capa y salir corriendo hasta la casa del cartero para resolver líos que solamente él como nuevo líder entendía. Su lobo gruñó cuando unos golpecitos en la puerta hicieron presencia.

— ¿Quién es?. — preguntó de mala gana.

— Joven...— era la voz de JiWon. Park la reconoció y le permitió entrar.

— Estoy ocupado.

— Lo sé...— ella suspiró aún de pie a un lado del marco de la puerta. — vine a informarle...toda la manada está al tanto de la noticia, han decidido refugiarse en sus casas.

— Te lo agradezco, puedes ir a descansar. 

— No...— dijo drásticamente haciendo que SeongHwa la mirara de manera extraña. — es decir...no por ahora...quería pedirle...un favor.

— ¿Un favor?, ¿a mí?.

— Sí, a usted...

— ¿De qué se trata?.

— El cachorro...

— ¿Cuál cachorro?. — regresó SeongHwa sin entender nada de lo que la mujer le decía.

— El cachorro. — insistió ella, queriendo que SeongHwa entendiera pero fracasando a medio camino. — el cachorro blanco que usted-...— SeongHwa interrumpió al subir su mano y mostrar la palma, impidiendo que la chica acabara su frase.

— Ya, ya. ¿Qué pasa?, odio los balbuceos.

— Es que...está muy enfermo...sabe...tiene mucha temperatura y-

SeongHwa volvió a interrumpir, ajustó su capa y metió la carta de su padre entre su propia ropa. — No me importa, no soy médico, busca alguno y fin del problema. — el chico esquivó al cuerpo de la mujer con suavidad, pasó a un lado de ella logrando así salir de la oficina, pero no contaba con que la mujer le seguiría. El pelinegro llegó a la parte más abierta de la casa. El salón. Buscó su espada y al encontrarla la posicionó dentro de su cinturón.

— Por favor...está muy enfermo el pobre, no ha comido, se niega.

— No es asunto mío, la salud de ése copo de nieve no me importa.

— Es sólo un niño...por favor. — la mujer suplicó con sus manos unidas y entrelazadas, SeongHwa la miró con pena, le causó tanta lástima que al final aceptó. — Solamente le pido que vaya a verlo, ningún doctor puede atenderlo, todos están refugiados gracias al pánico, la noticia de la muerte de su padre les tiene angustiados...

Después de unos minutos de súplica, SeongHwa accedió con un par de condiciones, tenía prisa por terminar de hacer lo que antes hacía, pero si no revisaba a ése cachorro, JiWon no dejaría de molestarle, estaba seguro.

SeongHwa salió de lo que la comunidad conocía como "Castillo", la cual era una estrategia para confundir a enemigos o intrusos, su pie tocó el último escalón y la soledad yacía en cada rincón, no había nadie a fuera, únicamente las personas encargadas de la caza y la leña, ni siquiera en cartero estaba entregando nada, todo parecía vacío. JiWon le dirigía a su pequeña casita con ansiedad por llegar.

La casa de JiWon estaba cubierta de nieve, parecía tan pequeña que incluso SeongHwa pensó que estaba completamente hundida en un colchón blanco. Ella abrió la puerta y tal como lo pensó, adentro era cálido y olía a té de limón. — Por favor pase. — se hizo a un lado para permitir al ahora líder, que pasara. SeongHwa entró encogiéndose un poco al pasar la puerta, el marco parecía diminuto. Enderezó la espalda con naturalidad al entrar por completo. — Por aquí, por aquí. — le indicó el camino con prisa, unos pasos más y llegó a lo que parecía una habitación pequeña y llena de adornos seguramente creados por el niño. — ¿Lo ve?.

SeongHwa miró desde unos cuantos pasos lejos a Yeosang, posado en la cama, con las mejillas rojas y lo que parecían espasmos. El alfa se acercó con lentitud para tocar la frente del menor, la alejó rápidamente al sentirlo tan caliente. — Está hirviendo.

JiWon se angustió aún más. — ¿Qué debería de hacer?.

— Lo llevaremos a la casa grande. — Ordenó SeongHwa y JiWon no pudo sentirse más agradecida por el gesto.

SeongHwa se inclinó hacia adelante logrando quedar a la altura de Yeosang, pasó una mano por detrás de su pequeña espalda y otra debajo de sus muslos para impulsarse y cargarlo. Después se arrepintió y prácticamente se lo lanzó a JiWon. Como si Yeosang le provocara picazón. — Llévalo tú.

— Bien...— ella aunque notando la tensión, decidió ignorar y cubrir a Yeosang con la capa negra que siempre "protegía" al cachorro, o al menos eso era lo que el pequeño decía siempre.

— ¡Shuhua!, ¡Shuhua!. — gritó SeongHwa entrando con prisa a la casa y permitiendo que el cachorro se recostara en el sofá más grande. La chica que antes llamaba llegó limpiando sus manos en su propio vestido. — ¿Sabes de algún médico que pueda venir?.

Shuhua tartamudeó rascando en lo más profundo de su memoria, al ver al niño se olvidó y corrió hacia el más pequeño tocando su frente y alejándose rápidamente con temor. — Está hirviendo.

— ¿Sabes de algún doctor?

— Sé de uno que puede ayudar, vive a veinte minutos de aquí y...

— Envía a alguien de la guardia, que tome un caballo y marche.

— Lo haré.

La chica se marchó y SeongHwa le siguió el paso, marchando hacia otra dirección. A la casa entró "Sungmin", un alfa de edad avanzada que se encargaba de medir todas las decisiones del alfa líder antes de que se volvieran ley. — ¿Piensas dejarlo?

SeongHwa se giró. — Así es.

— Al menos deberías de vigilarlo mientras llega la mujer que se encarga de él.

— por favor. — rió con sarcasmo. — si no se lo comieron los lobos mucho menos lo matará un resfriado. — no dejó que Sungmin hablara. — tengo asuntos más importantes de los cuales encargarme, un cachorro moribundo y sin padres no va a obtener mi atención de forma gratuita. — se marchó obteniendo una mirada negativa por parte del viejo alfa, quien se quedó sintiendo lástima por el cachorro que aún temblaba en el sofá aunque con menos intensidad que cuando llegó, incluso parecía más tranquilo.

— ¿Por qué no me quiere?. — preguntó Yeosang con un tono roto, asustando a Sungmin y haciéndolo girarse con sorpresa. Re capituló la pregunta del pequeño y se sentó para abrir una conversación.

— Vaya...— el hombre le habló de forma animada. — has despertado, ¿cómo te sientes, campeón?.

— ¿Por qué no me quiere. — volvió a cuestionar mientras se sentaba en el sofá, frotando sus ojitos.

Sungmin suspiró sin saber que responder.

— ¿hice algo malo?. —

El mayor negó con rapidez. — claro que no. Es sólo que ahora es líder, eso conlleva una gran responsabilidad, tantos asuntos que atender le hacen sentir estresado, por eso siempre está enojado.

— No...— Yeosang dijo interrumpiendo con la cabeza. — sólo está enojado conmigo, cuando le hablo...— un nudo se quedó en su garganta. — cuando le hablo no me responde y me hace caras feas.

Entonces se soltó a llorar.

Les pregunté cual de las historias les gustaría que les actualizara y la mayoría dijo que esta uwu

Haganme notar cualquier fallo, siempre se me termina escapando algo :c

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