◖ ❄️ ،، Diecinueve
— ¡Los caballos ya están listos! — gritó Dongwoo al ver llegar a SeongHwa, con nueva vestimenta y su capa cubriendo su espalda. El alfa caminó hasta Dongwoo, observando a los miembros de la guardia llegar con Taemin casi al mismo tiempo.
— Estos serán los miembros que marcharán con nosotros esta noche. Los demás están a cargo de cuidar el palacio — aclaró Taemin, terminando de ajustar el cinturón que sostenía firmemente su espada.
Dongwoo se acercó a ellos.
— ¿En dónde está Yeosang? — preguntó el alfa castaño.
— Está adentro, le pedí que no saliera en ningún momento — aseguró SeongHwa, sintiéndose más ansioso de lo usual. — No quiero que Soojin entre a la casa mientras yo no esté
Dongwoo asintió repetidas veces.
A sus espaldas se escucharon pasos. Se trataba de Félix y Hyuk, Kim Hyuk. SeongHwa observó a Kim desde lo lejos, mientras que Félix se adelantó. — Está todo listo — habló el menor de los alfas.
Se sentía una tensión especial estando Kim Hyuk ahí, su sola mirada seria, inexpresiva pero que a la misma vez gritaba millones de cosas. Él en sí mismo daba una impresión atemorizante, no había hablado, solamente se limitó a hacer una reverencia cuando vio a su alfa SeongHwa.
— ¡Tenemos que irnos! — gritó Taemin, caminando en dirección a su caballo, subiendo ágilmente a la primera. Hyuk hizo lo mismo, subiendo a su caballo sin decir ni una sola palabra.
Dongwoo, por su parte se dio la vuelta en camino a la casa, la orden fue cuidar a Yeosang y eso era justo lo que haría. Félix le detuvo tomándole del hombro. — Ten cuidado — El mayor de los dos se dio la vuelta lentamente, mostrando una sonrisa suave.
— Eres tú quien se va — dijo Dongwoo.
— Pero tú te quedas solo
El alfa castaño sencillamente negó con la cabeza, sonriendo dulcemente como ya era su costumbre. Se movió un poco, solamente para avanzar un paso antes de que Félix acabara de marcharse, necesitaban irse pronto. El joven alfa subió a su caballo. Dongwoo únicamente lo observó desde su posición, ambos cruzando miradas. SeongHwa dio la señal y los caballos corrieron con tanta prisa que las hojas de los árboles y arbustos cercanos se movieron con brusquedad.
El pueblo se sentía extrañamente solitario con un cielo en plena noche pero con nubes a la vista. Antes de quedarse más tiempo distraído en cualquier tontería corrió hasta las escaleras para entrar a la casa principal.
— Hey, Dongwoo
Hablaron a su espalda, se dio la vuelta encontrándose con la bien conocida SooJin. — ¿Qué haces aquí?, SeongHwa ordenó que se quedaran en sus casas
— ¿No fuiste a la guardia de hoy? — preguntó ella.
— Esta noche me quedo al cuidado de Yeosang
Soojin asintió. — Claro. Últimamente las noches han sido más largas a lo normal
Dongwoo caminó escaleras arriba con inquietud. En su garganta se había formado un nudo y se sentía ridículo por ello. ¿Qué mierda?, solamente se trataba de Soojin. Sólo eso, pero muy en el fondo sentía esa extraña sensación de pesadez en su pecho, como si quisiera llorar. — Deberías de volver a tu casa
— Hace frío, el clima perfecto para ir con la familia — dijo SooJin. — ya sabes, abrazar a tu familia... a tus padres. Tú me entiendes
Después de decir aquello, SooJin no caminó más. Se quedó de pie en el mismo escalón. Mientras que Dongwoo solamente la observó de reojo sin intenciones de continuar la conversación.
— Que tengas buena noche, Dongwoo
De esa boca salió su nombre de una manera especialmente dura, como si al decirlo quisiera expulsar toda la rabia que le provocaba su presencia. Soojin se fue, caminando como comúnmente lo hacía hasta su casa.
— Dongwoo
Ahora una pequeña voz que intentaba susurrar le habló. Dongwoo se giró nuevamente hacia la puerta, observando a Yeosang asomado, abrazado de la puerta.
— No debes de salir — pidió Dongwoo, caminando y empujando la puerta suavemente para entrar a casa. Una de las dos grandes y pesadas puertas se cerró, dejando solamente a Yeosang delante de Dongwoo.
— No iba a salir — aclaró Yeosang — Oí tu voz
— ¿Qué haces abajo? — preguntó el alfa con curiosidad, guiando a Yeosang hasta uno de los sofás. Yeosang se sentó.
— Uh — suspiró el omega. — bueno, pensé en dormir temprano, pero honestamente se me complica dormir rápido
— SeongHwa acaba de partir, así que nos espera una larga noche — vaciló Dongwoo, elevando sus brazos hasta el final de su cuello para safar su capa, dejándola tumbada en una parte del sofá. — Iban a hacer un recorrido al rededor del río y las granjas hasta nuestra frontera, tardarán quizás hasta el amanecer, deberías de dormir
— estoy preocupado — admitió el peliblanco, subiendo sus pies descalzos al sofá. — SeongHwa ha estado preocupado estos últimos días, lo he notado aunque intenta ocultármelo para no angustiarme
Dongwoo rascó su propio cuello, con una mano en su cintura. Lo cierto era que SeongHwa no podía olvidar el peligro palpable al que se vio expuesto Yeosang ante la indisciplina peligrosa de Soojin. La pronta revelación de Kim Hyuk y la tensión que existía con aquella condenada manada proveniente de las montañas más complicadas del sur. — SeongHwa se preocupa por tu bienestar, creo que es lo más prudente, dejar pasar lo que ha estado sucediendo últimamente solamente nos traería más desgracias. El día del ataque te culpamos falsamente y pusimos en riesgo a la propia manada, queremos evitar eso, por ello estamos tan alerta y con cierta paranoia — en un intento de calmarlo intentó relajarse a él mismo también.
Yeosang se levantó del sofá con suavidad, sonriendo amigablemente para calmar al alfa angustiado delante de él. — Iré por un poco de agua
— Voy contigo
El menor rodeó el sofá, caminando hasta la cocina. — No, no hace falta — se detuvo a unos cuantos metros de llegar. Dongwoo insistió.
La discusión terminó cuando se escucharon dos fuertes golpes en la puerta. Dongwoo se giró bruscamente, desenfundó la espada, con paranoia cubrió a Yeosang.
— Solamente tocaron la puerta — dijo Yeosang sin moverse.
— Son las diez de la noche, llueve y el líder no está. ¿Por qué vendrían?, ¿para qué y por qué golpearían de esa manera la puerta? — gruñó Dongwoo.
El sonido de los caballos corriendo se escuchaba por todas partes, el cuerpo de SeongHwa brincaba al ritmo de la carrera del caballo, a su lado derecho corría Félix, a su lado izquierdo Taemin, mientras que a sus espaldas estaba Hyuk, rodeado de ocho hombres de la guardia.
— ¡Oye, SeongHwa! — Taemin levantó la voz. — propongo no separarnos y marchar todos juntos hacia la misma dirección
SeongHwa asintió sin dejar de mirar al frente. Su ceño estaba fruncido, dirigiendo al caballo hasta la parte las lejana del pueblo, donde había un pequeño bar y un par de mercados ya cerrados. — Iremos primero hacia la zona comercial, podrían haber ladrones
En cuanto el sonido de los caballos trotando fue percibido por esa parte del pueblo, las luces de cada una de las casas y comercios aún abiertos se encendieron para recibirlos. Todos frenaron a sus caballos.
— ¡Nadie bajará de su caballo! — gritó SeongHwa.
Taemin fue el primero en moverse, haciendo que su caballo caminara tranquila entre esas calles aún habitadas a pesar de la lluvia. SeongHwa observaba a cada persona a detalle, a cada casa y cada local, cada letrero y cada movimiento, la guardia mantenía la formación, pues ellos solamente podían moverse si notaban algún mal movimiento o si el mismo líder ordenaba algo en concreto.
— ¿En dónde está el doctor Lee? — preguntó Félix siguiendo a SeongHwa.
— Seguramente está en casa — respondió SeongHwa .
— SeongHwa — llamó Taemin, levantando su brazo y atrayendo la atención de ambos alfas a sus espaldas. SeongHwa se acercó y Félix también. — ¿De qué es esta bandera?
SeongHwa frunció el ceño, agachandose un poco para ver mejor. Se trataba de una bandera pequeña de color rojo. Sin ningún símbolo o una palabra.
— No recuerdo que hayamos colocado ninguna bandera — dijo Félix.
— Nunca lo hicimos — gruñó SeongHwa.
— ¿Será cosa de los del sur? — cuestionó Taemin.
— No lo sé — dudó SeongHwa. — Sus caras son conocidas por todo el pueblo, dudo mucho que uno de ellos haya entrado hasta acá solamente para poner una bandera
— SeongHwa — distrajo Félix. SeongHwa se giró a mirarlo, observándolo distraído y mirando a su alrededor. — ¿en dónde está Hyuk?
— voy a abrir — dijo Dongwoo, levantando su espada.
— Si abres te pones en riesgo — gruñó Yeosang.
Dos nuevos golpes se hicieron presentes. Dongwoo caminó rápidamente hasta las grandes puertas, abriendo una de golpe y apuntando con su espada.
Ahí estaba, empapado y con las manos temblorosas.
— Jang — llamó Yeosang. — Dongwoo , es Jang Hyuk
Dongwoo ignoró por completo a la voz de Yeosang. — ¿qué haces aquí? — preguntó amenazante.
Jang Hyuk miró a su alrededor, más específicamente detrás de él. — Señor Dongwoo — dijo con la voz temblorosa. — tengo que decirle algo
— ¿de qué se trata? — dijo Dongwoo con dureza.
— Es sobre el hombre que se llama justo como yo
Dongwoo frunció el ceño, mirando detrás de él a Yeosang. — Pasa, pero no intentes nada o no voy a dudar en atravesar tu cabeza con mi espada — amenazó seriamente, permitiendo a Hyuk entrar. El hombre pasó con ansiedad, la puerta detrás de él se cerró. — ¿qué es eso que quieres decirme?
— Ése hombre — tartamudeó, levantando la mano y apuntando hacia la nada con su mano temblorosa.
— Sí, Hyuk, Kim Hyuk. ¿Qué pasa con él?
— Lo oí — susurró. — lo oí hablar con esa niña bonita de cabello largo y castaño — agregó Jang Hyuk, temeroso de que alguien en esa gigantesca casa le estuviera escuchando.
— Soojin — susurró Yeosang hacia Dongwoo.
— ¿Qué fue lo que oíste? — preguntó Dongwoo con más calma hacia Hyuk.
— Dijo que...— se golpeó a sí mismo en la cabeza ligeramente intentando recordar más a fondo. — Hyuk dijo que lo dejara ahorcar a Yeosang y después dárselo de alimento a los cerdos
Yeosang abrió los ojos en grande, mostrando una obvia expresión de sorpresa y miedo naciente. Jamás se le llegó a pasar la mente ninguno de esos escenarios, no creyó nunca que Soojin o el mismo Kim Hyuk, el hombre de confianza viva hacia SeongHwa, el hombre que guardó más secretos de la familia Park desde sus comienzos, Soojin había servido como una red de pesca y aquello continuaba siendo una gran sorpresa. De tan sólo imaginar esa conversación la piel se le erizaba.
— ¿Qué más oíste? — volvió a preguntar Dongwoo.
— nada más, ¡lo juro!
— ¿Te vieron?
— En esos momentos me encontraba dando de comer a las gallinas, estaba ahí
Dongwoo enredó sus dedos entre sus castaños cabellos, tirando con ansiedad de ellos. — Lo mantendremos en secreto hasta que llegue SeongHwa de su guardia — ordenó. — se lo diré, se lo diré — se ordenó a sí mismo con seguridad. — ahora, vete a casa y no salgas de ahí — ordenó Dongwoo a Hyuk, éste asintió, saliendo de ahí por la puerta de la cocina con prisa. — Nos quedaremos aquí hasta que amanezca, las ventanas se quedarán cerradas y las cortinas también
Yeosang comenzó a llorar sin darse cuenta. — Me van a matar, me van a matar — repitió con euforia, le estaba entrando un ataque de pánico que solamente una vez en su vida había vivido. Cuando SeongHwa le culpó falsamente.
— No, ¡no! — gritó Dongwoo con un rugido autoritario. Sus grandes manos acunaron al rostro de Yeosang, obligándolo a mirarle. — ¡escúchame!
Yeosang dejó de hablar para ahora solamente jadear como respuesta.
— No te va a pasar nada, estamos a salvo aquí, nada va a ocurrir porque no me he ido. Estoy aquí — consoló con rapidez, Yeosang entraba en pánico rápidamente. — Vamos a la habitación — apresuró, empujándolo suavemente por la espalda hacia las escaleras, ambos subiendo lentamente. Dongwoo fue el primero en entrar a la habitación para revisar que no hubiera nadie. — ven, entra
Yeosang entró a la habitación, dejándose guiar por Dongwoo y entrando de una a la cama tal y como el alfa se lo pidió amablemente. La puerta fue cerrada y Dongwoo solamente se quedó en el sofá cerca de la ventana dentro de la habitación para poder vigilar a Yeosang de cerca y a la misma vez a la ventana. — Descansa. Te despertaré en cuanto vea a SeongHwa volver
Yeosang asintió, impulsandose a sí mismo para terminar acostado, cubierto por las cobijas.
SeongHwa maldijo para sí mismo, tirando del caballo para avanzar bruscamente. — ¿Cómo es que lo pueden perder de vista así?, maldita sea — maldijo con rabia, trotando con el caballo, Taemin hizo exactamente lo mismo, intentando buscar entre las esquinas y callejones de las casas.
— SeongHwa — sorprendentemente fue Hyuk quien lo llamó, esto provocó un suspiro pesado en SeongHwa. — encontré algo— dijo él, llamando a sus tres colegas para acercarse.
Los tres sorprendidos. La paranoia les había hecho buscar en vano durante treinta segundos en medio de gritos furiosos, con la última impresión que había dado Hyuk con su comportamiento les tenía mordiéndose las uñas.
— aquí hay otra bandera — indicó Hyuk, señalando hacia el techo de una de las casas.
SeongHwa se acercó aún montado en su caballo, levantando la cabeza con dificultad pues las gotas de lluvia le golpeaban el rostro a cada segundo.
— Son dos banderas, las dos muy cercanas la una de la otra — agregó Félix.
Taemin también se acercó. — bueno, lo mejor será traer a más guardias para vigilar esta zona
La lluvia se intensificaba con cada minuto que pasaba, las horas marchaban sin piedad, una detrás de otra mostrando así la profundidad de la noche. En todo momento se mantuvieron marchando, observando los caminos hacia varias de las zonas que el propio pueblo indicaba y aunque lo único extraño que habían encontrado eran las banderas, aquello bastaba para incrementar la seguridad, si contaban con tantos guardias no desperdiciaran la fuerza de ninguno. Taemin se propuso a ofrecer a más hombres, mientras que SeongHwa se ofrecía a darles seguridad y una buena marca de territorio.
El río corría con intensidad, con una fuerza bruta, llevándose con él pequeñas piedras y ramas que caían de los diversos árboles que gracias al viento se balanceaban de un lado a otro.
El sol salió, permitiendo que todo comenzara a iluminarse poco a poco. Las personas en el pueblo desde temprano se comprometían a trabajar,abrir las panaderías o comenzar a repartir leche a cada una de las casas, mientras que dentro del palacio y en la habitación principal, descansaba Yeosang, profundamente dormido con un Dongwoo cansado y desvelado delante. El alfa se levantó de inmediato en cuanto escuchó el trote de los caballos, salió de la habitación rápidamente, bajó las escaleras y afortunadamente SeongHwa había sido de los primeros en entrar a casa.
— Dongwoo — llamó SeongHwa, levantando el brazo para recibirlo amigablemente, por su parte Félix levantó la vista también.
Dongwoo se apresuró a acercarse. — ¿Cómo estuvo la noche?, ¿encontraron algo?
— encontramos un par de banderas rojas del otro lado — dijo SeongHwa, mirando hacia la habitación. — ¿Y Yeosang?
— oh — se distrajo el castaño. — está arriba, durmiendo. El pobrecito estaba preocupado
SeongHwa asintió, caminando con prisa escaleras arriba. — Que Taemin te explique lo que pasó — ordenó sin añadir más, antes de perderse por el pasillo y seguido de esto entrar a la habitación. Dongwoo miró a Taemin con duda.
— Encontramos dos banderas, una posicionada al azar y otra clavada en el techo de una de las casas. Pensamos en que podría ser uno de los líderes de esa manada pero...— Taemin dio un leve masaje a su propia frente. — estoy muy cansado como para pensar, por alguna razón la guardia de anoche se sintió pesada, me dejó más cansado de lo que comúnmente me deja
— SeongHwa me pidió que entregara una orden a los que se encargarán de proteger los alrededores del palacio desde hoy — dijo Hyuk.
— Iré contigo — respondió Taemin. Kim Hyuk asintió, ambos saliendo del palacio al mismo tiempo.
— ¿Cómo estuvo tu noche? — preguntó Félix. Dongwoo masajeó su propio cuello.
— Bien, Yeosang durmió temprano pero sin duda la noche fue larga, no dormí para nada — el castaño rió.
— Ve a descansar — "ordenó" Félix con gracia, jugueteando con el tono de su palabra.
— ¿Acaso tú no estás cansado?, tampoco has dormido
Félix cerró los ojos y sonrió. — ¿Por qué preguntas eso?, ¿qué acaso no ves mis horribles ojeras?
Dongwoo negó. — Yo no veo nada horrible en tu rostro
El alfa más joven se sonrojó, quedándose quieto con una sonrisa tímida y apenas notable.
— No, no — corrigió Dongwoo, con las mejillas calientes. — quise decir que...
— ¿Acaso mi cara es horrible entonces? — Dijo Feliz fingiendo indignación.
— ¡No, claro que no! , yo no quise decir eso. Es sólo que no sé, yo no sé dar halagos — lloriqueó Dongwoo, haciendo reír Félix.
— Me iré a dormir un poco — habló Félix con una sonrisa, dando un paso hacia al frente, sorpresivamente dándole un beso tímido en la mejilla izquierda a Dongwoo, antes de marcharse. Mientras que Félix colapsaba por pensar que había cometido una tremenda estupidez, Dongwoo se sintió tímido, quería huir y esconderse debajo de uno de los sofás del palacio.
Para Félix, estar enamorado de Dongwoo había sido un secreto y una tortura íntima, se había atormentado con la idea de que ambos eran alfas y seguiría siendo así de no ser por el pequeño empujón inconsciente que le dio Yeosang aquel día, luego de decirle que amara a quien tuviera que amar aunque el resto se opusiera, si le gustaba y si amaba a Dongwoo como su protector era asunto suyo, esa idea de que los demás se opusieran comenzaba a volverse borrosa. En sí cada pensamiento negativo se iba cada vez que Dongwoo le hacía alguna broma o le protegía de los regaños de Kim Hyuk,
Dongwoo no conocía la palabra "No", siempre había forma de ablandarle el corazón para que terminara accediendo. Siempre había forma de hacerle sonreír incluso si se encontraba de mal humor porque el agua de las regaderas había salido demasiado fría. Para Félix no había nadie más feliz que Dongwoo, quizás por eso se enamoró como un tonto, terminó compartiendo su felicidad con él, la nobleza casi torpe y la amabilidad peligrosamente exagerada.
Para el momento en el que SeongHwa ingresó a la habitación lenta y cuidadosamente, Yeosang continuaba durmiendo, el alfa cerró la puerta y no se molestó en encender la luz. Quitó su capa con cuidado y también el cinturón que sostenía su espada, ambas cosas fueron posadas delicadamente en un sofá. Caminó hasta la cama, observó a Yeosang a esa altura, fue casi como si el propio Yeosang le estuviera llamando, así que le fue casi imposible no recostarse a su lado.
No dormir durante toda la noche y pasar frío sin duda alguna había sido una tortura, pero volver a casa y apreciar a Yeosang dormido, con la piel caliente y respiración relajada, esto le creaban aún más ganas de dormir. SeongHwa rodeó al cuerpo de Yeosang desde atrás, abrazandolo con cuidado.
Yeosang se movió un poco, haciendo que SeongHwa se asustara y fingiera estar dormido para no despertarlo.
— SeongHwa — habló Yeosang en un susurro, era él quien se estaba despertando poco a poco.
— Sigue durmiendo — pidió SeongHwa con una especial calidez.
— Duerme conmigo un poco más — suplicó Yeosang entre juegos, haciendo que Seong sonriera con los ojos cerrados.
— Vamos a dormir, venga — se rindió SeongHwa, ante esa vocecita ronca y perezosa que con dificultad salía de la boca de Yeosang.
SeongHwa retiró su calzado, Yeosang se dio la vuelta, sonriendo con cierta timidez pero cubriendo a SeongHwa con la cobija con la que él se encontraba cubierto, el alfa ronroneó cuando Yeosang se acurrucó en su pecho. — Estás frío — se quejó el omega, haciendo reír a SeongHwa.
— Lo siento, iré a dormir al sofá
Yeosang se quejó, negando rápidamente con la cabeza. — Estuve muy preocupado por ti
SeongHwa se sintió enternecido, acunando al rostro de Yeosang con sus manos para besar sus labios lentamente y después su nariz. — Ya estoy casa, todo salió bien
— ¿No me extrañaste? — reclamó Yeosang en forma de juego, SeongHwa rió por la nariz.
— Sí, lo hice — admitió haciendo que las mejillas de Yeosang se pusieran coloradas y calientes. — Ven — pidió con seriedad, rodeando su cintura con un brazo y dejando a Yeosang recostado encima de él, con su respiración calmada. — no tienes por qué continuar preocupado
— Temía que algo pudiera pasarte, si algo te sucede...— se lamentó Yeosang. — SeongHwa, tú eres lo más preciado que tengo
SeongHwa cerró los ojos, suspirando pesadamente sin poder contener un suspiro después de inhalar el aroma que desprendió Yeosang de repente. — No digas eso — suplicó.
— Márcame — pidió Yeosang de pronto, SeongHwa abrió los ojos de nuevo.
— Yeosang
— No me importa, márcame — ordenó Yeosang nuevamente.
SeongHwa observó a Yeosang con sumo cuidado, sabía que en algún momento tenía que hacerlo, por la seguridad de Yeosang más que la suya, pero morderlo y marcarlo significaba jugar con su propio instinto. — Si te marco yo... realmente no quiero herirte
— Puedo confiar en ti
En medio de una convincente discusión, SeongHwa estaba en un dilema, ceder o huir como lo había estando haciendo cada vez que percibía el calor de Yeosang.
Y así fue, SeongHwa necesitó de toda la fuerza de voluntad para no convertirse en una gran bestia con Yeosang cubierto de desnudez, ahí, en su cama y debajo de él, pequeño y con aroma a fresas, el particular aroma a fresas que dejaba en claro por toda la casa que había un omega. Cuando Yeosang llegó a pueblo siendo un cachorro, SeongHwa jamás creyó que en algún momento se encontraría a sí mismo besando sus muslos y olfateando sus húmedos hombros, sentía a su lobo gruñir y al de Yeosang chillar con cada movimiento que hacía y si bien no quería lastimarlo, Yeosang le provocaba a gruñir con cada una de sus caricias. Cada vez que subía su mano para acariciar ése pequeño rostro, de esa forma podría cuidarle de una mejor manera, entonces fue ahí cuando la presión en su pecho se hizo mayor con cada segundo que pasaba enredado entre sus brazos, Yeosang le abrazaba con ambición, se aferraba al torso de SeongHwa sin piedad del alfa.
Yeosang ya era un omega marcado.
En todos los sentidos.
SeongHwa besó el hombro desnudo de Yeosang, ronroneando y restregando su cara en la espalda de su omega, quien dormía plácidamente dándole la espalda, con un edredón color crema cubriendo la desnudez de ambos. Yeosang suspiraba con cansancio, la energía que había gastado después de ganarse el sí de SeongHwa ya le estaba cobrando cuentas, jamás creyó que entregarse de esa manera sería tan cansado.
El alfa sonrió, besando desde atrás la oreja de su omega, su mano se coló debajo de la cobija, acariciando dulcemente al abdomen de Yeosang y apegándose a él, se suponía que SeongHwa tenía tanto sueño pero ahora era Yeosang quien estaba dormido tranquilamente mientras que SeongHwa no dejaba de restregarse en él como si se tratara de un gato intentando llamar la atención. Ya no encontraba la manera de cómo acariciarle, su mejilla se frotaba contra el cabello de Yeosang, ronroneando y gruñendo cuando Yeosang se movía y por ende detenía sus caricias inconscientemente. Ahora mientras el omega descansaba con tranquilidad, el alfa se volvía inquieto y sediento de atención.
— SeongHwa — llamó Yeosang.
SeongHwa continuaba acariciando con suavidad el abdomen desnudo de Yeosang.
— Tengo hambre — lloriqueó Yeosang.
— Pediré que te suban el desayuno
Y así como habló, se vistió con torpeza, levantándose de la cama casi corriendo. Yeosang le observó irse con extrañeza, se suponía que la marca y el anudamiento afectaría más al omega, pero SeongHwa estaba actuando como nunca antes.
En menos de cinco minutos SeongHwa ya estaba dentro de la habitación con una charola exageradamente llena de comida. Rápidamente se sentó en la cama delante de él, dándole un trocito de pollo con verdura. — puedo comer yo solo — se burló Yeosang con dulzura. SeongHwa se negó por completo, llevando la cuchara hasta la boca de Yeosang una y otra vez.
Los ojos del alfa estaban clavados en el abdomen de Yeosang, eso comenzó a inquietarlo.
— Oye, ¿qué te pasa? — cuestionó Yeosang.
SeongHwa negó, desviando la mirada y volviendo a su desesperada búsqueda de cariño.
Espero que les haya gustado el capítulo, amorcitos...
Creo es uno de los capítulos más soft de esta bella historia jwjeh
¡Gracias por leer! <3
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