◖ ❄️ ،، Cuatro
Las patas del alfa aterrizaban con dureza contra el gigantesco e interminable colchón de nieve, se movía ágilmente sin disminuir la velocidad de su carrera contra él mismo, el calor en su cuerpo no se iba con nada y comenzaba a sofocarle. Cada vez que sentía la necesidad de parar, se daba unos segundos para inhalar profundamente, después retomaba. — ¿Qué hace? — cuestionó Dongwoo, Taemin llevaba en su antebrazo la capa y la ropa de SeongHwa, junto con aquello cargaba su propia espada.
— Esta mañana le dio por sentirse inquieto
Dongwoo puso ambas manos en su propio cinturón, tomando una pose pensativa mientras miraba la escena de SeongHwa gruñendo y corriendo con una fuerte euforia. — ¿Conoces el motivo?
Taemin negó.
— Estamos alejados del pueblo
El joven beta había asentido una vez escuchó lo que su mayor había dicho, no hacían falta las repuestas, se encontraban en una zona segura en donde únicamente era habitada por animales salvajes durante la primavera, estando en invierno era casi imposible encontrarse con alguien más en ése sitio.
Ahora solamente estaban; SeongHwa, Taemin, Dongwoo y otros ocho hombres que vigilaban correctamente, faltaba mencionar a Soojin, la omega que desde el río congelado observaba con detenimiento a SeongHwa. En medio de la inquietud; optó por desnudarse y esperar a que su mente y cuerpo estuvieran conectados para poder sufrir su trasformación.
No hizo falta acercarse, Soojin chilló desde los arbustos escarchados, llamando así la atención del alfa con un grueso pelaje tan negro como la noche, SeongHwa trotó con curiosidad hasta un camino de árboles pequeños sin frutos, llegó hasta la omega con complexión un poco más pequeña.
La olfateó pero después sencillamente la rechazó, una vez que su nariz había pasado por el cuello de ella, de inmediato sintió la necesidad de alejarse, su aroma a canela le resultó un fastidio cuando pudo notar que ése no fue el aroma que le había hecho querer cansarse. El alfa gruñó, se dio la vuelta mientras bufaba, la omega chilló agudo para atraerlo de nuevo pero eso no funcionó.
Las fuertes corrientes de aire impulsaban al cuerpo cansado de SeongHwa, él intentaba y se esforzaba por llegar hasta el centro en donde se suponía que debía de encontrarse con Taemin. Sus patas perdieron el equilibrio al estar a unos cuantos metros de las figuras humanas que se posaban como árboles a sus costados.
Únicamente pudo sentir su peso caer e impactar fuertemente contra la nieve, escuchó susurros y pasos que llegaron hasta él con prisa, no supo de nada más poco después, sus ojos se cerraron y junto con ellos su consciencia. El calor en el cuerpo de SeongHwa sobre pasó por mucho el límite, no estaba en su época de celo pero definitivamente sentía un calor infernal.
Ése calor infernal lo llevaba sintiendo desde la mañana de ése mismo día, podía escuchar a su lobo gruñir e inquietarse aún más con cada cosa o insignificante decisión que tomaba. Se trataba de una espantosa ansiedad. Corrió hasta cansarse y ahora ya ni siquiera le quedaban energías para abrir los ojos.
Kang Yeosang no había salido de su cama, tampoco tenía autorización por parte de Ji-Won para hacerlo, solamente le quedaba tomar los tés que ella cortésmente le ofrecía y guardar profundo silencio, pues era completamente normal que los alfas sin pareja se sintieran fuertemente atraídos por el aroma tan alborotador de Yeosang.
La situación del celo de Yeosang entró en conflicto cuando rechazó la capa que por tantos años había conservado por la seguridad que le daba el aún presente ahora de ése viejo alfa.
La nieve permanecerá como un eterno recuerdo de tragedias y afortunadas coincidencias, Yeosang quedará recostado en el pecho de su Ángel con alas enormes, llenas de chocolate amargo y crema batida decorada con duraznos, su llegada ahí fue inesperadamente desequilibrada, la bienvenida de SeongHwa no fue la más cortés ni mucho menos la más grosera, debió serlo para impedir que Yeosang estuviera cayendo a un vacío silencio sin darse cuenta.
Las flores crecerán y la nieve se marchará, junto con ella su recuerdo le perseguirá, cansado de callar un grito de amor eterno, se detendrá por delante del castillo con las patas llenas de vino y las orejas con quizás un poco de agua bendita, cargando arriba con una pesada corona repleta de espinas que le hará pagar sus más escondidos y más expuestos pecados.
— Estoy expuesto a ese aroma — se quejó SeongHwa después de dos horas, al despertar, el frío piso de su habitación le provocó un quejido. Taemin le miró desde arriba con expectativas quizás un poco más altas. — mi cabeza, mis pensamientos, todo me está volviendo un psicópata.
— Si sientes que estás a punto de estallar, toma un descanso
SeongHwa negó — sabré negociar con mi subconsciente.
Taemin rió, inclinándose hacia al frente para tomar entre sus manos a las prendas de SeongHwa, se las lanzó. — No se puede negociar con el instinto.
El alfa levantó la mirada como si persiguiera una luz pegada justo en su frente. — ¿Qué dices?
— Solamente estoy afirmando lo que no se puede seguir suponiendo
— ¿Se supone que debo de sentirme ofendido? — bromeó SeongHwa, terminando de colocarse su camisa.
— Deberías de sentirte ofendido, sí — Taemin abrió comillas para iniciar una nueva conversación. — A tus treinta y dos años ni siquiera te has esforzado por encontrar a ese pequeño trozo de destino
— ¿"Pequeño trozo de destino"? — se burló SeongHwa.
— Tu lobo te está guiando a él, no te has dado cuenta
— ¿Él? — Se levantó SeongHwa para buscar su capa. — ¿Cómo estás tan seguro de que se trata de "Él " y no de "ella"?
— Solamente lo sé, yo, a comparación de ti — hizo una pausa, levantó sus brazos para crear un gesto fanfarrón. — sí sigo mi instinto
— Ya y por eso estás igual de solo que yo — SeongHwa y Taemin rieron a la par, después Taemin sencillamente se calló.
— Yeosang — dijo sin previo aviso.
La cara y posición de SeongHwa cambiaron de manera drástica y alarmante, sus gestos se volvieron duros, después; conforme avanzaban los segundos, sus gestos se volvieron burlones, incluso soltó una risa. — ¿Qué pasa con él?
— ¿Él es para ti? —
— ¿Por qué me preguntas eso? — preguntó SeongHwa de vuelta mientras se miraba al espejo con ambición hacia el orden correcto de su cabello.
— No merece el desprecio que día a día le das.
— No tengo porque mostrarle afecto, ése copo es asunto de Ji-Won.
— Es asunto tuyo.
SeongHwa puso sus manos en su propia cintura para darse la vuelta, suspirando con pesadez, mostrando así su poca paciencia. — Que asunto mío ni que pollas, te prohibo que me enlaces con ése cachorro, ¿has oído?
— Ya no es un cachorro.
— Tonterías, ¿qué haría yo con Yeosang? — el alfa carcajeó. — A sus cortos veintiún años le teme a las tormentas.
— No me entiendes.
— Sé a lo que quieres llegar, pero definitivamente me niego a lo que te aferras, es ridículo.
— ¡Hey!, ¡Yeosang! — gritó Soojin desde el castillo.
— ¡Soojin! — el joven omega se acercó corriendo tal y como era su costumbre. — Deseaba salir, estamos a mitad de la primavera y estoy ansioso por cortar fresas.
Soojin bajó las escaleras, sosteniendo su bonito vestido azul. — ¡En hora buena!, anda ven, acompáñame adentro, necesito contarte algo.
Yeosang hizo contra peso.
— Yo no puedo entrar.
— ¿Y por qué no, tonto?
— Él...
Soojin comprendió y rió. — Para, entra ya —
A pesar de la firme negación de Yeosang, ambos lograron entrar sin mucha fiesta, la casa principal por dentro ahora parecía más moderna y bonita. La última vez que entró ahí se quedó como un recuerdo débil, era tan pequeño que a penas sí recordaba a SeongHwa gritándole. Ella lo guió hasta la cocina, se sorprendió al ver que cerraba las cortinas y puertas. — ¿Qué haces? — le habló Yeosang entre risas nerviosas, como si fueran dos chiquillos intentando esconder un enorme secreto.
La chica terminó de cerrar la última cortina, se giró con una sonrisa que inmediatamente reemplazó por un gesto serio o que intentaba serlo. — Estoy...enamorada
Yeosang sonrió enormemente. — ¿De verdad?, ¡no puedo creerlo! — él aplaudió. — ¿Es tu alfa destinado?
— Estoy casi segura de que lo es...
— ¿Quién es? — cuestionó Yeosang con ansiedad adorable.
— Park SeongHwa — Soojin explotó en risas ansiosas. Yeosang no tuvo mucho que mostrar, su sonrisa se apagó y prefirió apartarse cuando Soojin quiso abrazarle.
— Él no es tu alfa destinado — habló de un forma tan fría y cruel, una forma en la que nunca se pudo haber imaginado a Yeosang.
— Lo es, sé que lo es — A pesar del casi regaño de Yeosang, Soojin seguía riendo y soñando.
El control consciente de Yeosang se fue al demonio, casi como un niño berrinchudo tiró a propósito un bowl de vidrio con frutas, al escuchar el estruendo; Soojin bajó la vista hacia el trozo de vidrio más grande que quedaba, Yeosang lo pateó bruscamente a sus pies haciendo que se rompiera aún más. Ella no habló, se quedó en silencio sin entender que sucedía.
Yeosang salió de la cocina con firmeza, para su desgracia; SeongHwa iba entrando a la casa, Yeosang le miró con los ojos llorosos y las mejillas rojas, estaba tan furioso que se atrevió a mirarle con desprecio, SeongHwa llevaba en su espalda un signo de interrogación enorme. El menor le quiso empujar pero no lo logró.
— Déjeme pasar — dijo con la voz temblorosa de enojo y tristeza. SeongHwa no se quitó.
— Primero me empujas, después me pides que te deje pasar, ¿quién piensas que eres?
Yeosang comenzó a temblar entre lloriqueos, Soojin salió de la cocina y eso solamente sumó puntos a su humillación. — ¡Le digo que me deje pasar! — gritó con la voz completamente rota.
SeongHwa pensó en que tal vez le había sucedido algo grave, Yeosang jamás actuaba así, jamás. — ¿Qué te pasa? — preguntó SeongHwa, le tomó de la muñeca pero Yeosang se dejó caer de rodillas al encontrarse con una pelea psicológica contra sí mismo.
Susurraba repetidas veces; "Suélteme". Ahora se sentía ridículamente humillado.
— SeongHwa — llamó Soojin.
— Guarda silencio — fue tan firme que Soojin no se atrevió a hablarle más. SeongHwa se puso de cuclillas, quedando a la altura del cabello de Yeosang, por mero instinto lo olfateó.
Sus lobos despertaron.
Aquí la actualización, bebés.
Gracias por leer ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro