◖ ❄️ ،، Catorce
SeongHwa estaba atento a las expresiones faciales de Yeosang, tanto sus chillidos como la manera peculiar de juntar sus muslos con ansiedad, morder sus dedos en busca de una respuesta y agachar la cabeza como intentando encontrar una salida rápida a toda su inquietud. Todas esas micro señales le indicaron que el celo de Yeosang ya era un hecho, ¿por qué no lo mencionó antes?, ¿qué acaso no llevaba un calendario correcto de su ciclo? Se preguntó SeongHwa con cierta curiosidad y preocupación.
— es tu celo — afirmó el alfa, levantándose del sofá con demasiada fuerza de voluntad. Sus conocimientos como líder le indicaban eso, además de que era más que obvio, solamente que no se esperaba una visita tan pronta de esa fase tan laboriosa, hace unos momentos estaban charlando tranquilamente sobre libros y sobrantes cosas de múltiples temas literarios. Entendía que era posible la llegada pronta e inesperada del celo, sobretodo sabiendo perfectamente que es un dominante puro. Entonces ahí maldijo a la sangre de sus padres.
— no, no llega hoy. No lo entiendo...— se quejó Yeosang, encontrándose contra una pared llamada "instinto". SeongHwa miró a su alrededor, quizás buscando una solución a algo a lo que estaba preparado pero que igual suponía un conflicto al no haberlo vivido antes, mucho menos sabiendo que se trata de su omega.
— ¿llevas un calendario preciso? — cuestionó SeongHwa, cruzándose de brazos y mirándolo desde el marco de la puerta que daba al balcón.
— ¡sí! — alarmó, con la luz temblorosa y entre cortada. Los síntomas se volvían cada vez más torturosos. Observar la silueta de SeongHwa no era para nada un consuelo. — no lo entiendo, no entiendo — El cuerpo de Yeosang comenzó a temblar, primero en un nivel bajo pero después en aumento cuando SeongHwa se acercó, éste se puso de cuclillas delante de él, mirándolo a detalle y con sus cejas unidas, mostrando ternura innecesaria.
— te haré una pregunta — habló el alfa con suavidad, intentando no alarmarle. Yeosang no hizo nada más que asentir. — ¿puedes decirme cómo estuviste llevando tu ciclo de celo anteriormente? — preguntó como si le hablara a un niño, de forma delicada y casi silenciosa al punto de calmarlo un poco. — ¿puedes?, ¿hm? —
Yeosang asintió, mordiendo la manga de su suéter de tejido color crema. — Mamá Ji-Won me preparaba tés y medicinas especiales, no salía de casa y dormía todo el tiempo — SeongHwa maldijo en voz baja, Ji-Won sabía lo que hacía, pero aún así era cruel controlar su celo de esa manera, su cuerpo resultaba más cansado a lo normal por ése tipo de situaciones. Pequeños espasmos musculares le hicieron quejarse, comenzaba un dolor sorpresivo que le obligó a chillar agudo. SeongHwa le observó en silencio.
— ¿alguna vez intentaste calmarlo por ti mismo? — Yeosang negó de inmediato, respondiendo a la pregunta curiosa de SeongHwa.
— no sé hacerlo — se quejó el omega, cerrando los ojos en medio de sollozos suaves. — nunca antes había vivido mi celo sin Ji-Won, me asusta, tengo miedo — habló Yeosang con dificultad, a esas alturas sus muslos comenzaban a humedecer y a permitir que su aroma se volviera mucho más poderoso.
SeongHwa soltó una risita llena de ternura hacia su pequeño e inquieto omega. — no te asustes, está bien, estoy aquí — acarició su rodilla con el pulgar, haciendo movimientos circulares.
El alfa se levantó, acomodando sus lentes en en tobogán de su nariz. Se dirigió hasta la puerta de la habitación, salió y cerró la puerta detrás de él mientras miraba a cada uno de sus lados, buscando a uno de los guardias, al encontrarlo, le llamó, haciendo que éste de inmediato saludara completamente robotizado. — ¿estás solo en la guardia de esta noche? — el guardia negó de inmediato.
— mi compañero salió un momento para asegurarse de la vigilancia de la puerta de atrás.
SeongHwa asintió. — cuando llegue, por favor asegúrense de que nadie suba a mi habitación.
— honestamente, señor, me atrevería a decir que con la tormenta nadie se atrevería a venir hasta el palacio — dijo el guardia. SeongHwa sonrió con gracia.
— de todas maneras, quiero estar seguro — el guardia hizo una reverencia, asintiendo y volviendo a su sitio. El alfa volvió a la habitación, abriendo y cerrando la puerta con prisa, antes de que el aroma tan fuerte de Yeosang se esparciera por toda la casa. El omega estaba encogido en el sofá, chillando agudo y moviéndose con ansiedad ante el dolor que él conocía. El alfa se acercó lentamente, observando a detalle el tembloroso y sensible cuerpo de Yeosang.
SeongHwa comenzó a desabrochar botón por botón su blanca camisa, hasta dejarla completamente abierta para poder quitársela, después se acercó a Yeosang, cubriéndole con esa prenda, haciendo que Yeosang gimiera de satisfacción involuntariamente, el olor de SeongHwa estaba exageradamente impregnado en esa camisa. Las piernas del omega se encontraban empapadas, calientes y temblorosas.
— Hey, copito — llamó SeongHwa, sonriendo con gracia al verle tan distraído pero al mismo tiempo concentrado en inhalar obsesivamente todo rastro del aroma de su alfa. — no puedo tocarte sin tu consentimiento, ¿entiendes?, va en contra de mis principios — se señaló a sí mismo, hablando lento intentando que Yeosang le comprendiera, aunque éste gruñó. Lloriqueó una vez más, suplicando en voz baja, segundos después de que el intenso dolor solamente fuera en aumento.
— No puedo más, me siento morir — chilló Yeosang pidiendo a SeongHwa sin darse cuenta. Dejando un poco de lado el monstruoso deseo sexual gigantesco que ahora tenía, el dolor que aquello conllevaba sobrepasaba lo cruel.
SeongHwa obviamente percibía más que nadie la energía que Yeosang expulsaba de su tembloroso cuerpo, era consiente de que su necesidad por olfatearle de cerca era mucho más poderosa que el intento de calma que mostraba muy a pesar de saber actuar muy bien. Hace unos días juraba que no sentía ningún tipo de interés hacia el omega, de pronto está ahí, en su casa, en su sofá, mostrando abiertamente a sus ojos las consecuencias de un celo acaramelado.
El alfa se mantuvo unos segundos en completo silencio, únicamente dedicándose a mirarle temblar y chillar fuertemente. Llamar a Ji-Won en medio de esa tormenta en definitiva no era buena idea, mucho menos darle una montaña de medicinas teniendo a su alfa en la misma habitación, eso, además de manchar su imagen como líder, le hace sentirse pésimo, más sabiendo que Yeosang tenía una herida en el brazo y ya de por sí se encontraba tomando tés y esforzándose para no vomitarlos.
— abre las piernas — ordenó el alfa.
Yeosang levantó la vista, teniéndola borrosa y estando tremendamente mareado. No pudo moverse ni apoyarse, tanto sus brazos como sus piernas temblaban tanto que no era capaz ni siquiera de cerrar las manos. SeongHwa se acercó mientras que, levantaba sus brazos, rozando la parte alta y abandonada del gran librero, bajando un pequeño pastillero, cuando Ji-Won le advirtió jamás pensó que de verdad necesitaría hacerlo. — solamente puedo ofrecerte una pastilla, la más pequeña que hay en la farmacia. — se la ofreció y Yeosang sin pensarlo dos veces, la tomó en seco, sorprendiendo a SeongHwa por ni siquiera permitirle darle un vaso con agua. El alfa masajeó su frente, suspirando con un poco de temblor en sus rodillas, entre más se acercaba a Yeosang, más perdía el control de sí mismo y de la situación. — por favor, abre las piernas.
— tiemblan demasiado — chilló Yeosang , refiriéndose a sus débiles piernas de papel. SeongHwa decidió ayudarle, apoyando una en su propio hombro, mientras que la otra la sostenía con su antebrazo. Yeosang se quejó al moverse.
SeongHwa ya se lo había dicho a sí mismo miles de veces, únicamente podría ofrecerle atención paternal a Yeosang, claro aunque antes le haya besado, solamente podría protegerlo y alimentarlo. ¿Pero era eso realmente suficiente para todos? Yeosang ya sabía quién era su alfa desde mucho antes de que SeongHwa pudiera percibirlo, por obvias razones la impresión fue mayor cuando el alfa estuvo cien por ciento seguro. Sin embargo y si había algo que admitir, era que ése omega le había causado cierta inquietud desde el momento en el que lo tomó entre sus colmillos para salvarle de aquel trágico ataque. Cuando Ji-Won le llamó en busca de urgente ayuda, en ése preciso momento, al tenerlo entre sus brazos, el repentino rechazo agresivo sin duda alguna no era una sencilla coincidencia.
Los dedos en el interior se sintieron como suaves espadas penetrando lentamente lo único saludable de una manzana podrida.
Dulce viscoso cayendo por sus muslos como lluvia aterrizando en desprevenidas hojas de cualquier árbol. Yeosang no supo hacer otra cosa más que rendirse ante la insoportable satisfacción que provocaba la vulgar provocación de los dedos de SeongHwa. Poco a poco, a un ritmo relativamente lento, esa sensación de eterno infierno entre sus piernas fue desapareciendo, SeongHwa sin haberlo tocado antes, conocía perfectamente cada uno de sus movimientos y gestos positivos ante tan acalorada situación.
Pasar por un proceso tan aparentemente vergonzoso y completamente desconocido para Yeosang había sido como caminar por miles de espinas. ¿Cómo podría mirar a SeongHwa a la cara luego de eso?
Sobre analizar las cosas era uno de los defectos del pequeño copo de nieve.
Por la mañana, la lluvia no se había detenido, contrario a eso, parecía incluso que el viento corría con más intensidad, nunca antes de había manifestado un poder natural tan intensamente como en ése momento. SeongHwa había indicado que debían permanecer en casa en todo momento para evitar desgracias, aunque la guardia continuara con sus servicios así como el mismo SeongHwa y el equipo de alto rango.
Yeosang permanecía en cama, sentado y con el cabello alborotado sin recordar mucho de nada. Únicamente pudo mirar a SeongHwa de lejos, colocándose una de sus tantas corbatas. SeongHwa le miró, sonriendole con cierta dulzura. — buenos días.
— buenos días — saludó Yeosang, siendo más animado en su tono de voz.
— ¿dormiste bien? — cuestionó el alfa, ajustado su corbata y mirándose en el gran espejo. Yeosang le admiraba de lejos. — ¿tienes hambre?
Yeosang bostezó, moviéndose en la cama con pereza. SeongHwa sonrió con gracia, mirándole por el espejo. — pediré que preparen sopa de vegetales con crema, ¿te gusta?, si no es así dime qué deseas — el omega sonrió encantado, sintiéndose por un momento sumamente importante.
— está bien, me gusta, sí — respondió Yeosang. SeongHwa asintió, saliendo de la habitación con su capa en el antebrazo.
— ¡SeongHwa! — Llamó DongWoo, haciendo una reverencia y mostrándose sonriente. SeongHwa bajó las escaleras lentamente, mirándole con cierta duda.
— ¿cómo has venido hasta acá?, ¿qué acaso te crees inmortal? — dijo SeongHwa, provocando una risa nerviosa en DongWoo.
— Bueno, hombre. Entenderás que tengo que seguir trabajando.
SeongHwa le dio una palmada en la espalda amablemente, invitándole a caminar hasta la sala con enormes sofás formando un rectángulo. — dime, ¿qué te trae por acá?
DongWoo suspiró, retirando la capa de sus hombros y dejándola en uno de los respaldos de cualquiera de los sofás que miró primero. — ¿recuerdas el trato que se hizo con la manada del sur?, esa charla con el líder " Choi SiWon ", ¿lo recuerdas? — SeongHwa asintió, frunciendo el ceño antes de que Dongwoo pudiera hablar de nuevo.
— ¿qué pasa?, ¿decidieron romper el contrato? "
DongWoo negó. — Taemin notó movimiento extraño en el río, cerca de las granjas.
— ¿piensas que tal vez optaron por continuar en guerra con nosotros?
— bueno, SeongHwa. El trato no lleva ni veinticuatro horas de haberse cerrado, recuerda el ataque, no lo sé.
SeongHwa gruñó.
— aunque...Félix mencionó algo con cierta coherencia — agregó Dongwoo. — dijo que tal vez no se trataba de ellos si no de una manada independiente que se dedica a robar tontamente — SeongHwa le observó. — piénsalo, ¿qué imbécil se atrevería a robar vegetación del territorio de Park SeongHwa?
— no lo pongas muy en duda — señaló SeongHwa. — es ésta vida existe cada loco...
— no lo sé, es muy extraño, honestamente dudo de los del sur, esos idiotas no harían cosas tan tontas si saben que serán atrapados.
Se escucharon risas y tanto Dongwoo como SeongHwa se giraron. Encontrando a Taemin y a Hyuk charlando. — ¡eh! — saludó Taemin. SeongHwa movió su cabeza, saludando igualmente. — ¿tenías idea sobre la gran amistad de Hyuk y Soojin? , ¿ah? — se burló Taemin, provocando en Hyuk una sospechosa inquietud.
— tonterías, solamente estábamos hablando sobre las cosechas.
SeongHwa le observó con extrañeza. — ¿tú?, ¿hablando con Soojin? — rió con el ceño fruncido. Dongwoo tambien le miró pero con mucha menos confianza.
— ¿en dónde está Yeosang? — preguntó Taemin con cierta curiosidad.
SeongHwa cayó en cuenta y maldijo. Se suponía que pediría a las cocineras alistar el desayuno de Yeosang. — ah, joder. Olvidé pedirle el desayuno.
— Soojin se estaba encargando de eso — dijo Hyuk.
— ¿soojin? — cuestionó SeongHwa.
— escucha, SeongHwa. Como sabes, hay algo raro en el río que rodea las granjas. No sé que clase de personas están pisando esa zona pero en definitiva tenemos que dar un recorrido. — hyuk continuó hablando, impulsando a SeongHwa por la espalda, guiandolo por una caminata. — no podemos permitir a nuevos traidores de esa manera.
— pediré que traigan a los caballos, Félix debe de estar en camino — dijo Taemin, llamando la atención de SeongHwa.
Dongwoo por otra parte miró en dirección a las escaleras. — por favor, sigan sin mí, les alcanzaré en un momento.
SeongHwa asintió, siendo firme en su caminar, con Taemin y Hyuk siguiéndole hasta salir elegantemente. Dongwoo miró a su alrededor, asegurándose de que nadie le estuviera mirando. El alfa subió las escaleras, quedando en la planta alta y buscando con la vista a la habitación de SeongHwa y por consecuencia también de Yeosang. Escuchó pasos y solamente logro esconderse detrás de uno de los muebles encontrados en el pasillo. La silueta femenina le hizo reconocer de inmediato.
Llevaba con ella una charola, con platos y una jarra llena de jugo de naranja. Antes de que ella tocara la puerta, Dongwoo salió de su escondite. Soojin le miró. — Dongwoo — saludó ella.
— ¿ése es el desayuno de Yeosang? — preguntó Dongwoo, acercándose sin ser intimidante.
Soojin asintió. — el pobrecito está pasando por su ciclo de celo, necesita algo de sopa caliente.
— claro — afirmó Dongwoo. — ¿puedo? — señaló el alfa, tomando la cuchara e insinuando que deseaba probar. Soojin frunció el ceño.
— bueno..es que — no terminó de hablar Soojin cuando Dongwoo ya había probado una cucharada de esa sopa cremosa.
Dongwoo tragó con dificultad, pero lo hizo. Hizo un gesto de desaprobación. — esta sopa está fría y demasiado ácida, no te preocupes, pediré que cambien toda la charola, incluyendo el jugo — señaló el alfa, haciendo que Soojin le mirara asombrada, la chica se retiró, bajando las escaleras con demasiada prisa. Dongwoo buscó con la vista al cuarto de baño para visitas, al tenerlo cerca no dudo en correr, tirándose de rodillas para vomitar de inmediato.
No tenía ni idea de lo que se había tragado, pero definitivamente Soojin no mostraba buenas expresiones ni mucho menos buenas intenciones.
Soojin tonta.
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