Yoongi despertó exaltado.

Sudando frío, más pálido de no normal, con dolor de cabeza, su corazón bombeando a mil por minuto, llevo su mano hasta su pecho, cuando sintió una fuerte punzada en él.

Se levantó de un salto y trato de respirar profundo, nada parecía funcionar, hasta que algo le vino a la mente como si de un flash se tratase.

- Copito...

Con aquellas palabras corrió hasta su ventana, donde claramente pudo ver como su adorado copito bajaba la mirada cargado de dolor y desaparecía bajo el manto de luz azul brillante que apareció y desapareció en un segundo.

- No... No, no, no... - Decía una y otra vez, con su corazón doliendo y sintiendo culpa, nada más que culpa.

Corrió escaleras abajo, salió de su casa y corrió hasta el parque, importandole poco el estar bajo una lluvia de nieve.

Se dejó caer de rodillas sobre la fría nieve, gritó, lloró y se destrozó de impotencia, nada de aquello podía ser real, no podía creer que su idiotez causará todo aquello.

¿Cómo pudo ser tan imbécil de ignorar lo que su corazón le indicaba?

- No... Te vayas copito, no por favor mi pequeño, no me dejes... No... - Tirado en la nieve, bajo el manto de esta, lloró y lloró con dolor.

Cuando supo que su adorado copito no regresaría y la fría nieve lo estaban calando hasta los huesos, se levantó tiritando y soltando lágrima tras lágrima, camino hasta su casa, abrazándose a su mismo.

Entró y quiso gritar de impotencia, de culpa, de dolor, de miedo.

- Era un bello chico - Escuchó la voz de su padre.

Yoongi levantó la vista hacía él, este tenía una taza de té entre sus manos, sus ojos rojos e hinchados, viendo hacía la ventana frente a él, observando como los copos de nieve caían delicadamente.

- ¿Tú...?

- Logré verlo por primera y última vez... Lastima que ni siquiera tu podrás volver a verlo jamás - Las palabras de Seokjin podían sonar duras, pero eran reales.

- Papá...

- Yoongi, ven aquí - El mayor señaló en asiento frente a él, el pelinegro camino lento hasta donde su padre le indicó y tomo asiento.

- Dime qué él...

- Llegó aquí con una enorme sonrisa, al parecer tenía mucho que contarte, se preocupó al no verte por ningún lado, pero tuve que decirle la verdad, ¿Sabes cuánto se destrozó al escuchar todo?, Oh no, lo siento es que tú estabas en una fiesta con tus amigos.

- Padre... - Trató de detener el menor, ante las palabras duras de su progenitor.

- Cállate Yoongi, ahora el que grita soy yo, ¿Entendido?, Eres... No te conozco Min, jamás te crié así, jamás te dije que trataras así el corazón de nadie, tu más que nadie sabe lo que yo sufrí ante la partida de tu padre y no digas que no, por qué se que tú sabes toda la historia.

- Por favor...

- Jiminie... Es tan tierno, lindo, adorable, es un ángel, un chico de un corazón noble, bondadoso, humilde e inocente, uno... Qué fue destrozado de la manera más cruel que exista.

- ¿Qué le dijiste padre?

- Le dije la verdad y solo te diré una cosa Yoongi - El mayor observó a su hijo a los ojos antes de decir lo siguiente - Copito... No volverá y aunque me duela, tú eres el único culpable, estarás castigado todo un año, sin mesada, sin salidas, sin fiestas y estudiarás todo el año aquí en casa, con tutores... Todo hasta que te des cuenta de la realidad, hasta que te des cuenta que el desear ser un adulto y... Saber quién eres no es nada sencillo y no se soluciona haciendo idioteces. ¿Quedo claro Min Yoongi?

- Si padre - Respondí Yoongi antes de bajar la mirada y aceptar lo que su padre le dijo.

Incluso Yoongi sintió que era poco para lo que merecía, había faltado cruelmente un tierno corazón, había perdido a su pequeño copito, había perdido todo lo que realmente le importaba.

Logró ver a Jiminie si, pero vio al chiquillo de hace cinco años, no al actual, ¿Eso tenía algo que decirle?, Si y mucho... Yoongi no podría ver jamás cómo fue Jimin a sus 15 años.

La edad de la flor para el joven de cabellera castaña, no fue apreciada por Min Yoongi.

El menor se encerró en su habitación, sintió el aroma de su adorado copito dentro de aquel lugar, se dejó caer en su cama, abrazó a Chimmy y soltó en llanto.

- P-erdobame mi pequeño... Por favor perdóname - Decía una y otra vez el pelinegro.

Sus lágrimas no duraron horas, duraron días y hasta semanas, en las cuales, no salía en lo absoluto, Jin le llevaba la comida, lo obligaba alimentarse y constantemente le decía que debería reponerse, por él mismo y quién sabe... Algún día encontrarse con su adorado copito.

Aquellas palabras fueron mal interpretadas por Yoongi, pues su padre le quiso decir que probablemente ante su arrepentimiento Jimin regresaría ese año, sin embargo, Yoongi pensó que la única forma de volver a verlo, era muriendo.

Grave error.

Min Yoongi fue hospitalizado tres veces aquel año, en los cuales, dos veces casi pierde la vida. Intentó matarse aquellas tres veces, la primera vez quiso ahogarse en la tina, Jin lo encontró a tiempo, la segunda vez, quiso colgarse del techo y Tae, su amigo lo encontró a tiempo. La última vez, se dejó caer de las escaleras, atado a una silla.

Jin creía que su hijo se había vuelto loco y si, hizo cosas malas, cometió errores, pero jamás permitiría que muriera de aquellas formas tan crueles.

El mayor sabía perfectamente que la ausencia y posible pérdida de Jimin tenían afectado a su hijo, sabía que estaba pagando por su error, pero también creía que ya era suficiente, que debía parar o realmente vería a Copito pero no de la manera que intento decirle.

- ¿De verdad quieres reunirte con Copito? - Dijo Seokjin a un Yoongi en una camilla de hospital.

Aquella era la tercera vez que intento matarse, por ende tenía muchos moretones y heridas superficiales, el menor de ahora 16 años veía fijamente hacía la ventana, justo al cielo, deseando de lo más profundo de su corazón ver la nieve caer, correr a casa y esperar por su adorado copito.

Yoongi no hablaba más que lo necesario, si bien Jin se sentía preocupado, prefería las cortas palabras de su hijo, antes que no dijera palabra alguna.

- ¿Quieres volver a verlo?

- Si...

- ¿Lo quieres?

- Yo... Lo quiero.

- ¿Estás dispuesto a todo por él?

- Siempre.

- ¿Intentaras atentar contra tu vida nuevamente?

- No.

- Si lo deseas con todo tu corazón, si tú arrepentimiento es verdadero, real y justo, él regresará, si no es así... Es mejor que no lo esperes más.

- Papá... - Llamo el menor.

- Dime hijo.

- Gracias y... Lo siento.

- Eres mi hijo Gigi y siempre te perdonaré por sobre todas las cosas, ¿Sabes cuánto te amo mi pequeño gatito? - Jin acarició la mejilla de su hijo y depósito un beso sobre la frente de este mismo.

- También te amo papá - Respondió el pelinegro, volteando su mirada hacía los ojos de su padre.

- Descansa mi pequeño gatito - Jin estaba por ponerse de pie y salir de la habitación, cuando fue detenido por su hijo.

- Yo...

- ¿Sucede algo Gigi?, ¿Tú... Qué?

- Yo... Lo amo, amo a mi pequeño copito.

Las palabras no sorprendieron a Seokjin, sólo estaba esperando que su hijo lo dijera de sus propios labios.

- Lo sé hijo, lo sé - Respondió el mayor.

¿Podría Yoongi volver a ver a su adorado copito?

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¡Hola amigos!

¿Qué les pareció este capítulo?

Espero que realmente les haya gustado muchísimo.

Pronto traeré una maratón de esta bella obra, esperenla con ansías.

¡Nos leemos pronto chiquillos!

Bye❄️

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