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7. RoboCop


Astlyr hacía la sopa entretenida, mientras Bucky le insistía en ayudarle a con algo; sin embargo, ella no cedió hasta que se dio cuenta de que no dejaría de pedírselo.

—De acuerdo, puedes poner la mesa. Los manteles están en ese cajón, los cubiertos en éste y los vasos y platos en el gabinete de arriba.

No pasó mucho tiempo para que Bucky terminara de poner la mesa y cerrara la ventana cuando notó que el aire había empezado a enchinar la piel de Astlyr. Ella agradeció, le pidió que encendiera las luces cuando la noche hizo presencia y empezó a vocalizar, aún sazonando la sopa, cuando Bucky avisó que iría al baño.

Let me tell you now... When I had you to myself, I didn't want you around.

Empezó a cantar suavemente y en voz baja, mientras mezclaba un poco la sopa con un cucharón de madera.

Those pretty faces always make you stand out in a crowd. But someone picked you from the bunch, one glance is all it took. Now it's much too late for me to take a second look.

Poco a poco fue elevando más su voz y a mover los pies y la cadera con el ritmo de la canción.

Oh baby, give me one more chance. Won't you please let me back in your heart. Oh darlin', I was blind to let you go. But now since I've seen you it is on. Oh I do now. Ooh ooh baby. Yeah, yeah, yeah, yeah. Na na na na.

Sin darse cuenta, empezó a usar el cucharón como micrófono y la cocina como pista de baile.

Trying to live without your love is one long sleepless night. Let me show you, girl, that I know wrong from right. Every street you walk on, I leave tear stains on the ground. Following the girl I didn't even want around.

Bucky salió del baño en silencio, mientras Astlyr seguía en su mundo de fantasía donde ella era una estrella del pop. Incluso usaba una ropa extraña ahora, y él supuso que el atuendo le pertenecía al estilo de la época de la canción.

Comenzó a usar un tono más agudo y alto, que fue muy agradable al oído y le erizó la piel de los brazos.

All I want. All I need. All I want! All I need!

—Creo que estoy bastante atrasado con la música de estos días.

Ante el susto de escuchar aquel comentario desprevenido, Astlyr tropezó en un giro que estaba por hacer, cayendo al suelo. Su disfraz se desvaneció con la caída al perder la concentración.

—¿Estás bien? —preguntó, entre preocupado y queriendo reírse.

Observó la mano de Astlyr alzada con el pulgar arriba detrás de la barra. Se puso de pie segundos después, mostrándose agitada.

—De hecho, la canción es de finales de los sesenta, no de estos días. Supongo que... nunca pudiste escucharla.

—Creo que no he escuchado música desde los cuarenta.

—Imagino que te dejaban hacer nada —comprendió, refiriéndose a HYDRA.

Él negó con la cabeza.

—La mayor parte del tiempo estaba criogenizado —explicó. Astlyr apagó la llama de la estufa y prosiguió a servir sopa en cada plato—. Cuando me despertaban era para mandarme a alguna misión.

Él sabía que la mejor forma de que ella le ayudara era sabiendo toda su historia. Había logrado tenerle un poco de confianza, pero definitivamente no iba a decirle todo en la primera noche.

—¿Qué tanto borraban de tu memoria? —preguntó, siendo cautelosa para evitar que se sintiera presionado. Sólo quería preguntarle acerca de lo que necesitaba saber para aclarar los espacios en blanco, que evitaban que toda la información le cuadrara.

—Prácticamente todo. Lo hacían cada cierto tiempo, o cuando comenzaba a darme cuenta de cosas. Siempre volvían a hacerlo antes de volver a criogenizarme —respondió—. Por ahora, sólo recuerdo algunas misiones.

—Y tus misiones...

Se quedaron en silencio. Bucky jugaba con la sopa usando la cuchara, mientras Astlyr se llevaba un poco a la boca, pensando que tal vez había cruzado la línea con esa pregunta.

—Todas consistían en desmantelar, robar o infiltrarme en algún lugar, y siempre incluían asesinar y no dejar testigos.

Ella asintió, sin inmutarse ante la confesión. Era de esperarse.

—Sólo espero que realmente entiendas que HYDRA te controlaba y tú no podías hacer nada al respecto, y que todo eso no lo hiciste tú, James, sino el Soldado del Invierno.

Bucky no supo qué decir, así que sólo asintió.

—Pero no te preocupes, no te perdiste de mucho —sonrió alentadora—. Sólo de la mejor música. Debes tener mala suerte, porque la música de estos días no es tan buena. Tendré que enseñarte la música verdadera, desde los sesenta hasta un poco de los noventa. Ésa es la mejor.

—La de los cuarenta... ¿cómo era?

—Tal vez sea buena idea ponerte alguna canción muy conocida de esa década. Mañana descargaré alguna cuando vaya a un sitio con internet.

Él asintió, dándole una breve mirada de agradecimiento por su esfuerzo. Terminaron de cenar, lavaron y recogieron juntos. Poco después, Bucky estaba acostado en el sillón, con una playera negra de resaque y el pantalón de mezclilla medio desabrochado. Astlyr se cambió el vestido corto y rojo que había usado todo el día por un pantalón y una playera de dormir que iba a juego.

—Descansa, James.

Él no respondió, pero de haberlo hecho, ella no lo hubiera escuchado, porque el sueño la consumió por completo al segundo de haberse despedido.

Bucky necesitó mucho más tiempo para cerrar los ojos y dejarse llevar por el sueño. Su cabeza se mantuvo tranquila por unas horas, pero fue cuestión de tiempo para que el remordimiento se volteara en su contra.

Eran las tres de la mañana cuando Bucky despertó en un grito. Soltaba gruñidos y apretaba los puños. Su pulso iba como tren y su respiración era anormalmente pesada. Una fina capa de sudor le cubría todo el cuerpo.

—¿James?

La voz hizo a Bucky girar en busca de quién estaba ahí. Astlyr apreció, con la poca luz que entraba por la ventana, cómo el Soldado del Invierno la miraba como si fuera su siguiente objetivo. Reaccionó cuando él se levantó del sofá.

—Rayos. ¿No puede ser mañana? ¡Estoy en mi sueño de belleza!

El Soldado saltó el sillón y se lanzó hacia ella, pero ésta fue más rápida y se escabulló. Lo evitó de nuevo cuando quiso darle un golpe, corrió a la cocina y se puso detrás de la barra. El Soldado la alcanzó, pero Astlyr lo atacó primero: tomó la olla que había usado para hacer la sopa y que había dejado secando después de lavarla. El golpe que le propinó en la frente fue imposible de prevenir para el Soldado. Astlyr era demasiado ágil y escurridiza para él. Además, definitivamente no había esperado ese sartenazo.

Se tambaleó hacia atrás con el golpe, se tomó la cabeza y la sacudió, tratando de ahuyentar el dolor.

—¿James?

Él abrió los ojos y la miró, sin responder. Se veía bastante alterado. El Soldado se había ido, pero Bucky tampoco estaba. Se veía perdido, como si ambas personalidades se hubieran esfumado.

—James... —bisbiseó, acercándosele poco a poco.

Siguió avanzando paso a paso, mirándolo a los ojos, que se veían perdidos y vacíos. Tocó sus hombros, sin importarle el sudor. Al asegurarse de que no reaccionaría, pasó a tomarle las manos y guiarlo hacia la cama. Aún sin dar signo de estar a punto despertar del hipnotismo, lo sentó y lo ayudó a subir sus piernas a la cama. Su cuerpo seguía las órdenes de sus manos. Se dejaba mover, pero no se movía por sí mismo, como si estuviera en trance o sonámbulo.

Empujó su pecho lentamente hasta dejarlo con la cabeza recostada sobre la almohada. Su estado la tenía tan preocupada, que no pudo dejarlo dormir en el sillón. Suspiró con cansancio. Nunca creyó que ayudarlo implicaría algo tan fuerte como lo que acababa de suceder. Es decir, ¿incluso mientras dormía? HYDRA le había destrozado la mente, no era estable. Sintió demasiada rabia hacia la organización.

—Ni se te ocurra seguir así mañana o te mato, RoboCop—murmuró con un timbre de preocupación, aunque sabía que eso era imposible.

Él había sobrevivido a millones de cosas. Era imposible que quedase en ese estado por una pesadilla. Probablemente sólo estaba en shock, así que trató de convencerse de eso.

Soltando a Bucky y dando dos pasos hacia la sala, se dejó caer sobre el sofá. Intentó volver a dormir, pero la idea de que él siguiera en el mismo estado le ganó. Esta vez, Astlyr necesitó horas para conciliar el sueño.

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