Por unos segundos todo se puso oscuro. Gritó del dolor y sintió que algo atravesaba la piel de su pierna izquierda. Abrió los ojos y se levantó con el mejor esfuerzo que pudo hacer. Había caído sobre un trozo de alambre de metal muy grueso, usado para la construcción del Centro de los Vengadores. Cortó el alambre lo más pequeño que pudo con ayuda de su látigo láser. No le importó gritar mientras sacaba la pierna. Necesitó reposar unos minutos, mientras observaba la herida sanarse y el dolor desvanecerse. Se puso de pie, inmediatamente buscado a Danvers y el guantelete, pero no los halló por ningún lado. Al menos, no a Danvers.

El guantelete había caído en otra parte, y Thanos estaba demasiado cerca de él, lo habría obtenido si no fuera por que Steve y Thor lo tenían prensado entre ellos.

Se puso de pie, temblando de ira y desesperación. Necesitaba terminar su misión. No podía permitir que Thanos pusiera sus manos en las gemas, así que corrió hacia el guantelete.

Aceleró el paso cuando vio a Thanos deshacerse de Steve y Thor en tres movimientos, noqueándolos por completo. Thanos se acercó al guantelete, pero sólo llegó a rozarlo.

Empujarlo lejos con el peso de su pequeño cuerpo no habría sido suficiente para tumbarlo, lo sabía, por lo que un segundo antes de impactar contra él, se convirtió en algo más...

Thanos levantó la mirada, aturdido, todavía desde el suelo, y sus ojos se abrieron sorprendidos al ver aquello que lo había derrumbado y alejado del guantelete.

Astlyr sonrió burlona, con esa cara que no le pertenecía.

—¿Por qué no te metes con alguien de tu tamaño, eh?

Thanos apretó los dientes y se levantó.

—¿Quién eres?

—En este momento, soy tú, ¿no lo ves? —respondió, empleando ese tono burlesco que utilizaba al ponerse habladora en los combates para desesperar a su contrincante—. ¿Qué tal, cara de escroto? ¿No es increíble el parecido? ¡Es que no has conocido a nadie como yo!

Astlyr se veía exactamente igual a Thanos.

Thanos no permitió que siguiera burlándose de él y atacó, pero la fuerza de sus puños no importaba mucho. El estilo de lucha no era el mismo. Thanos era fuerte y rápido, pero Astlyr era más ágil. Veía sus golpes venir antes de que llegaran, los evadía con una elegancia que Thanos jamás podría igualar, y eso comenzaba a estresarlo. Era como si sólo estuviera bailando alrededor de él, burlándose, manteniéndolo ocupado hasta que alguien más llegara al guantelete y se lo llevara lejos.

Sin embargo, el tamaño que ahora tenía Astlyr le impedía ser igual de rápida como lo era con su propio cuerpo. Thanos logró atraparla en una de sus evasiones, la tomó por la muñeca, sosteniéndola, y le depositó un puñetazo en la nariz que la cegó.

No desaprovechó el momento, si la dejaba ir, quizá no lograría atraparla de nuevo, así que la tomó del cuello, levantándola en el aire, y la azotó contra la tierra, ejerciendo más fuerza en su mano hasta que comenzó a dejarla sin aire.

Su apariencia como Thanos se desvaneció cuando el oxígeno dejó de llegar a sus pulmones demasiado tiempo. Thanos observó la transición, y antes de asestarle un puñetazo que definitivamente le rompería el cráneo y la mataría, algo del cielo llegó a patearle el rostro primero.

Astlyr jadeó por aire desesperadamente y vio a Danvers luchar contra Thanos, pero éste la alejó con un golpe y corrió rápidamente hacia el guantelete, poseyéndolo en su mano derecha. Astlyr quiso gritar, pero Thanos la había lastimado en el cuello y su garganta aún no se recuperaba.

Sin embargo, Danvers regresó antes de que pudiera chasquear los dedos, pelearon más, e incluso sostuvo su mano abierta y no se inmutó cuando Thanos le dio un cabezazo. Danvers se levantó en el aire, obligándolo a caer de rodillas, pero Thanos tomó la gema del poder con su otra mano y la utilizó para golpear a Danvers. Astlyr se hubiera impresionado si eso no la mataba.

Miró desde el suelo, jadeando, mientras Thanos devolvía la gema del poder al guantelete y recibía dolorosamente todo ese poder conjunto en su puño derecho... hasta que Tony apareció en escena.

Forcejearon un poco, sólo un poco, porque la fuerza de Tony no estaba ni cerca de ser igual a la de Thanos, quien lo lanzó con una simple maniobra y levantó la mano con el nano-guantelete puesto y listo para usarse...

—Yo soy... inevitable.

O eso creía, porque cuando chasqueó los dedos, no sucedió nada, y Thanos miró confundido su propia mano. Al voltear al guantelete, se dio cuenta de que las gemas no estaban ahí.

Astlyr miró a Tony.

No se había dado cuenta, entre el forcejeo, que Tony había despegado las gemas del nano-guantelete y las había adaptado a su propio traje de nano tecnología. Ese poder, electrizante y colorido, lleno de vida y muerte, cubrió el antebrazo de Tony. El traje impedía que su piel se carbonizara como la de Bruce había hecho.

Ahí, tan impresionante, hincado con la mano derecha en el aire, mostrándola victorioso a Thanos, Tony lo miró con ojos determinantes.

—Y yo... soy... Iron Man.

Y chasqueó los dedos.

Todo aquello que había venido con Thanos, en un segundo, comenzó a convertirse en polvo, tal y como había sucedido con la mitad de la población cinco años atrás. Astlyr observó desde el suelo cómo el silencio se apoderaba del lugar.

Tony había borrado a sus enemigos.

Tony...

A pesar del dolor, se levantó tan pronto como pudo y socorrió a Tony, quien comenzaba a perder la mirada en el espacio y su cuerpo se empezaba a dejar caer bajo la influencia del cansancio y el dolor obtenido por el uso de las gemas.

—Tony... Tony, resiste. Por favor, resiste.

Lo tomó debajo de los brazos antes de que cayera al suelo y, encontrando todas sus fuerzas gracias a la descarga de adrenalina todavía corriendo por su sangre, logró arrastrarlo hacia los escombros más cercanos y lo dejó sentado, dejando que se recargara para descansar.

Lo miró a los ojos. Por un momento, creyó que podía verla, pero su mirada perdida la hizo entender que no le quedaba mucho. Sus ojos se llenaron de lágrimas y sostuvo su mano, no quería dejarlo solo mientras luchaba por mantenerse vivo. Sin embargo, el poder de las gemas era demasiado para un humano y Tony no resistiría.

Sintió a alguien acercarse detrás de ella, una mano se posó en su hombro. Miró arriba y vio a Rhodey. Claramente, él ya sabía lo que ella estaba pensando.

Miró a Tony a los ojos una última vez, lágrimas cayendo incontrolables en sus mejillas, y tomó su mano con la fuerza que le quedaba. Él no se movía, pero aún podía sentir.

—Gracias, Tony —susurró en el dorso de su mano—. Por todo.

Con el dolor en su corazón, soltó su mano y se levantó, dejarle su lugar a Rhodey. Se apartó de espaldas, sollozando en silencio.

De alguna forma, Tony se aferraba a esta vida, pero pronto se uniría a Natasha y no había nada que Astlyr pudiera hacer al respecto. No sabía cuánto más aguantaría su corazón sin estallar ante la pérdida de sus seres queridos. ¿Cuándo pararía? ¿Cuánto más soportaría?

Se mantuvo a distancia, mirando a Rhodey, Peter y Pepper despedirse de Tony. Astlyr sintió cómo todo su cuerpo se recuperaba, pero no desenfocó la mirada de Tony hasta que sus ojos se cerraron y dejó ir su último aliento. Cayó de rodillas, mirando a su amigo irse de este mundo al haberse sacrificado por todo el universo, y los demás le siguieron.