62. La última gran batalla
—¡ASTLYR! ¡ASTLYR, DESPIERTA!
Sonaba un grito muy lejano, lentamente penetrando su mente, derrumbando la inconsciencia. Astlyr consiguió abrir los ojos, pero no encontró la fuerza para moverse.
Bruce hincado sobre ella, con los brazos y los hombros sosteniendo un trozo de escombro, increíblemente pesado, para impedir que cayera sobre ellos.
Inmediatamente sintió un dolor desgarrador recorriendo todo su cuerpo. Sintió que todos sus huesos estaban rotos, sus músculos desgarrados y la piel en llamas.
—¡ASTLYR, TIENES QUE LEVANTARTE!
Bruce gritaba. Astlyr sollozó con un grito de suplicio mientras ponía su mayor esfuerzo por concentrarse y obligar a sus células a curar las heridas más graves. Le tomó un par de minutos, pero consiguió corregir cada rotura y se puso de rodillas. La curación sólo dolía cuando había que unir y mover huesos. Los moretones y rasguños se arreglaban sin causarle un solo picor.
Logró ponerse de pie y su cabeza comenzó a andar a toda velocidad. Observó alrededor. Rhodey y Rocket trataban de recuperar el aliento. Rhodey se había salido del traje de Máquina de Guerra.
—¡Rhodey! —gritó Bruce.
Astlyr vio escombros moverse y liberar agua, que iba a arrastrarlos como un río fuerte. Trató de llegar a ellos, pero cuando se acercó, ellos ya estaban envueltos por el agua. La presión del agua era demasiado fuerte, entraba muy rápido a grandes cantidades. Estaban encerrados y Bruce evitaba que el pequeño lugar se desmoronara y los aplastara.
Astlyr se aventó al agua y se sumergió en lo que ya eran 3 metros de profundidad. Rápidamente logró localizar a Rhodey y a Rocket, llevándolos a la superficie para que tomaran aire.
—¡AUXILIO! —gritaba Rhodey desde que recuperó aire y escupió agua— ¿Alguien me recibe? Estamos en el nivel inferior. ¡Se inunda!
Astlyr regresó con Bruce y copió su forma y tamaño, ayudándolo a resistir el peso del escombro que amenazaba con aplastarlos.
—¡Nos estamos ahogando! ¿Alguien me recibe? ¡AUXILIO!
Pero nadie respondía.
Astlyr trató de mantener la esperanza. El agua comenzaba a llegar a la altura de su pecho. Pero muy pronto, Rhodey y Rocket respiraban acelerado por la falta de aire.
—Te veo en el más allá, viejo —dijo Rhodey a Rocket, creyendo sus últimas palabras.
—¡Astlyr, lo siento!
Astlyr miró a Bruce, todavía poniendo su mayor esfuerzo en sostener el escombro, luchando hasta su último aliento.
—Gracias por estar ahí —dijo Astlyr en su último respiro.
Un segundo después, el agua los alcanzó.
Astlyr podría convertirse en cualquier animal acuátivo, pero eso no cambiaría su capacidad para contener la respiración. Pronto, se quedaría sin aire, el oxígeno dejaría de llegarle al cerebro y su curación no arreglaría nada. Mientras tanto, luchó por encontrar una salida, los demás hacían lo mismo.
Creyó que morirían ahogados, pensó en Bucky. Jamás sabría si logró regresarlo. La lucha, los sacrificios, el esfuerzo y las lágrimas, ¿habrá valido todo la pena?
De repente, en el momento en que sintió sus ojos comenzar a perderse en la oscuridad, algo grande, firme y suave la tomó a ella y a los demás, sacándolos del agua y de los escombros. Se dio cuenta de lo profundo que estaban cuando se levantaron hacia el cielo. Astlyr tosió el agua que había entrado a sus pulmones y recuperó el aire. Levantó la mirada y lo vio.
Scott.
Estaban literalmente en la palma de su mano. Los había encontrado y sacado de ahí al convertirse en un gigante. Astlyr sonrió aliviada como jamás había hecho. Una vez más, había sobrevivido.
Se levantó cuando Lang se inclinó y los acercó al suelo, facilitando la caída, pero Astlyr no saltó. Se convirtió en una paloma y volvió a la tierra con gracia, regresando a su persona con el traje de Copiadora.
Pero apenas aterrizó, se dio cuenta de cuánto había pasado mientras ellos se ahogaban bajo los escombros del complejo.
Thanos estaba ahí, al igual que la Orden Negra y su ejército, docenas de naves, Chitauri, Outriders, Sakaarianos, Gorilas Chitauri y Leviatanes. Por un instante, pensó que estaban perdidos. No eran suficientes.
Y entonces, miró a su derecha...
Docenas de portales, hechos por maestros de las artes místicas, traían al lugar a personas dispuestas a pelear de varias partes del mundo, incluso de otros planetas. Wakandianos, asgardianos, alienígenas, las Dora Milaje y muchos más que desconocía.
Le hubiera gustado más apreciar el ejército que se había formado para combatir a Thanos, pero no era el momento de admirar y charlar.
Detrás de ella la siguieron Bruce, Rhodey y Rocket, uniéndose a las primeras filas. Miró a su lado derecho; ahí estaba Steve, a quien nunca había visto tan cansado, y al mismo tiempo tan determinado. No pasó por alto que llevaba el Mjölnir y su escudo estaba roto. Del otro lado de él estaban Thor, Tony...
Su corazón se detuvo. T'Challa estaba ahí. Wanda, el árbol llamado Groot, el chico araña, Sam...
Pero... ¿y Bucky?
—¡Vengadores...!
Tenía que encontrarlo, antes de que la multitud, el ejército completo, se moviera y se mezclara con el enemigo. Necesitaba hallarlo antes de que alguno de ellos dos saliera herido. Una última batalla. Quizá no saldrían vivos hoy, pero al menos necesitaba verlo una última vez. No iba a dar su último aliento sin antes verlo de nuevo.
Sin embargo, era demasiado tarde. La batalla no iba a esperarla.
—... reúnanse.
El grito cargado con la valentía y la furia de Thor fue la señal para que incluso el más lejano a Steve entendiera que era el momento de avanzar.
Y ahí... comenzó la batalla por la Tierra.
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