57. Cuándo y dónde
"Operación: Atraco al tiempo. Sesión: Lluvia de Ideas." Leyó Astlyr en la pantalla holográfica, que luego cambió de imagen, presentando las gemas. El Teseracto, la gema del espacio; el Orbe, la gema del poder; el Aether, la gema de la realidad; el Ojo de Agamoto, la gema del tiempo, y la gema del alma.
—Bueno, ya tenemos el cómo funciona. Ahora debemos resolver el cuándo y el dónde —planteó Steve, junto a las pantallas—. Casi todos en este cuarto se encontraron con una de las seis Gemas del Infinito.
—O reemplacen "encontraron" por "casi fueron liquidados" por una de las Gemas del Infinito —sugirió Tony, con un café de Starbucks en mano.
—Yo no..., pero ni siquiera sé de qué diablos hablan —admitió Scott.
—No importa. Tenemos partículas Pym para hacer un viaje de ida y vuelta cada uno —añadió Bruce—. Y estas gemas estuvieron en muchos lugares a través de la historia.
—De nuestra historia —corrigió Tony—. No hay muchas épocas convenientes para visitar.
—Quiere decir que debemos elegir los objetivos —concluyó Clint.
—Correcto —contestó Tony, señalándolo brevemente.
—Así que, empecemos con el Aether. Thor, ¿qué es lo que sabes?
Alrededor de las mesas en la oficina donde se estaba llevando a cabo la reunión, Hulk, Clint, Steve, Nébula y Tony eran los únicos de pie. Scott, Rocket, Rhodey, Vesta, Astlyr y Natasha prestaban atención sentados lado a lado. Natasha tomaba notas en su libreta y Astlyr comía palomitas de un tazón que compartía con Vesta.
Vesta era la más cercana a Thor, que cuando todos voltearon a ver, se dieron cuenta de que estaba sentado, casi recostado, en una esquina del salón. Tenía la mano izquierda en su barriga y con la derecha sostenía una cerveza. Su ropa, de nuevo, estaba sucia.
—¿Está dormido? —preguntó Natasha.
Era difícil ver, ya que los lentes oscuros ocultaban sus ojos. Permanecía inmóvil y silencioso, ni siquiera un ronquido.
—No. Estoy bastante seguro de que está muerto —dijo Rhodey.
Vesta recogió un puño de palomitas del platón y se las lanzó a la cara. No hubo señal de vida. Astlyr se contuvo la risa y se levantó a despertarlo de un profundo sueño.
"Objetivo: gema de la realidad", se leyó en una de las pantallas. Thor se despabiló un poco, pero no estaba en todos sus sentidos todavía.
—¿Por dónde empiezo? —se preguntó a sí mismo, quitándose las gafas y dando dos leves golpes a la pantalla con ellos— El Aether, para empezar, no es una gema. Antes alguien la llamó gema —corrigió, y apuntó a Steve, quien frunció el ceño, pero no dijo nada. Astlyr continuó tratando de contener la risa—. Más bien es una especie de lodo enfadado... así que, alguien tendrá que modificar eso y dejar de llamarla así —comenzó, acomodándose su globo ocular robótico—. Pero hay una historia interesante sobre el Aether... Mi abuelo, hace muchos años, tuvo que esconder el Aether de los elfos oscuros —explicó, haciendo infantiles sonidos para infundir miedo. Nébula lo miró seria, pero se notaba su intento de comprender qué estaba mal con el asgardiano. Rocket se cubría el rostro con la mano, sintiendo vergüenza en su nombre—. Así que Jane, en realidad... Oh, ahí está —dijo con una sonrisa ilusionada, señalando la fotografía de Jane Foster, que había aparecido en la pantalla al ser mencionada—. Sí, Jane era un viejo amor que tuve. Esa vez, ella metió la mano dentro de una piedra y el Aether se metió dentro de ella, lo que la puso muy enferma. Entonces tuve que llevarla a Asgard, que es de donde soy...
Astlyr se cubrió la boca. Era difícil no reírse del comportamiento de Thor y las caras de los presentes. Scott era el único que estaba genuinamente cautivado con el relato.
—... Y tuvimos que intentar curarla. Éramos novios en ese momento y tuve que presentársela a mi madre... que está muerta y...
La sonrisa de Astlyr se borró. Sabía cuánto le había dolido a Thor la muerte de Frigga.
—Jane y yo ni siquiera seguimos saliendo... Sí, son cosas que pasan. ¿Saben? Nada es para siempre...
Mientras Bruce le hacía señas para que dejara de hablar, Tony intervino y le palmeó la espalda.
—¿Por qué no te sientas? —le aconsejó amistosamente.
—Aún no terminé —se opuso Thor—. Lo único permanente en la vida es la transitoriedad —comunicó filosóficamente.
—Impresionante —aplaudió Tony con un palillo interdental en la boca—. ¿Quieres huevos? ¿Quieres desayunar?
—No —negó con la cabeza—. Quisiera un Bloody Mary.
Después de lo de Thor, tomaron un descanso y ordenaron comida china de un restaurante en el centro de la ciudad. Cuando se sentaron a comer, Rocket y Vesta se encargaron de continuar la explicación sobre la gema del poder.
—El Orbe era la caja de protección de la gema. Quill lo robó en Morag —explicó Vesta.
—¿Es una persona? —interrumpió Bruce, comiendo cucharadas de helado de Ben & Jerry's, del sabor Hunk-A-Hulk-A.
—No, Morag es un planeta —respondió Rocket, algo exasperado—. Quill era una persona.
—¿Un planeta? —interrogó Scott, impresionado— ¿Cómo... en el espacio exterior?
—Miren —dijo Rocket con enternecimiento—. Parece un perrito, contento y todo. ¿Quieres ir al espacio? ¿Quieres ir al espacio, perrito? Yo te llevaré al espacio.
Astlyr sonrió burlona. Rocket era gracioso, no podía negarlo.
—Después de vencer a Ronan y salvar Xandar de la destrucción, la gema del poder quedó custodiada por el Imperio Nova y los Nova Corps —continuó Vesta, ignorando a Rocket—. Es una fuente de energía que, cuando se usa a su capacidad máxima, tiene energía suficiente para destruir un planeta entero, y potencia las habilidades de quien la posea.
Nébula era la única que tenía un poco de información sobre la gema del alma, así que, aunque no parecía contenta de hacerlo, pasó al frente y dijo lo poco que sabía.
—Thanos halló la gema del alma en Vormir.
—¿Qué es Vormir? —preguntó Natasha, tomando notas en su libreta.
Astlyr descansaba la cabeza en su hombro, dormitando. No había dormido bien en tres días, pero ahora que estaba segura de que el plan funcionaría porque ella misma había probado la máquina del tiempo, finalmente su mente estaba tomando provecho de la paz que había adquirido. Ahora el sueño la consumía.
—El reino de la muerte... en el mismo centro de la existencia celestial. Es donde Thanos asesinó a mi hermana.
Todos se quedaron en silencio, mirando a Nébula con pésame. Astlyr se había despertado por completo al escuchar aquello. Se enderezó. Sabía lo que se sentía perder una hermana, al igual que Natasha.
—Yo no iré —avisó Scott, zafándose de ir a Vormir después de escuchar aquella descripción.
Astlyr ya no soportaba el cansancio, por lo que fue a tomar una larga siesta de la que no despertó hasta que Steve llamó a su puerta cuarto horas más tarde, informándole del plan. Natasha se había dado cuenta de que en cierto año, hubo tres gemas en Nueva York.
La gema del espacio, del tiempo y de la mente en Nueva York en el año 2012, la gema de la realidad en Asgard, la del poder en Morag y la del alma en Vormir.
—Seis gemas, tres equipos, una sola oportunidad —resumió Steve—. Hace cinco años, perdimos. Todos nosotros. Perdimos amigos. Perdimos familia. Perdimos una parte de nosotros mismos. Hoy tenemos una oportunidad de recuperar todo. Conocen sus equipos. Conocen sus misiones. Consigan las gemas. Tráiganlas de vuelta. Sólo un viaje de ida y vuelta. Nada de errores, nada de segundas oportunidades. Casi todos vamos a un lugar que conocemos, eso no significa que debamos saber qué esperar. Tengan cuidado. Cuídense mutuamente. Es la mayor pelea que enfrentamos... y vamos a ganar. Cueste lo que cueste. Buena suerte.
—Es muy bueno en eso —halagó Rocket, impresionado.
—¿Verdad? —coincidió Scott.
—Muy bien. Ya lo oíste. Presiona esas teclas, Wazaowski —ordenó Tony a Bruce.
—Rastreadores encendidos —avisó Bruce, antes de regresar al túnel cuántico y reunirse al círculo que habían formado entre todos, divididos en los equipos en que viajarían.
Las manos le sudaban bajo el traje, su corazón latía como el de un colibrí y la sonrisa de esperanza nadie se la podía quitar. Astlyr miró a sus costados, Steve estaba a su izquierda y Natasha a su derecha.
—Nos vemos en un minuto —dijo Natasha, con una sonrisa de nervios y emoción.
Steve le devolvió el gesto.
La máquina que habían construido comenzó a trabajar. Astlyr no entendía bien cómo funcionaba, pero no le importaba, sabía que cumpliría con su parte y los enviaría en busca de las gemas. Uno en uno, los cascos de cada traje se activaron, y el viaje comenzó.
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