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53. Primera prueba

—¿No te cansas?

Bajó el puño, envuelto en vendas blancas, y miró encima del hombro. Natasha estaba parada en el marco de la puerta con los brazos cruzados y una ceja arqueada.

Astlyr leyó las manecillas del reloj en la pared. Había pasado tres horas entrenando sin parar desde el desayuno. Físicamente, se sentía enérgica, pero su mentalidad se encontraba magullada y exhausta. Habían pasado unos días desde que se reencontró con Tony para pedirle su ayuda con la pequeña esperanza que Scott Lang había brindado.

—Biológicamente hablando, no. Sabes que no —respondió. Comenzó a desenvolver las vendas de sus manos y se secó el sudor de la frente—. El sistema me avisó que vino Bruce. ¿Qué ocurre?

Natasha se descruzó de brazos y guardó las manos en los bolsillos de su pantalón. Su cabello estaba trenzado y sus ojos expresaban una emoción distinta ese día. Astlyr aventó las vendas en la banca junto a la pared, recogió su botella de agua y le dio un gran trago, aliviando la sed, pero se detuvo en cuanto entendió lo que ocurría.

—Bruce va a ayudarnos.

—¿Bruce? ¿Puede hacerlo?

—No estamos seguros. No quiero que guardes esperanzas, pero vamos a intentarlo. Bruce ya ha creado un plan. Nos estamos preparando e instalando en el almacén.

—Iré a ducharme. Los alcanzaré en cuanto terminé.

No esperó respuesta, la evadió al salir del gimnasio y corrió a su habitación. Como dijo, tomó una ducha, se vistió, cepilló sus dientes y peinó su cabello púrpura en una coleta.

Los siguientes días, no dejó el almacén y ayudó en lo que pudo a Bruce y Natasha a instalar la maquinaria y computadoras. Steve y Scott sabían menos que Astlyr de tecnología, pero estaban creando un plan sobre lo que Lang haría al entrar al reino cuántico.

Finalmente llegó la tarde en que pudieron comenzar con las pruebas. Astlyr estaba nerviosa y emocionada. Si esto funcionaba, todos volverían. Laura, Lila, Cooper, Nathaniel, Wanda, Shuri, T'Challa, Sam... todos volverían. Especialmente Bucky.

—Bueno, aquí vamos —dijo Bruce, con su apariencia de Hulk a la que Astlyr todavía no se acostumbraba, a pesar de que no era la primera vez que lo veía—. Primera prueba de viaje en el tiempo. Scott, enciende... eh, la cosa de la camioneta.

Scott abrió las puertas dobles de la cajuela de la camioneta anaranjada. Al hacerlo, Astlyr vio que lo que parecía un extraño túnel rectangular se encendía desde los controles que manejaba Bruce, emanando unos colores brillosos con movimiento.

—Disyuntores listos —avisó Steve—. Generadores de emergencia preparados.

—Bien, porque si sobrecargamos la red no quiero perder a Chuiquitín en 1950 —dijo Bruce, señalando con una mueca a Scott.

Scott lo miró asustado. Astlyr se cubrió la boca para contener la risa.

—¿Disculpa?

—Está bromeando —le dijo Natasha, sonriendo divertida.

—Estoy bromeando —concordó Bruce.

—No digas esas cosas —siguió Natasha.

—Lo siento, sólo fue un mal chiste.

Scott pareció considerarlo, finalmente se calmó y se alejó con su casco en manos. Natasha miró a Bruce.

—Sí era un chiste, ¿verdad?

—No tengo idea —respondió Bruce, nervioso—. Estamos hablando de viajar en el tiempo. O todo aquí es un chiste o nada lo es —susurró. Levantó la mirada a Scott con una gran sonrisa y le mostró el dedo pulgar—. ¡Todo bien!

Natasha fingió una sonrisa cuando miró a Scott, intentando no asustarlo.

—Oh, por Dios —se lamentó Astlyr, frotándose las manos. Esperaba que funcionara, y esperaba que Scott no se perdiera en la nada y que saliera ileso.

—Ponte el casco —pidió Bruce—. Scott, te enviaré una semana atrás, te dejaré pasear por una hora y te traeré en diez segundos. ¿Entendido?

—No es para nada confuso —dijo Scott sarcástico, sacudiendo la preocupación con un ademán de mano.

—Buena suerte, Scott —le dijo Steve, fuerte y claro—. Tú puedes.

Astlyr le mostró una sonrisa torcida y sus pulgares arriba.

—Tienes razón. Puedo hacerlo, Capitán América...

Un fuerte ruido de succión casi la aturdió cuando Scott desapareció frente a sus ojos. Sus manos comenzaron a sudar. Se movió inquieta entre Steve y Bruce, impaciente por ver el resultado de la primera prueba.

—A la cuenta de tres —decidió Bruce, mientras movía los controles y presionada botones—. Tres, dos, uno.

Esta vez se escuchó un chirrido de eyección cuando la máquina escupió a alguien con el traje de Scott. Esa persona, extrañamente, era pequeña y el traje le quedaba grande. Se veía confundido y asustado cuando se miró.

—¿Chicos? Esto me da mala espina —dijo el adolescente.

—¿Qué es esto? —preguntó Steve.

—¿Qué está pasando? —murmuró Bruce para sí mismo.

—¿Quién es ése? —cuestionó Natasha.

—¡Creo que es Scott! —exclamó Astlyr, horrorizada.

—¡Claro que soy Scott! —respondió el niño, indignado.

De nuevo, Scott se redujo y fue succionado por la máquina, viajó por el reino cuántico y volvió a ser expulsado, pero no como debía.

—Bruce, ¿qué está pasando?

—¡Mi espalda! —se quejó Scott... como un anciano.

—Esperen un segundo —pidió Bruce—. Denme un poco de espacio.

Steve y Astlyr se apartaron y se juntaron con Natasha, dándole el suficiente espacio a Bruce para trabajar y regresar a Scott con su verdadera edad actual.

—¿Puedes hacerlo volver?

—Estoy en eso.

—¡Já! —Astlyr exclamó con una sonrisa ladead— Si no lo podemos regresar a la normalidad, menos mal que tengo experiencia con ancianos. ¿Les dije que era voluntaria en un asilo?

—¿Voy a quedarme como un viejo? —reclamó Scott.

Nadie le contestó ni alivió su miedo. Scott volvió a ser enviado por el reino cuántico, y regresó en un segundo... como un bebé.

—Es un bebé —dijo Steve.

—¡Es Scott!

—¡De bebé! —le respondió a Bruce.

—Crecerá.

—Trae a Scott de vuelta.

—¡Oh! ¡Pero mira esos cachetes! —protestó Astlyr con un puchero— Steve, ¿puedo quedármelo?

—Absolutamente no.

—¡Apágalo cuando te diga! —le pidió Bruce a Natasha.

—Dios mío —se quejó, caminando de prisa hacia la máquina de energía, y tiró de la palanca hacia la derecha cuando Bruce le dijo, justo después de presionar unos botones más y devolver a Scott en sus treinta y tantos.

—Alguien se mojó en mis pantalones... Pero no sé si fue mi yo-bebé o mi yo-anciano... O sólo mi yo-yo.

—¡Viaje en el tiempo! —celebró Bruce con los brazos extendidos.

Natasha, Steve y Astlyr lo miraron mal, mientras Scott aún se recuperaba mentalmente de todo lo ocurrido.

—¿Qué? Veo esto como un auténtico triunfo.

—Bruce, ¡convertimos a Scott en un bebé! —le recordó Astlyr. Por el rabillo del ojo, captó a Steve alejarse y salir del almacén con las manos en la cadera y la cabeza gacha— Scott, ¿cómo te sientes?

—Mareado —admitió.

—Te traeré agua y unas galletas antes de la segunda prueba. Deberías, eh —señaló con un dedo hacia los pantalones del traje—... cambiarte.

—Espera. ¿Segunda prueba? —jadeó, dejándose caer sentado sobre una silla cercana.

Astlyr no respondió, tomó la forma de una paloma blanca y salió por uno de los ventanales abiertos. Aterrizó en la entrada del edificio principal, donde ella y Natasha vivían y controlaban el Centro de los Nuevos Vengadores. Entró a la cocina y tomó un paquete de galletas de granola y una botella con agua fría. Scott necesitaba calmarse, pero tampoco quería llenarle el estómago y que se vomitara en la siguiente prueba. Decidió llevar unas botellas más por si a Natasha, a Bruce y a Steve les daba sed.

Regresó al almacén a pie, cargando con las botellas y las galletas, concentrándose en lo que podría ocurrir en el segundo intento. No iba a perder esperanza. Esto era todo nuevo y un experimento hasta que pudieran lograrlo. Tomaría tiempo, sabía que, sin Tony, esto sería difícil y desastroso, pero no iba a rendirse.

Al volver al almacén, dejó las botellas de agua lejos del área de trabajo de Bruce y le tendió a Scott el paquete de galletas, quien ya se había puesto un nuevo traje y se veía más tranquilo. En el momento en que estuvo por preguntarle a Bruce cuándo probarían de nuevo, las puertas principales se abrieron y Steve entró... con Tony siguiéndolo.

Natasha y Astlyr se acercaron con cautela, inseguras sobre qué estaría haciendo Tony ahí. ¿Iba a ayudarlos o sólo a ver lo mal que lo estaban haciendo? ¿Vendría a decirles que lo había intentado también y había fallado?

Sus dudas se desvanecieron cuando Steve les dirigió una media sonrisa. Tony estaba para ayudarlos. Astlyr perdió el intento de mantener al margen sus esperanzas y su rostro se rompió en una gran sonrisa antes de lanzarse a los brazos de Tony y estrujarlo.

—No podías mantenerte fuera de la acción, eh —se burló, rompiendo el abrazo para mirarlo.

Tony parecía arrepentido cuando se quitó las gafas y la miró a los ojos.

—Lamento todo lo ocurrido, copito —murmuró, inaudible para Steve y Natasha, que estaban más cerca que Bruce y Scott. Astlyr sólo negó con la cabeza, diciendo que todo estaba bien—. Espero que esto lo compense.

Astlyr dio un paso atrás y bajó la mirada a sus manos. Sostenía su viejo látigo láser, el que le habían confiscado en Alemania en su arresto por proteger y ayudar a Bucky, y que Stark había creado para ella.

—Gracias, hojalata.

Con ese látigo y el que Shuri le había construido, tendría dos grandes armas en su poder. Practicaría y entrenaría más duro para poder manejar ambos instrumentos a la vez.

—Tony lo resolvió —avisó Steve, haciendo que todos lo miraran—. Ahora tenemos que reunir al equipo.

Natasha sonrió.

—Podemos encargarnos de eso. ¿Astlyr?

Ella asintió.

—Llamaré al Consejo.

Carol Danvers y M'Bwana Bankolé no pudieron responder la llamada, pero Vesta y Rhodey atendieron rápido. Escucharon la nueva actualización y el plan creado para recuperar las gemas y traer a los desaparecidos de vuelta. Esta vez, sintió que sus ilusiones no eran falsas ni delicadas. El plan era algo sólido ahora. Tony tenía resuelto el asunto del viaje en el tiempo por el reino cuántico. La base del plan estaba completa, sólo necesitaban afinar los detalles.

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