25. Vibranio
—¿James?
Bucky se levantó de la cama al oír su voz y sonrió. Astlyr había entrado ya al apartamento, tan silenciosamente que no la había escuchado. ¿Tan hundido había estado en sus pensamientos?
Estaba parada frente a la ventana, que había dejado abierta para ella. Aún traía ese traje anaranjado, luciendo bonita y sexy. Se le borró la sonrisa cuando se dio cuenta de que parecía cansada y derrotada.
—¿Qué ocurre? —le preguntó, sentado en el borde de la cama.
Ella quiso dar un paso hacia él, pero se tambaleó y se agarró al alféizar de la ventana. Bucky se levantó de la cama y se acercó a agarrarla de la mano para ayudarla a mantenerse estable.
— Dime que estás sobria.
Ella cambió su expresión triste por una tierna y alegre.
—Estoy sobria —dijo entre risitas, poco convincente. Su aliento a alcohol confirmó sus sospechas—. Bueno, soy moderadamente funcional.
—Tomaré eso como un no.
La tomó por la cintura y le ayudó a llegar hasta la cama sin tropezar o caerse. Astlyr cayó sentada en el borde de la cama y se recargó hacia atrás, apoyando sus manos en el colchón.
—¿Qué bebiste?
—Es una historia graciosa. Te contaré —comenzó, con una sonrisa ladina—. Después de que levanté el martillo, apareció un robot llamado Ultrón, que quiere destruirnos. A nosotros, los Vengadores, el equipo maravilla, los héroes más...
—Sé quiénes son —la interrumpió con los ojos en blanco
Por un momento, Astlyr vio borroso y parpadeó varias veces. Bucky no lo tomó como una buena señal. La obligó con cuidado a recostarse y ella no se negó, sonriendo ante la agradable sensación de la almohada bajo su cabeza. Su voz sonó somnolienta.
—Luego del amenazante discurso de Ultrón, lo hice pedacitos con el Mjölnir. Por mi culpa perdimos el cetro de Loki. Me sentía un poco mal por eso. En mi fiesta para celebrar mi unión de los Vengadores, dejé que un robot se llevara lo que estuvimos buscando por meses. Estaba estresada, así que antes de venirme me tomé todo el vaso que Thor me había servido. El alcohol a mí no me afecta, porque mis células se regeneran muy jodidamente rápido. Creí que no me afectaría, pero es un alcohol de Asgarda, así que tal vez me haya logrado afecta un poco. Y luego me vine aquí contigo, min soldat. Squish, squash.
Bucky la miró con las cejas alzadas, un poco aturdido por la gran cantidad de extraña y confusa información. ¿Un robot asesino los había atacado a mitad de su fiesta? Quiso decirle algo, pero ella le apretó las mejillas con las palmas de sus manos e hizo un puchero con sus labios todavía pintados de rosa. Se le quedó mirando a los ojos.
—Adoro tus ojos, soldat. Me recuerdan al pequeño estanque que tenía en el jardín de mi casa en Oslo. Era taaaaan azul como tus ojos.
Sonrió divertido. Astlyr estando ebria era todavía más graciosa que sobria, e incluso más tierna.
—Excepto cuando se llenaba de ranas. Ahí el agua se hacía verde y se llenaba de bichos. ¡Plagh!
La sonrisa de Bucky se esfumó. Se quitó las manos de Astlyr de su cara y las bajó al colchón, evitando que tratara de levantarse.
—De acuerdo, mejor duérmete.
—Tú duérmete —contestó con un puchero—. James, estás... borroso.
—Sí, lo sé. Se te pasará mañana cuando... ¿Por qué me miras así?
Ella se mordió el labio inferior con una mirada soñadora.
—Haces cosas en mí, James.
Él frunció el ceño, pensando que la estaba hiriendo, y soltó sus manos.
—¿De qué hablas?
—Me alborota las hormonas —confesó, admirándolo como si fuera una famosa pintura—. Cada vez que te miro, quiero hacer cosas contigo. Cosas sucias, ¿entiendes? Como... Lamerte desde el cuello hasta tu abdomen. Dios, amo tu abdomen. ¿Te lo había dicho? Apuesto a que podría lavar mi ropa interior en él. ¡Hey, te estás sonrojando! ¿Te puedo contar un secreto? Cada vez que hago que te sonrojes... me dan ganas de sentarme en tu rostro de guerrero romano.
No pudo evitar sonrojarse más. Se rió entre dientes, divertido con su actitud ebria. Ella nunca le diría algo así estando sobria. Al parecer, sí lo pensaba, pero no lo decía. A veces era coqueta, pero jamás le decía cosas tan sucias y atrevidas.
No iba a negar que sus ideas sonaban muy tentadoras, y se sintió halagado de que ella pensara todo eso sobre él. Sin embargo, Bucky jamás haría nada con ella borracha y virgen. Aunque se le insinuara ahora, mañana podría arrepentirse. Él respetaba su pureza tanto como ella lo hacía.
Astlyr cerró los ojos cuando él le acarició suavemente la mejilla con sus nudillos. Se relajó, y el traje anaranjado fue reemplazado por un conjunto de ropa más cómoda para dormir. Siguió mimándola con tiernas caricias hasta que su respiración le indicó que estaba dormida. Se recostó junto a ella y rápidamente se quedó dormido. Cuando ella estaba con él, dormir le resultaba menor atemorizante.
o
—James, ¿puedes apagar mi celular? —suplicó con voz ronca y adormilada, sin poder moverse un centímetro. Mantuvo sus ojos cerrados y trató inútilmente de callar su teléfono con la mente— ¡Por favor!
—¿Segura? Es una llamada de Clint, y tienes varios mensajes de Natasha, pidiéndote que vayas a la Torre.
—Sólo respóndele a Nat que estoy en camino.
Un momento después, Bucky dijo:
—Hecho.
—Ahora déjame dormir —rogó, dándose vuelta sobre la cama—. Creo que sigo borracha.
—Yo creo que sólo tienes resaca y estás fingiendo para dormir más.
—Tal vez...
Bucky sólo rodó los ojos y siguió preparando el desayuno. Los sentidos de Astlyr, por más que trató de volver a dormirse, se agudizaron. El aroma a avena con chocolate golpeó su nariz. Los recuerdos de la noche anterior le llegaron de golpe.
—Oh, no —se quejó con un puchero—. Maldito seas, Stark.
—¿Qué hizo?
Se estiró sobre la cama y bostezó. Se quitó las sábanas de las piernas y se sentó sobre el colchón, tallándose los ojos.
—Bueno, él y Banner crearon un robot asesino que planea matarnos a todos. Más o menos, tal vez haya más detalles ahora de los que aún no me entero.
Bucky la miró confundido, lejos de entender qué era lo que le decía. ¿Aún estaba borracha?
—¿Qué?
—Stark y Banner estaban desarrollando un arma para proteger a la Tierra de otros invasores del espacio exterior. Algo salió mal y el robot se volvió contra nosotros. Se escapó con el cetro de Loki y ahora debemos encontrarlo y detenerlo —resumió superficialmente.
—¿Eso quiere decir que tendrás que irte de nuevo?
Astlyr lo miró y asintió con tristeza al percibir el timbre de decepción en su voz. Suspiró y caminó hacia él. Se puso de puntas a su lado y depositó un suave beso en su mejilla. Bucky no se apartó.
—Yo tampoco quiero irme, soldat, pero el deber llama —dijo más para sí misma que para él.
No quería dejarlo otra vez, pero no tenía mucha opción. Ahora era una vengadora, y tenía una responsabilidad más grande que ella misma. Se metió al baño para empezar a arreglarse, pero antes de siquiera abrir la llave de la ducha, se asomó por el umbral de la puerta con los ojos entrecerrados. Se había dado cuenta de que no recordaba nada después de entrar al apartamento y encontrar a Bucky acostado sobre la cama, mirando el techo en silencio.
—¿James?
Bucky levantó la mirada de la mesa, donde estaba acomodando la mesa para desayunar.
—¿Sí?
—Dime que anoche no dije tantas estupideces.
Él se contuvo de sonreír. Prefería quedarse con el recuerdo de ese momento para él solo. Sería un secreto que con gusto guardaría. Astlyr no tenía que enterarse de todas las cosas sucias que anoche le había confesado que quería hacerle y que pensaba sobre él.
—Sólo las de siempre.
Ella sonrió aliviada.
—¡Uf! ¡Menos mal!
Quince minutos después, Astlyr salió del baño. Olía al jabón de cerezas y su champú de coco y almendras. Se había peinado con una larga trenza que le llegaba hasta la curva de su trasero, y se había vestido con veraniego vestido azul y tenis blancos. Se sentó a desayunar con prisa y corrió a lavarse los dientes.
—Regresaré en cuanto todo esto termine. Estaré en contacto —le dijo, agitando su celular para hacer énfasis, pero él no dejó su expresión de fastidio por tener que verla irse tan pronto—. Estaré bien, soldat. Lo prometo. Volveré antes de que me extrañes.
—Mantente a salvo, ¿de acuerdo? No te hagas la valiente para terminar haciendo algo estúpido que podría matarte.
Astlyr asintió con la cabeza y le dio un tierno beso en los labios. Al separarse, le acarició la barba con el dedo pulgar, lo miró a los ojos y le sonrió con cariño.
—Y tú recuerda ser precavido cuando salgas. Steve tiene a Sam buscándote como sabueso.
o
—¿Y esto?
—Un mensaje —explicó Steve.
Astlyr se pegó más a Thor para alcanzar ver lo que Steve le estaba mostrando en la tableta. Era una fotografía del cadáver de Strucker, recargado sobre una pared que tenía palabra "Paz" pintada con sangre.
—¿Ultrón mató a Strucker? —preguntó Astlyr, confundida. Había tenido la teoría de que unirían fuerzas.
—E hizo la gran Banksy en la escena del crimen para nosotros —añadió Tony, pasando por un lado.
—Es una pantalla de humo —habló Natasha. Miró a Steve y luego a todos de uno en uno, cuando la miraron sin entender—. ¿Por qué enviar tu mensaje si ya diste tu discurso?
—Buen punto —comentó Astlyr, asintiendo.
—Strucker sabía algo que Ultrón no quiere que veamos —supuso Steve.
—Tal vez podamos encontrar eso que no quiere que sepamos en los archivos de Strucker, los que robamos de la última instalación que destruimos —sugirió Astlyr.
Entonces, la computadora hizo un sonido ligero y agudo, notificando algo. La pantalla tenía un aviso que decía "Archivo eliminado, no se encuentra". Astlyr formó una mueca con la boca.
—Borraron lo que teníamos sobre Strucker —avisó Natasha.
—Puede que no todo —consideró Astlyr, ganándose las miradas curiosas de los Vengadores—. ¿Todavía tenemos los archivos en físico?
Seguro encontrarían algo útil en los archivos en cajas que habían robado de las instalaciones. A los pocos minutos, todos tenían al menos una caja entre manos y revisaban los datos de los archivos.
—Socios conocidos.
—Strucker tenía muchos amigos —comentó Bruce.
—Y todas personas horribles —agregó Tony—. Aguarda —lo detuvo, mirando la hoja que Bruce sostenía sin interés—. Conozco a este tipo —admitió, revisando el historial que tomó de las manos de Banner—. Lo conocí hace tiempo. Trabaja en la costa africana. El mercado negro de armas —recordó. Astlyr y Steve arquearon las cejas al mismo tiempo y lo miraron con severidad—. En las convenciones conoces gente. No me miren así. No le vendí nada —aclaró, ofendido por las silenciosas acusaciones—. Hablaba de hallar algo nuevo, algo revolucionario. Era como Ahab.
—¿Y esto? —preguntó Astlyr, señalando la marca en el cuello que tenía el sujeto de la fotografía.
—¿El tatuaje? Creo que no lo tenía —respondió Tony.
Thor se acercó a mirar lo que Astlyr señalaba y la miró, comprendiendo de lo que hablaba.
—No, esos son tatuajes. Ella tiene razón. Es una marca.
—No me parece familiar. No es noruego, al menos —informó Astlyr—. ¿La reconoces? —consultó a Thor, quien negó con la cabeza.
Definitivamente no era una palabra en noruego, ni una runa nórdica o asgardiana.
—¿No dijiste que hablas todos los idiomas, copito? ¿No puedes descifrar qué significa? —sugirió Tony, confuso.
—Tú lo has dicho: los hablo. No puedo leerlos ni escribirlos —aclaró.
Banner se acercó para tomar la fotografía y buscar la marca en su computadora. Tardó un poco en hallarla, pero finalmente dio con ella.
—Es una palabra de un dialecto africano que significa "ladrón" con una palabra menos amigable —explicó Bruce.
—¿Qué dialecto?
—Wakanada. Waka... Wakanda —logró formular.
Steve y Tony intercambiaron miradas, algo que nadie pasó por alto.
—Si el tipo salió de Wakanda con mercancía...
—Creí que tu padre había tomado todo.
Ambos intentaban llegar a una conclusión con información que los demás no tenían. Nadie comprendía de qué hablaban.
—No entiendo —dijo Bruce, frunciendo el ceño—. ¿Qué sale de Wakanda?
—El metal más resistente en el mundo —respondió Tony.
Steve se hizo a un lado para dejarles ver su escudo, que estaba sobre el suelo y a espaldas de él. El escudo estaba hecho de vibranio. Ultrón quería vibranio, y lo conseguiría con Ulyses Klaw.
—¿Y dónde hallaremos a este ladrón? —cuestionó Astlyr, enarcando una de sus cejas.
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