22. HYDRA
Astlyr se asomó por la ventana del departamento, pero no vio a Bucky. La ventana estaba cerrada y él no estaba ahí para abrirle, así que descendió hasta la entrada del edificio y volvió a su persona. Sacó las llaves del apartamento del bolsillo de su chaqueta y abrió la puerta.
Miró a su alrededor, pero no lo encontró ni a él ni una pista de dónde podría haber ido. Sacó su celular y le envió un mensaje; él no tardó en responderle.
Se dirigió a la nevera para sacar comida y prepararla, pero no encontró nada útil: sólo un cartón de jugo medio vacío. Revisó la alacena y formó una mueca al ver comida enlatada. Dejar a Bucky solo por tanto tiempo... ¿En qué diablos estaba pensando?
Obviamente había devorado todo y no había comprado nada nuevo. Ahora que estaba entrenaba, comía como un troglodita. Astlyr no se quedaba atrás. Entre los arduos entrenamientos de Natasha y de Bucky... terminaba gastando más en alimentos que en renta. Valía la pena, sin embargo. Estaba aprendiendo de dos maestros asesinos, cada uno con diferentes técnicas y movimientos.
Sacó toda la comida enlatada e hizo lo que pudo para preparar algo decente. Puso un poco de música de su celular para acompañarse, haciendo sonar Brandy You're a Fine Girl de Looking Glass, y cantándola con ganas. Estaba tan concentrada, que no se dio cuenta de que Bucky ya había entrado al apartamento.
Él la miró con una sonrisa en su rostro. Habían pasado semanas desde la última vez que la vio. Estuvo de país en país, destruyendo bases de HYDRA y buscando el cetro mágico de un dios nórdico.
Sólo podía comunicarse con ella por llamadas y mensajes, pero odiaba eso. Nada era como tenerla presente, y eso lo ponía de malas constantemente. Estaba tan acostumbrado a tenerla para él solo, que dejar de verla tan abruptamente por tanto tiempo había sido un golpe duro. Desacostumbrarse a ella era difícil, y no extrañarla era imposible.
Astlyr estuvo por voltearse para soltar un golpe cuando sintió una presencia tan cerca de ella, pero se detuvo cuando una mano de metal acunó su cadera. Sonrió tontamente cuando sintió un beso sobre su cabello.
—Te extrañé.
Astlyr agrandó su sonrisa, agradecida de estar de espaldas. Así no podía ver que se estaba sonrojando.
—Lo sé —se jactó, en tono de picardía.
Bucky rodó los ojos, pero sonrió. También había extrañado sus respuestas egocéntricas. Astlyr dejó la comida para encararlo, y se llevó una grata sorpresa al mirarlo de pies a cabeza. Bucky sonrió divertido ante la mirada lasciva que ella no tuvo vergüenza de dirigirle.
—Te dejo un mes y te hinchas a morir, soldat. ¿Intentas impresionarme? ¡Porque lo estás logrando!
Recorrió con la mirada sus pectorales, hombros, brazos y abdomen. Pudo sentir sus hormonas pidiendo auxilio. Bucky estaba sudado, con el cabello revuelto y su cuerpo todavía mejor que como lo recordaba hace un mes. Ya tenía algunos meses desde su primer beso juntos, pero las cosas nunca subían de tono. Se tenían confianza, sí, pero ¿intimidad? Astlyr era virgen y Bucky no había tenido nada con nadie desde los años 40.
—Será mejor que te duches y te cambies, antes de que te salte encima. Yo me encargo de la comida —organizó, casi balbuceando.
Astlyr, ahora de veintitrés años, aún era muy joven. Su cuerpo estaba desesperado, era normal. Incluso había empezado a tener sueños húmedos con él. Pero tenía que controlarse, necesitaba hacerlo, debía calmarse.
No quería presionar la relación. Aún no estaban listos para dar ese paso, ¿o sí? Astlyr no lo sabía. No tenía experiencia con las relaciones amorosas. Sabía cómo batir sus pestañas para distraer a cualquier hombre, pero ¿una relación formal? Ella nunca había tenido una.
—Anda, ve —casi le suplicó, dándole un empujón. Si lo seguía mirando, le arrancaría la ropa.
Bucky cedió. Se dio vuelta y dio un par de pasos para salir de la cocina y dirigirse al baño, pero se detuvo de repente. Astlyr frunció el ceño, confundida, pero se quedó muda cuando él volvió abruptamente para acunarle las mejillas entre ambas manos y atraerla en un beso profundo.
Ella le correspondió al instante, sintiendo que se derretía en sus brazos. ¡Había pasado casi un mes sin sentir su boca! Qué más daba la comida, eso podía esperar.
Se sentía mareada por las olas de sensaciones. Buscando agarrarse de algo, apoyó las manos sobre su abdomen y gimió cuando sintió sus cuadros marcados sobre su playera. Quería sentirlos con su piel, así que deslizó las manos bajó su ropa y sus dedos se deslizaron fácilmente por el sudor en su piel.
Bucky casi tembló por sus caricias, y abrió la boca para profundizar el beso. Ella lo imitó, y él sonrió ante ello. Astlyr respondía inmediatamente a su tacto, y eso lo enloquecía. Bajó las manos a sus caderas, la presionó contra él y la sentó sobre la barra con sus piernas abrazándole el torso. Astlyr jadeó sorprendida por el movimiento y rompió el beso. Por un momento, temió haber sido demasiado brusco, pero ella sólo dijo:
—La cama es más cómoda, soldat.
Ni siquiera lo pensó antes de obedecer y acostarla sobre el colchón. Se subió sobre ella y volvió a besarla con voracidad. Gimió por lo bajo cuando ella le mordió el labio inferior y recorrió las manos desesperadamente por sus hombros, hasta enterrarlas en su largo cabello negro.
Astlyr sentía que estaba ardiendo, sus entrañas quemaban de necesidad y su vientre se estaba haciendo un núcleo de necesidad. La sorprendía lo bien que su cuerpo respondía al taco de Bucky. Sabía que, si no quería terminar de perder el control, tenía que parar.
Creyó que tendría que decirle que era momento de detenerse, pero él no bajó las caricias de su cintura y no alejó la boca de la suya. Él sabía que no estaba lista, y él nunca trató de disuadirla. Sólo estaban recuperando el tiempo perdido de un mes.
—¡Hubieras visto! Le hice así con el látigo, se enredó en su cuello y lo dejé electrocutado hasta que cayó como estatua. Todavía temblaba como pez fuera del agua cuando nos fuimos —explicó Astlyr sonriente—. Atropellé a más agentes de los que puedo contar con la mano, y también pateé a un mejorado. Era rápido, pero no me vio venir —dijo divertida, sólo ella entendiendo el chiste.
—Así que pateaste algunos traseros.
—¿Algunos? —bufó, ofendida— ¡Muchísimos! No tanto como Hulk o Thor, pero sí bastantes. Me siento satisfecha, y feliz. HYDRA está oficialmente en el pasado —sentenció, sacudiéndose las manos como si las estuviera limpiando.
Bucky detuvo las caricias que le estaba dando al dorso de su mano, volteó la cara y la miró impresionado. Astlyr se dio cuenta de su reacción y giró la cara también, con una sonrisa orgullosa.
—Quieres decir que... ¿Ya no...?
—Quería decírtelo en persona, por eso no dije nada en los mensajes. Eres libre, James. Hace unas horas que destruimos la última base de HYDRA. Conseguí tu libertad y vengué a mi familia. Sé que esto no las traerá de vuelta, pero sí me siento más tranquila sabiendo que nadie nunca sufrirá lo mismo que ellas o que tú. Y saber que eres libre —bisbiseó, mirándolo a los ojos y acariciando su barbilla—... hace que la victoria sea todavía mejor.
Bucky le sonrió de una forma tan sincera que le removió el corazón. Pero poco a poco su sonrisa fue desapareciendo, y el ánimo de ella disminuyó. Cuando lo vio mirar hacia abajo, supo de qué se trataba.
—Astlyr, gracias por todo... —murmuró.
—¿Pero...?
—Pero... Yo sólo... no siento que lo merezca.
Astlyr se removió, quedando con el estómago sobre el colchón, y se subió un poco sobre el torso de Bucky para mirarlo cara a cara. Acarició un mechón de su cabello y lo hizo mirarla a los ojos.
—¿Sabes que rompes mi corazón cada vez que dices que no mereces algo? Me duele que no puedas ver en ti todo lo que veo yo. Eres importante para mí. Formas parte de mi vida, y no voy a dejar que nada te pase, creas merecerlo o no. ¿Crees que si no valieras la pena, estaría aquí contigo, dándote todo de mí?
Bucky intentó sonreír, pero no pudo. No estaba muy convencido de ello. Había hecho tanto mal al mundo que realmente no creía merecer ayuda o apoyo. Sabía que merecía estar solo. Pero ahí estaba ella, ayudándolo a toda costa, arriesgándose por él, sabiendo bien todo lo que él había hecho en su pasado. Era un desastre y cargaba con una larga lista de pecados imperdonables. Y sin embargo, algo en el fondo le decía que si Astlyr, una chica tan hermosa, dulce y pura, lo quería... tal vez todavía había algo bueno en él, algo que valía la pena salvar.
Astlyr casi pudo imaginarse lo que estaba pensando, así que decidió cambiar el tema. No quería escucharlo decir que no merecía que algo bueno le pasara, porque no era verdad.
—El equipo cree que estoy saliendo con alguien —comentó.
Bucky volvió de sus pensamientos y la miró con una ceja alzada.
—¿Y lo estás?
—Sí —afirmó con una pequeña sonrisa—. Les dije que estoy con un cyborg americano de noventa años que huye de la ley —añadió con sarcasmo. Bucky sonrió—. Sé que esperan que lo lleve a la fiesta.
—¿Cuál fiesta?
—Tony organizó una fiesta para celebrar que oficialmente pasé mi periodo de aprendiz y soy una vengadora. Será como mi bienvenida al equipo, y para mañana estará en todas las noticias —explicó. Su expresión cambió por una desanimada—. Me gustaría que pudieras acompañarme.
Bucky asintió, estando de acuerdo. A él también le gustaría escoltarla a su fiesta. En realidad, a él le gustaría ir con ella a cualquier lado.
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