Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

17

Nabi.

Caminaba de un lado a otro sin descanso, intentando aplacar mi ansiedad, pero sin éxito alguno. Ciertas partes de mis dedos cercanas a mis uñas ya habían comenzado a sangrar de tanto morderme la piel y me estaba sintiendo exhausta a causa de todos los pensamientos que estaban batallando dentro de mi cabeza.

¿Qué era lo que me debía dar Hyuno? ¿Quizá necesitaba decirme que ya no quería intentar nada conmigo? ¿Que se había arrepentido de su decisión?

Era poco posible, a causa del «te quiero» que me envió, pero los hombres son tan impredecibles e indecisos que no me sorprendería que ocurriera alguno de los fatales escenarios que estaba imaginando.

Cerré los ojos y tomé asiento en el sillón, hundiéndome en él, sintiéndome pequeña y frágil, con la necesidad de sentir los brazos de Hyuno contra mi cuerpo, pero estaba sola y temía que mi nueva incipiente relación se fuera a la basura.

Disfrutaba mucho darle mi tiempo al pelinegro y, si se iba, me dejaría un vacío muy difícil de volver a llenar con rapidez.

Pensé en escribirle, en decirle que mejor conversáramos por mensajes y así evitar algún malentendido o que mi corazón se dañara, pero aquella idea se desvaneció de mis manos al oír que alguien tocó la puerta de mi departamento.

Me incorporé y me observé por última vez en el espejo del pasillo, cuidando que mi cabello no estuviera tan despeinado como siempre, y me dirigí a abrir la entrada, con el monstruo de mis nervios comiéndome por completo la piel.

Lo primero que cruzó mi mente al observarlo bajo el umbral de la puerta fue lo guapo que se veía con aquel suéter café y los pantalones de tela negros, resaltando su figura y haciendo que se viera más alto de lo normal. Me sentí cohibida y creí que quizá mi tenida no había sido la adecuada para la ocasión al no poder ser comparada a la de él, pero mi inseguridad se escabulló de inmediato al escuchar su voz.

—Estás preciosa.

Mi estómago se revolvió y mis piernas se sintieron torpes. Como pude musité un suave «hola» y dejé que entrara, mucho más nerviosa que antes, deslizándome lentamente a la locura al no lograr controlar las emociones que me inundaban de súbito, de pies a cabeza, sin permitirme procesar que nuevamente estábamos juntos, habitando el mismo espacio en aquel momento.

—¿Qué quieres para cenar? Yo invito —caminó por la sala principal y se sentó en el espacio del sillón que antes yo había ocupado, dejando caer todo su peso de golpe—. ¿Estaría bien una pizza y pollo frito? Hace mucho que no como pollo frito —sonrió.

—Pizza y pollo frito suena excelente —respondí, acercándome a él y tomé asiento a su lado.

Cuando sentí su pierna rozar contra la mía, comprendí que ya había perdido la batalla contra mis impulsos y comencé a desear que me acariciara y que me volviera a besar, perdiendo la cabeza.

Me apoyé en su hombro y con anhelo esperé a que leyera mi mente. Me sentí cómoda cuando su brazo se acopló detrás de mi cuello, atrayéndome más a él. Su delicioso perfume nubló mi raciocinio y deseé besarlo con vehemencia. Humedecí mis labios y suspiré, logrando atraer su atención hacia mí.

—¿Todo bien? —preguntó con voz queda y se sintió como un ronroneo.

—Sí, sólo estoy un poco ansiosa, no se me ocurre lo que podrías darme.

Rio y se me erizó la piel de la nuca. Alzó mi rostro tomándome del mentón y mis pulmones dejaron de recibir aire al sentir su respiración entrelazándose con la mía, se acercó un poco más y sus labios hicieron contacto con los míos, produciéndome un alivio instantáneo al silenciar por un momento mis deseos más arcaicos.

El beso fue breve, pero me trajo calma y mis hombros se lograron destensar. Se separó dándome cortos besos en mis mejillas y mi nariz y sonreí ante su gesto; era tan dulce que podría morir a causa de diabetes.

—No es nada malo, Nabi, lo prometo —dijo y comprendí que era una tontería creer que un ser tan adorable como él podría causarme daño alguno—. Te lo daré después de comer, ¿sí?

Asentí con la cabeza y se volvió a alejar, sin soltar su agarre por mis hombros. Sacó su móvil de uno de sus bolsillos y no pude ignorar la foto que tenía de fondo de pantalla, en donde aparecía Hyuno junto a otro muchacho con rasgos gentiles y mirada serena.

—¿Es tu amigo? —inquirí, a pesar de que la respuesta era un poco obvia.

—Es mi mejor amigo —aclaró mientras se dirigía a la aplicación de pedidos de comida y la imagen desaparecía de mi visión—. Algún día lo conocerás, si te parece bien.

Asentí nuevamente contra su hombro, sin ganas de hablar, y cerré los ojos, deseando sentirlo aún más cerca de lo que ya estaba, pensando en lo lejano que lo percibía, aunque lo tenía permanentemente contra mi piel.

Luego de unos minutos, sentí que Hyuno dejaba de lado su celular y llevó su mano libre a mi cabello, el que peinó con esmero y delicadeza, haciéndome sentir levemente somnolienta y relajada. Volví a observarlo y se me encogió el corazón al notar que me estaba mirando con una sonrisa en sus labios, alcé mi rostro y lo ladeé, intentando escudriñar lo que sus ojos me intentaban decir.

—La comida llegará en treinta minutos —me soltó y creí que quizá se había aburrido de estar abrazándome, pero al volver a sentir sus manos en mi cintura, alzándome con facilidad, descarté por completo esa opción—. ¿Puedo besarte hasta que toquen la puerta? No tengo mucho tiempo y después de comer ya deberé irme.

Me congelé totalmente al quedar justo sobre su regazo, con sus manos aún aferradas a mi cuerpo. Dejé mis palmas sobre sus hombros y con cuidado me acerqué más a su rostro, nuevamente con el fuego incipiente en mi interior, incitándome a querer atrapar sus labios contra los míos otra vez.

Ya me estaba sintiendo desesperada y probablemente no me cansaría nunca de estar junto a él.

Me detuve a escasos centímetros de su boca y sonreí al ver que él ya había cerrado sus ojos, esperando el contacto que aún no había llegado, que yo había aletargado.

—¿Podré saber en algún momento por qué nunca tienes mucho tiempo? —me desvié hacia su cuello y lo mordí con suavidad, contenta por lograr que un suspiro se escapara de sus labios.

Asintió, sin mirarme aún, con sus mejillas levemente rojas y con su respiración cada vez más irregular.

—Más pronto de lo que crees, Nabi.

Y eso fue lo único que dijo antes de volver a besarme con agresividad y deseo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro