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Parte única

La figura delineada por los rayos del sol que entraban por la ventana de la habitación mantenía a Hoseok despierto desde que amanecía. Veía a Becky cada vez más hermosa y el tenerla acostada cada noche a su lado hacía la tarea de aguantarse las ganas de abrazarla y besarla algo imposible.

A pesar de que llevaban algunos meses casados, debido a cómo se había originado toda su relación, ambos se sentían nerviosos de dar algún paso en falso que pudiese hacer que ese lazo tan extraño que tenían se rompiera.

Sí, solían besarse; se daban pequeños y delicados besos que no pasaban de eso. Ambos eran como dos compañeros de cuarto muy cariñosos... pero nada más. A los dos les gustaba la sensación de tratarse como novios de secundaria, de esos primeros amores con los que recién se experimenta todo lo que tiene que ver con el romance, y que cada caricia o mirada lleva al cielo, pero se tiene miedo de dar un paso más allá, para no arruinar la magia.

La diferencia era que Becky y Hoseok no eran adolescentes y no era su primera vez en nada relacionado con el amor, pero de todas formas tenían miedo de que esa su burbuja de ternura y cosas lindas se reventara fácilmente.

Su trabajo en el café iba cada vez mejor, porque ambos se complementaban tan bien que hacían que las recetas surgieran de forma casi mágica cuando experimentaban con los ingredientes. Ya habían sacado más de tres clases de pastelillos y panqueques que los clientes adoraban, y su creatividad parecía no tener límites en la cocina.

Al terminar su turno, salían tímidamente de la cocina, se tomaban de la mano y caminaban tranquilamente hacia el departamento de Hobi, que ahora compartían. Disfrutaban demasiado ese paseo sin prisas, con buen clima casi siempre y el amor rodeándolos en armonía.

De todas formas, la sangre latina y apasionada de Becky hacía que sus instintos buscaran algo más que abrazos y besos de ese chico que la tenía tan embelesada, que la había salvado de tantas maneras y por quien empezaba a sentir más que sólo cariño. Sin embargo, no quería decírselo... no quería que él pensara que ella sólo buscaba eso en él, no quería que él pensara mal de ella, pero hubo muchas ocasiones donde Becky sentía la necesidad de arrancarle la ropa de un tirón y empujarlo a la cama para que él supiera como ama una latina. Lo veía tan tierno, tan alegre, tan alejado de ese mundo de lujuria y perdición que es el sexo, que ella no quería "corromperlo", por eso jamás se lo decía o demostraba.

Sus días pasaban en ese mundo tan tierno de flores, chocolates y abrazos, pero ambos temían que pronto se acabaría de alguna manera. Y eso pasó demasiado pronto.

---

Una semana luego de que Becky recibiera la buena noticia de que era legalmente una ciudadana coreana, gracias a su matrimonio con Hobi, en vez de que eso se convirtiera en un motivo de celebración y la uniera aún más a él, empezó a sentirlo algo alejado. No entendía bien qué era lo que pasaba con Hoseok, pero, aunque seguían regalándose besitos y regresando a casa tomados de la mano, Becky sabía que algo había cambiado.

La sonrisa tan iluminada y toda la energía que emanaba del ser brillante que era Hoseok no estaban ahí. Becky no quería pensar que ella era la causante de ese cambio, no quería ser pesimista, pero no podía evitar pensarlo cada que él rehuía su mirada o no le contestaba algo que ella le decía. Tal vez el trabajo lo tenía así, eso quiso pensar y no mortificarse con ideas que acallaban su paz interior y todo lo lindo que significaba esa relación para ella.

-Por fin puedo caminar por las calles sin miedo a que me lleven presa o me deporten – Becky sonrió una vez más durante el desayuno de ese sábado que tenían libre ambos.

Hobi sólo le devolvió la sonrisa un poco apagada.

-Me alegro mucho –le dijo volviendo su vista a su plato de tostadas con mantequilla.

-No... no lo parece –ella dijo bajito intentando no borrar su sonrisa.

-Discúlpame, Becky yo... debo salir ahora, ¿sí? No vendré a almorzar, así que... regreso en la noche –Hoseok se acercó a su esposa y le dejó un beso en su frente antes de ir a su habitación a cambiarse y salir rápidamente como había dicho.

¿Qué estaba pasando? ¿En qué momento esa burbuja de amor se había empezado a debilitar? Becky no entendía nada y se quedó un poco triste intentando terminar su desayuno esa mañana.

Había planeado un día bonito con Hoseok, cocinando algo especial para el almuerzo, y tal vez saliendo a pasear por el parque o a ver esa película que tanto quería ver. Pero ahora se encontraba limpiando los platos del desayuno que él no había terminado.

Decidió que haría todo lo que había planeado con él para ese día, pero ella sola. Ya habría ocasión de hacer más planes con Hobi luego.

Así que cocinó algo delicioso que podía guardarse hasta la noche, cuando su esposo regresara, una exquisita pasta con toques picantes que esperaba que a él le gustara mucho. Luego, se alistó y fue hacia el centro comercial donde se encontraban varias salas de cine y así, sola, entró a ver la peli que tanto quería.

Mientras degustaba las palomitas y su soda, vio el asiento vacío a su lado y deseó tener a Hobi ahí, para tomarlo de la mano y apoyar su cabeza en su hombro. Estaba segura de que, si ella hiciera eso, él le daría un beso en la frente y le acariciaría la mejilla, posando también su cabeza sobre la de ella. Suspiró resignada a no tenerlo esa tarde, pero decidió que daría un paso importante aquella noche en su relación. Quería ir un poco más allá de los besos tiernos y sonrisas inocentes que siempre compartían. Tantearía el terreno.

En cuanto terminó la película, Becky se apresuró en regresar a casa. Por suerte, Hobi todavía no había vuelto, lo que le daba tiempo para poner su plan en acción. Puso el plato de comida en el microondas, para que justo cuando él entrara, ella pusiera a calentar la exquisitez que había cocinado.

Fue a su closet y rebuscó entre las pocas pertenencias que tenía y pudo sacar del departamento que había compartido con su ex novio, la mañana cuando lo abandonó. Hasta que halló el conjuntito de lencería que más le gustaba y que había dejado de usar hace mucho. Se dio una ducha refrescante, se puso el conjunto y se arregló muy bonita con una blusa seductora con escote revelador y una falda corta que mostraba bastante piel. Se vio al espejo y se sintió sensual después de mucho tiempo. Todo iba a salir bien.

Arregló el comedor con velas y puso una música suave. Hobi se lo merecía. Era un buen hombre y tan noble. Becky estaba segura de dar ese paso con él por fin.

----

Un ruido la despertó y fue cuando se dio cuenta de que se había quedado dormida sobre la mesa del comedor. El cuello y los hombros le dolían por la posición en la que se quedó y al espabilarse, se dio cuenta de que ya era de día y que el ruido que había escuchado era la puerta principal cerrándose. Las velas estaban apagadas y una manta cubría sus hombros.

-¿Hobi? –preguntó con voz ronca mientras se levantaba, pero no tuvo respuesta.

Fue a su habitación y notó que nada había cambiado. La cama estaba hecha, pero en el baño se notaba que Hobi había tomado una ducha. Sin duda fue él quien acababa de salir por la puerta principal y quien le había puesto la manta encima.

No la había despertado para nada ni cuando llegó, ni cuando se fue. Becky estaba muy extrañada. No entendía nada. Fue a la cocina y notó que Hobi había comido el platillo que le había preparado, porque encontró un par de cubiertos y el plato en el seca-platos.

Fue hacia su móvil y revisó un mensaje que tenía de él.

"La cena estaba exquisita. Gracias. Nos vemos en el café en la tarde"

No sabía si sentirse feliz o triste por ese mensaje. Bueno... por lo menos tenía un mensaje.

El resto del día, Becky parecía un alma en pena con sólo la actitud de Hobi en su cabeza. Hasta que ya fue hora de ir al café, por lo que se alistó rápidamente y se encaminó al lugar.

Al entrar, le volvió la sonrisa al rostro al ver a Hobi hablando con Jimin detrás de la barra. En serio lo había extrañado todo ese día que no se habían visto. Él cortó su conversación con Jimin abruptamente y sonriendo, se acercó a ella para darle un beso en la frente, y sin decir nada, regresó a los hornos.

-Hola, Becky –sonrió Jimin como saludo mientras limpiaba la barra que de por sí ya estaba muy limpia.

-Hola, jefe... -Becky se rascó la cabeza sin entender nada –voy a... voy a alistarme – le dijo sin más y fue a los hornos también.

Hobi ya estaba amasando sobre el gran mesón y tenía la música puesta a alto volumen en esa habitación, lo que impidió que Becky pudiera decirle nada.

Esa tarde fue también extraña, porque, aunque trabajaron con normalidad e incluso un poco más de lo acostumbrado, no intercambiaron más de tres palabras, todas relacionadas con lo que estaban haciendo.

Cuando fue hora de salir, Hobi se cambió súper rápido y salió volando luego de darle un beso en la mejilla a Becky. "No me esperes despierta", fue lo último que ella escuchó antes de verlo salir por la puertita del cuarto de los hornos.

Tras alistar sus cosas, Becky salió cuando el café ya estaba cerrado y todo el personal limpiaba. Sin ganas ya de nada, se dejó caer en uno de los sofás que Soobin ya había limpiado.

-¡Hola, Becky! –la saludó un sonriente Yoongi que sin duda estaba ahí para recoger a Jimin –Vaya, qué cara. ¿Fue un día difícil? –se sentó frente a ella, viéndola toda desanimada.

-Hola, Yoongi. Sí... algo así –respondió ella viendo cómo Jimin le hacía señas a Yoongi de que lo esperara un poco más.

-¿Puedo hacer algo para ayudar? –preguntó el chico con su voz grave.

-No sé... yo... ni yo sé lo que pasa –habló Becky con sinceridad.

-Bueno, dicen que contándole a alguien lo que piensas y sientes, puedes entender mejor lo que te pasa –Yoongi le ofreció una sonrisa amable.

Becky aceptó la oferta y le contó qué era lo que la tenía así.

-Ya veo... -meditó Yoongi tras escuchar su versión –nuestro amigo está extraño. ¿Y si hablas con él? ¿Si le dices lo que sientes y piensas con sinceridad? –sugirió entusiasmado.

-Nunca he sido buena con las palabras, Yoongi. Por eso tal vez nunca hemos hablado sobre lo nuestro o qué esperamos de todo, pero... no sé –Becky no podía expresar lo que sentía o pensaba al principio y Yoongi lo entendió.

-Y si... ¿se lo dices de otra forma? –sugirió.

-¿Có... -cuando Becky quiso preguntarle, Jimin los interrumpió, abrazando a su novio por atrás y dejándole un beso en el cabello.

-Ya estoy. Disculpa por hacerte esperar –sonrió embelesado cuando Yoongi le dedicó una sonrisa.

-No te preocupes, no esperé casi nada –Yoongi lo tomó por las mejillas y le dio un beso suave.

-¿Nos vamos? –respondió Jimin luego de que sus mejillas se pusieran rojas.

-Sí. Becky, te escribo luego, ¿te parece? –dijo Yoongi tras ponerse de pie.

-Está bien... y gracias –sonrió Becky sintiéndose menos agobiada. Hablar con él sí le había servido para no sentir que se ahogaba en ese problema que tal vez no era tan grande como ella lo sentía.

Volvió a casa más tranquila y decidió que ya no pensaría en ese problema.

Aquella noche, como Hoseok le había dicho, no lo esperó despierta, pero aun así le costó mucho conciliar el sueño. Yoongi le había escrito dándole algunas ideas cómo poder acercarse a Hoseok y decirle lo que sentía sin espantarlo, y en realidad no eran nada malas. Ya pensaría en poner en práctica alguna.

El lunes llegó con su rutina de siempre, pero con la ausencia de Hobi en el departamento y en la cama. Becky revisó todo y en esa ocasión no había ni rastros de que él hubiera regresado a casa. En vez de sentirse emocionada por poder acercarse a Hobi con las ideas que Yoongi le había sugerido, Becky se sintió más desconcertada y hasta triste por el cambio abrupto de Hoseok. Incluso se puso a pensar que ella era la causante de aquel cambio.

El ver la hora en su reloj la alejó un poco de esos pensamientos y la ayudó a apresurarse para llegar a tiempo a Serendipia. Ese día debía recibir todos los ingredientes para la semana.

Al llegar al café un poco retrasada, Hoseok no estaba por ningún lado, y tras preguntar a Jin, éste le dijo que ese día Hoseok no iría a trabajar. ¿Qué demonios estaba pasando? Aparte de no estar en casa, no hablar con ella y de ya no ir a dormir, ¿además le dejaría todo el trabajo a ella?

Jimin entró al cuartito de los hornos cuando Becky terminaba de acomodar los sacos de harina y azúcar en la despensa.

-Becky, lo siento. Hobi no podrá estar hoy en el café y me dijo que te dijera que lo siente mucho –Jimin no podía hablar más rápido por el nerviosismo.

-Jimin... -Becky se acercó a él y tomó sus manos entre las suyas -¿tú sabes qué está pasando? Hace ya dos días que se está comportando tan extraño. Tengo... tengo miedo.

Jimin apretó las manos de su amiga.

-No temas, Becky. Yo... no puedo decirte nada. Lo siento –se disculpó sinceramente y ella ya no preguntó nada más. Decidió ya no comerse más la cabeza con preguntas que al parecer nadie quería responder, pero algo no parecía estar bien.

El resto del día, Becky llevó muy bien el trabajo y pudo abastecer al café de todos los productos de pastelería que se requirieron, hasta se quedó unas dos horas más en el café, tras pedirle permiso a Jimin, para hacer más pasteles y pan para el día siguiente.

Llegó al departamento vacío tan exhausta como quería, que no tuvo tiempo de ponerse triste y cayó rendida en la cama sin siquiera cambiarse de ropa.

El martes llegó muy pronto. Becky se despertó con el sonido de la alarma a la que no estaba acostumbrada ya, porque Hoseok había sido siempre quien la despertaba con caricias en su mejilla y besos en su pelo. Despertar por sí misma y en una cama enorme sin compañía estaba siendo cada vez más frustrante y depresivo, aunque sólo habían pasado unos cuantos días.

Sin darse cuenta, la semana pasó de esa manera, rutinaria, rápida y cada vez más triste. Becky no sabía cuánto tiempo más podría pasar así sin saber nada de Hoseok y sin que éste ni nadie le contestara ni los mensajes, ni todas las preguntas que tenía. Ella sólo esperaba que él estuviera bien.

La noche de aquel viernes, una semana después de que Hoseok se empezara a comportar extraño, Becky le escribió a Yoongi contándole cómo se sentía y todo lo que pasaba. Intentó preguntándole a él si sabía algo o si podía preguntarle a Jimin al respecto, pero lastimosamente, él tampoco quería decirle nada a Yoongi.

Becky lanzó su celular a la almohada, harta de esa situación, y se acostó mirando al techo. No podía quitarse a Hoseok de su cabeza. Cuando lo conoció, enseguida supo que era una persona muy cálida que llenaba cualquier lugar en el que estaba con su luz y alegría. Desde que lo conoció, ella misma se había llenado con su calidez, pero ahora se sentía vacía, sombría, triste. El sol de su vida se había alejado y ella... tal vez era la culpable, por no haber demostrado de ninguna manera algo más que un gusto adolescente por él. Era obvio que cualquier hombre se cansaría de esperar, y como Hoseok era un caballero, no podría forzar nada y tampoco podría decirle algo al respecto, así que era probable que hubiera decidido alejarse de ella para evitarse la tristeza de no tenerla para él como quisiera. Sí, era seguro que eso había pasado.

Sin embargo, en vez de ponerse a llorar por la situación en la que estaba, se puso manos a la obra y le escribió un mensaje a Yoongi.

"Amigo, necesito tu ayuda por favor"

Y antes de poder leer la contestación de Yoongi, otro mensaje captó toda su atención en los siguientes minutos. Tal vez las cosas tenían que cambiar de esa manera para poder avanzar en la vida.

.......

Todas las relaciones amorosas que Hoseok había tenido en su vida, que no habían sido muchas, le habían dejado siempre un sabor a poco. Para ser coreano, Hoseok era muy apasionado y entregaba siempre lo mejor de sí, pero siempre salía decepcionado y lastimado.

Cuando conoció a Becky, su vida pareció llenarse de vida y color, porque jamás había tenido a alguien tan dulce a su lado, casi tan dulce como los pastelillos que preparaba. Por eso había luchado por liberarla y le había abierto las puertas de su corazón y su apartamento. Pero se dio cuenta de que eso no era suficiente. Ella se merecía mucho más y Hoseok estaba dispuesto a demostrarle que él podría darle todo.

-Jimin –llegó aquella mañana muy emocionado por el plan que tenía en mente – necesito un consejo y tu ayuda, por favor.

Su jefe lo miró desde el escritorio donde tenía prendida la laptop y seguramente respondía mails. Notó la emoción en su amigo.

-¿Qué pasó, Hobs? -preguntó curioso bajando la tapa de la laptop.

-Mira -le extendió un panfleto llamativo. Jimin lo leyó con atención y subió la mirada, sorprendido.

-¿Quieres hacerlo?

-Sí... estoy seguro -nunca en todos sus años como amigos, Jimin había escuchado a Hoseok tan seguro de algo. Tal vez cuando decidió cometer la locura de casarse de la noche a la mañana.

-Pues... tienes todo mi apoyo -sonrió emocionado por su plan -tú nada más dime qué días quieres libre y podemos encargarnos acá de eso.

-Necesitaré por lo menos cuatro días enteros y... Jimin? -susurró dudando -por favor, no le cuentes nada de esto a Becky. Quiero sorprenderla.

-Oh... bueno... yo no diré nada, pero intenta no ser muy sospechoso -le contestó Jimin devolviéndole el panfleto.

La verdad era que Hoseok no había planeado esa pequeña parte de su plan. Pensó que lo mejor sería no decirle nada, sólo alejarse esos cuantos días para que llegada la sorpresa fuese mayor.

Pero jamás pensó que el sorprendido sería él, cuando, luego de haber estado alejado y ausente tanto del departamento como del trabajo, llegó al hogar que compartía con Becky, lleno de ilusión, y encontró el lugar vacío. Su amor no estaba. Gran parte de sus pertenencias tampoco estaban, y la mochila con la que había llegado, cargada apenas con pocas cosas que había sacado del departamento que compartía con su exnovio/carcelero, había desaparecido.

Hoseok se sentó en la cama pensando qué demonios había podido pasar, qué había hecho de malo. Encendió su móvil luego de tantos días de tenerlo apagado para no arruinar la sorpresa, y lo primero que vio fueron un montón de mensajes y llamadas perdidas de ella. Los primeros eran preguntas para saber si volvería o dónde estaba. Al tercer día sólo tenía llamadas perdidas, y ya el cuarto no tenía nada de ninguno. Y tampoco explicaciones... las que él debería haberle dado antes de haber causado ese gran malentendido.

Tomó su cabeza con las manos y miró la bolsa de papel en la que llevaba la causa de su orgullo, por lo que había luchado tanto para ofrecérselo a ella. Entonces tomó esa maldita bolsa y salió corriendo hacia Serendipia.

Nada más al entrar, supo que algo andaba mal. En cuanto Jimin lo vio, corrió a su encuentro.

-¡Hoseok! ¿Por qué no encendiste tu móvil? ¡Te dejé miles de mensajes! Becky... Becky se fue...

-¿Dónde está? ¿Cuándo se fue? ¿Te dijo algo? Tengo que encontrarla... tengo que explicarle todo lo que pasó -Hobi hablaba desesperado llamando la atención del personal que ya sabía lo ocurrido y también de los clientes que esa mañana disfrutaban de su desayuno.

-Se fue ayer... Mery's abrió una sucursal en Busan y ella aceptó ir allí como encargada y... – Jimin se detuvo cuando su móvil vibró entre sus manos -Hola, Yoonie -contestó rápidamente -sí, estoy con él. OK... le digo... sí, OK. Te amo -colgó y enseguida jaló del brazo a un Hoseok muy consternado por el lugar detrás de la barra, con rumbo a su pequeña oficina.

Una vez allí, conectó el aparato de sonido a Cool FM, donde Yoongi ya hablaba por el micrófono.

-Una vez más te doy la bienvenida a este día de radio en Cool FM. Soy ShupD, tu DJ favorito, y en esta ocasión, saliéndome de todo protocolo radial, vengo a ofrecerte una canción muy especial. Es nueva, y es probable que jamás la vuelvas a escuchar en tu dial.

Hoseok no entendía nada de lo que pasaba. ¿Por qué Jimin lo hacía callar para que escuchara a su novio? ¡Había cosas más urgentes que hacer!

-Esta canción fue solicitada por una gran amiga de este tu DJ. Es más, esta canción fue elaborada por ella y por mí, para dedicársela a su esposo, el ser más importante de su vida, como ella me dijo. Entonces, sin más preámbulos, te dejo con esta canción llamada "Shower", dedicada de Becky, para su gran amor, Hoseok.

La canción empezó con un beat muy contagioso y pronto, la voz inconfundible de Becky cantaba muy modulada, mientras Hoseok, impactado y sin habla, se sentaba sin poder cerrar la boca.

"No lo sé, es sólo algo sobre ti

Que me hace sentir que no puedo estar sin ti,

Cada vez que alguien menciona tu nombre

Me siento como si estuviera a tu alrededor.

No hay palabras para describirte, nene

Todo lo que sé es que me haces volar

¿Sabes que me vuelves loca?

Porque no puedo sacarte de mi cabeza.

Pienso en ti cuando me voy a dormir,

Cuando me despierto pienso de nuevo en ti

Eres mi hogar, mi amante y mi amigo,

Porque exactamente...

Me iluminas desde adentro

Como el 4 de julio

Cuando estás a mi alrededor

Siempre sonrío

Y la gente me pregunta cómo

Bueno, tú eres la razón por la que

Estoy bailando ante el espejo, bailando en la ducha

Ladadi, ladada, ladada"

La canción continuaba en ese ritmo tan pegajoso, pero con las palabras precisas que hacían al corazón de Hoseok latir más rápido que si hubiera corrido todo el camino hacia Busan a pie.

"Todo lo que quiero, todo lo que necesito es tu amor

Nene, me calientas como un horno (nuestro horno)

Desde que llegaste, sabes qué es lo que descubrí

Que nene, no necesito a otro

No, no, todo lo que sé (sé)

Sólo tú me haces sentir tan (tan)

Y sé que tengo que tenerte

Y no planeo dejarte ir

Pienso en ti cuando me voy a dormir,

Cuando me despierto pienso de nuevo en ti

Eres mi hogar, mi amante y mi amigo,

Porque exactamente...

No hay garantías

Pero me arriesgaré por nosotros

Nene, tomémonos un tiempo

(cantando en la ducha)

Y cuando las cosas se pongan difíciles

No nos daremos por vencidos

Porque se siente tan correcto

(cantando en la ducha)

No importa lo que digan los demás

Si te tengo, no estoy perdida

Haces que mi corazón tenga vida, sí

Me iluminas desde adentro..."

En toda su vida, Jimin jamás había visto que una canción con un ritmo tan pegajoso y que invite a bailar pudiera ser la causante de tantas lágrimas en un hombre... hasta ese momento.

El rostro de Hoseok estaba empapado por las lágrimas que caían sin cesar, hasta que la canción terminó. La melodía era la perfecta presentación de cómo Becky era, alegre, colorida, con alma sincera. Y la letra... era todo lo que ella sentía por Hoseok, toda la verdad que él siempre sentía en las acciones de Becky, pero que jamás había escuchado de su boca hasta ese momento. Ella realmente lo amaba y él... había hecho las cosas tan mal... pero tal vez aún no era tan tarde.

-Jimin, por favor... -suplicó Hoseok poniéndose de pie de repente y secándose las lágrimas con el dorso de su mano -dame la dirección donde está. Necesito encontrarla. Ella es... ella es lo mejor que tengo, ella es... mi todo.

Jimin sonrió ante esa declaración y sin decir palabra alguna copió en un trozo de papel algo que miró en la pantalla de su laptop, para luego pasárselo.

-Haz lo tuyo, campeón -lo animó dándole una palmada en la espalda.

Hobi sonrió y salió corriendo de Serendipia sin despedirse de nadie. Tenía mucho que hacer.

****

Becky llevaba ya dos días trabajando como encargada de una sucursal de su antiguo trabajo a solicitud de la mismísima Mery, quien la había contactado para que la ayudara con todo. Confiaba demasiado en ella y a pesar de haber renunciado para unirse a Serendipia, el pago por aquél trabajo era tan alto, que decir que no, hubiese sido perder una gran oportunidad. Después de todo, era un trabajo temporal y le había prometido a Jimin volver a Serendipia. No podía estar alejada de ese lugar, ni de Hoseok.

Aquella mañana, aún con la cabeza baja por no poder salir de esa tristeza que la embargaba por cómo habían resultado las cosas con Hoseok, Becky llegaba a Mery's para abrir el local recientemente inaugurado, pero notó que algo andaba mal desde que había cruzado la puerta entreabierta.

Era temprano en la mañana, aún la atención a los clientes no estaba abierta, pero la música que llegaba desde los parlantes denotaba que no era la primera en el lugar. Primero pensó en llamar a la policía, pero pensó que ningún ladrón entraría para poner música, así que se acercó con cuidado hasta donde algo llamó más su atención.

Sobre la barra de atención a los clientes, en medio de dos de las cajas, había un pastelillo. Su experiencia en la confección de este tipo de platillos le dijo que efectivamente se trataba de un pastelillo, pero alguien sin ese conocimiento, hubiese fácilmente pensado que se trataba de un objeto de decoración de muy fino acabado.

La masa que tocaba el platillo era blanca como la porcelana y era finamente cubierta por algo que parecía glaseado, merengue y mermelada en tonos tornasolados que iban del morado, lila al verde y turquesa. Todo este fino postre tenía como decorado final una delicada mariposa hecha de caramelo color fucsia posada sobre una esquina.

Becky quedó maravillada por aquel postre tan artístico que no notó cómo la música de fondo cambió y empezó a sonar la canción que ella y Yoongi habían hecho hace unos días para dedicársela a Hobi. Pero cuando en vez de su propia voz escuchó unas notas graves saliendo desde la cocina, recién se dio cuenta de quién cantaba la letra que ella misma le había escrito.

"Todo lo que quiero, todo lo que necesito es tu amor

Nena, me calientas como un horno (nuestro horno)

Desde que llegaste, sabes qué es lo que descubrí

Que nena, no necesito a otra"

Cantaba Hobi saliendo de la cocina y sonriéndole a Becky, quien lo miraba sorprendida. Cuando él se detuvo justo detrás del postre sobre la barra que los separaba, sus ojos se encontraron y él dejó de cantar, haciendo que la música siguiera sonando de fondo. Era la hora de la verdad.

-Mi Becky... te debo tantas explicaciones, pero quiero comenzar presentándote a... Rebeca -Hobi hizo el ademán con sus manos señalando al delicado postre en medio de ambos -Este pastelillo ha sido el ganador del primer premio en el concurso nacional de repostería... lo hice yo... pensando en ti.

Becky no podía hablar, sólo lo miraba con el gesto confundido por todas las cosas que habían pasado y no podía entender.

-Me alejé de ti pensando en darte una sorpresa y demostrarte cuánto significas para mí, logrando este premio. Quería que supieras lo mucho que te amo y que cada día hago lo mejor de mí para dártelo a ti... pero me he equivocado. No he hecho lo correcto, me he alejado sin darte explicaciones y fue lo peor que podría haber hecho -Hoseok tomó la mano de Becky que estaba sobre la barra entre las suyas -En vez de que yo te sorprendiera con esta prueba de mi amor, tú me has sorprendido con una canción tan hermosa como el mundo entero. Discúlpame por favor por ser tan tonto -besó el dorso de su mano con sinceridad.

Becky no pudo aguantar las lágrimas y soltó un quejido que había guardado durante tantos días.

-¡Sí, eres un tonto! -soltó su mano y le dio un empujón en el hombro -¡El tonto que más amo! -dijo y corrió detrás de la barra para abrazarlo con todas las fuerzas que tenía.

La canción de fondo y el abrazo de amor entre ambos fue interrumpida por unos pocos aplausos de los empleados de Mery's y la misma Mery, quienes habían ayudado a Hobi a darle esa pequeña sorpresa a Becky.

***

Un nuevo día de trabajo en Serendipia comenzaba. Todos estaban ya cumpliendo sus funciones cuando Jimin conectó la radio del café a Cool FM.

-Seguimos acompañándote en esta hermosa mañana. Debo agradecerles a todos por el gran apoyo que le han estado dando a esta canción durante ya tres semanas. Desde que la puse al aire, hemos recibido cientos de llamados y mensajes para que la volviéramos a pasar a cada hora en nuestro dial. Pues acá la tienen, una oda al amor sincero y colorido... de Becky para Hoseok, Shower.

La canción que ya cientos de veces habían escuchado los empleados y clientes de esa maravillosa cafetería, se volvía a reproducir. Jimin bailaba en su asiento, mientras respondía a sus correos en la ventana achicada de su laptop, tamaño perfecto para que lo dejara observar la foto de fondo de pantalla que tenía de él, Holly y Yoongi frente al árbol de Navidad, como la familia amorosa que eran.

Soobin, Beomgyu, Namjoon y el recientemente incorporado en el show, Jin, intentaban servir los cafés y helados siguiendo el ejemplo de su jefe Jimin, bailando y mostrando sus dotes más artísticos como baristas y para servir la comida.

Y en el cuarto de los hornos, la pareja que inspiró esta canción, cantaba a voz en cuello esa "oda al amor y la alegría" en todo su esplendor.

FIN

..........

Este fic me ha tomado demasiado tiempo en escribir. Pero siento sinceramente que la inspiración llega cuando debe llegar. Espero que hayan disfrutado de este oneshot de estos personajes que me gustan tantísimo. Gracias por leer. 


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