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La pastelería Mary's estaba cerrando sus puertas ese miércoles por la noche. Becky se había despedido de su jefa y sus compañeras de trabajo y se disponía a caminar las cuadras que le separaban de la estación de tren más cercana para volver a casa.

De repente, al dar tan sólo unos pasos, vio a alguien conocido apoyado en un automóvil estacionado cerca de la tienda. Al verla, el rostro de la persona se iluminó y le regaló una gran sonrisa, y se acercó a ella.

Becky tuvo que rebuscar en su memoria para dar con el recuerdo de ese muchacho que se aproximaba a ella mientras tenía en sus manos una bolsa de papel.

-Becky... ¿verdad? – le dijo él deteniéndose a unos dos pasos de ella.

-Sí... soy yo... y ¿tú eres? –Becky sintió mucho no acordarse de él, pero sin duda se le hacía conocido de algún lado.

-Soy Hoseok... vine ayer con mi jef... mi amigo y te felicité por los pastelillos. Tú nos regalaste estos llaveros –le dijo Hobi mientras le mostraba ambos llaveros tras sacarlos de su bolsillo.

-¡Ah, sí! Hoseok, claro que te recuerdo... disculpa –dijo ella llevándose una mano a la frente -¿Qué haces por acá? La pastelería ya cerró.

-Lo sé... yo... te estaba esperando –dijo Hoseok con las orejas rojas, pero sin quitar la mirada de la muchacha que era por lo menos una cabeza más bajita que él.

-¿A mí? Y ¿por qué? –Becky empezó a asustarse un poquito. Ya era de noche y aunque de día esa pastelería era muy concurrida de día, a esas horas no pasaba mucha gente por esa calle.

-Yo... seré sincero –empezó Hoseok sin acercarse mucho –yo soy pastelero también y pensé que jamás nadie podría igualar mis pastelillos ni croissants. Pero el día que probé los tuyos... supe que había perdido.

Becky lanzó una carcajada sorprendida y se tapó la boca. ¿Qué era eso?

-¿Estás hablando en serio? –rió abriendo los ojos con sorpresa.

-Muy en serio –Hoseok sonrió con ella –y para demostrártelo, quería que probaras lo que yo hago. Lo traigo acá –señaló la bolsa de papel que llevaba con él.

Becky se acercó a la bolsa que Hoseok abría para que ella viera el contenido y pudo observar dos recipientes de plástico con lo que parecían pastelillos.

-Bueno... sería un gusto probar lo que haces, Hoseok –le dijo amablemente.

Hobi se alegró muchísimo, porque no sabía cómo reaccionaría Becky ante su lanzado plan por conocerla mejor, pero ella no lo había rechazado.

-¿Te parece si vamos a un parque que está acá cerca? –propuso Hobi apuntando hacia la derecha.

-Sí... está bien –aceptó ella y ambos se pusieron en camino.

-Siento haber venido así de repente y esperarte fuera de tu trabajo –se disculpó Hoseok sinceramente –sé que puede ser algo fuera de lugar.

-Bueno, eso ya lo decidiremos cuando pruebe tus pastelillos –sonrió Becky bromeando.

Al llegar al gran parque, se sentaron en una banca vacía y Hoseok sacó con cuidado los recipientes. Abrió la tapa de uno y mostró un pastelillo de chocolate y fresas.

-¡Se ve muy bien! –comentó ella al ver el decorado de jarabe de ese pastelillo.

-Ahora pruébalo, por favor –le pidió Hoseok pasándole una cucharilla de plástico que había sacado de la bolsa.

Becky tomó la cucharilla y cortó un pedazo con ella. Lo llevó a su boca y mirando hacia el cielo para concentrarse en el sabor, deshizo la masita en su boca con la lengua.

-Hoseok... -le dijo dejando la cucharilla a un lado del recipiente y haciendo una pausa que tenía a Hobi aguantando la respiración. Su opinión era muy importante para él –no entiendo por qué dices que mis pastelillos son más deliciosos. ¡Esto está exquisito!

Hobi abrió los ojos con incredulidad y algo de alegría.

-¿No estás bromeando? –le preguntó intentando leer sus ojos.

-¡Para nada! En serio que está muy bueno –preguntó tomando una vez más la cucharilla y dándole otra probada.

-Pero para mí tus pastelillos son más deliciosos –explicó Hobi sintiéndose confundido, porque realmente eran exquisitos.

-Tienen diferencia, sí. Creo que tú usas un poco más de mantequilla y yo un poco más de azúcar, pero... sólo es eso –sonrió Becky mientras seguía comiendo.

Hoseok entonces sacó el segundo recipiente plástico y le quitó la tapa mostrando un croissant dorado con algunas migas a su alrededor. Sin duda se habrían caído en el movido camino a la pastelería.

-Quisiera que probaras también uno de mis croissants –le acercó el recipiente a Becky. Ella dejó la cucharilla y el otro recipiente sobre la banca y tomó el que le daba Hoseok.

Tomó el croissant con dos dedos y se lo llevó a la boca dándole una mordida pequeña y se limpió las miguitas alrededor de la boca mientras saboreaba la masa y el relleno.

-¡Hey... esto está rico! –dijo ella sonriendo pero tapándose la boca luego porque seguía masticando.

-No quiero que seas amable. Quiero que me digas la verdad –exigió Hoseok en un tono suave.

-Estoy diciéndote la verdad, Hoseok. Este croissant está muy rico. Y como te dije, hay diferencias entre el tuyo y el mío –Becky terminó de tragar el pedacito y probó un poco más –puedo notar que lo dejas un poco más en el horno de lo que yo lo hago, por eso está más tostadito... y el relleno... creo que yo le pongo otro tipo de queso y el jamón que le pongo está más cortadito.

Hoseok escuchaba maravillado el análisis de Becky. Realmente era muy talentosa al darse cuenta de las diferencias entre uno y otro.

-Gracias... en serio –le dijo Hoseok sonriendo grandemente. Becky sonrió con él. Era extraño, pero sentía como si el sol estuviera iluminándole con sus rayos calientitos. Ese muchacho era muy adorable y sí... simpático también.

-No es nada. En serio que eres muy bueno en esto. ¿Dónde trabajas? –preguntó mientras terminaba el croissant que tenía en su mano.

-En Serendipia. ¿Conoces ese café?

-¿Serendipia? ¡Claro que sí! ¡Es un café muy conocido! Pues en serio que tienen un pastelero muy hábil. Tendré que yo ir a visitarte la siguiente vez que tenga un día libre –le respondió sonriendo.

De repente, unas gotitas de lluvia cayeron sobre sus cabezas y haciendo tintinear los recipientes sobre la banca donde estaban.

-¡Oh no! ¡No traje paraguas! –se quejó Becky mientras inconscientemente se cubría más con su chaqueta de jean y miraba al cielo.

La lluvia empezó a caer copiosamente, así que Hoseok tomó los recipientes, los guardó en la bolsa y tomó a Becky del brazo para correr a refugiarse en algún lugar.

Tras empaparse un poco, se detuvieron bajo el techo sobresalido de un edificio en la esquina del frente del parque. Lastimosamente, ese techo no podía cubrirlos a ambos y no había lugar a la vista que pudiera darles cobijo en ese momento.

Hoseok subió su chaqueta hasta tapar su cabeza y se puso delante de Becky, cubriéndola de esta manera de la lluvia.

Becky se secó un poco el cabello y recién se dio cuenta del escudo humano en el que se había convertido Hoseok frente a ella. Lo miró a los ojos y él sólo sonreía.

-¡Hoseok, te estás mojando! –ella quiso que el muchacho estuviera más cerca para que el techito lo tapara y lo jaló de la camiseta hacia ella.

Ahora estaban muy juntos y ambos se miraban a los ojos. Hoseok ya no sonreía. Estaba embelesado al ver a Becky tan de cerca. Realmente era hermosa, el color de su piel parecía tostado... como sus croissants, y su boca rosada como el jarabe de fresas que le ponía a sus pastelillos.

Hoseok olía tan bien, tenía la piel tan tersa y los rasgos perfectos. Sus ojos brillaban a pesar de la oscuridad de esa calle. Aunque su cabello estaba empapado, eso lo hacía lucir mucho más guapo aún, con algunos mechones cayendo sobre su frente.

Becky alzó su mano y peinó un poco los mechones de Hoseok quitándole el exceso de agua. Ante ese toque, Hoseok cerró los ojos. Sentía como si un ángel lo estuviese tocando, tan delicada y suavemente.

De pronto, un trueno sonó cerca de donde estaban y Hoseok saltó asustado, dando un gritito. En un acto reflejo, abrazó a Becky, quien quedó perdida entre sus brazos.

-Hoseok, es sólo un trueno –rió ella sin querer soltarse de ese abrazo acogedor.

-¡Pero... pero fue muy fuerte! –respondió él sin darse cuenta que la estaba abrazando fuerte, cosa que a ella realmente no la molestaba para nada.

Algo se movió en el bolsillo cerca del pecho de la chaqueta de Becky. Hoseok se alejó un poco mirando extrañado ese lugar. Becky sacó su móvil de ahí y respondió asustada.

-Sí... sí, Pablo –tuve que quedarme un poco en la pastele... sí, lo sé, les dije que debía irme más temprano, pero... lo sé... ya sé –con cada palabra su rostro se afligía más –está bien, esperaré a que deje de llov... ¡pero no tengo paraguas! –hacía gestos con sus manos como si su interlocutor pudiera verla –está bien... ya voy, adiós- colgó.

-¿Todo bien? –preguntó Hoseok preocupado por esa extraña charla.

-Debo irme, Hoseok. Lo siento –dijo ella intentando abrirse paso.

-¡Pero está lloviendo muy fuerte! ¡Te empaparás!

-No importa. No moriré por la lluvia –dijo ella intentando sonreír y ya empezando a correr calle abajo sin darle chance a Hoseok de decir nada.

-¡Tus pastelillos y croissants son deliciosos! ¡No dudes de tu talento! –le gritó ella dándose la vuelta para luego seguir corriendo.

Hoseok se quedó debajo del techito de ese edificio con la espalda y el pelo empapados, pero con una sonrisa que podría derretir la Antártida entera.

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¿Alguna vez les pasó algo como a Becky y Hobi? bajo la lluvia con alguien especial... a mí no, pero amaría que me pasara. 

Gracias por leer!!!! :''''')))))

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