Habían pasado tres semanas desde que Louis y Harry comenzaron a hablar realmente, mismas semanas en las que el alfa seguía llevando y recogiendo al omega de su escuela, luego lo llevaba a comer, o simplemente comían algún postre en el auto mientras llegaban a casa.

Pero Louis estaba algo nervioso ese día, pues iría a casa de Harry a preparar sus famosas galletas de chocolate, y luego verían una película.

— ¡Cliff, no, dame eso! — Dijo estirando su tenis del hocico de Clifford, el perro estaba algo celoso, pues últimamente no jugaba tanto con el por pasar tiempo fuera con Harry, incluso le gruñía aún más al menor — Amigo, por favor, tengo que irme.

Logró quitarle el zapato y se lo puso rápidamente, Clifford chilló.

— Prometo salir a pasear contigo mañana — Se inclinó a el y le acarició las orejas — ¿Que dices eh? A pasear, iremos al parque.

El perro dio vueltas emocionado, pues reconocía la palabra "Parque" así que estuvo más tranquilo y Louis pudo bajar.

— Mamá, iré a casa de Harry — Avisó.

— Bien cariño, cuídate —Habló desde la cocina.

Salió y frotó sus manos entre sí, calmando sus nervios, cruzó la calle y tocó el timbre de la casa del omega, en segundos abrió la madre de Harry.

— Hola señora Styles.

— Louis, que agradable verte cariño, eres aún mas guapo de cerca. — Abrió mas la puerta dejándolo entrar.

— Gracias señora, digo lo mismo de usted — Habló sin saber exactamente si fue lo mejor.

— No me digas señora, dime solo Anne querido.

Louis asintió y se quedó parado en el pasillo de entrada.

— Harry vendrá en un rato, creo que se está duchando, estás en tu casa Louis.

— Gracias Anne — Le sonrió.

— Yo saldré, así que supongo que los veré mas tarde, cuídalo por favor, aún es un poco rebelde.

Louis rio y asintió.

— Lo haré.

Con eso último, Anne salió de casa, así que Louis se paseo por la sala en lo que el omega bajaba, veía las fotos colgadas en la pared, y sonrió al ver a un pequeño Harry riendo a la cámara con las mejillas llenas de chocolate, no había ninguna diferencia ahora.

— Esa foto es muy vergonzosa — Habló esa dulce voz a su espalda, se giró para encontrarse con el omega  en pijama y los rizos húmedos.

— Pues a mi me parece muy linda — Se acercó a el para abrazarlo y besarle la mejilla como lo había hecho los últimos días.

— Te daré una copia pequeña, mi madre tiene como diez copias de cada foto.

— No la culpo, yo también tendría muchas fotos tuyas.

Harry sonrió y se encamino a la cocina con el alfa tras de el.

— Bien, ahora pasará magia — El omega alzó sus brazos emocionado y empezó a saca todos los ingredientes que utilizaría, Louis lo miraba atento sin borrar esa sonrisa en su rostro.

Harry había acomodado todo en la mesa, y abrió una bolsita que tenía chispas de chocolate para comerlas.

— Hey, deja algo para las galletas — Louis le quitó la bolsa, y luego también comió unas, Harry rodó los ojos.

— ¡Lou! Dame eso, tu si te las acabas. — Se las quitó y las puso junto a otros ingredientes — Mejor ayúdame a batir esto.

Le acercó un bowl con harina y chocolate en polvo, Louis empezó a batir con miedo a que se saliera del bowl.

— Así no alfa — Se acercó y lo hizo aún lado, batiendo con demasiada experiencia la mezcla, luego le agregó huevos y azúcar.

— Lo siento omega, es mi primera vez haciendo galletas. — Se justificó.

— Y por eso yo te voy a enseñar, toma, continúa moviendo, encenderé el horno.

— No, lo haré yo, puedes quemarte. — Dejó la mezcla y se acercó a donde estaba el omega.

— Louis, si alguien puede quemarse en una cocina, eres tu, no yo — Se burló.

— Estoy ofendido — Frunció el ceño y regresó a batir la mezcla.

La preparación de las galletas les llevó unos minutos, y luego, después de agregar todas las chispas de chocolate de la bolsa, comenzaron a formar bolitas en una bandeja.

— Louis no debes comerte eso así, ¡Te hará daño! — Le alejó la mano de su boca, que iba a comer otro pedazo de masa.

— ¡Solo quería probar!

— No saben igual, te lo aseguro.

—Eres gruñón Omega — Louis arrugó la nariz y estuvo atento cuando Harry metió las galletas al horno, luego lo cerró y suspiró.

—No soy gruñón, tu eres muy travieso.

Louis alzó una ceja.

— ¿Ah si? — Preguntó, sin ocultar el tono coqueto de su voz.

— Si.

— Pues según tu madre, tu eres el rebelde aquí.

Louis se acercó a Harry y recargó una mano en la mesa y otra en su cintura, cruzó un pie sobre el otro y miraba al omega son una sonrisa. A Harry se le cortó la respiración.

— No soy rebelde.

— Uhm, no lo se. tal vez si. — Le acarició el mentón con el pulgar y el índice — Tal vez necesitas algo de disciplina omega, ¿Tu que dices?

— Yo n-no sé, soy buen omega — Respondió atontado ante la cercanía del alfa.

— Claro que lo eres — Acercó sus labios a los del menor, que cerró los ojos, totalmente sumiso, y justo cuando sus labios iban a rozarse, el timbre del horno se escuchó, Louis gruño.

Harry se apartó de el, totalmente sonrosado y yendo a donde el ruido.

— Oh, estaba en cinco minutos — Dijo el omega, cambiando el temporizador y respirando un poco ya más alejado del alfa, que estaba en el mismo lugar. — ¿Hacemos chocolate caliente?

— Claro, lo haré yo, es mi especialidad — Respondió, poniéndose en movimiento al ver el nerviosismo del omega.

— ¿De verdad?

— Ujum, mi mamá me pone a hacerlo a veces.

— Oh, entonces te lo dejo a ti.

Louis asintió, y para aligerar el amiente, simplemente se acercó a besar la frente del menor.