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04 | In which he gets two cookies!

Era otro día de colegio para el pequeño Minho, y a diferencia de su hermana mayor, a él le encantaba ir al colegio porque, ¡se encontraba con su mejor amigo Jisung allá!

Lo triste era que Jisung vivía en el otro lado del área y aunque Minho lo intentó bastante, Mina no le dejaba ir solo a encontrarse con Jisung cuando tenían un día libre de colegio o después del colegio porque él tan sólo tenía cuatro años, Mina le diría — No me confío de ti Minho, ¿qué pasa si ves una mariposa o un gato en el camino y te olvidas a dónde vas, para alcanzarlo?

Así que el pequeño Minho siempre estaba listo para ir al colegio, siempre con la mochila y las cajas de galletas en la mano.

— ¿Estás listo, campeón? — Sunghoon, el padre de Minho, le preguntó tocándole su pequeña nariz.

Sunghoon finalmente había regresado a casa de su viaje de negocios y les había comprado a Gaeul y a Minho un montón de regalos.

Mientras que Gaeul había recibido una casa de muñecas Barbie, Minho había recibido un horno y no podría estar más feliz, literalmente él saltó y dio un grito de emoción cuando vio lo que su padre le había traído.

— ¡Vámonos, papi! — sonrió Minho, dándole a Sunghoon una ridícula sonrisa a lo Bugs Bunny.

Sunghoon sonrió, cogiendo a Minho en sus brazos, quien chilló para luego soltar una risilla mientras llevaba a su pequeño hijo al carro.

— Uh Minho, tu mamá me contó que hiciste un nuevo amigo — le dice Sunghoon mientras maneja el carro.

— Sí papi, su nombre es Jisung pero él dice que no se escribe Jisung, y cuando le pregunté cómo era entonces, él dijo no sabía — Minho le contestó mientras movía los pies.

Sunghoon se rió entre dientes, — él dijo que no sabe.

— ¡Sí, él no sabe papi!

Sunghoon sólo se rió aún más fuerte, su pequeño niño era un rayo de luz. A diferencia de Mina, Sunghoon no le dio un beso a Minho en la cara, provocando que el niño se bajara con la cara roja frente a sus amigos, sino que chocaron las manos como niños grandes.

Una vez que Sunghoon estuvo de nuevo en el carro, Minho le gritó un — ¡Adiós, papi! — a lo que Sunghoon respondió con un — ¡Adiós, mi pequeño pirata!

Minho corrió rápidamente adentro, cuidadoso y ansioso de ver a su mejor amigo Jisung, quien aparentemente ya estaba sentado en su lugar usual, jugando con su conejito blanco.

— ¡Holaaa! — Minho le hizo un gesto corriendo rápidamente hacia Jisung, sonriendo como un maníaco.

— Hola, chico de las galletas — Jisung habló con timidez ruborizándose, a pesar de que él y Minho se habían convertido en muy buenos amigos, él todavía seguía siendo ese niño tímido de siempre.

— ¡Hola! — le repitió Minho quitándose el maletín, y sentándose al lado de Jisung.

Nada especial pasó hasta la hora del almuerzo, los chicos conversaban como siempre, o más bien Minho parloteaba y Jisung tímidamente respondía de vez en cuando.

Tuvieron danza, luego Artes y Clase de escritura en la cual aprendieron cómo hacer la 'J' minúscula. Y Minho preguntó — Oye, ¿por esa letra empieza tu nombre, verdad? — a lo que Jisung asintió.

Estaban en la hora del descanso, y el día estaba soleado y agradable, la Señorita Park sugirió a la clase salir a disfrutar del almuerzo en el jardín cerca de los columpios, a lo que todos respondieron alegres.

Así que todos agarraron sus almuerzos e hicieron una línea guiada por la Señorita Park, mientras ella guiaba a todos y cada uno de sus estudiantes hacia afuera.

Cuando ya todos estaban en el jardín, la clase hizo un círculo, y todos rápidamente se sentaron al lado de sus amigos y Minho hizo lo mismo, llevándose a Jisung con él para sentarse antes de quedarse sin espacio.

Como siempre, Minho le dio una galleta a todos y una especial que llevaba haciendo desde hacía dos días especialmente para Jisung. Todos empezaron su comida y al terminar, todos corrieron a los columpios a divertirse.

— ¡Vamos a los columpios, Jisung! — Minho sonrió.

— Bien — Jisung sonrió, cogiendo a su conejito blanco en brazos.

— ¡Bien! — Minho le respondió, — Tú vas a los columpios mientras yo voy a hacer pipí.

— Bien — respondió Jisung. Así que mientras Minho fue al baño, Jisung caminó solo a los columpios, y se sentó en uno, jugando con su conejito esperando a que Minho regresara.

— ¡Oye! — un chico le gritó a Jisung, causando que este se asustara.

El chico parecía ser una año mayor que Jisung.

— ¡Dame eso! — le gruñó a Jisung, arrebatando el conejito de sus manos.

— ¡Es mío! — habló Jisung un poco más alto de lo normal, pero aún más bajo que el otro chico.

— ¡No! — gritó el chico.

— ¡Dámelo! — dijo Jisung mientras se levantaba y agarraba una de las extremidades del conejito.

— ¡No! — el chico empezó a tirar del otro lado del conejo.

— Por favor — rogó Jisung suavemente.

Minho iba saltando y abriéndose paso el camino hacia el jardín, sonriendo hasta que sus ojos cayeron en Jisung, quien estaba sentado en el lodo sobando sus ojos mientras lloraba.

— ¿Sunggie? — Minho rápidamente corrió hacia el preguntando qué pasaba.

Jisung sollozó mientras se limpiaba los ojos.

— Jisung, ¿qué pasa? — preguntó Minho mientras se sentaba al lado de Jisung.

— E-el chico gran-grande cogió mi conejito y lo rasgó — lloró más fuerte.

— ¿Dónde está tu conejito? — preguntó Minho.

Jisung mostró su otra mano, en la cual estaba su conejito, su cabeza separada del cuerpo.

Minho se sintió realmente mal por Jisung, porque sabía cuánto le gustaba y adoraba a ese conejito.

— Sunggie, deja de llorar — Minho frunció el ceño.

— Él lo rasgó, chico de las galletas — Jisung sollozó.

— Lo podemos reparar, — sugirió Minho, recordando esa vez que accidentalmente rasgó el osito de Gaeul, llamado Señor abracitos, y cómo su mamá lo reparó mágicamente.

— ¿En serio? — preguntó Jisung, levantando su mirada.

Minho asintió, — Sí, mi mami reparó el osito de mi hermana, puedo hacer que lo arregle para ti.

Jisung sonrió y abrazó a Minho, — ¡Te quiero, chico de las galletas!

Minho se rió, — Ahora, deja de llorar que tengo un regalo para ti.

— ¿En serio?

— ¡Sí! ven

Entonces Jisung y Minho se escaparon del jardín a su salón de clases, y Minho sacó una pequeña caja de su bolso.

— ¿Qué hay adentro?

— ¡Una galleta para ti!

— Pero ya me comí una.

— ¡A ti te hice dos!

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