Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4

June

Entrar a la cafetería llena de estudiantes fue como pasar por el pasillo de los detergentes en el supermercado. Demasiados contenedores con diferentes olores. Igual que en esta habitación: demasiadas personas con una maraña de aromas.

Recordé el truco que los chicos me habían dado momentos antes y me centré en un solo aroma. Concretamente, en uno que le pertenecía a uno de mis amigos. Pero, cómo no quería que Accalia volviera a descontrolase y se le ocurriera activar los ojos de la manada delante de tantísima gente, que solo conseguiría generar cientos de preguntas y muchas miradas curiosas y aterradas, me centré en captar el dulce ahora del chico pelirrojo que caminaba junto a mí.

El olor a chocolate de Innie tan solo podría producirme ganas de comer el dulce y, por consiguiente, que gastara algún que otro dólar en las maquinas expendedoras que había junto a las puertas de la cafetería.

Cogí una bandeja del montón y me acerqué a los cocineros para coger mi comida.

—¿Sopa o puré de patatas? —me preguntó la señora por detrás del mueble que contenía profundas bandejas con estos platos.

Inspiré antes de abrir la boca para contestarle a la mujer y capté levemente su aroma. Olía a jazmín, una flor bastante curiosa.

—Puré de patatas, por favor —le respondí, maravillándome por la cantidad de nuevos olores que ahora podía captar y que antes me había perdido.

Esperé paciente a que la señora me llenara el plato y luego corrí la bandeja hacía el siguiente camarero que me ofreció pescado con brócoli o carne con patatas. El hombre olía a menta fresca. Vaya, nunca me habría esperado ese olor.

Acepté el segundo plato que me ofrecía el cocinero puesto que sentía un hambre voraz y eso que había desayunado hacía poco más de dos horas. El hombre me tendió un plato bien abundante y, después de llenar un vaso de agua en la maquina expendedora y agarrar dos manzanas verdes de la enorme cesta de la fruta, me encaminé hasta nuestra mesa que se encontraba vacía.

Dejé la roja bandeja delante de mi y luego guardé mi mochila debajo de mi silla para que nadie se tropezara con ella y cayera al suelo. Prefería evitar cualquier tipo de accidente hasta que me acostumbrara a todas las nuevas habilidades que poseía y que podía activar a la mínima sin ser consciente de ello.

Los chicos no tardaron en ocupar sus lugares junto a mí. Así que, una vez con todos allí sentados y sus platos frente a ellos, me dispuse a hincarle el diente a mi apetitosa comida.

Nadie habló mientras comíamos y me sorprendí al ver que toda mi comida había desaparecido en cuestión de un par de minutos. Incluso me había terminado las dos manzanas, dejando sus corazones sobre uno de los platos vacías.

Pero todavía seguía teniendo hambre.

Días atrás con solo comer una ensalada, un poco de pescado y una manzana ya había conseguido satisfacer mi estómago pero, ahora, seguía sintiendo un agujero en esa zona. ¿Sería por mi nueva condición de mujer loba? Por que si era así ahora podía entender todo lo que comían Changbin e Innie.

—¿Qué? —inquirió Minho, sentado frente a mí— ¿Todavía sigues con hambre? —el resto de los chicos me observaron con grandes sonrisas en sus rostros.

Mis mejillas se tiñeron de rojo, al igual que sentí que hicieron mis orejas, y asentí con la cabeza avergonzada. Nunca me había importado que la gente me observara comer porque solía comer lo mismo o incluso menos que cualquiera de los chicos, pero me sentía azorada de que alguien descubriera que quería más comida. A veces no entendía porque algunas personas veían mal a las chicas que comían más que los hombres, como si estuviera escrito en algún lugar que no podía ser así; que estás debían de ser refinadas y comer lo justo.

—Toma mi manzana. Yo ya me he llenado —alcé la cabeza para observar a mi mejor amigo, quien tenía el brazo extendido en mi dirección.

Observé la verde manzana en su mano y la acepté tímidamente.

—Es normal que sientas esta hambre —enfoqué mi vista en Hyunjin, sentado a mi derecha, mientras le daba un mordisco a la fruta entre mis manos—. Recuerdo que la primera vez que me transformé, y todavía algunos años después, comía como si estuviera alimentando a tres personas. No entendía como mis padres no me mandaban a buscar un trabajo para poder comprar comida, pues cada tres días tenían que ir al supermercado para reabastecer la alacena puesto que me lo comía todo —sonreí ante la graciosa historia de su infancia. Esto me hacía darme cuenta de que había muchas cosas de su vida que todavía desconocía—. A lo que me refiero es que, desde que nos transformamos por primera vez, hasta pasados unos años sentimos un hambre voraz, debido a que nuestros cuerpos están adaptándose a tener dos portadores, por lo que no debes avergonzarte por ello.

—A mi todavía no se me ha pasado —agregó Innie, dando vueltas a una naranja en su mano que luego pasó a pelar.

—I.N y Changbin fueron los últimos en transformarse, por lo que todavía no se han adaptado del todo a sus lobos y por eso siguen comiendo para tratar de satisfacerse ambos —terminó de explicar Hyunjin, señalándome a los dos nombrados, sentados frente a él, quienes seguían metiendo comida en sus bocas.

Me reí levemente ahora más relajada después de haber obtenido una explicación a mi inexplicable hambre voraz.

—Hola chicos —escuché una voz masculina por detrás de mí.

Alcé la vista y vi que se trataban de Chan y Seungmin, quienes dejaron sus bandejas con comida sobre la mesa y tomaron asiento junto a mi mejor amigo, puesto que a yo me encontraba rodeada por Han, Hyunjin y Felix.

—Hola chicos, cuanto tiempo sin veros —les sonreí mientras depositaba el corazón de la manzana de Minho junto a los otros dos.

Suponía que lo mejor que podía hacer era ocultar el hecho de quien era la nueva yo. No estaba segura de si Chan y Seungmin eran también hombres lobo o ni siquiera sabían que estos existían y eran humanos como yo había sido, pero, entendía que, si los chicos no me habían dicho sus secretos después de ser amigos durante la mitad de nuestras vidas, de seguro tampoco se lo habían confesado a ellos.

Pero, aun siendo humanos, tenía curiosidad por saber a que olerían ellos. ¿Serían olores de flores y plantas como el de los cocineros? ¿O serían aromas tan diversos como el de mis amigos?

Inspiré de manera sutil en su dirección, alzando ligeramente la cabeza. Esperaba no verme demasiado extraña y que pareciera que simplemente estaba respirando.

No capté ningún olor viniendo de ellos.

Me extrañé ante ese descubrimiento, e inspiré varias veces más pensando que había algo mal con mis fosas nasales. Tal vez, después de percibir tantos aromas diferentes en tan poco tiempo debía dejar descansar mi super olfato. Pero no creía que esto fuera como un teléfono al que, si se le descargaba la batería, solo debías dejarlo un par de horas cargando.

De pronto mi nariz empezó a picar como si hubiera olido algo que no debía haber captado. Extraña me incliné levemente a mi derecha y, viendo que Chan y Seungmin estaban inmersos en sus comidas, le susurré mi duda, sabiendo que con el super oído conseguiría oírme.

—Hyunjin. No sé si se me ha roto la superhabilidad del olfato, pero ¿por qué no puedo captar el olor de Chan y Seungmin?

El chico junto a mí alzó la cabeza y observó al resto de los integrantes de nuestro grupo. Los chicos se observaron entre ellos también. ¿Habían escuchado lo que le había dicho? La verdad no tenía idea del alcance que tenía el oído. A no ser que hubiesen estado atentos por si alguno de nosotros decía algo.

—Creo que será mejor que todos hablemos una vez ellos terminen sus almuerzos —declaró Minho, captando la atención de nuestros dos nuevos amigos quienes dejaron los cubiertos a medio camino a sus bocas.

🌕🌗🌑🌓🌕

Según mi teléfono quedaban veinte minutos para que sonara de nuevo el timbre, indicando que la hora de la comida había terminado.

Salí junto con los ocho chicos de la cafetería por las grandes cristaleras que daban al campo de futbol americano y las pistas de atletismo, justo donde había estado con los chicos poco más de media hora atrás. En esta ocasión, nos encaminamos debajo de las gradas. Esquivamos hierros que formaban la estructura interna de los grandes asientos, hasta llegar a la mitad de ellos. Desde luego quedábamos ocultos de cualquier persona que saliera a pasear por la nieve en dirección al gimnasio o a la cafetería.

—Bien. ¿Qué hacemos aquí? Este lugar no me trae buenos recuerdos —las palabras de Chan sonaban interrogantes, pero soltó una carcajada ante la última frase.

—Nos disculpamos por ello. Estamos en deuda con vosotros por el favor que nos hicisteis —le respondió Minho, sonriéndole a su vez.

Wow. ¿Minho pidiendo disculpas? ¿Qué me había perdido en ese tiempo que había estado dormida, muerta, inconsciente o lo que fuera?

—¿Me he perdido algo? ¿Desde cuándo vosotros os lleváis bien? —pregunté confundida, mirando a mis amigos de uno a uno.

Sus sinceras miradas y amables sonrisas me indicaban que me había perdido muchas cosas. Qué relación había entre ellos que yo no conocía. ¿Tal vez un secreto compartido?

—Primero que nada, supongo que hay que ponerse al día con lo ocurrido en la última semana. June, Chan y Seungmin fueron quienes nos avisaron de que te habían secuestrado y quienes nos hicieron el favor de ir a avisar a nuestra manada para buscar refuerzos para ir a buscarte.

—¿Qué? —las caras de Seungmin y Chan eran dignas de inmortalizar en una foto o en una pintura. Desde luego podrían competir con el cuadro del "Grito" de Edvard Munch. Tanto juntarme con Hyunjin hacía que mi memoria recordara todos los datos sobre pintores y cuadros que decía.

Entones mi mente empezó a funcionar a toda velocidad, asumiendo entonces las palabras que había soltado Minho. ¿Chan y Seungmin habían ido a avisar a la manada de los chicos? ¿La manada de hombres lobo? ¿Cómo? ¿No se suponía que nadie podía saber lo que ellos eran porque era un secreto?

—Ah sí, también, nuevo dato ahora para vosotros dos. June es ahora mujer loba —las palabras de Minho eran cuchillos afilados cortando el aire y clavándose en mi cabeza, tratando de asumir todo lo que mi mejor amigo estaba soltando por su boca—. Aquella noche June murió e, inexplicablemente, volvió a la vida transformada en una de nosotros.

Las mandíbulas de los chicos cayeron, sin poder creerse lo que estaban escuchando. Habría sido gracioso ver sus caras si no fuera por la falta de información que yo tenía y la extra que estaban recibiendo ellos.

Sentí mi cabeza haciendo cortocircuito, recordando las palabras de Accalia días atrás.

—¿Pero no se suponía que ningún humano debía saber lo que somos? —exploté yo, queriendo salir de la infinidad de dudas que afloraban en mi mente. Esta era un bullicio de preguntas que solo conseguirían causarme dolor de cabeza dentro de poco.

—Me temo que no todo es cómo tu crees querida June —la voz de Changbin se abrió camino entre tanta incertidumbre que me inundaba.

—Chicos —mi mejor amigo se dirigió a Chan y Seungmin—, creo que os toca a vosotros aclarar alguna de las dudas de June.

Ambos chicos se miraron entre ellos, dubitativos, pero, entonces, suspiraron y cerraron los ojos. Giraron la cabeza en mi dirección y, cómo si se hubiesen coordinado, abrieron los ojos y la boca al mismo tiempo.

Mi mirada se alternó entre ambos chicos, que me observaban como si se estuvieran disculpando.

Si había creído que ya no había nada más que pudiera sorprenderme después de haber descubierto que era yo ahora, había estado totalmente equivocada. Los ojos rojos de mis dos nuevos amigos y sus afilados y blanquecinos colmillos me daban una pista de lo que ellos eran en realidad. Enseguida, todo empezó a cuadrar en mi cabeza. Sus manos frías. Su pálida piel. Había tenido la respuesta frente a mis ojos todo este y no me había dado cuenta de ello porque nunca pensé que personas como ellos pudiera existir.

La realidad había estado oculta a mis ojos todo este tiempo.

Pero ahora podía verlo.

Y ya no había duda de ello.

Ambos eran vampiros.

Ahora fue mi turno de que mi boca se abriera. Mi mente se había quedado en blanco, debido al repentino shock. Este nuevo descubrimiento solo conseguía que mi cabeza siguiera creando más y más incógnitas.

¿Los chicos siempre habían sabido lo que eran? ¿Había sido este el motivo por el que nunca se habían llevado bien? ¿Era cierto lo que decían en las películas sobre la interminable guerra entre hombres lobo y vampiros? ¿También eran ciertos los mitos sobre los vampiros que se leían en los libros?

Mi mente daba vueltas tratando de frenar las interminables preguntas que se hacían camino en ella.

—Algo me dice que el cerebro de June está en proceso de sobrecarga —se rio Hyunjin junto a mí.

Desvié la mirada de los dos vampiros hacía el rubio de pelo largo. Quise envolver mis manos alrededor de su cuello para estrangularlo por la obviedad que había dicho. ¿Cómo se suponía que debía de estar cuando descubría todo un nuevo mundo que no sabía que existía?

—Vamos a hacer una cosa —la voz de Innie hizo que dejara de asesinar mentalmente al chico con aroma a cítricos y la enfocara en él—. ¿Por qué no mejor no vamos a la casa de la manada para que el Alpha le expliqué las reglas y pueda solucionar algunas de sus innumerables dudas?

—Creo que es una buena idea —secundó Minho, enfocando su mirada en mí, esperando mi respuesta.

Me encogí de hombros, aceptando su propuesta. No tenía nada que hacer esa tarde y de verdad necesitaba que alguien aligerara algo de la sobrecarga de nueva información y preguntas que llenaban mi cabeza.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro