Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 2

June

Parpadeé varias veces, tratando de acostumbrar mis ojos a la luz que entraba por la ventana que había encima de mí. No sabía que hora debía ser ni a que día estábamos. Sentía que había estado durmiendo una vida entera y ahora se sentía demasiado irreal estar despierta.

No recordaba con exactitud mis últimos sueños. Lo único que mi mente conseguía dibujar era la imagen de una gran loba blanca con mi mismo color de ojos. No quería prestarle importancia, puesto que mis sueños siempre habían sido bastante fantasiosos.

Traté de alzar una de mis manos, pero me dolía demasiado todo el cuerpo. El simple hecho de pensar en mover un solo músculo me provocó un pinchazo en la cabeza.

Cerré los ojos de nuevo con intención de hacerme a la idea de que tenía que levantarme de la cama. Podía notar como mi cuerpo se había hundido en el colchón y casi notaba como si este formara también parte de mí.

Armándome de toda la fuerza mental que conseguí reunir, ordené a mi cuerpo que se alzara. Usé mis manos para apoyarme en el colchón y así elevar mi tronco superior. Conseguí recostarme contra la pared, no sin antes sentir como todo mi cuerpo se quejaba debido al esfuerzo.

Empecé por estirar mi cuello y mis brazos, sintiendo como estos crujían. ¿Cuánto tiempo había permanecido en la cama como para que todos mis músculos se sintieran agarrotados? Una vez conseguí eliminar la rigidez de ambas partes de mi cuerpo, fue el turno de mis piernas. Aparté la sabana que cubría mi cuerpo y saqué ambas piernas fuera de la cama, escuchando como la estructura de esta crujía debajo de mí. Sentí la fría madera del suelo bajo mis pies descalzos.

Observé mis piernas cubiertas por un pantalón de lana gris. Reposé mis manos sobre mis piernas. Algo se sentía diferente, pero yo no encontraba ninguna diferencia en mí. Todo parecía estar en orden, pero un presentimiento en mi me decía que no era así.

¿Acaso me estaba volviendo loca?

Paseé la mirada entonces por mi habitación. Las paredes de madera mantenían el calor dentro de la habitación y combinaban con las sabanas blancas de la cama individual sobre la que estaba sentada. La puerta de madera estaba cerrada, justo como yo la dejaba cuando me iba a dormir o salía de la habitación. Me puse en pie y observé entonces por la ventana que había junto a mí. Podía ver un gran claro nevado abierto al cielo, rodeando por grandes pinos e inmensos abetos encima de los cuales se acumulaba una gran cantidad de nieve. ¿Había nevado mientras yo dormía?

Me quedé embelesada mirando el hermoso paisaje por la ventana de la planta superior sin pensar en nada. Capté entonces unas pequeñas marcas que había sobre la nieve. Desde donde me encontraba simplemente parecían marcas redondas. ¿Quién o qué había hecho esas marcas?

Mi mente no proceso una posible pregunta pues mi mirada captó como un animal se acercaba a la casa al trote. Observé todos sus movimientos. Habría pensado que no era más que un zorro que se había perdido si no fuera por su oscuro color de pelo y su gran tamaño que delataban que, más bien, se trataba de un lobo.

Vi como el animal se detenía a escasos pasos y entonces empezaba a convulsionar violentamente. Me preocupé al pensar que el animal estaba herido y necesitaba ayuda. Quise apartarme de la ventana para bajar a ayudarlo, pero lo que vi a continuación hizo que me congelara donde me encontraba.

El lobo empezó a disminuir de tamaño y el pelo de su cuerpo fue desapareciendo. Su cabeza se retrajo hasta adoptar el tamaño de una humana y su cola desapareció por completo. El animal se había transformado en un humano, más concreto en un hombre, que se estaba alzando sobre sus dos piernas y vistiendo solo su ropa interior. El hombre desapareció de mi vista a los pocos segundos.

No podía creerlo. ¿Un lobo se había transformado en una persona? Aunque, parecía tener más sentido que la persona se hubiera convertido en el animal. Pero nada de todo aquello tenía sentido.

Me alejé de la ventana, tropezando con la pata metálica de la cama y cayendo de culo al suelo. Mi mente era un caos en estos instantes. ¿Qué estaba pasando? ¿Todavía seguía soñando? Pero no parecía ser el caso. La caída había dolido, por lo que era imposible que esto fuera un sueño.

De pronto, fue como si me hubiesen quitado una tela de los ojos. Mi cuerpo había tenido razón al avisarme de que había algo que no iba bien. Mi visión parecía haber estado nublando desde que me había despertado, pero ya no más. Observé a mi alrededor de nuevo, notando que esta no era mi habitación. La ropa que llevaba puesta tampoco era mía. Y lo que había visto fuera de la ventana definitivamente no se parecía en nada a la calle donde vivía.

¿Dónde me encontraba?

Mi cuerpo empezó a sacudirse por el mío de no reconocer el lugar. Me alejé de la cama con la que había tropezado, como si esta fuera la culpable de mi situación, y pegué mi espalda contra la pared de madera.

Me encogí sobre mi misma, tratando de hacer memoria sobre los acontecimientos pasados para ver si algo me recordaba porque estaba yo en esta habitación. Pero mi mente parecía haberse quedado en blanco. No conseguía recordar demasiado. Mis recuerdos solo alcanzaban hasta el día del cumpleaños de mi amigo y luego parecían haberse convertido en niebla.

¿Qué había hecho yo ese día? ¿Estaban los chicos en este sitio también?

De nuevo, la imagen de una loba blanca con mis ojos apareció en mente. Aparté ese estúpido sueño de mente. ¿Por qué narices estaba soñando con una estúpida loba en momentos como estos?

<<Oye, sin insultar. Yo no te he hecho nada para que me trates así>>

Grité con fuerza a la vez que cubría mis oídos. ¿Quién había hablado? Estaba segura de que estaba completamente sola en aquella habitación.

<<¿Junibel?>>

¿Por qué sentía que esa voz hablaba en mi cabeza? ¿Me había vuelto loca? ¿Pertenecía esta habitación a alguna institución mental?

<<No te has vuelto loca>>

Las lágrimas empezaron a resbalar por mis ojos. La extraña voz no se detenía y a mi me estaba empezando a doler la cabeza.

¿Por qué la escuchaba dentro de mí?

<<Porque ahora somos una. Formo parte de ti. ¿Acaso no te acuerdas de mí? Sé que no nos conocimos en las mejores circunstancias, pero eso no es motivo para que me olvides>>

Una lluvia de imágenes empezó a formarse entonces en mi mente. Yo siendo secuestrada por unos tipos extraños. Un hombre transformándose en lobo frente a mí. Otro tipo asegurando que mis amigos eran lo mismo que ellos. Los chicos llegando al lugar y mostrando que el hombre tenía razón. El lobo arañando mi cuerpo y el hombre mordiéndome. Una repentina negrura. Yo volviendo a la vida y matando al lobo, al jefe y a otros tres hombres más para proteger a mis amigos.

Las lágrimas empezaron a circular con más intensidad por mi rostro. ¿Yo había matado a varios hombres? ¿Qué clase de monstruo era ahora? Mis manos temblaron con fuerza alrededor de mis rodillas.

Escuché como unos pasos apresurados se acercaban a mi habitación. Tuve miedo de quien pudiera estar viniendo. Me levanté del suelo todavía derramando lágrimas y temblando, pero no iba a quedarme sentada.

Parpadeé varias veces para tratar de ver a través de las lágrimas y sentí como mi visión se aclaraba al instante. Parecía captar cosas que antes no podía como, por ejemplo, el lugar donde un tablón de madera se unía a otro y la cantidad de tornillos que contenía una de las bisagras de la puerta que estaba siendo abierta.

Mi boca se abrió al instante, sintiendo que mis dientes dolían. Pasé la lengua por ellos, notando como mis colmillos se habían alargado y afilado. ¿Qué me estaba pasando?

La puerta terminó por abrirse del todo y revelar las personas que se encontraban tras ella. El primero al que vi fue a Minho, seguido por detrás por Hyunjin y I.N y tras ellos Han, Felix y Changbin. Sentí un gran alivio al verlos allí y fue como si un peso se liberara dentro de mí.

—¿June? ¿Estás bien? —escuchar la voz de mi mejor amigo hizo que un sollozo escapara de mí, haciéndome derramar más lágrimas. Terminaría por secarme si seguía así.

Caí de nuevo al suelo, sintiéndome mareada por no entender nada. ¿Quién era la voz que escuchaba en mi cabeza? ¿Qué hacía yo allí? ¿En qué me estaba convirtiendo?

Lloré como una niña pequeña queriendo un brazo de mis padres o de mis amigos. Quería que alguien me tranquilizara y me explicara alguna de mis tantas dudas. Me mordí con fuerza el labio inferior como siempre hacía cuando lloraba, sintiendo como algo me lo perforaba en los laterales. Tuve que abrir la boca adolorida, sintiendo como algo líquido se escurría por ambos laterales de mi boca.

—June.

La voz del pequeño del grupo se abrió camino en la habitación junto a sus pasos. Sentí sus brazos a mi alrededor, tratando de tranquilizarme y darme apoyo. Lloré sobre su hombro, tratando de liberar toda la angustia y frustración que sentía en mi interior.

—Vamos, June. No llores así, por favor —Innie se separó de mi para colocar sus manos en mis mejillas. Abrí los ojos con dificultad y lo observé entre la marea de agua que se acumulaba en ellos—. Todo está bien ¿sí? Nosotros estamos contigo y no vamos a dejarte —sus pulgares limpiaron el rastro de lágrimas de mi cara y trataron de llevarse también las que se acumulaban aún en mis ojos.

—Déjame limpiarte la sangre — escuché decir a Felix, quien también se había acercado hasta a mí.

El rubio llevaba un pañuelo blanco en su mano que empleó para limpiarme la barbilla y el cuello. Luego me lanzó una tímida sonrisa que rompió algo en mi interior.

—Lixie —fue todo lo que dije antes de echarme en sus brazos. El rubio no tardó en acogerme y rodear mi cuerpo.

Sentí como sus manos acariciaban suavemente mi espalda, arriba y abajo. Respiré contra su pecho, percibiendo una intensa fragancia a masa de galletas. Me mareé ante el intenso olor y tuve que apartar de él.

—¿Estás bien?

—Sí, tan solo hueles demasiado dulce —le admití.

—¿Cómo a masa de galletas? —escuché la voz de Changbin desde la puerta.

—Justo a eso —confirmé.

—Entonces si es verdad —la voz seria de mi mejor amigo captó mi atención por completo—. Ahora eres lo mismo que nosotros.

—¿Lo mismo que... vosotros?

Mi mente recordó el momento en que vi los ojos amarillos brillantes de Han y Hyunjin y sus relucientes colmillos durante la batalla en la fábrica. Ellos habían revelado su verdadera identidad, confirmando así las palabras que aquel tipo dijo: "porque, princesita, tus amigos son lo mismo que nosotros. Te han tenido engañada durante todos estos años".

—Vosotros, me mentisteis —dije débilmente, sabiendo que aún así podían escucharme. Siempre habían podido escucharme cuando murmuraba—. Siempre me habéis mentido.

—June, no es lo que parece —trató de justificarse Hyunjin, dando varios pasos al frente.

—Tan solo tratábamos de... —no dejé que Han siguiera hablando.

—Solo tratasteis de jugar con la niña que no sabía nada de vosotros, ¿cierto? Mientras yo os consideraba mis amigos, mi familia, vosotros solo escondíais vuestros secretos —podía sentir como algo dentro de mi se prendía debido a la ira.

—Sabes que eso no es cierto, June. Eres nuestra amiga y te queremos —habló Felix.

—Pero no podíamos decirte lo que éramos. Nos hubieran castigado y desterrado de la manada por ello —declaró Minho.

No quería escuchar nada más. Todo seguía sonando demasiado confuso en mi cabeza. Tan solo quería irme a mi casa y no pensar en nada.

Sin saber cómo, pude sentir como mis colmillos volvían a su tamaño original. Parpadeé varias veces ante el desconcierto que sentía y noté como mi visión volvía a la normalidad también. Ya no percibía todo con tanta claridad, lo que si me parecía una pena.

—¿Chicos? ¿Qué hacéis aquí? —escuché una voz femenina proveniente de detrás de Minho, Changbin y Han.

Los chicos se apartaron, dejando a la vista a una mujer. Sabía quien era. El parecido con su hijo era demasiado notorio. Tenía las mejillas regordetas, la nariz pequeña y el labio superior mucho más fino que el inferior. Era imposible no reconocerla. Pero ¿qué hacía ella también aquí?

—¿Mamá? —Han no parecía sorprendido de ver a su madre—. Alpha William.

Todos los chicos se inclinaron hacía el frente como saludo al ver el hombre que iba junto a la madre de Han. Era un tipo robusto, muchísimo más alto que cualquiera de los chicos. Tenía unos ojos oscuros y fieros, y un rastro de barba en cubriendo su mandíbula.

Me habría encogido en mi misma ante su presencia si no fuera porque los chicos parecían profesarle un respeto inaudito. ¿Quién era aquel hombre al que Han había llamado Alpha y por qué parecían idolatrarlo?

—Oh —los ojos de Marise se enfocaron en mi—. ¿Cómo te encuentras cariño?

No sabía que responder a su pregunta. Físicamente me encontraba cansada y mentalmente me sentía derrotada. No, no me encontraba bien.

—Quiero irme a mi casa —dije a media voz, sabiendo que en cualquier momento podría echarme a llorar de nuevo.

—Está bien, puedes irte —me confirmó—. Los chicos te acompañarán para que no te pierdas —en entonces momentos eso era justo lo que no quería.

Necesitaba pasar tiempo a solas para aclarar mi mente y hacer una recapitulación de todos estos años atrás.

Creo que hubiese preferida que ella o el hombre que había a su lado me hubieran hecho de guía. Pero cómo no tenía ganas de discutir, simplemente asentí con la cabeza y esperé que alguno de los chicos se moviera para poder salir de allí.

En vista de que todos parecían congelados en sus lugares, me alcé del suelo y di el primer paso. Salí de la habitación sin la menor idea de a donde dirigirme, pero esperaba que alguno de mis supuestos amigos saliera de la habitación y me siguieran el paso.

Efectivamente, no tardaron demasiado en hacerlo y pronto me vi siendo rodeada por ellos. Me condujeron hasta la planta inferior y, luego, a la salida. Pronto un paisaje nevado se abrió ante mí.

Me sorprendí al no notar demasiado el frío. Mi cuerpo se sentía mucho más caliente que otras veces y me pregunté si tendría fiebre.

Con más motivo lo único que quería hacer era llegar a casa y olvidarme de todo y de todos por unos días.

Emprendimos el camino a través de la blanca nieve, dejando nuestras huellas impresas en ella y salimos del claro, internándonos en la frondosidad del bosque. Ni siquiera me planteé la locura que era aquella.

🌕🌗🌑🌓🌕

Terminamos por salir justo al final de mi calle. Me sorprendí. ¿Ellos siempre habían tomado esa ruta para ir hasta esa casa? ¿Cómo era que nunca los había visto pasar por debajo de mi casa? No, June. Tenía que dejar de hacerme preguntas.

Nos acercamos hasta mi casa y entonces me di cuenta de que no tenía nada conmigo. Ni mis llaves, ni mi teléfono. ¿Cómo se suponía que iba a entrar en casa ahora? Entonces recordé que mamá siempre me había obligado a esconder unas llaves de repuesto en la maceta que había junto a la puerta.

Me separé de los chicos y me acerqué a ella. Metí la mano entre la tierra hasta que sentí algo de metal chocando con mi uña. Agarré el objeto entre mis dedos y tiré de él con fuerza para sacarlo de allí. Habría sonreído victoriosa si no fuera porque me sentía demasiado cansada incluso para ello.

Me di la vuelta para despedirme de los chicos y entrar por fin en mi casa.

—Ya os podéis ir. Gracias por acompañarme —les dije. Si estaban esperando que los invitara a entrar en mi casa, se iban a decepcionar. No estaba de humor para ello.

Me di la vuelta para entrar en casa.

—June —me detuve ante la voz de Minho—. Tu teléfono. Supongo que lo necesitarás —me di la vuelta y vi a mi mejor amigo sujetando el objeto nombrado en una de sus manos.

—Sí. Gracias —lo cogí y ya no esperé más para ingresar a mi casa.

Metí la llave en el pomo y entré por la puerta. Cerré detrás de mí, apoyándome por unos segundos contra la puerta. Nunca había tratado a los chicos de esta manera, pero mi mente era un barullo de emociones y preguntas.

Subí a mi habitación y cerré la puerta de mi habitación una vez dentro de esta. Apagué el teléfono y lo dejé encima del escritorio sin siquiera comprobar si mis padres me habían mandado algún mensaje o tenía alguna llamada suya. Ni siquiera habría sabido que decirles en estas circunstancias.

Con la ropa que llevaba puesta, consistiendo en un pantalón de lana y una sudadera negra sin capucha, me tumbé en la cama, cubriéndome con todas las mantas. Necesitaba dormir y no pensar.

<<¿Seguro que no prefieres hablar June?>>

Sí. Estaba segura de que no quería hablar. Mucho menos escuchar una voz que no hacía más que reafirmarme que mi vida nunca volvería a ser la misma.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro