Capítulo 1
Minho
La vida siempre podía sorprender.
Nunca me había tomado al pie de la letra esa frase hasta que pude comprobarlo por mi mismo. En el último mes nuestras vidas se habían puesto del revés.
Habíamos recibido seis cajas con animales muertos. Dos vampiros aparecieron en nuestro instituto. June siendo secuestrada por la manada del norte.
Si la cosa hubiera terminado ahí habría jurado que tal vez nosotros mismo éramos parte de alguna broma de cámara oculta. Pero nada podía estar más lejos de la realidad.
June había muerto. Su corazón había dejado de latir por varios minutos y todo debido al jefe de la manada WolfGang. Todo parecía haberse acabado entonces. Pero, como ya he dicho, la vida puede sorprendernos. En ocasiones para bien, y en otras para mal.
La vuelta a la vida de June con su transformación en loba era un suceso que todavía no sabía en que dirección iría.
Hacía dos días que la habíamos traído a la casa de la manada y todavía no despertaba.
Cada hora que pasaba sin haber señales de que fuera a despertar me desesperaba. No podía estar sentado en un mismo lugar por más de diez minutos. Mis pies se movían arriba y abajo por la sala principal de la manada.
Nuestras heridas ya estaban casi sanadas, aunque todavía podía apreciar varios cardenales en el rostro de Felix y Han.
Todos estábamos histéricos por no saber el estado de June.
Decir que verla transformada en una gran loba blanca había sido shockeante sería decir poco. Ninguno de nosotros tenía constancia de que June fuera mitad loba, es más podría jurar con la mano sobre el fuego que, hasta la noche de hace dos días, mi mejor amiga era una simple humana que desconocía lo que nosotros éramos. Pero eso no había sido todo. June se había encargado ella sola de matar cuatro hombres enormes cuando nosotros no habíamos conseguido siquiera derrumbar a uno.
Me aterraba pensar en esa idea. No porque June ahora fuera más fuerte que nosotros seis, sino porque no sabía como iba a reaccionar cuando viera lo que era ahora.
—El Alpha os atenderá ahora —nos informó el padre de Changbin descendiendo por la escalera.
Los chicos se pusieron en pie y los seis nos dirigimos hacía el despacho del Alpha William. Últimamente pasábamos más tiempo dentro del despacho del Alpha que en ninguno otro lugar y algo me decía que las visitas a nuestro líder no iban a terminar con esta.
Felix fue el que tocó a la puerta y el que la abrió después de escuchar que podíamos pasar.
El Alpha se encontraba sentado tras su escritorio, revisando unos papeles.
—Sentaros. En un segundo estoy con vosotros —hicimos lo que nos pidió y esperamos pacientes a que terminara con lo que estuviera haciendo.
Un minuto después el Alpha se levantaba de su silla para venir a nuestra vera. Se sentó en el sillón frente al enorme sofá donde nosotros seis nos habíamos sentado. La verdad es que siempre que veníamos terminábamos sentados en este lugar, por lo que ya parecía una tradición para nosotros sentarnos en él.
—Bien. Como habéis visto os he dejado unos días para que descansarais y os recuperarais de vuestras heridas, pero ya no puedo prolongar más esta conversación —era entendible que el Alpha quisiera saber con exactitud todo lo que había pasado aquella noche puesto que, cuando toda la manada nos encontró en aquella fábrica abandonada tan solo estábamos nosotros con cuatro cuerpos sin vida—. Necesito que me contéis todo lo que ocurrió aquella noche.
—No estamos seguros de que le ocurrió a June antes de que llegáramos, eso es algo que solo ella puede contar — hablé. Parecía que siempre me convertía en la voz cantante cuando se trataba de contarle algo al Alpha—. Pero te podemos contar lo que sucedió cuando nosotros llegamos allí.
Le relatamos con todo lujo de detalles lo acontecido entre el momento en que vimos a June siendo retenida por el Alpha de la manada WolfGang hasta que uno de sus guerreros transformado en lobo la atacó y luego él la mordió.
—¿El líder de la manada del norte mordió a June? —la cara de horror del Alpha me transportó mi mente a aquel momento, cuando sentí que mi corazón se detuvo.
No creí que aquel malnacido fuera capaz de cumplir con su amenaza, pero cuando lo hice me di cuenta de que la manada WolfGang estaba dispuesta a hacer lo que fuera con tal de vernos caer.
Cuando los ojos de June se apagaron y su cuerpo se desplomó en el suelo fue como si hubiese recibido un disparo en el pecho. Había visto morir a mi mejor amiga frente a mis ojos. Fue como si me hubiesen arrancado el corazón y lo hubiesen machado.
—Así es. Murió frente a nuestros ojos —contestó Changbin con la voz débil.
Ninguno de nosotros quería volver a pensar que casi habíamos perdido a la persona a la que nos juramos proteger. La persona que nos hacía felices cada día.
—¿Pero, si murió, como es que sigue...
El sonido de un grito cortó las palabras del Alpha.
Este se puso en pie y nosotros imitamos su acción. Fuera lo que fuera que estuviese pasando echaríamos una mano si éramos necesarios.
El Alpha abrió la puerta de su despacho de golpe y salió corriendo por el pasillo. Nuestros pasos resonando tras los de ellos. Pero enseguida nos detuvimos, evitando chocar con su espalda.
—¿Marise? —escuché que la nombraba.
Mi mirada se centró primero en Han, para luego observar sobre el hombro del Alpha a la madre de mi amigo. La mujer se encontraba ante la puerta abierta de una habitación, mientras miraba a su interior con miedo y con las manos alzadas.
—Tranquila. No voy a hacerte nada. No soy tu enemiga —al parecer estaba tratando de tranquilizar a alguien.
Se escuchó un gruñido feroz procedente del interior del cuarto. Observé todo a mi alrededor hasta que caí en la cuenta de quien se encontraba dentro de la habitación.
Pasé al lado del Alpha, que seguía parado en el sitio esperando una respuesta por parte de la madre de Han, y me acerqué para echarle una mano con June.
Pero mi boca se quedó paralizada antes de poder decir nada. June no era June. Era su blanca versión lobuna. Se encontraba parada en medio de la habitación. Tras ella, la cama estaba tirada en el suelo.
Los brillantes ojos amarillo y azul de June refulgían con fuerza. Su mirada estaba clavada en nosotros, no sabría decir si decidiendo atacarnos o no. Parecía alterada, como si no entendiera donde se encontraba o que hacía allí. Me armé de valor y di un paso adelante, escondiendo a Marise tras mi espalda.
—June. Soy yo, Minho. Tu mejor amigo —traté de hacerla entrar en razón, pero al ver como había avanzado más cerca de ella, me mostró sus colmillos.
No me moví ni un paso más. Alcé las manos en señal de paz, para que viera que no iba a hacerle nada.
—Vamos, June. Nadie va a atacarte ni nada por el estilo. Vuelve a tu forma humana, por favor —le pedí.
La mirada de June cambió de dirección, enfocándose a mi lado. Mi mirada siguió su movimiento y vi a los chicos, junto al Alpha, asomados también a la puerta. La curiosidad había podido con ellos.
—Minho, cuidado —me gritó el Alpha mientras él abría los brazos y tiraba de los chicos hacía atrás.
Mi mirada se volvió a desplazar al interior de la habitación a tiempo de ver como June salía corriendo de la habitación. Sus cuatros patas trotaron velozmente por la superficie de madera antes de desaparecer escaleras abajo.
Mi mente se quedó en blanco por un segundo. ¿June acababa de huir de nosotros?
Di la orden a mis pies para que empezaran a moverse. No podíamos dejar que se fuera en ese estado. Ni siquiera me había reconocido, ¿qué iba a hacer ella sola en medio del bosque? Si algún cazador o la manada WolfGang la encontraban no iban a dudarlo dos veces antes de matarla.
Los chicos me seguían por detrás. Teníamos que dar con June y hacer que volviera en sus sentidos.
Llegamos a la sala común de la manada. Allí se encontraba June, mirando en todas direcciones, tratando de buscar una salida.
—¿Qué tal si la rodeamos? Al menos tendremos la oportunidad de impedir que se vaya.
La cabeza de June giró en nuestra dirección como si hubiera escuchado las palabras de Hyunjin aunque, teniendo en cuenta que contaba con el super oído característico de los lobos, tenía claro que si lo había escuchado.
Como si fuera alguna clase de broma de mal gusto, la puerta principal de la casa, localizada justo frente a June, se abrió. Mi cabeza se movió como un resorte en su dirección.
El guardia que entraba en ese momento por la entrada se quedó parado al ver a la loba blanca frente a él. Como si no supiera que narices estaba ocurriendo el hombre observó toda la estancia hasta que nos vio. No le dio tiempo a preguntar porque June estaba en su forma lobuna cuando grité.
—Cierra la puerta.
Pero ya era demasiado tarde.
June pasó corriendo por su lado, haciendo que el hombre se apartara a un lado para no verse embestido por nuestra amiga.
Me dirigí a toda velocidad hasta la entrada.
No dejaría que la mataran.
La imagen de Baron se formó en mi mente. Necesitaba alcanzar a June. Sentí mis huesos romperse al tiempo que mi cuerpo aumentaba su tamaño. Ni siquiera me importaba romper mi ropa. Tan solo podía pensar en ella.
No iba a dejar que otro acontecimiento como el de dos días atrás volviera a ocurrir. Esta vez la protegeríamos bien.
Caí sobre mis patas delanteras y corrí lo más rápido que pude hasta alcanzar el trote de June. Sus ojos me observaron sorprendidos, haciendo que aminorara por unos segundos su velocidad, acción que aproveché para adelantarla.
June se detuvo al verme frente a ella.
Su cuerpo se crispó. Abrió las fauces, enseñándome los colmillos, indicando que estaba lista para pelear si así se lo indicaba.
Yo no quería pelear. Solo detenerla.
<<Baron, trata de hablar con ella. Dile que no somos sus enemigos>> le pedí a mi lobo.
Esperé paciente, observándola.
Su pelaje era completamente blanco. Ni siquiera se divisaba un simple pelo de ninguno otro color que no fuera ese, lo cual me parecía fascinante. En toda la historia de los hombres lobo creo que nunca se había dado el caso de ninguna loba blanca en ninguna manada. Lo cual me reafirmaba que June no era una simple chica. Había algo especial en ella.
<<Minho, no puedo entablar conversación con su loba. Es como si la comunicación estuviera cerrada o simplemente no existiera un canal para comunicarse con ella>> me dijo Baron.
¿Cómo era eso posible? Era la primera vez que un lobo no podía comunicarse con otro.
Alcé la mirada y vi a los chicos rodeando poco a poco a June, aprovechando que la chica estaba centrada en mí. El Alpha William también se estaba acercando a ella, pero este tenía algo transparente en su mano izquierda.
June parecía no haberse dado cuenta de que alguien estaba casi detrás de ella. Sus ojos parecía que querían abrir un agujero en mi cuerpo para poder atravesarlo y huir de mí.
Pero en este día nada era como yo esperaba.
El cuerpo de June dio media vuelta sobre si mismo cuando el Alpha ya estaba casi encima de ella. El Alpha parecía sorprendido por la repentina acción, pero sus ojos se volvieron fieros cuando rodeó con un brazo en cuello de June y con el otro le clavaba lo que llevaba en la mano.
Cuando el Alpha retiró el objeto del cuello, June no se queda quieta como el Alpha habría esperado de ella. Su pata delantera se alzó y antes de que él pudiera retirar su brazo, June le había arañado con las garras haciéndole heridas por la cuales estaba manando la sangre.
El Alpha liberó su cuello.
June se tambaleó varias veces antes de tenerse en seco y derrumbarse de costado sobre la verde hierba. ¿Qué le había inyectado el Alpha en el cuello?
—¿Ha funcionado? —pude escuchar la voz de Marise desde la puerta abierta, donde también se encontraba el guardia que la había abierto.
—Si —fue todo lo que contestó el Alpha.
Mi vista volvió a June. Su cuerpo estaba disminuyendo de tamaño. Pronto el pelaje blanco dejó de cubrirle el cuerpo y su piel desnuda quedó a la vista. Volvía a estar solo vestida con su ropa interior.
Desvié la mirada y me fijé en Marise, quien venía en nuestra dirección cargando consigo una sabana blanca. Cubrió el cuerpo de June con ella y luego intentó cargarla.
Han apareció a su lado y apoyó una mano sobre el hombro de su madre.
—Yo la llevo, mamá —se ofreció y su madre lo agradeció.
Las manos de Han pasaron bajo sus rodillas y su espalda y la alzó, cargándola así entre sus brazos como si fuera una princesa de verdad.
Mi cuerpo cambió también, volviendo a mi forma humana.
Me encontraba solo en calzoncillos, pero eso era lo que menos me importaba ahora. Me levanté del suelo.
—¿Qué le has inyectado? —quise saber.
—Solo era un tranquilizante —me respondió Marise mientras se daba la vuelta para revisar las heridas del Alpha—. La hará dormir durante unas horas más. Esperemos que eso sea suficiente para que vuelva a ser ella.
—Es normal que haya reaccionado así. Todavía está adaptándose a su forma lobuna. Su mente debe de ser un caos ahora mismo —nos respondió el Alpha mientras observaba a June.
Luego se dio la vuelta, encaminando la marcha de vuelta al interior de la casa.
—Si tenemos suerte, mañana volverá a ser ella misma.
Rezaba internamente para que mañana la suerte si estuviera de nuestra parte.
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