Sesshomaru lleva aquí más de una semana. Yo diría que mes y medio, o algo así. En todo este tiempo se ha dedicado a sus papeles, tener limpio nuevamente el expediente, sacar nuevas tarjetas de crédito, su identificación y licencia de conducir y por último presentarse en la empresa Taisho como heredero directo y volverse presidente.

Me siento muy feliz por él. Por fin está en el puesto que por derecho a él el pertenece; a mi en realidad no me molesta que me halla dejado como segunda al mando de las empresas y la fortuna. Al contrario, me ha aligerado la carga, una carga que él puede llevar por años de experiencia y por sus estudios universitarios.

—Me encanta saber que has seguido la tradición familiar de recaudar fondos para los niños huérfanos. — murmura sentado en el sofá. Ni siquiera se ha quitado completamente el traje.

De alguna manera su chispa ha vuelto. Se le nota más comunicativo y un poco explosivo, no de manera negativa, me refiero a las locuras que solía hacer. De vez en cuando, cuando tiene tiempo, se la pasa subido en su moto o en uno de sus autos. Jacko también lo acompaña en esas locuras. Hacen carreras, juegan fútbol americano o bádminton, o simplemente se sientan frente al televisor por horas jugando algún videojuego. Es gratificante para mí saber que Sesshomaru está volviendo a ser el mismo poco a poco.

—El señor Taisho me lo comentó una vez cuando estudiaba administración con él. Creí que era muy importante para ustedes, los Taisho.

—Lo es. — cierra el portátil y por fin me mira. —Lo has llevado todo perfecto.

—Los críticos de hoteles dicen lo contrario. Dicen que la línea hotelera Taisho ha perdido calidad luego de yo tomar el mando. — comento. Él parece pensárselo un poco y abre otra vez el portátil.

—No deberías hacerle mucho caso. Alguno de ellos hacen esos comentarios porque les duele que una mujer joven, que no pertenece a la familia, sea quien esté al mando de todo. En especial de la línea hotelera. — la pantalla de la pequeña computadora muestra algunos gráficos de barras y líneas. Sesshomaru parece analizarlos un rato y luego busca unos papeles sobre la mesa frente a él. —Aunque la última vez que ví esto eran más elevados.

—Son las malas críticas y experiencias.

—¿Por qué?.

—Algunos clientes importantes se han quejado que la privacidad ya no es la misma. El año pasado se filtró la localización de un cantante irlandés que se hospedaba en uno de esos hoteles y le dio una mala reseña a la privacidad y seguridad del hotel... — digo.

—Veré que puedo hacer con esto. Las empresas van bien así que puedo desviarme un poco hacia los hoteles.

Me quedo callada durante un rato sin saber que hacer o decirle. Apenas son las 10:00 PM; Jacky aún no llega con la cena. Hace media hora llamó diciendo que había mucho tráfico y demoraría un buen rato en llegar con la comida. Y viéndole la cara a Sesshomaru está hambriento y algo estresado.

—Entonces... — susurro. Sesshomaru ni siquiera me dirige la mirada. —¿Te fue bien hoy? No me has dicho.

—Más o menos. Hubo un pequeño problema en la empresa, pero se resolvió en poco tiempo. — aclara.

—Ya...

Me levanto de ahí y me voy hacia mi habitación. Tal vez una novela ligera me haga olvidarme del hambre por un buen rato. Cierro la puerta tras de mí y busco el control remoto del TV. Al encontrarlo rápido reviso el montón de novelas que hay por ver y que ninguna me llama la atención. Al final escojo una romántica que la he visto más de mil veces y aún me sigue gustando.

Media hora después Sesshomaru entra a la habitación y deja el portátil sobre mi escritorio. Se saca los zapatos, el saco y afloja un poco la corbata. Todo ese monumental espectáculo tan sencillo lo hace frente a mí y logra, de alguna rara manera, calentarme.

—Me daré una ducha. — se suelta el cabello y sus ojos cansados me miran. —No voy a cenar por lo visto.

—Jacky debe estar por llegar. Aguanta un poco. — apago la televisión y lo sigo.

Desde que tiene su propio cuarto son pocas las veces que quiere dormir conmigo. Según él: se despierta a media madrugada y se pone a trabajar y no quiere molestarme con el ruido. Por supuesto que a mí no me molestaría que él haga ruido o lo que sea; me molesta que desde que está trabajando y encargándose de todo me ha dejado de prestar suficiente atención.

Cómo si ya no me amara como el primer día.

—Sessh...

—¿Hmp?.

—Te necesito. — su mirada dorada se enfoca en mí. Está a medio metro de entrar a esa habitación toda negra, porque sí, ni siquiera ha cambiado eso en él. —Hace días que no quieres estar conmigo.

—Sólo estoy estresado. No quiero pegarte mi mal humor, mucho menos desquitarme contigo.

—No importa, hazlo de otra manera. — me acerco a él y lo abrazo muy fuerte hasta que sus brazos también me envuelven. —Podemos hacer el amor, o ver alguna película y te relajas. Pero no te alejes más. Me duele que cada día estés más separado de mí.

—No era mi intención alejarme, mi amor. — besa mi frente y sonríe. —Esa oferta me ha gustado, ¿sabes?. ¿Te gustaría hacerlo en la ducha?.

—Por supuesto, cariño.

—¡Chicos! ¡La cena está aquí!. — escucho a Jacky gritar desde el primer piso.

—Joder, que bien. — él se separa de mí y baja corriendo las escaleras. Lo sigo sonriente hasta la cocina donde los veo a ambos pelearse. —¡Eh! ¡Yo pedí el filete uruguayo y la ternera frita! Tú quédate con lo que pediste.

—La ternera frita es mía. — remarco.

—Lo sé. Pero confiando en que nos amamos mucho me vas a compartir. — sonríe tiernamente. Jackotsu se da un golpe en la cara, hastiado seguramente de tanto amor.

—Como tú has dicho, cariño... — separo mi comida de las de ellos dos y me siento a un lado. —Tú quédate con lo que pediste.

—Me voy a vengar, Kagome.

—¡Hazle saber quién manda, Kag!. — chilla Jack detrás de él.

Sesshomaru lo fulmina malamente con la mirada y se sienta a mi lado con su pedido. Jacky saca también las bebidas. El vino formal para beber los tres más tarde, un batido-helado de fresa para mí, una cerveza para Sesshomaru y un Starbucks de matcha con café para Jackotsu.

—Por cierto. — dice con la boca llena mi mejor amigo. —Tienes una sorpresa, Sessh. Llegará pronto.

—Que tierno eres. Me compraste una moto de repuesto. — se mofa Sesshomaru. Casi me hace reír.

—Sigue soñando, cretino. — él le da un pequeño sorbo a su bebida. —Me encontré unas personas cuando venía hacia acá. Ya deben estar por llegar. Emociónate.

—¿Tu primo tal vez? Junto con alguna novia.

—No, que va. BanBan sigue en Corea atendiendo unos negocios. Cuando termine allá seguro viene.

El tiempo pasa y la comida también. Cuándo terminamos de comer los chicos se fueron a la sala a beber del vino y a jugar un rato su videojuego. Yo quise ponerme a fregar los platos y hornear unas galletas de vainilla.

Una hora después las galletas estaban listas. Las dejé enfriar un rato y me fui con los chicos. El vino se les había acabado pero ellos seguían jugando su videojuego. Al pareces Jacky estaba perdiendo, o algo así.

—Te dije que ibas a perder. No intentes más. — murmura Sesshomaru.

—Cállate.

Me siento sobre las piernas de Sessh y comienzo a besarle un poco el cuello. En algún momento deja de prestarle atención al juego y me besa a mi también. No se entera que ha perdido hasta que Jacky canta victoria y mi plan ha funcionado.

—Perdiste. — le saca la lengua.

—No vale. Me distraje con Kagome. — se queja.

—Ese era mi plan. — sonrío coqueta y camino hacia la cocina.

Escucho la puerta principal ser tocada. No le presto mucha atención; sólo coloco las galletas en un tazón, le agrego unas chispas de chocolate y M&M y vuelvo a la sala.

Me sorprendo al ver a los señores Taisho estar en la entrada abrazando a su hijo con fuerza. La señora Irazue no para de llorar sobre su hombro y el señor Toga sólo acaricia la espalda de Sesshomaru. En verdad es una escena hermosa de ver.

—Que bonita sorpresa. — susurro para Jacky al notarlo a mi lado robando galletas.

—Lo sé. Sabía que le iba a encantar. — también susurra.

Continuará...