|Nuevo mejor amigo|
¡Nos vamos a matar!
—¡Sesshomaru, nos vamos a matar! ¡Baja la velocidad ahora!. — grito asustada.
Jackotsu está a un lado de nosotros. La competencia sigue igual y el portón negro está a unos metros de nosotros. Sesshomaru levanta la mano en puño y luego saca el índice y el dedo del medio juntos; haciendo la señal de paz. El portón se abre y Taisho acelera aún más. Jackotsu se ha quedado a medio metro detrás de nosotros.
Al atravesar el portón la moto va perdiendo velocidad al adentrarse al estacionamiento subterráneo. Pasamos por el lado de alguien que alcanzo a escuchar unas cuantas maldiciones.
La moto se detiene y Sesshomaru se saca el casco. Mira hacia donde está Jackotsu el cual también se quita el casco.
—Te gané otra vez, Jacky. Te toca besar al cara de culo de tu hermano. — sonríe con superioridad levantando el mentón.
—Mmh. A BanBan no le va a gustar nada. — sonrió en otro muchacho.
Me saco el casco y bajo con los pies temblando de la moto. Lágrimas recorren mi rostro y siento arcadas. Me escondo detrás de la Yamaha R6 violeta de Jackotsu y vomito los Doritos que consumí al salir de limpiar la habitación de Sesshomaru. Todo el vómito se ve algo verde y anaranjado.
—¿Estás bien, preciosa? ¿Fue mucho para ti?. — me pregunta Jackotsu detrás de mi. Su mano hace movimientos de arriba abajo en mi espalda. Asiento y él me retira el cabello pegado en la cara por el sudor. —¡Mira como la has dejado! ¡Idiota! ¡Así no se conquistan a las mujeres!.
—¡¿Y quién diablos dijo que quería conquistarla?! ¡Sólo salimos como amigos!. — contraataca Sesshomaru. Los gritos de ambos me están dando dolor de cabeza.
—¿Qué ocurre aquí?. — la voz del señor Taisho nos hace voltear a mirar a los tres. De inmediato me levanto y limpio mis labios con mi chaqueta. —¿Kagome, estás bien? Te veo algo pálida.
—No se preocupe, señor Taisho. Estoy bien. — sonrío.
—Bien. Bienvenido, Jackotsu. Tu hermano me informó que venías para acá. Nunca imaginé que te encontrarías a Sesshomaru de camino hacia la casa y que compitieran como si fueran unos críos. — InuNo levanta una ceja. Claramente está enojado.
—¿Qué puedo decir, tío querido? Me gusta competir con mi primo Sesshomaru ya que Inuyasha es un mal perdedor. — levanta los brazos y sonríe.
—Hmp. — mira hacia su hijo. —Espero que esa moto no explote como la de Inuyasha. Aún estoy callando bocas por tu culpa, Sesshomaru.
—No es mi culpa que Inuyasha no use esa moto vieja ni tampoco es mi culpa que todas mis motos estuvieran encadenadas ese día. ¿Te suena de algo, InuNo Taisho?. — enarca una ceja. El señor Taisho no responde pero si mantiene el semblante serio. —Lo suponía. No vas a decir nada y mucho menos vas a admitir que fuiste protagonista de eso.
—Yo no hice nada de eso.
—Por supuesto que no. Lo hizo Jaken. — se mira las uñas y tuerce la boca. —Un trabajo tan torpe sólo lo podría hacer él o...
—¿O quién, Sesshomaru? ¿A quién vas a culpar ahora?.
—Mi hermano. Inuyasha también es torpe para hacer ese tipo de cosas tan...vandálicas.
—¡Mira quién habla de cosas vandálicas! ¡El que destruye motos, le lanza libros importantes a sus familiares y casi mata a una chica del infarto!. — escandaliza Inuyasha. Al parecer se escondía detrás de una columna.
—No me hagas enojar, Inuyasha. Sabes muy bien como me pongo cuando lo hago.
—Sí. Te vuelves loco. Ah, no, espera... Ya loco estás. — sonríe socarrón el menor de los hermanos.
A Sesshomaru se le nota arder en llamas de furia y repulsión. Sus puños están fuertemente apretados. Tanto que las uñas logran cortarle las manos y sacar pequeñísimos hilos de sangre carmesí. El señor Taisho los mira a ambos con detenimiento. Tal vez dispuesto a interponerse entre ambos por si empiezan a pelear y Jackotsu se ha colocado frente a mí.
Sesshomaru camina lento y luego apura el paso. Sus cejas se mantienen fruncidas y el rostro continúa desfigurado en ira. El señor Taisho se interpone en su camino pero es lanzado al suelo por un puñetazo de su hijo en la cara. Inuyasha se mantiene en su lugar. No tiembla ni hace nada. Sesshomaru se detiene frente a él y logro notar la diferencia de alturas entre ambos hermanos. Inuyasha es alto pero llega al mentón a su hermano; siendo más bajo que el mismo Sesshomaru.
—Si me golpeas firmaré. — amenaza. Sesshomaru sonríe de medio lado y levanta el puño.
—Sabes que me importa una mierda si me llevan a ese hospital. — estando a punto de chocarle la cara con el puño cerrado; Jackotsu interviene. —¿Qué haces?.
—A ti tal vez no te importa... — comenzó a hablar. Sin saber por qué mis lágrimas recorrieron mis mejillas. Me llevé las manos al pecho y rogué para que se deteniera esta pelea. —Pero a muchas personas sí. ¿Imaginas como quedará tu madre si te llevan a ese hospital? Probablemente devastada. Te conozco, Sesshomaru. Sé que antes de que comiencen el tratamiento harás alguna locura para escapar o suicidarte.
¿Sesshomaru sería capaz de matarse a sí mismo? Es un pensamiento que recorre mi mente sin disimulo. Lo más probable es que se tire de una ventana o se raje el cuello con algo. Si ocurriera eso Irazue podría morir de depresión.
—Si huyes o te matas, de cualquiera de las dos formas, tú madre se deprimiría muchísimo y moriría. Estoy consiente del inmenso cariño que le tienes a Irazue. A tu padre y hermano los odias, claro está, pero a tu madre la amas más que a tu propia vida. Y no sólo tu madre se sentirían mal si un día te pasara algo. Tan sólo hay que contar a las personas que te quieren y aman y mis dedos no serían suficientes.
—¿Puedo pegarle a este idota ya?. — preguntó.
—De seguro te vale vergas lo que te dije pero se que algunas de mis palabras llegaron a tu corazón de hielo.
Sesshomaru bajo el puño y se fue caminando. Inuyasha bufó y se fue unos segundos después. El señor Taisho, quien había visto y oído todo desde el suelo, se levantó, limpió sus ropas y se fue. Sólo quedamos Jacky y yo.
—¿Te asustaste?. — me pregunta limpiándome las lágrimas.
—Sí. Pensé que se iban a matar a puñetazos. — dije.
—Déjalos. Ellos se entienden a su manera. — suspiró. —Me llamo Jackotsu Taisho Shichinintai. Soy gay y diseñador de modas así que cuando tengas dudas de que usar llámame.— me sonrió y abrazó.
—¿Por qué tanta muestra de cariño?.
—Porque quiero ser tu nuevo mejor amigo, Kagome. — me mira feliz. —¿Sí? Por favor di que sí.
Sonrío. Este tipo ya me cae súper bien.
—Sólo una prueba y te diré sí o no. — él asintió. —¿El rosa es el mejor color del mundo?.
—Pss, obvio no, querida. Yo diría que el peor. Prefiero el morado o el amarillo. — dijo cruzando de brazos de manera afeminanda.
—Aprobado. Eres mi nuevo mejor amigo. Bienvenido a la Friendzone. — lo abracé y él me apretujó mucho más fuerte.
—Estoy muy feliz. Tanto que en cuanto termines de trabajar te vas a mi habitación para diseñarte algo muy chic y sexy. — acaricia mi cabello y yo lo miro extrañada. —Vamos a ser el centro de atención en la fiesta de mañana. Yo te invito.
—Ya estoy invitada.
—Mucho mejor ya que que en esta casa no mando yo. ¡Vamos!. — y agarrados de la mano salimos del túnel subterráneo y entramos a la casa. —¡Jacky a llegado!. — anuncia a gritos.
Definitivamente nos vamos a caer muy
bien...
8:37 PM.
Estoy en la cocina lavando trastes hasta que viene Rin y me da una mano. Trae la cara tristona y eso me hace preguntar el motivo.
—¿Estás bien?.
—¿Saliste con Sesshomaru?. — de inmediato responde con otra pregunta.
¿Cuando me ayudaba con la ropa no sabía con quien saldría?.
Pensé. Creí que si lo sabría ya que, como he dicho antes: la casa es grande pero los cuchicheos se exparsen rápido. Su mirada entre triste, furiosa, interrogativa y traicionada me apuñala como dagas en la cara. Agacho la cabeza y trago grueso.
Responderle a ella es más difícil que pedirle permiso a la nana Kaede...
Doy a conclusión mentalmente y la observo fijamente. Ella suelta una exhalación y se sacude las manos. Gira sobre sus talones, se seca las manos y se va atravesando la puerta de la cocina. Mentalmente me jalo de las greñas y lloro porque acabo de perder a una amiga, probablemente.
La puerta vuelve a abrirse y miro con la ilusión de que sea Rin; sin embargo es Jacky. Trae en sus manos un paquete de gusanos de gomitas. Se sienta sobre la encimera y me mira atentamente mientras mastica las golosinas con aspecto asqueroso.
—Escupe. — dice con la boca llena.
—¿Resumo o cuento la historia completa?.
—Resume. Dispongo de muy poco tiempo ya que estos gusanitos están bien ricos.
Imagino que ha visto a Rin salir de la cocina y el chisme lo ha atraído hasta aquí. Por suerte no debo de mencionar el nombre de mi amiga –o ex-amiga– y agarro valor para comenzar a hablar.
—Está enamorada de Sesshomaru y al parecer se acaba de enterar que salí con él esta tarde. — digo.
—Pff, honey, a leguas se nota que esa chiquilla está loquita por mi primo. Bueno no la culpo ya que Sesshomaru está más bueno que estos gusanos... — su mirada se va de mi rostro a los cacharros que lavaba. —¿No existen robots que hagan eso?. — señala los platos.
—Yo que sé y si los hay me gustaría que compraran uno. Odio fregar. — él ríe y se mete un puñado de golosinas a la boca.
—¿Y bien? ¿Qué harás?. — pregunta. Noto la curiosidad en sus ojos negros.
—Pues nada. Que pase lo que tenga que pasar. Si me sigue hablando comprobaré que seguimos siendo amigas y si es lo contrario es que ya no lo somos.
—Umh. Apenas llego y ya hay chisme en esta casa. ¿Sabes? En la navidad del año pasado Sesshomaru trajo a una amiga. Una amiga de verdad porque conozco a la chica y se que prefiere a las fresas que a los plátanos. — dice. Supongo que cuando habla de esas frutas es para disfrazar el verdadero nombre de los órganos reproductores. —En fin, nadie sabe por qué pero cuando la chica entró a la cocina después de un rato salió diciendo que su mamá no se encontraba bien y debía irse.
—¿Tú crees que Rin la amenazó o algo?.
—O de seguro vio una ratota por aquí. — observa a los lados en busca de algún roedor.
—Aquí no hay ratas, Jacko.
—Mucho mejor. Les tengo miedo, terror y pánico a esos bichos. — mete la mano dentro del paquete y sólo saca aire. Al pareces se le han acabado los gusanitos de gomita. —Saca unos Doritos.
—Inuyasha se llevó el último paquete. Hay gaseosa de limón si quieres. — señalo la nevera. Él hace una mueca media rara y se va al refri para sacar una lata.
—¿Repondrán la comida chatarra?.
—Lo más probable es que Irazue lo haga mañana. Hace un rato vino en busca de algo "leve" para comer y se fue muy desilusionada al no encontrar algo. Cuando llegó recién Inuyasha se llevó los Doritos.
—Asegúrate de hacerle la lista bien larga. Ah, y que no se te olvide poner los paquetes de gomitas en el listado. ¿Ok?. — asiento. Se baja de donde estaba sentado y con un movimiento de mano se va de la cocina. Lo escuchó volver a entrar y me señala con el dedo. —¡Qué no se te olvide venir más tarde a mi habitación! Es más deja eso y vete a bañar para que vallas de inmediato.
—Jacky, estoy fregando. — me excuso porque se que voy a tardar cuatro o cinco décadas fregando todos estos trastes.
—Hay chisme. — anuncia y se va.
Inmediatamente me pongo a lavar los trastos lo más rápido que puedo antes de que se le olvide el chisme.
9:13 PM.
—Para haber tenido tantos trastes que fregar terminaste rápido. — menciona la nana Kaede mientras se aplica su crema hidratante de piel en las manos.
—Digamos que tuve un pequeño motor que me impulsó a hacerlo más rápido. — ese motor es lo que sea que tiene que contarme mi BFF.
—Pues que bien.
—¿Y Rin?.
—La última vez que la vi estaba en el patio fumándose un cigarrillo. — lo que me dice me deja atónita.
—¿Rin...fuma?.
—Sólo cuando le preocupa algo o está estresada. — explica Kaede.
—Ah. Creí que ni tomaba café. — digo.
—Yo también creí eso cuando la vi por primera vez. Pensé incluso que odiaba eso. Sin embargo esa misma noche la vi fumando junto a su amiga Nanami. La misma Nanami me dijo que Rin no era lo que aparentaba ser.
—¿Es decir que no es para nada inocente a pesar de que tiene cara y cuerpo de adolescente de secundaria?. — inquirí. La nana asiente.
—Mejor no digamos más sobre el tema. ¿A dónde vas? Te has puesto muy linda. — me elogia y eso me hace sonrojar.
—El sobrino del señor Taisho me ha invitado a pasar a su habitación. Nos hemos hecho mejores amigos y quiere conocerme mejor. — explico.
—Que bueno. Yo me iré a la cama temprano. No te acuestes muy tarde, Kagome. — dice se mete en el interior del baño.
Abro la puerta y salgo. Camino por el pasillo en donde están las habitaciones de huéspedes y veo una con la puerta abierta, me asomo y veo a Jacky sentado en la cama limándose las uñas. Al entrar cierro la puerta y el me ve sobre el rabillo del ojo.
—¿Necesitas ayuda?.
—No. Casi termino. Aunque si deseas pintarme las uñas de las manos puedes comenzar ya. Los esmaltes están en la bolsa de flores azules sobre el tocador. — señala con la lima la mesa con varios cosméticos, artículos de belleza y algunas bolsas pequeñas.
—Pero si el color beige de tus uñas es muy hermoso.
—Me lo puse la semana pasada. ¿Ok? Entonces el color ya está pasado de moda. Ahora quisiera algo más llamativo. No sé... Un amarillo limón o tal vez un rojo llamativo. Tú elije.
Me dirijo a donde está la mesa y agarro la bolsa. Caigo sentada en el esponjoso colchón y él me da la mano derecha en una clara señal de que puedo comenzar a embarrarle las uñas.
—No me culpes si no te quedan perfectas. — advierto.
—Como si me pintas hasta los codos con el esmalte. Comienza que te voy a contar de lo que me enteré. — dice.
Remuevo todos los pomitos de pintura de uñas hasta dar con uno que me gusta: un rojo Borgoña. Le muestro el color y él hace un movimiento positivo con la cabeza en respuesta. Comienzo la delicada labor de retirarle el esmalte viejo de las uñas y aplicarle el rojo selecto.
—Verás, cuando salí de hablar contigo de la cocina venía buscando algún chisme para contarte...
—¡Ah! ¿Así que me mentiste? Eso no se hace, Jacky. — digo algo enojada con un puchero en la cara. Él niega con la cabeza y me sonríe.
—Pero ya te tengo uno y no es inventado.
—¡¿Y me ibas a inventar el chisme?!. — un guantazo recibo en la cabeza por su mano libre.
—¡Cierra la bocota y escucha!. — obedezco y sigo coloreando las uñas. —Cuando venía subiendo las escaleras me encontré a Inuyasha hablando por teléfono con alguien. Me escondí como pude y me puse a escuchar. Hablaba con una mujer y se escuchaban muy acarameladitos.
—¿Y eso es buen chisme? Bueno, es chsime, Inuyasha tiene novia pero no me interesa mucho eso.
—Pero es que si me interrumpes no puedo llegar a la parte buena. ¡Cierra la puta boca o no te cuento nada!.
—Bueno pero no te enojes. — continúo pintando sus uñas.
—Mi tío comprometió a Inuyasha con una alemana mayor que él. Claramente ninguno de los dos está enamorado pero como el tío le debe un pequeño favor al padre de la chica llegaron al acuerdo de que ese favor sería resuelto si ambos se casaban y convivían en matrimonio por dos o tres años.
—Pero, ¿Inuyasha no es muy joven?.
—Tiene 21 así que ya es adulto.
—Ah, tiene mi edad. ¿Qué edad tiene Sesshomaru?.
—26. ¿Puedo continuar?.
—Sí, sí.
Al final termino de decorar sus uñas con esmalte de brillo plateado. Jackotsu termina de contarme en chisme de que Inuyasha tiene una amante cuando está comprometido y sus padres se enteran lo destripan. Me mencionó que la alemana es seis años mayor que él y una pregunta se formula en mi cabeza: ¿Por qué el señor Taisho no comprometió a Sesshomaru en vez de Inuyasha? Puede que el primer hijo sea un año menor que la chica pero al menos no hay tanta diferencia de edad como la hay entre ella e Inuyasha.
—¿Y por qué no comprometió a Sesshomaru? Sigue siendo menor que ella pero sólo por un año. En cambio Inuyasha es siete años menor que ella y eso es una gran diferencia de edades que atraería muchos chismes y cuchicheos a los que la prensa no tardaría en investigar.
—El plan era hacerlo con Sesshomaru. Todo eso ocurrió el año pasado. Sesshomaru estaba aún con los cambios de su mente pero no eran tan preocupantes como ahora. El padre de la muchacha aceptó que se casaran así con Sesshomaru en esas condiciones; él mismo estuvo de acuerdo. Sin embargo, un mes antes de la pedida de mano, comenzó a cambiar. Se volvió rebelde y los doctores comenzaron a recomendar calmantes más fuertes y algunos somníferos. A pesar de que las dosis aumentaron por semana; él no volvía a su estado de antes; el padre de la chica ya no lo quiso y aceptó a Inuyasha como esposo de su hija.
—Oh. Eso si es buen chisme.
—Sí que lo es y todo eso ocurrió cuando mi hermano y yo estábamos de vacaciones aquí. Imagínate como estábamos los dos. BanBan chismeando conmigo y diciéndome que era malo hacerlo y yo le insistía que si era bueno.
—Sigue contando.
—Ok. Obviamente Inuyasha hizo su escándalo de no querer casarse y por otro lado el tío InuNo le insistía que sólo sería por dos años. Al final terminó aceptado y Sesshomaru se volvió el Sesshomaru que conoces ahora... Bueno...ni tanto. Gran parte de como es ya era parte de su carácter desde que es un enano escandaloso y amargado.
Jackotsu se ve las uñas recién terminadas y sonríe. Se levanta y abre el armario para sacar dos vestidos, un pantalón vaquero de un color azulado, un pantalón campana y cuatro blusas. Mira todas las prendas con duda y luego me mira a mí.
—¿Qué?.
—¿Qué crees que debería ponerme para mañana en la noche? Pondré a prueba tu gusto en la moda.
Me levanto y observo todas las prendas. La verdad que ninguna me convence del todo para una celebración tan importante. Giro sobre mis pies descalzos y me voy al closet en donde saco dos vestidos más.
—Dime, Jacky. ¿Invitarás a alguien que te interese?. — le pregunto. Aún mantengo mi mirada en el armario cargado de ropa.
—No. Sólo quiero resaltar pero no tanto. No quiero problemas con mi hermano o la tía Irazue; a ellos les encanta resaltar como la luna en el cielo.
—Entonces ponte estos vaqueros súper ajustados y resalta ese culo todo poderoso. Usas esta ombliguera de hombros caídos color coral y si tienes frío te pones una sudadera o un suéter.
—Perfecto. ¿Y en los pies?.
—Las sandalias blancas que tienes por ahí estarán perfectas. Pero el peinado... No se cual estilo te quedaría bien. — murmuro lo último.
—No te preocupes por eso, darling. Yo me encargo. ¿Me dejas hacerte una foto? Mañana prometo diseñarte algo que te va a encantar usar todos los días. — aplaude feliz en busca de una respuesta aprobatoria. Sin remedio asiento y el saca su iPhone para hacerme fotos. —Sólo serán unas cuantas miles.
De inmediato mi rostro feliz se deforma en uno cansado. Jacky ríe y yo también lo hago.
11:56 PM.
La sesión de fotos duró más de lo que debía ya que Jackotsu se empecinó en que usara algo de su ropa y le modelara para tener mejores tomas de mi cuerpo. Se me ocurrió la loca idea de decirle que me hiciera fotos desnuda y me las mandara mi número y eso hicimos. Jacky llenó la tina del baño con agua caliente, agregó burbujas, encendió algunas velas y apagó las luces del baño. Me metí en la bañera y él comenzó a hacerme las fotos.
Después de un rato seleccionándolas llegamos a escoger 4 de 28 que me había hecho en distintas poses. Obviamente estaba desnuda pero Jacky de negó a hacerme fotos que mostraran mi sexo y o mis tetas por completo. Eso me decepcionó un poco ya que con fotos así podía conquistar a algún chico que me interesase.
Cerca de las 12:00 AM salí de su habitación y me fui rumbo a la cocina a tomar un poco de agua. Entré a la cocina dejando inconscientemente la puerta abierta y del refrigerador saqué una botella de agua. Le di un sorbo al líquido y me puse a ver mis fotos nudistas.
Volví a darle otro sorbo a la botella de agua y esta vez casi me atraganto con el líquido al sentir algo recorrerme el cuello. Suelto el teléfono y el envase de plástico y cuando estoy a punto de pegar un grito alguien me tapa la boca.
Que manos más grandes... Están algo frías... ¿De quién son?...
Posiblemente tenga alguna falla neuronal ya que sólo pienso en el tamaño, temperatura y de quien son de las manos que me tapan la boca cuando pueden ser de un ladrón que me va a matar.
—Shh. No grites. — susurra en mi oído.
Esa voz... Yo sé de quien es esa voz...
La mano poco a poco se retira y yo me giro a confirmar quien era el dueño de esa enigmática y atractiva voz masculina. Sesshomaru es quien está parado frente a mí, con una gran sonrisa y el torso desnudo.
Oh, joder. Tiene el abdomen para chuparlo como paleta...
—¿Qué haces a estas horas despierta?— inquiere recogiendo la botella de agua y el celular –que por suerte estaba apagado– y me los entrega.
—Quería beber agua. ¿Y tú?.
—Lo mismo. — dice y se dirige a la nevera para agarrar otra botella de agua. —¿Dormías?.
—No. Estaba hablando con Jackotsu antes de venir aquí.
—Mm. — tapa la botella y la deja sobre la encimera. —Yo hacía ejercicio. No puedo dormir.
—¿Pesadillas?.
—Peor aún.
—¿Dolor de muelas?.
—¿En serio? Jajaja. — ríe.
—¿Qué entonces?.
—Malos pensamientos. — suelta al fin.
—¿No puedes pensar en algo bonito? Como arcoiris o unicornios. A mi me funciona cuando tengo pensamientos malos.
—A veces lo hago pero siempre le sacó el lado malo a lo bueno y al final termino más alterado y asustado.
—¿Y lloras?. — inquiero.
—No.
—¿Y por qué tus pupilas ojos están rojos? ¿No me vas a matar o si?. — doy unos pasos hacia atrás. Claramente tengo algo de miedo al descubrir esos ojos rojos afelinados.
—No, tranquila. Hoy es la noche del ritual de sangre. Mi madre mencionó que eras la invitada de honor así que ya debes saber que es. Por suerte hoy después de beber algo de sangre espero que se me pongan mejor los cables. — bromea. Río ante su comentario.
—Sí. La señora Irazue es un amor. — sonrío viendo el suelo.
—¿Aún crees que estoy loco?. — su pregunta me deja de piedra unos segundos. —Después de mis acciones que te mostré hoy creo que debes tener otra versión más alocada de mí. — su semblante se entristece un poco.
Agarro confianza de no sé donde y lo abrazo con fuerza. Siento los músculos de su vientre pegados al mío y mi cabeza está metida entre su pecho desnudo. Siento sus brazos envolverme con más fuerza y el latir de su corazón tranquilo de repente se acelera a lo igual que el mío.
Trato de despegarme. Quiero decirle a la cara que lo defenderé de cualquiera que lo tome por loco aunque me cueste mi vida; sin embargo no puedo. Aún me abraza con fuerza.
—Sólo un poco más. Hace mucho que no recibo un abrazo tan sincero. — susurra cerca de mi oído.
Estuvimos así un rato hasta que él decide separarse de mí y remover mi cabello. Sonrío. A pesar de que es un poste de electricidad a mi lado se ve muy tierno haciendo cosas así.
—Te defenderé y protegeré de quienes digan que estás loco. Te prometo que te ayudaré a volver a ser normal para que nadie te cuestione y ofenda y juro que tendrán que pasar sobre mi cadáver para llevarte a ese puto hospital. — coloco mis manos a ambos lados de mi cintura y expulso aire fuertemente por la nariz. Él se ríe. —Lo digo en serio. No te rías.
—Con esa apariencia tus promesas y juramentos me los trago. Pero que me defiendas y protejas es otra historia y creeme da risa.
—¡No es mi culpa tener tamaño minion!.
—No importa. — acaricia mi mejilla con su pulgar e índice. —Te ves tierna así de pequeña, Kag.
Que bien se escucha mi apodo de sus labios...
—Te acompaño a tu habitación.
—No es necesario. Debes estar cansado ya.
—Bueno entonces acompáñame a la mía para que me defiendas y protejas del peligro. — se ríe nuevamente.
—Ya basta. No da gracia. Mis palabras van en serio.
—Como digas, pequeño hámster. — acaricia mi ya alborotado cabello negro. —¿Es teñido o natural?.
—Es natural. ¿De verás crees que yo soy una falsa?.
—Sólo preguntaba. Contrasta bien el color de tu pelo con tus ojos azules y tu piel blanca. Sólo te faltan las pecas y ser más grandecita.
—Ya cállate. De seguro que tienes el miembro del tamaño de una hormiga. Todo tú no puede ser grande. — ¿Qué tiene que ver el tamaño de su miembro en esta conversación?.
—Creéme que no es tan pequeño como piensas. Incluso podría decir que no es pequeño. — suelta.
¡Ahora me deja con la duda!... ¡Eres un maldito, Sesshomaru Taisho!.
—¿Me lo quieres ver y compruebas?. — pregunta con un notorio toque de picardía.
—¿Qué? Yo... Yo no...
—No haré eso, Kagome. Aunque si tu quieres...
—¡No!. — casi grito más alto. —No quiero. Dejemos ese tema muy profundo en la mentalidad de ambos.
—Llegamos. A dormir, pequeño hámster. — me jala de una de las mejillas y yo hago un puchero.
—Soy pequeña pero te estás pasando con la ternura, ¿no crees?. — acaricio mi mejilla afectada.
—No. Creo que estoy siendo bastante bueno con mi ternura aplicada en ti cuando expresas lo contrario de ser inocente. — dice. Eso me ha dejado en blanco total. —Hasta el amanecer, Kagome. — se despide y se va.
¿Qué quiso decir con eso?...
|Continuará|
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