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|Noche de carreras|


Me aferré con más fuerza a la cintura de Sesshomaru. Cada vez iba un poco más rápido y ya habíamos atravesado media ciudad y no llegábamos al dichoso lugar. A mi alrededor pasan otras motos y autos deportivos. Los sigo con la vista al frente y por los espejos noto que hay más detrás de nosotros.

¡¿Nos siguen!?.

Me alarmo. Aprieto con más fuerza el cuerpo de Sesshomaru y la velocidad disminuye. Aparcamos y él se saca el casco para verme. Hago lo mismo con el mío y acomodo mi cabello.

-¿Estás bien?. - me pregunta acariciando mi cabeza. Asiento. -¿Nerviosa?.

-Es que... Creo que nos están siguiendo... - miro hacia atrás y veo que no hay nada. -Nos seguían...

-Van a donde mismo vamos nosotros. - me asegura. -No temas. ¿Continuamos?. - asiento y me coloco el casco.

La moto vuelve a encenderse y seguimos el camino hacia el supuesto lugar.

4:50 PM.

Unos minutos más y llegamos al lugar. Era una especie de granja con muchas pistas, una pequeña casa que parece un bar debido a la música que proviene de dentro, y por último las inmensa cantidad de motos y autos que hay por todo el lugar.

-Por ningún motivo te quites el casco. Sólo quítatelo si yo te lo ordeno. - me dice Sesshomaru ayudándome a bajar del vehículo.

-Ni que fueras mi papá. - bufo.

-No pero soy con quien estás aquí y soy quien te va a proteger de cualquier peligro. - con su dedo me da un suave golpe en mi nariz.

-Vale. Tengo sed.

-¿Que quieres tomar?.

-Agua. - él se ríe. -¿Qué?.

-Aquí no existe el agua, Kagome. Todo es alcohol y carreras.

-Ah. - veo mis botas y las suyas. -¿Una cerveza?.

-Entremos. - me dice y toma mi mano.

Entramos a la casa de donde proviene la música y efectivamente es un bar. Hay luces de colores en el techo. Sofás grades en las esquinas, mesas y sillas a centro del lugar, una barra con taburetes y por detrás estantes con botellas, vasos y copas. El lugar estaba repleto de personas. Algunas bailaban, otras bebían y conversaban y otras estaban algo cachondas y andaban en la esquina muy pegaditos. Demasiado pegaditos.

Usa condón, man.
Oh, por dios se la va a meter...
Ay no, no, no...
Dios mío... ¡¿A dónde me trajo este idiota?!.

-Kagome, te recomiendo que no los mires mucho si no quieres que se peleen contigo. - me recomienda Sesshomaru. Me pego aún más a su espalda y continuamos caminando hasta la barra. -Una cerveza fría y un jugo de naranja sin alcohol.

-Hace mucho que no te veía por aquí, Yako. - contesta el viejo detrás de la barra. ¿Yako?.

-¿Quién es Yako?. - le susurro a Sesshomaru por detrás.

-Yo. - contesta.

Ah, lindo apodo.

-¿Como se llama tu acompañante?. - me pregunta.

-Ka... - un golpe sobre una copa hizo que me callara.

-Hey, Yako. ¿Tu acompañante conoce las reglas?.

-Iba a contárselas ahora. Sólo espero a el viejo asqueroso detrás de la barra me de las bebidas para largarme a explicárselas.

-No te enojes. - le sonrió. -Aquí tienes tus bebidas, campeón. ¿Vienes a correr? Oí que La Apostadora ha venido.

Sin contestarle Sesshomaru agarra la lata y el vaso y se va. Le hago una pequeña reverencia al anciano y corro detrás de él hacia afuera. Llegamos a unos graneros con pocas luces y alejados de las personas. Sesshomaru se quita el casco y yo lo imito. Me ofrece el vaso de jugo y el abre la cerveza.

-¿Qué es este lugar?. - le pregunto. Él separa el metal de la lata de sus labios.

-Una granja que se convirtió en un circuito de carreras ilegales. - contesto simple.

-¿Ilegales? ¿Se trafica drogas y esas cosas?.

-Algunas veces pero lo jefes de esto son tan temidos que esos casos son escasos... - vuelve a sorber de su bebida. -Y los que se atreven son castigados con la vergüenza.

-¿Los desnudan?.

-Y otros castigos más vergonzosos.

-¿Y qué más se hace aquí?.

-Lo principal son las apuestas en competencias de carreras. Se apuesta dinero, viviendas, incluso se puede apostar la vida de una persona. Cualquier cosa de valor se apuesta.

Ante lo mencionado de la vida me estremezco. ¿Sesshomaru está del nabo o qué? Bueno, sí, sólo a él se le ocurriría venir a este tipo de lugares.

-¿Y por qué me trajiste aquí?.

-Querías salir, ¿no?. Conoces las partes ocuras de la ciudad y yo resuelvo un pequeño asunto con una amiga. - agarra mi jugo y vierte un poco en el interior de la lata. -Si quieres después de ver a esa amiga te llevo a una feria.

-Me gustaría ver una carrera. - le digo encongiendo de hombros.

Él me sonríe y se bebe lo último de su cerveza. Le doy el primer sorbo a mi jugo de naranja y suspiro.

-¿Cuales son las reglas que debo saber?.

-Nada de nombres, preferiblemente esconder tu identidad, nada de armas, traer al menos 1.000 dólares encima y cero peleas. - explicó.

-¿Y si incumplo alguna regla?.

-Te expulsan o te hacen pasar la vergüenza. - me señala con el dedo. -Búscate un apodo rápido. Iremos a ver a La Apostadora.

-¿Está bien "Lady Yako"?.

-¿Y por qué mi apodo?.

-No encuentro algún apodo que pegue conmigo y el tuyo es lindo. - cruzo de brazos detrás de mi espalda baja.

-Como quieras. Sólo no digas Kagome, ¿ok?. - asiento. -Bien, vamos. - dicho así comienzo a caminar pisando las huellas de Sesshomaru.

5:28 PM.

Atravesamos una multitud más y llegamos a un lugar en donde hay muchas mesas de juegos de mesa y al rededor de estas varios grupos de personas. Sesshomaru parece buscar a su "amiga" con la mirada. Me paro a un lado de él y a los segundos el vuelve a caminar, tomándome la mano. Nos detenemos frente a una mesa en donde una chica rubia y un hombre calvo juegan a piedra, papel o tijeras con cartas. Al parecer el tipo va perdiendo debido a que suda a mares.

-¿Listo?. - pregunta la chica con una media sonrisa formada en los labios finos y rosados. Él asiente dudoso. -¡¿Listo o no, joder?!.

-¡S-sí!. - exclama.

-Así me gusta. - dice.

-¡Piedra, papel, tijeras!. - dice la multitud y todos enloquecen. - la rubia ha sacado unas tijeras y el chico el papel.

-¡No! ¡No, no, no! ¡NO!. - chilla notablemente nervioso.

-Lamento tu pérdida, Keisuke. Creo que esta noche te irás caminando a tu basurero. - dice ella y recoge las cartas. Los espectadores ríen. -Las llaves de tu moto.

-Quiero la revancha. - dice. Todos los espectadores vuelven a reír. La rubia continúa recogiendo las cartas.

-Ja, querido... - ella se ríe. -Esta fue la revancha. ¿Acaso lo olvidaste?. - él lagrimea un poco. -Las llaves o ya sabes lo que pasa si te niegas. - sin remedio el calvo pone un llavero de una llanta con una sola llave. -Así me gusta: que me obedezcan.

El perdedor se va con la cabeza gacha. Algunos le vierten la cerveza en la calva y otros se burlan. Claramente ni yo, ni Sesshomaru ni la chica que lo hizo perder nos burlamos de su desgracia. La rubia termina de recoger la baraja y luego la rompe en pedazos. Al mirar al frente una sonrisa se forma en sus labios, se levanta de repente y se engancha al cuello de mi acompañante.

-¡Hey, Sesshy! ¡Hace mucho que no vienes!. - dice.

-Mary, que gusto verte también. - la aparta. -Dejemos la euforia del emotivo momento y vallamos a hablar en privado.

-¡Claro, corazón! Si quieres algo más privado con gusto.

-No me acuesto con putas. - sentencia.

-Ni que fueras un santo. Además... - ella levanta un poco sus lentes de sol anaranjados y puedo notar sus ojos marrones brillar. -Si te has tirado a muchas putas. No bromees más, querido.

-¿Hablamos o no?.

-Claro. Pasa a mi camerino. Enseguida te alcanzo. - señala y se da la vuelta.

Sesshomaru comienza a caminar y lo sigo corriendo. Entramos a una pequeña casita en donde hay muchas luces, un tocador con un espejo con lámparas en los marcos, en el centro una mesa y al final un sofá en forma de L color mostaza y frente a este una mesa circular de cristal. Los azulejos rojos contrastan a la perfección con el ambiente.

Al lado del sofá hay un refrigerador y sobre el varios vasos y copas de distintas formas. Sesshomaru se toma el atrevimiento de abrir la nevera y sacar una botella de vino. Agarra dos copas y vierte el líquido rojizo dentro de ellas. Deja la botella y una copa sobre la mesa y se sienta en el sofá con la pierna derecha cruzada sobre la izquierda y bebe de su copa.

-Ven, Lady Yako. - me dice.

-Pense que aquí se podían decir nombres. - digo acercándome a él.

-Pueden estar escuchando desde afuera. - dice y pasa un brazo sobre mis hombros.

La puerta se abre y entra la chica rubia de antes. Tira los lentes a la mesa y se sienta sobre ella, bebiendo seguidamente su copa de vino.

-Que bueno que sabes mis gustos. ¿Seguro que en otra vida no nos hemos follado?.

-Necesito que salgas con Yumeko. - dice directo.

-¿En qué cojones me has metido ahora, Sesshy?. - inquiere ella dejando su copa a un lado.

-Digamos que le prometí a Yumeko una cita contigo a cambio de que me ayudara en algo. Sólo acepta y deja el ego atrás. - cruza de brazos.

-Quítate el puto casco y mírame directamente, hijo de tu casa. A tu madre no la ofendo porque me cae súper bien.

Sesshomaru se saca el casco y remueve su cabello blanco a los lados. Subo mis manos a la protección de mi cabeza para quitármela pero él me detiene y niega con la cabeza.

-No iré a ningún lado con ella. Estoy enojada con Yumeko y lo saben muy bien los dos. - sentencia y se bebe todo el contenido de la copa.

-No te voy a rogar, Mary. - dice y él le ofrece su copa. -Apostemos.

-Te escucho. - acepta el recipiente de cristal y se lo lleva a los labios.

-Hagamos una carrera. Si pierdo te doy la moto y si gano sales con Yumeko.

-No. - dice. -Si pierdes quiero conocer la identidad de tu amiguita. - me ve. -Admito que me está dando curiosidad.

-Ella no entra en la apuesta, Mary. - dice serio Sesshomaru.

-Si no aceptas yo no acepto. - encoge de hombros y sonríe.

-Está bien. No me importa, Sessh. - le digo. Él me ve analizándome los ojos descubiertos por el visor levantado y asiente.

-Bien. Hagámoslo.

-¡Yeyy!. - salta. -Hagámoslo en tu circuito favorito, Lord Yako. - sonríe. -Veamos si el campeón puede superar los nuevos obstáculos en su territorio.

Sesshomaru sonríe y se coloca el casco nuevamente. La de ojos marrones sonríe y de abajo de la mesa saca un casco negro con figuras de corazones, diamantes y tréboles dibujados en rojo y blanco.

Los tres salimos de la casa y afuera ya se estaba preparando el público. Todas las personas subían a las cercas, otras subían a los techos y los que quedaban cubrían los pocos espacios que quedaban cerca del circuito. Sesshomaru fue por la moto y Mary por la suya. La rubia apareció con otra Kawasaki Ninja H2R de color amarillo con negro.

Una chica con pantalones de cuero apretados y un sostén del mismo material negro se paro en medio de la pista con una bandera negra. La chica llevaba una máscara de demonio roja en la cara. Sesshomaru me hizo señas para que me acercara y eso hice.

-¿Qué pasa? ¿Puedo competir contigo?.

-¿Andas media loca o es que no has visto la pista de carreras, Kagome?. - me dice. Yo niego con la cabeza y él se golpea con la mano el casco. De su bolsillo trasero saca su celular y me lo entrega. -Si ves que voy perdiendo llama de inmediato a Inuyasha y dile que estoy en carreras con Saotome. Cuando cuelgues corre lo más que puedas y acércate lo más posible a la ciudad.

-¿Y la apuesta?.

-Prefiero pasar una vergüenza a que sepan quien eres. Kagome, no sabes de lo que son capaces estos locos, ni yo mismo lo sé. Sólo hazme caso y te vas. Olvídate de mí y corre. Yo estaré bien.

-Trata de ganar, idiota. - le digo y golpeo el casco.

Corro y a como puedo me subo sobre el techo de un granero un poco más alejado de la pista pero con perfecta visibilidad de lo que pasará. Mary se saca el abrigo corto de color rojo y deja al descubierto su sostén de cuero color amarillo opaco. La multitud enloqueció y Sesshomaru negó con la cabeza.

-¿Listo, querido?. - le preguntó. Al parecer ambos tenían micrófonos colocados en los cascos.

-Más que nunca.

Los motores se encendieron y la chica en el medio de la pista levantó la bandera y colocó la mano derecha sobre su cadera. Los espectadores continuaban vociferando y apollando a su concursante favorito. De todas las voces pude notar que el mayor de los votos iba para Sesshomaru.

-¿Listos?. - preguntó la chica con una máscara de bandida cubriéndole la cara. -¡Go!. - aulló bajando la bandera.

Inmediatamente las motos se pusieron en marcha. Una gran ola de polvo se esparció en el momento que arrancaron ambos competidores. Mientras que otros aullaban alegres y apollaban a su favorito; yo estaba con los nervios de punta. Llevé mi dedo pulgar a la boca y mordí nerviosa la uña; arrancando el esmalte color beige desde hace días que me lo apliqué.

Narra Sesshomaru

Sé que Saotome no me la iba a dejar fácil como los otros que compitieron contra mí. Aún así me sentí capaz de ganarle fácilmente. En la primera vuelta iba a la cabeza pero Mary no parecía estar contenta con su puesto detrás de mí y de vez en cuando aceleraba. Entramos al túnel cargado de luces fluorescentes que te dejaban casi ciego. Atravesé el túnel y gracias a los santos, dioses y a los espíritus que Saotome estaba a varios metros detrás de mí.

El tramo final era en zigzag con barriles de obstáculos. Un claxon me hizo saber que Saotome estaba a punto de pasarme. Aceleré aún más y pasé la línea de meta. Los bullicios aumentaron y mi velocidad también. Si volvía a pasar la meta de primero Saotome perdería pero si era lo contrario tendría que volver a competir con ella. Sinceramente me ando quedando sin tiempo.

Nuevamente atravesé el túnel con más luces cegadoras y con algunos barriles pequeños dentro. Un motor me hizo saber que Mary me ha pasado. Sudé frío pero no me dejaría llevar por los nervios. Al salir la vi a pocos metros de mí y avivé la velocidad; llegando casi a los
300km/h.

Pasé a un lado de Saotome y entré el el tramo zigzagueante y estando a punto de ganar Mary volvió a pasarme y ganó la vuelta. La gente escandalizó aún más y yo seguía sin ser dominado por los nervios.

Cerré mis ojos unos segundos y al abrirlos imaginé que estaba sólo en una pista de carreras sólo; practicando para esos torneos de motos a los que me gustaba asistir para patearle el trasero a muchos y ser el orgullo de mi familia. Recordé el último torneo al cual asistió Kanna y el tío Tomoe, un año antes del accidente, como traspasaba la línea de meta y al llegar junto a mis familiares todos me envolvieron en un abrazo.

Fue el último trofeo que gané, el último torneo al que asistí y la última vez que fui normal en mi vida. Porque lo admito: desde el accidente de Kanna ya no soy como antes.

Dejé de pensar en el torneo y más concentrado que nunca aumenté la velocidad. Sobrepasé sin miedo los 350km/h y en segundos tenía a Saotome detrás y yo estando cerca de la línea de meta. Bajé un poco la velocidad para hacer los zigzag y esquivar los barriles. Nuevamente la aumenté y mis ojos presenciaron el momento cúspide de la carrera: por fin había ganado.

Disminuí la velocidad y aparqué a varios metros de la línea de meta. Busqué con la mirada a Kagome y la hallé sobre el tejado de un granero saludándome con la mano en alto. La muchedumbre me envolvió. Todos me aplaudían y gritaban mi apodo en este lugar.

Me bajé de la moto y caminé hasta Saotome. Ella levantó su pulgar y me dio una palmada en el hombro izquierdo.

-Dile a Yumeko que cuando quiera paso a buscarla. Que elija el lugar y yo la invito. - suspiré aliviado.

-Gracias.

-No, gracias a ti por el momento tan intenso que me hiciste pasar. Hace mucho que no experimentaba tanta adrenalina y nerviosismo al mismo tiempo. Sin duda eres un campeón, Lord Yako. - ella levantó el visor de su casco y con hice lo mismo. -Vete tranquilo con tu Lady. No aceleres demasiado o la asustaras.

Asentí y caminé nuevamente hasta mi Kawasaki y llevarla caminando hasta la salida de la granja. Localicé a Kagome acercarse a mí y suspiré aliviado al ver que estaba bien. Por un momento temí que se callera bajando del techo y se hiciera raspones y moretos. O algo peor.

Si las cosas fueran más fáciles de expresar de seguro que esa sonrisa sería de amor y no de alivio...

Pensé suspirando y me saqué el casco de la cabeza. Kagome me abrazó y su protección chocó con mi frente. Apenada se disculpó y se sacó el casco también. Sus cabellos azabache estaban alborotados y las mejillas las tenía algo rosadas.

-Me alegro que ganaras. - me dice acomodando el casco sobre el asiento de mi vehículo. -Casi estoy a punto de llamar a Inuyasha. - sonrió.

De un bolsillo en su cintura saca mi celular y me lo entrega. Acepto el aparato y lo meto en un bolsillo de mi pantalón. Sin pensarlo la agarro de la cintura y la abrazo más fuerte. En el momento ella se remueve un poco. Agarro por detrás de su espalda un mechón de su negra cabellera y lo olfateo: el olor a frambuesas y miel me hacen querer pecar con ella. Ligeramente inhalo su cuello y su olor a vainilla ligado con aroma a rocío mañanero y flores tropicales.

Me separo un poco de ella. Una de mis manos apresa su cintura y la otra sube hasta sentir en la yema de mis dedos la piel tersa y lechosa de su mejilla. Sus ojos azules me escuadriñan buscando respuestas de mis acciones. Llevé la mano que antes acariciaba su mejilla a sus alborotados cabellos y los acomodé como pude. La dejé libre de la prisión de mi brazo y ella retrocedió un paso.

Suspiré internamente. De seguro ya la he cagado.

-¿Nos vamos a esa feria?.

-Sí. - responde. Sus mejillas están coloradas.

Le entrego el casco que una vez usó Kanna y ella se lo coloca y sube a la moto detrás de mí. Me pongo el casco y enciendo el motor. Por el espejo veo la granja atrás.

|Continuará|

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