Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

|Muchos perdedores en esta sala|


Al sentarme en la mesa noté el ambiente tranquilo y conversador entre ambas familias. El señor Schulz, patriarca de la familia alemana, reía junto al señor Taisho y algunas veces hablaba con Bankotsu; sin embargo, el pelinegro no tenía mucho interés en continuar con las charlas ya que respondía con cortos y secos monosílabos.

Miré al frente. Kagura Schulz, la niña alemana, era una mujer hecha y derecha. Pero sus pechos eran más falsos que la sonrisa finjida que hace. Inuyasha la miraba con odio mientras que su "prometida" hablaba con su madre sobre la boda.

Siento un poco de lástima por él...

Sesshomaru está a mi derecha con su celular. Anda viendo el anuncio de un nuevo vestido que será lanzado en Europa. Es muy lindo pero ese vestido no me va. Le arrebato el teléfono y pongo un vídeo de gatitos haciendo travesuras. Él niega con la cabeza, sonriendo, y me quita el aparato para que ambos veamos el vídeo en sus manos.

Por fin los meseros comenzaron a servir. Al primero que sirvieron fue al señor Taisho. Él había pedido un filete de res agridulce con puré de patatas y arroz frito. La señora Taisho, Jacky, Kagura y la señora Schulz fueron los siguientes en ser servidos; todos ellos habían pedido sopa francesa. Luego yo y Bankotsu. Nuestros filetes de pescado a la parrilla acompañado con verduras sofritas y arroz blanco fueron servidos frente a nosotros. A Sesshomaru le colocaron su plato con bistec de cerdo a la parrilla con ensalada de tomates, lechuga y pepinillos; Inuyasha también pidió lo mismo. Y por último el señor Schulz. El patriarca de la familia alemana pidió pato frito con arroz frito y salsa picante a un lado del plato.

Cuándo todos los pedidos de cada uno estaban puestos en la mesa comenzamos a comer. Agarré mi tenedor y cuchillo y traté de picar mi pescado; pero no pude. Sesshomaru me agarra los cubiertos y, con una sonrisa, comienza a trozear en vertical y luego en cuadritos mi pez muerto a la parrilla.

-Gracias. - le agradecí.

Me llevó a la boca un trozo de pescado y saboree el rico sabor. Hace mucho que no pruebo el pescado cocinado de esta manera pero puedo decir que es el mejor que he probado.

-¿Rico?.

-Rico. - le contesto cubriendo mi boca llena.

Continuamos comiendo pero siempre pude notar los ojos rojos de Kagura posados en mí.

8:40 PM.

Que aburrimiento....

Suspiré. Miro a mis lados. Sesshomaru escuchando y hablando con el señor Schulz y su padre y Bankotsu con los ojos en su celular viendo creo que unas mujeres modelando bikinis.

Cerdo...

Digo de mala gana en mi interior. Aunque tal vez lo haga con buena intención y no para estar de pervertido. Sí, tal vez sea eso. La señora Irazue se levanta con la excusa de ir al baño a retocar su maquillaje; el señor InuNo la acompaña. Sólo nos quedamos en la mesa la familia alemana y nosotros cinco. Jacky devora su flan de fresas que acaba de pedir y ahora quien habla con el señor Schulz es Bankotsu.

-¿Qué tienes?. - me pregunta Sesshomaru en mi oído.

-Estoy aburrida. - digo.

-¿Quieres jugar?.

Su pregunta me deja en duda. ¿Jugar? ¿Jugar a qué? Tengo miedo de aceptar pero también tengo miedo de decirle que no. Lo miro a los ojos y él al parecer a comprendido lo que siento con sólo verme.

-Tenemos una sala de juegos en el sótano. Ahí están las mesas de juegos y algunas consolas con los juegos más novedosos de último momento. - explica.

-Ah. Quiero ir. - le digo entusiasmada.

Los señores Taisho llegan y se sientan a la mesa. Sesshomaru se levanta y me agarra del antebrazo para levantarme a mí.

-Vamos a la sala de juegos. ¿Se apuntan, chicos?. - dice.

Inuyasha se safa rápido del agarre de Kagura y corre al interior de la casa. Bankotsu se disculpa con el señor Schulz y se pone a un lado de nosotros. Jacky niega con un dedo y sigue posando sus ojos avellana en el celular.

-Yo también...

-No vas. - le corta Sesshomaru a Kagura.

A la castaña se le deforma el rostro en una cara de sorpresa ligado con enojo. El señor InuNo se levanta rápido de la mesa apollando sus manos sobre ella.

-Quiere ir, Sesshomaru. - dice tranquilo.

-No quiero que valla. Me cae mal y le cae mal a Inuyasha. - contesta sin pelos en la lengua.

-¡Pero soy tu prome...!.

-De Inuyasha sí, mía no. Además no nos dejarías jugar bien y nada más hablarías de ti. Eso es lo que más odio de ti. - suelta.

-¿Vas a permitir que este niño hable así de mi hija, InuNo?. - el señor Schulz se levanta de la silla y apolla sus manos en la mesa.

-Sesshomaru Taisho, exijo que te disculpes con la señorita Kagura ahora.

-Usted no es nadie para llamarme niño y tú... - observó al señor Schulz y luego a su padre sobre el hombro. -No me voy a disculpar.

-¡Tienes prohibido...!.

-¿Qué? ¿Qué mas vas a prohibirme? Di lo que quieras a final de cuentas hago lo que me da la gana.

Tomó mi mano y me arrastró al interior de la casa. El señor InuNo lo llamada intensamente pero él no se volteaba ni a mirar.

-Sesshomaru, más despacio. Voy a caer.

Lo dije casi sin pensar. Se detuvo y me miró. Observé las pupilas rojas y las puntas de sus colmillos casi saliendo por debajo de sus labios. Con mi mano acaricié su mejilla. Unas lineas puntiagudas comenzaban a formarce en sus mejillas. Una media luna púrpura se dibujó en su frente.

-¿Sesshomaru?.

-¡Aléjate de él, Kagome!. - a nuestro lado apareció Bankotsu.

Bajé la mano y di unos pasos hacia atrás pero no suficientemente lejos del peliblanco. Las pupilas que antes eran rojas se volvieron azules y el cabello blanco se encrespó como si fuera un gato asustado o un perro a punto de atacar.

Bankotsu comenzó a correr y me empujó del lado de Sesshomaru. Sobe mi trasero afectado por el golpe y observé a Bankotsu. En su frente había una especie de diamante dibujado en color púrpura.

-Sesshomaru, cálmate. La estás asustando. Recuerda lo que pasó la última vez que te descontroláste. - susurro Bankotsu.

El cabello blanco se volvió lacio otra vez y las marcas ya no estaban en su rostro. Sus ojos cuando se volvieron abrir eran dorados como siempre. Bankotsu suspiró tranquilo.

-Qué susto. Pensé que ya ibas a matarnos. - murmuró el pelinegro. La estrella -o diamante- que antes estaba en su frente ya no estaba.

-Lamento eso. - se disculpó. -¿Estás bien, Kagome?.

-Sí.

Él asintió. Caminó delante de nosotros. Bankotsu aún lo miraba con preocupación. ¿Qué habrá pasado la última vez que se descontroló?. Pensé internamente. Me detuve gracias al choque de mi cara con la espalda ancha de Sesshomaru. Sobé mi nariz. Él me miró con preocupación y yo le sonreí.

-Estoy bien. - dije.

Miré al frente y había dos puertas color mandarina. Giré la cabeza y noté los escalones que descendían hasta las puertas. Nunca noté cuando bajamos las escaleras. Estaba tan hundida en mis pensamientos que mis pies se pusieron en automático para seguir caminando y bajar los escalones sin tropezar.

Sesshomaru abrió las puertas y la habitación que escondían me dejó anonadada: una gran sala de juegos. Entré al lugar. Era una habitación grande y espaciosa. Habían muchas mesas de juegos y consolas. En la esquina derecha había una barra con un muchacho con el cabello de color menta preparando algo. Al final de la habitación, en la esquina derecha al lado de las puertas, estaban colocados un sofá con forma de L, otros muebles blancos y una mesa de centro de cristal.

Inuyasha estaba preparando una mesa de billar. Las bolas ya habían sido colocadas en orden dentro del triángulo y traía unos guantes rojos oscuros de cuero.

-¿Pedirán algo?. - preguntó el chico de cabellos color menta. Un cóctel Alexander colocó en la barra e Inuyasha corrió por él.

-Gracias, Dante. - agradeció el pelinegro.

-¡Un vaso de coñac con mucho hielo, Dante!. - gritó Bankotsu. En la esquina derecha se encontraban los guantes y tacos para billar.

-Un Coctel Winston para mí. - dijo Sesshomaru. Atrapó los guantes negros que le lanzó Bankotsu y agarró su taco que era del mismo color de los guantes.

-¿Y usted, señorita?.

-Yo... Una Margarita estará bien. - le sonreí. El chico hizo lo mismo y se puso a trabajar.

-De aquí no salimos hasta que sea la hora del ritual. - sentenció Inuyasha y comenzó la partida haciendo el primer golpe.

Inuyasha de una coló las bolas 4, 6 y 12 en las troneras. Bankotsu sonrió y se puso en posición. Echó hacia atrás el brazo derecho y apuntó para luego hacer un golpe fallido. Inu le sacó la lengua. Sesshomaru, aprovechando que la bola blanca tenía una trayectoria perfecta para colar cuatro bolas de un golpe -los números 15, 11, 9 y 5- se colocó sobre la mesa, apuntó con el taco detrás de su espalda e hizo el movimiento. Efectivamente cuatro bolas calleron en dos troneras diferentes.

Era mi turno de golpear al menos una bola y meterla dentro. Sin embargo nunca he jugado billar antes. Observo el palo en mis manos. Brillante, largo y de color rosa. Imité la pose de Bankotsu de antes y apunté. Trataría de meter al menos la bola roja del número 3. Golpeé la bola blanca y esta hizo su trabajo en golpear el 3 y colarlo en la tronera.

-¡Sí!. - chillé.

Seguimos jugando así hasta que el muchacho detrás de la barra nos colocó los tragos en la mesa de cristal. Asentí en agradecimiento a pesar de haber sido la única en haberlo hecho y el chico hizo lo mismo.

Inuyasha volvió a jugar y coló el número 2. Bankotsu intentó meter el 14 pero no pudo; otro intento fallido. Sesshomaru también falló ya que metió la bola blanca sin querer. Llegó mi turno. Para ser la segunda vez ya me sentía más confiada de mí misma. Apunté a la bola negra. Los chicos me miraron y luego miraron el perfecto tiro que hice hasta que el 8 entro en una tronera. Inuyasha calló de rodillas y negó. Bankotsu se rió de él y Sesshomaru me felicitó.

-Pero si sólo colé otra. - dije ingenuamente.

-¡¿Acaso jugabas sin saber las reglas o como jugar?!. - exclamaron Inuyasha y Bankotsu.

-Si cuelas la bola negra ganas y si cuelas la blanca pierdes. - explicó Sesshomaru.

-¿Entonces gané la partida?. - digo con duda. Él asiente. -¡Sí! ¡Les gané! ¡Sí, sí, sí!.

-Y para celebrar vamos a beber nuestras bebidas. - ofreció Bankotsu.

Inuyasha y él corrieron a la mesa. A pesar de que el trago del pequeño peliblanco estaba casi al acabarse; a Bankotsu no le importo en competir por ver quién se bebía el trago más rápido.

Agarré la copa y saboree el sabor delicado de mi Margarita. Estaba exquisita. Bankotsu e Inuyasha seguían jugando y Sesshomaru se bebía su Winston con elegancia. Parecía ser un cóctel muy caro por su elegante decoración. De repente los ojos de Sesshomaru se posaron en mí y sonrió.

-¿Quieres probar?. - me ofreció su cóctel.

Quise negarme pero la tentación y curiosidad fueron más fuertes. Llevé mis labios al borde de la copa y bebí del Coctel Winston. Sabroso pero demasiado fuerte para mí. Apreté los ojos y él rió bajito.

-Déjame probar tu Margarita.

Sin permiso tomó mi mano con la copa y bebió de mi cóctel. Lamió sus labios para retirar las gotas de la bebida y dejó mi mano libre. Sonrió.

-Está muy buena. Dante, una Margarita para mí también, por favor.

-En seguida, joven Sesshomaru.

El brazo de Sesshomaru se colocó sobre mis hombros y continuó bebiendo de su finísimo cóctel. Me quedé de piedra al sentir sus dedos largos acariciar mi hombro. Observé su perfil: serio y los ojos ámbar brillando en un intenso brillo enigmático y atractivo. Sus labios decaídos sin una sonrisa graciosa o cordial. Sesshomaru, aparentemente, era el típico "hombre de hielo".

Las puertas se abrieron y entró la que nadie quería: Kagura Schulz. Bankotsu gruñó, Inuyasha se pasó las manos por la cara y Sesshomaru continuó igual. La castaña caminó alegremente hasta quedar en el sillón entre Inuyasha y Bankotsu. Ambos trataron de alejarse un poco -al menos el pelinegro lo logró - pero el pobre de Inuyasha fue apresado por el brazo y obligado a pegarse a ella.

-¿Me invitan a una copa?. - preguntó feliz.

-No. Lárgate. - contestó Sesshomaru.

-Si me voy mi padre le exigirá el dinero al tuyo. - sonrió con malicia.

-Sabes muy bien que eso no me importa. Tengo una parte de la herencia a mi nombre que ni siquiera él puede utilizar a menos que yo dé la orden. - contraatacó el peliblanco a mi lado.

-Tal vez eso no te afecte pero...¿Qué pasaría si el mundo se enterara de la aventura que tuviste con tu prima Kanna y, además, el culpable de su muerte fuiste tu mismo? Sería la bomba del siglo. - soltó.

Sesshomaru apretó la mandíbula y sus labios se tensaron. Kagura empezó a reír y Bankotsu e Inuyasha la miraban con odio. Yo igual la miraba con odio y algo más: lástima. Lástima porque sólo podía amenazar para conseguir lo que quería. Sentía lástima por esa niña toda falsa con el alma más podrida que una manzana.

-Vuelves a mencionar a Kanna... - dijo Sesshomaru. Kagura paró de reír y lo observó secándose las lágrimas. -Y te aseguro que yo mismo te haré experimentar en carne y hueso lo que ocurrió en ese accidente. Sólo cambiará una cosa: el conductor no seré yo.

La de ojos carmín palideció. Al parece la amenaza de Sesshomaru la dejó muda y paralizada. La vi tragar duro, lamió sus labios y soltó a Inuyasha para irse. Antes de abrir las puertas Sesshomaru volvió a hablar:

-Y ni se te ocurra decirle algo a alguien. - la miró sobre mi cabeza. Ella retrocedió dos pasos. -Ni siquiera a tu oso de peluche, Kagura. Te advierto que sentirás más dolor del que sintió Kanna si lo haces.

Dicho así la muchacha se fue y todos vimos a Sesshomaru. Él muy tranquilamente, como si no hubiese amenazado de esa manera tan aterradora a Kagura, bebía los restos de su coctel. Dante dejó la Margarita que había pedido antes sobre la mesa y se retiró.

-Faltan unos minutos para las 12:00 AM. Mejor vámonos. - dijo.

Se levantó del sofá y se fue con su copa en la mano. Poco a poco se fueron levantando los otros y siguieron los pasos del primero. Me despedí de Dante y salí corriendo hasta llegar al patio trasero en donde iba a realizar la ceremonia.

-¿Va a empezar?. - le pregunté a Jacky.

-¡¿Niña, que tú haces aquí?! ¡Tienes que estar al lado de Sesshomaru, mujer tonta! ¡Eres la invitada!. - me chilló en voz baja mi amigo.

Corrí rápido al lado de Sesshomaru y toqué su mano para que supiera que estaba ahí. Él me miró. Entrelazó su mano con la mía y así nos quedamos. El señor Taisho colocó en el centro del círculo de arenisca roja una botella de color carmesí. La abrió y el líquido fue vertido en un cuenco negro.

A pasos pausados, casi como una forma de marchar, se fue acercando primero a su esposa. Ella bebió del contenido y unas marcas aparecieron en su rostro acompañadas con las pupilas rojas. Miré hacia atrás y los Schulz nos observaban atentamente. Luego se bebió un trago el señor InuNo en su cara aparecieron sólo líneas puntiagudas y rojas. Ojos también cambiaron de dorado a rojo. El siguiente fue Inuyasha; bebió el contenido del cuenco y las líneas rojas aparecieron y sus ojos se volvieron rojos. Al llegar el turno de Sesshomaru el señor Taisho dudó.

-¿Dudas ahora que has comenzado?. - le preguntó Sesshomaru a su padre.

-No sabemos lo que puede pasar... - dijo. Detrás de su espalda sacó un par de esposas negras. -Lo lamento. Es sólo por precaución. Al terminar el ritual, si no te has transformado, te quitaré las esposas. - le dijo. Colocó los anillos en ambas muñecas de su hijo.

InuNo le ofreció el cuenco a Sesshomaru. Él no se lo pensó dos veces y bebió del líquido rojo. Las marcas que antes vi en su rostro aparecieron junto con los ojos carmesíes. Me sonrió. Creo estar media loca pero esa sonrisa con colmillos que podrían desgarrarme la piel en segundos me gustó.

El señor Taisho hizo un pequeño círculo en el medio del que nosotros habíamos formado. Tomó la mano de su esposa y la mía y todos ellos comenzaron a susurrar palabras que ni yo misma entendía. Y de repente ¡Puf! Ocurrió un diminuto rayo de luz y todos ellos tenían las caras a las que estoy acostumbrada a ver.

-¿Cómo estás, Sesshomaru?. - le preguntó la señora Irazue.

-Has apretado las esposas más de lo que debes. Joder, me están partiendo las muñecas. - forcejeó. Su padre le sacó la seguridad y lo vio a los ojos. -Estoy bien. Aún no puedo dar la seguridad de estar bien por completo.

Me arrastró junto a él y volvimos al interior de la casa. Tenía dudas de preguntarle el motivo por todos esos gestos pero no quise preguntar. Me llevó hasta la cocina, de la alacena sacó una botella de wisky y otra de vino y me dio para llevar un vaso.

-Sígueme. - me pidió con voz ronca.

Lo seguí como si fuera un robot respondiendo un comando. Subimos las escaleras y me detuve al verlo abrir su habitación y entrar. Dudé en entrar también pero lo hice. Una vocecilla en mi cabeza me gritaba un sinnúmero de advertencias de peligro pero yo simplemente la apagué cubriéndola de otras ideas más importantes.

Sesshomaru se quitó el abrigo y lo lanzó sobre la cama. Prosiguió en quitarse los zapatos y los calcetines y abrir el wisky. Levantó la mano y le di el vaso; de inmediato se sirvió el líquido en el recipiente y se lo bebió de un trago.

-¿Estás bien?. - le pregunté.

-Sólo...tengo algunos pensamientos que no quiero que estén. Es todo. - dijo.

-¿Y lo resuelves bebiendo?.

-Sí. Me voy a embriagar. Tal vez comience a decir estupideces más tarde pero no me hagas caso. Generalmente miento cuando estoy borracho. Nada más te traje para que cuando lo esté me acuestes en la cana y me dejes dormir.

-Bueno... Pero no bebas mucho, ¿ok?. Sino te dormirás sobre mí y yo con tu peso no puedo. - el rió ante mi comentario. -Iré a buscar algo de comer. No tardo. - Él asintió y se volvió a servir más wisky.

Corrí escaleras abajo y llegué a la cocina casi sin aire y con el vestido casi en la mitad de las nalgas. Abrí la nevera y localicé un bol con frutas picadas. Lo agarré sin importar nada y también tomé dos botellas de agua.

Volví a subir las escaleras y entré a la habitación de Sesshomaru. Cerré la puerta con el tacón y caminé hasta él. Estaba acostado en el piso con los pies sobre la cama y el vaso a medio acabar. La botella estaba ya por la mitad.

A saber cuantos tragos se metió cuando me fui...

Rodé los ojos y me senté a su lado; apollando mi espalda en la cama. Le ofrecí el cuenco y el no dudó en agarrar unas fresas y pedazos de kiwi y dejarlos sobre su camisa negra. Encogí de hombros. Después de todo él no lava y yo mucho menos.

2: 30 AM.

-Sesshomaru, te vas a caer. Bájate de la cama. - le ordené sin embargo el seguía saltando mientras se empinaba la cuarta botella de wisky. Ni siquiera sé para qué trajo el vino si ni siquiera lo ha abierto. -Te vas a hacer daño. No me causes más problemas por favor.

Al final mis súplicas lo convencieron y se bajó de la cama. Se sentó a mi lado y levantó la botella. Se la arrebaté porque sé que la va a aventar y yo si limpio su habitación.

-¿Te acuerdas de Kanna, Kagome? ¿La chica que mencionó Kagura?. - me preguntó agarrando el vaso vacío y beber. Notó que estaba secó y se sirvió wisky.

-Sesshomaru, sólo he escuchado hablar de ella. Nunca la he visto. - le dije. Volví a quitarle la botella.

-Ahh, te voy a hacer la historia de Kanna y yo de la cual nadie debe de enterarse... - dijo.

-Si nadie debe enterarse entonces no me cuen... - su dedo posado en mis labios me silenció.

-Tu forma de ser me recuerda tanto a mi prima Kanna. - sonrió.

¿Mi forma de ser...?

-¡Había una vez!. - gritó alzado el brazo.

-¡Shh!. No grites. Ya todos duermen.

-¿Te cuento la historia?. - preguntó.

¡Qué la dichosa Kanna me perdone pero debo saber la historia!.

-Sí. - digo en un susurro.

-Había una vez: un hijo de puta llamado Sesshomaru Taisho.

Oh, dios mío...

|Continuará|

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro