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|¡Jacky!|


Volví a cambiarme de ropa sólo para ayudar en los últimos preparativos a la abuela Kaede. Ella se negó a que le sirviera pero al final terminó aceptando.

Agarré una cuchara y probé la sopa. Estaba exquisita. Todos los platillos que la abuela chef hace te llevan al cielo de lo ricos que siempre están. Las puertas de la cocina se abrieron y Sango y Kikyo entraron sonrientes; ambas con un uniforme distinto.

—¿Y eso?. — señalé sus ropas.

—¿No son lindos? Kikyo trajo unos cosplay de mukama de Canadá. — Sango dio saltitos de alegría.

—Se ven espectaculares. — alagué.

—Nosotras no, los chicos se ven espectaculares. — señaló Kikyo y fue corriendo hasta la puerta. Jaló de un brazo esposado con esposas rojas e Inuyasha hizo acto de presencia. —¡Tadá! ¿Lindo no? Deja que veas a los demás.

—Recuerdo cuando Koga perdió una apuesta y le hicimos lo mismo. Incluso lo maquillamos. — comentó Sango poniéndose un dedo en la barbilla y sonrió. Inuyasha bufó con molestia y forcejeó para soltarse. —Te recomiendo que te quedes quieto sino te pongo rímel y sombra de ojos, Inuyasha.

—Sería el colmo. — se quejó.

Kikyo miró hacia atrás y levantó una ceja. Corrió nuevamente la puerta y me sorprendí al ver quiénes traía mi amiga pelinegra: Sesshomaru, Miroku y Jacko también con uniforme.

—¿Estoy sexy?. — me pregunta Jacky modelando su disfraz.

—Súper sexy.

—Siento que tengo el culo al descubierto. ¿Por qué el mío es el más corto y de color naranja?. — Sesshomaru se queja y cruza de brazos.

—Ya deja de hablar estupideces, Sesshomara. Las chicas buenas no se quejan tanto. — le señaló Sango. Todos comenzamos a reír.

—Bueno, ya que todos están vestidos de sirvientes, ¿por qué no ayudan a esta cansada anciana a terminar el almuerzo? Prometo pagarlos con un poco de gelatina de frutas. — Kaede habló y enseguida todos nos pusimos a trabajar.

Sesshomaru y yo agarramos los cubiertos, vasos y copas y nos fuimos a preparar la mesa. Sango y Jacky cortaban queso, jamón y algunas aceitunas para picar en la mesa, Kikyo e Inuyasha acomodaban el arroz en los platos correspondientes y Miroku ayudaba a la abuela Kaede a terminar de preparar la sopa; agregándole los ingredientes finales.

Al rato todo estaba listo para servir y el señor Taisho nos mandó a todos a cambiarnos para comer juntos. Incluso la abuela Kaede fue invitada. Me quedé unos minutos en la cocina para adelantar el lavado de trastes y al salir me encontré a Sesshomaru con su cosplay. Inevitablemente me reí de sus ropas y puso cara de "no te rías".

—Ya basta, Kagome. — me golpeó suavemente el hombro y yo paré de reírme.

—Ya, ya. ¿Vas a quitarte eso?. — le señalé el uniforme.

—No iré a comer con esta cosa puesta. — dijo algo molesto.

—¿Puedo hacerte una foto antes? Te ves muy bien así. — saqué el celular. Sesshomaru sin quejarse agarró las puntas de la falda de su uniforme anaranjado y simuló hacer una reverencia. Hice la foto y sonreí. —Listo.

—No la subas a internet. — me advirtió.

—Ok.

Subimos tranquilamente las escaleras. En un silencio sepulcral que casi podía tocarlo. Suspiré pesadamente y saqué el celular. Abrí la galería nuevamente para volver a ver la foto de Sesshomaru pero por accidente toqué la carpeta en donde estaban mis fotos semidesnuda. Chillé al notar los ojos abiertos de Sesshomaru posados en la pantalla del celular; y para mi buena suerte, tropecé y el celular calló y yo terminé en los brazos de un Sesshomaru acostado en el piso.

Nuestros labios estaban a milímetros de pegarse. Sentí mis mejillas arder y las suyas comenzaban a colorearse de un ligero rosado. Entonces sentí su mano acariciar mi cabello. Lo colocaba detrás de mi oreja, lo sacaba y lo volvía a acomodar. Casi creí que estaba jugueteando con mi pelo como si fuera un gatito. Mis manos se posaron en su cuello. Su mano acarició mi mejilla y los pocos milímetros fueron siendo escasos.

Un beso...
¡Nuestro primer beso!.
¡Joder, no somos nada!
¡¿Los amigos se besan?!.

—¡Kagome!.

No puede ser....

Rápidamente me separé de Sesshomaru y caí de culo al suelo. Sesshomaru se levantó y ofreció su mano para ayudarme. Cuando llegó Jackotsu yo ya me había levantado del suelo y Sesshomaru recogía mi celular. Que, por cierto, terminó con la pantalla destruida.

—¡Kagome! ¡Kagome! ¡Kagome!. — continuó gritando Jacky. Giré a verlo y aún traía su uniforme de color lavanda.

—¿Qué pasa?.

—Ya vamos a comer. — vio a Sesshomaru de arriba a abajo. —¿Que no te ibas a cambiar?.

—A eso iba. — dijo y continuó su camino hasta encerrarse en la habitación. Jackotsu volvió a verme, incrédulo.

—¿Ocurrió algo entre ustedes?. — inquirió.

—Nada... No pasó nada... — murmuré.

Seguí mi camino junto a él hasta que me obligó entrar a su habitación y obligó a usar unas prendas suyas. Hoy ha sido el día en el que me he cambiado más que nunca. Jacky me dio un vestido de cintura alta que su pequeña falda me llegaba casi a la punta de las nalgas. La vestimenta era de color rosa clavel y su cintura era decorada por pequeñas perlas doradas. Me dio para calzar unas botas de tacón blancas con girasoles diseñados y colocó una fina gargantilla blanca con un girasol de adorno.

Bajamos juntos hasta la mesa y estando ahí casi todos estaban. Sólo faltaba Sesshomaru. Me senté entre Kikyo y Sango y frente a mí había un puesto vacío; supongo que es el que le corresponde a Sesshomaru, junto a su madre e Inuyasha. El señor Taisho, quien se encontraba sentado a la cabeza en la mesa, se levantó y alzó una copa de vino.

—Quisiera proponer un brindis... — informó. Cerró los ojos con la cabeza alzada al cielo y volvió a abrirlos. —Por momentos tan lindos como este. ¡Salud!.

—¡Salud!. — gritamos todos a unísono.

Luego de brindar apareció Sesshomaru con su teléfono en mano. Corrió la silla y continuó mirando el aparato entre sus manos mientras tecleaba algo sobre la pantalla. El señor InuNo carraspeó para llamar su atención; sin embargo, no logró nada. La señora Irazue negó con la cabeza tomándole de las manos a su esposo e hizo señas a los sirvientes para que comenzaran a servir el almuerzo.

—¿Novia nueva?. — le preguntó Inuyasha. Kikyo y Sango hablaban de algo pero al escuchar la pregunta del menor de los hermanos mis oídos viajaron a esa conversación.

—Sólo es Yumeko. La conoces, ¿no? Vino el año pasado para Navidad. — comentó sin apartar su mirada del celular.

—¿Ah, sí? ¿Y qué te dice que no te deja mirar lo que vamos a almorzar?. — Inu se llevó una cuchara de la sopa a la boca. —Siempre deliciosa, Kaede. — le señaló a la abuela. La mencionada sonrió.

—Ahora como.

Inuyasha suspiró y le sacó el celular de las manos. Al principio Sesshomaru hizo berrinche pero no le quedó de otra y comenzó a comer. El menor de los hermanos dejó el celular sobre la mesa. El aparato continuaba encendido así que, disimuladamente, posé mis ojos curiosos en los mensajes de texto.

Yumeko-

Hey! Yo no he dicho eso...

Yo-

Ah, no? Andas muy celosa para mi gusto.

Yumeko-

¡¡¡VENGA YA, SESSHY!!!!
Dejemos ese tema y entremos al que me interesa: te gusta la chica sí o no?.

Yo-

Sí. Desde que nos conocemos me viene poniendo loco.

Yumeko-

Loco ya estás 😂

Yo-

Ya deja de jugar, estúpida.
Me ayudas o no?

Yumeko-

Depende de lo que me pagues...

Yo-

Una cita con Mary Saotome?
😏

Yumeko-

¡TRATO! Cuando voy a tu casa?

Yo-

Avísame cuando quieras venir y te recojo en el aeropuerto. Déjame a mis padres a mí 👍

Yumeko-

¡¡¡¡OK!!!! ✌👌 Te veo en tres días, Sesshy-love. Bye!!!!.

Dejé de mirar el celular. A saber quien es esa tal Yumeko, jum. Pensé y pude notar el aire celoso en mis pensamientos. Sacudí la cabeza y volví a prestar atención a lo que decían Sango y Kikyo. Decían sobre un día de playa y como convencer a los señores Taisho para que me dejen ir. Lo que ambas no saben es que ese día, como el día propuesto es un domingo, descanso ese día de mis labores en la mansión.

Mi vista vuelve a apartarse de las chicas cuando Sesshomaru agarra su celular y vuelve al interior de la mansión. Vi en su rostro algo de molestia y lo confirmé cuando la señora Irazue lo siguió a pasos apresurados.

3:37 PM.

¿No ha salido?...

Me pregunto. Desde el almuerzo no he visto salir a Sesshomaru de su habitación. Ni siquiera ha ido con los demás a jugar tenis a la ciudad. Dejo los platos en la vitrina que van junto con los vasos y copas, acomodo los trapos y subo las escaleras. Al llegar a la habitación de Sesshomaru toco la puerta; mas no recibo respuesta.

Agarro el pomo de la puerta y lo giro y al penetrar en la habitación un olor fuerte a cigarro invade mis fosas nasales.

—¿Sesshomaru?.

Lo busco por toda la habitación pero no lo encuentro. Veo las cortinas negras del balcón moverse. La puerta corrediza está abierta. Con un poco de esperanza de que esté ahí me asomo por el cristal y lo veo sentado en uno de los sillones que cuelgan del techo, fumando.

—¿Debo sorprenderme?. — le pregunto cruzando de brazos. Él me ve expulsando el humo blanquecino del tabaco.

—No es vicio. Sólo me dieron ganas. — contestó.

—Así se empieza. — me siento en el sillón de al lado suyo. —Primero un cigarro normal, luego marihuana y al final eres un drogadicto activo y sin remedio. — le señalo. Arrebato el pequeño rollito blanco de sus labios y me lo llevo a los míos.

—¿Debo sorprenderme?. — me pregunta alzando una ceja. Yo niego expulsando el aire.

—No. Sólo quería probar. — digo y apago el cigarro en el cenicero sobre la mesita. —¿Por qué no fuiste a jugar tenis?.

—No quise. — respondió viendo al frente.

—Mmh... — y de repente algo se me prendió en la cabeza. —¿Damos una vuelta?.

—¿No tienes que ayudar en la cocina esta noche?.

—Nop. Tu papá ordenó un bufete. — informé.

Sesshomaru entró en su habitación y escuché la puerta del Walk in closet abrirse. Lo seguí y antes de entrar el me sorprendió cuando salió.

—Ponte esto. — me dio un pequeño paquete con algo negro dentro. —Te llevaré al lugar más emocionante del mundo.

—¡¿Una feria?!. — chillé emocionada y dando saltitos.

—No. Mucho más emocionante. — apretó ligeramente mi nariz y yo corrí en dirección a mi habitación.

Al llegar a mi cuarto compartido me encontré con la abuela Kaede leyendo un libro sobre su cama. La saludé y le avisé que saldría con Sesshomaru. Ella me sonrió y me deseó un feliz viaje.

Entré al baño y abrí la ducha para que corriera el agua caliente. Me despojé del uniforme y destrocé el paquete que me dio Sesshomaru. Es ropa así que la extiendo hacia arriba con mis manos alzadas y noto que es un traje de motorista. El traje es como un vestido: mangas largas y la tela es ajustada, la falda por delante me llega a mitad de los muslos y por detrás por las rodillas. En la cintura lleva un cinturón y un zíper en la espalda para abrir el traje.

Hecho el uniforme al cesto de ropa sucia y me meto bajo los finos chorros de agua caliente. Cada músculo de mi cuerpo va relajándose y yo voy sintiéndome más calmada y ligera. Salgo de la ducha y me seco con una toalla nueva, felpuda y rosa. Examino nuevamente el traje y me lo coloco poco a poco. Al final salgo del baño y  la abuela Kaede me sube el zíper trasero.

Me coloco unas medias negras hasta los muslos con lazos blancos que adornan esa zona. Se aferran perfectamente y como me gusta a mis piernas y muslos. Por último me coloco unas botas altas hasta los tobillos también negras, me baño en perfume y paso un poco de labial color durazno por mis labios.

Corro hasta la habitación de Sesshomaru y lo veo apollado en la puerta con los cascos en las manos. Lleva el traje negro que le vi puesto la primera vez que lo vi. Al notarme agarra una de mis manos y me hace girar. Sonríe.

—Te ves bien. — dice. Hago un puchero y cruzo de brazos.

—¿Sólo eso me dirás? Con el trabajo que me tomó ponerme esto y arreglarme para verme bien frente a ti.

—Te ves hermosa, Kagome. — vuelve a decir. Lo veo y me sonrojo.

Sesshomaru me pone de espaldas a él. Siento sus manos tocarme la abertura en mi espalda. El cierre se va a abriendo hasta que siento que deja mi espalda expuesta hasta la mitad. Vuelve a ponerse frente a mí y me da mi casco. Cierro los ojos y le rezo al espíritu de Kanna que me permita usarlo. Sin esperar respuesta de la fallecida me pongo el casco, deslizo el visor hacia arriba y levanto el pulgar. El ríe, me toma de la mano y bajamos las escaleras.

Let's Go!!

|Continuará|

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