FLASHBACK
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"Narrado por Sesshomaru"

Era un día de verano maravilloso. El tío Tomoe había anunciado en una llamada de anoche que vendría de visita y llegaría en la mañana; cerca de las 10:30 AM. La noche anterior me fui a la ciudad a comprarle algo a Kanna, mi prima, y a la vez, mi amante secreta. Desde el verano pasado estamos escondiendo nuestra prohibida relación. En fin; salí a la ciudad en moto y me detuve en la tienda de dulces favorita de Kanna. Por suerte están las 24 horas abiertos.

—Hola. — saludé a Ichiko: la chica que trabaja junto a su padre en horario de la tarde.

—Hola. ¿Los mismos pasteles de siempre para Kanna?. — preguntó. Asentí con la cabeza.

—Y unos bombones con relleno de coco. — agregué para el final.

La chica me sonrió y abrió la tapa de la pequeña vitrina en donde estaban dentro los dulces. Sacó 10 pastelitos de mango y canela y los puso en una caja dentro de una bolsa con el logotipo de la tienda. Sacó una caja de 20 bombones y la introdució dentro de la bolsa, me la entregó y yo le di el dinero.

—Adiós, Sesshomaru. Saluda a Kanna de mi parte. — me dijo Ichiko. Le sonreí en respuesta y me despedí con la mano para luego salir de la tienda.

Le hice una foto a los dulces y se la mandé a Kanna. Encendí el motor de mi Yamaha R6 blanca y negra y de inmediato recibí su llamada.

Contesté poniéndome un auricular de Bluetooth en el oído.

—Gracias por comparme algo. — me dijo de inmediato.

—¿Dónde estás?. — le pregunté poniendo la moto en movimiento y mirando al frente.

—En el jet ¿Estás conduciendo? Mejor te llamo luego. No quiero que tengas un accidente. — dijo. Miré la pantalla. El lindo rubor rosa cubría sus mejillas y sus ojos parecían brillar. Simplemente se veía hermosa.

—Nah, estoy bien. — volví la vista al frente y sonreí. Yo sé que ella puede ver mi sonrisa ya que ríe.

—Llegaré mañana. No te duermas tarde para que vallas a recogerme temprano. — apolló su cabeza en la ventana del jet privado del tío Tomoe.

Giré en una esquina y pasé frente al bar al que suelo ir con mis amigos. Me detuve. Tal vez estén esos tres idiotas ahí y no me hallan dicho nada. Le puse el seguro a la moto y conmigo me llevé la bolsa con dulces, el casco y el teléfono aún mostrando la cara sonriente de Kanna.

—¿A dónde vas?. — preguntó levantando la cabeza. Como si tratara de ver a dónde me dirijo desde la pantalla del teléfono.

—Al bar. Veré si Koga, Bankotsu y Miroku están dentro. — respondí.

—¿Acaso escuchaste la parte de "no te duermas tarde para que vallas a recogerme temprano"?. — levantó una ceja. Se ve tan linda cuando hace eso.

—Sí la oí pero no llegó correctamente a mi cerebro. — respondí guiñándole el ojo. —¿Tu padre está cerca?.

—No. Está atrás hablando con alguien con los audífonos puestos.

—Te amo. — confecé. Ella rió.

—Yo igual.

—Vamos a huir en cuanto vengas. Vamos ha hacer esa vida juntos que te prometí.

—¿Seguro? ¿No vas a extrañar a mamá y a papá, bebé llorón?. — ella rió. A lo lejos divisé a los chicos.

—Muy graciosa, señorita Kanna. Te veo mañana. Estaré un rato aquí con los chicos.

—No bebas mucho. Recuerda que estás conduciendo, que traes mis dulces y debes buscarme mañana. — advirtió señalándome con el dedo.

—Sí, sí. Ya no me lo recuedes más. Adiós, hermosura.

—Adiós, Sesshy. — colgamos.

Guardé el celular dentro del bolsillo trasero de mi pantalón y fui a donde estaban los chicos. Ellos me saludaron y por supuesto estaban algo borrachos.

—¡Hey, Sesshy!. — gritó Miroku.

—No me llames así. — me senté a su lado y dejé la bolsa y el casco sobre la mesa. —Pudieron haberme llamado, ¿sabían?.

—Bah. Olvidé que tengo un primo. — contestó Bankotsu. Bebió lo último de lo que sea que estaba bebiendo.

—Tienes varios pero el más importante soy yo. Es casi imposible que te hallas olvidado de mí, yo, tu primo, tu mejor amigo y tu "cubre-espaldas de todas las tonterías que haces".

—Tienes razón. La verdadera razón es que estamos aquí para saber con cual mujer andas que no nos la has presentado. — dijo Koga apollando los codos en la mesa y colocando la barbilla sobre las manos entrelazadas.

—Ando soltero y no pregunten. — contesté. Todos ellos rieron.

—Sí, claro. Sesshomaru Taisho: el mujeriego mayor, soltero. Eso ni siquiera se lo creerían en un noticiero. — dijo con la lengua media enredada Miroku.

—¡Propongo emborracharlo para que lo suelte de una vez!. — gritó Bankotsu.

—¡Sí!. — los otros dos le siguieron la gracia.

Y así comenzó mi noche. Frente a mí fueron colocadas muchas y muchas latas de cerveza hasta quedar medio ebrio. Pero nunca solté lo mío y de Kanna.

Llamé a un chófer de mi casa para que viniera a recogerme y pedí que trajera a otro para que se llevara la moto. A los 15 minutos llegó la limusina negra. Los imbéciles se iban en un taxi a la casa de Koga y yo, con la seguridad de que ya iban seguros, me subí al auto.

10:15 AM.

—Qué resaca, por dios...Me duele la cabeza, joder...¿Qué es eso? ¿Mi pie?... No, es el reloj... ¿10:15 AM? Voy a seguir durmiendo. Kanna me despierta luego... Sí... Kanna.... ¡Kanna!. — sigo pensando hasta que el nombre de mi prima/amante pasan por mi cabeza.

Detengo mis pensamientos y me levantó abruptamente de la cama. Me mareo al instante pero igual sigo mi camino hasta el Walk in closet y sacar algo "decente" para ir al aeropuerto y buscar a Kanna. Al final selecciono unos jeans rasgados en las rodillas, una camisa ancha de color negro y unos zapatos Nike en blanco y negro.

Agarro una chaqueta de cuero negro y abro la habitación. Corro escaleras abajo y casi siento que me voy a matar si sigo corriendo. Termino en la cocina y agarro un pan que me lanza mi hermano sentado sobre la mesa. Mi madre me ofrece un vaso de leche y la nana Kaede unas galletas de vainilla.

—Corre o te mata. — advierte Inuyasha.

A como puedo me trago el pan y las galletas y bajo toda la comida con la leche. Levanto el pulgar y vuelvo a correr hasta llegar al aparcamiento subterráneo y sacar la Yamaha de anoche. Golpeo mi cara al notar que no traigo los cascos y estando a punto de volver a correr Inuyasha me los lanza estando unos metros de mí.

—Te dije que corrieras. — me señala.

Clavo la llave en el agujero y enciendo la moto. Me coloco el casco y el de Kanna lo aprisiono entre mis piernas. Vuelvo a levantar el pulgar y acelero. ¡Prefiero una multa que llegar tarde a buscar a Kanna! Para ser pequeña golpea más fuerte que mi entrenador de defensa personal.

10:40 AM.

Por suerte llego algo a tiempo y corro al interior del aeropuerto. Trato de localizar a Kanna, o a mi tío Tomoe o a mi padre que fue a buscarlos. ¡Incluso trato de localizarme a mí mismo! ¡El puto aeropuerto no me está ayudando!.

Una señal... Derecha salida... Izquierda entrada súper gloriosa de los pasajeros... Las malditas escaleras eléctricas.... Las tiendas... El restaurante afuera y...¿Aquella es Kanna?...

Saco mis ojos del inútil cartel y veo las escaleras eléctricas. Por ellas bajan dos hombres y una chica pequeña de cabello blanco. Corro hasta el final de esas escaleras y confirmo que es Kanna con mi tío y mi padre. Mi prima al verme corre y termina abrazándose al final de las escaleras.

—¿Que no tenías resaca esta mañana?. — me pregunta mi padre. —Cuando hablé contigo sólo murmurabas y roncabas. — en tío Tomoe se cubre la sonrisa. ¿Yo hablé con mi padre esta mañana?.

—¡Yo sabía que vendrías!. — chilla Kanna volviéndome de abrazar.

—Creciste. — digo. La última vez que la vi me llegaba por debajo del pecho. Ahora está a la mitad.

—Sip. He echo ejercicios para hacerme fuerte y crecer un poco. — coloca sus pequeñas manos al rededor de su cintura y suelta aire con fuerza por la nariz. Nosotros tres reímos ante su actitud. —¡Oigan no se rían!.

—Como digas, pequeña princesa. — acaricio sus suaves cabellos blancos. —Vámonos.

Ella me tomó de la mano y nos pusimos a correr hasta llegar a la moto. Le entregué el casco luego de dejarla sobre la moto y me subí, encendí el motor y nos pusimos en marcha.

3:15 AM.

—Te lo prometí y hoy lo cumpliré. — le dije descubriendo la venda que cubría sus ojos celestes, casi blancos. —En esta madrugada, un año más en el que nuestro amor comenzó a nacer, te llevo conmigo y nos iremos a donde seamos libres y felices.

Kanna sólo ríe y llora a la vez. La moto estaba encendida y a su lado habían dos mochilas. Una cargada de ropa y dinero y la otra con comida –y condones por si acaso–. Corrió hasta mi y me besó. Por suerte no hay nadie cerca.

—¿Nos vamos?. — pregunto. Ella asiente y agarra su casco con orejitas de gato y de adorno un cascabel y se sube en la moto.

La imito. Me pongo el casco y me pongo una mochila en el frente y la otra se la pone Kanna en la espalda. Acelero. No voy a mirar atrás. No quiero y no puedo. Sé que si miro atrás me voy a arrepentir y no quiero eso. Esperó un año por esto y no pienso defraudarla.

4:05 AM.

Los ojos casi se me andan pegando del sueño pero no voy a dormirme. No con Kanna detrás de mí. De la mochila saco una lata de energizante y, retirando el visor de mi casco, me la bebo hasta la mitad.

Algo en mí se altera... Mi cabeza es como una bomba y miles de pensamientos me asechan.

¡Detente!

Es la primera señal que mi cabeza pega como importante. Trato de hacerlo pero mi visión se vuelve roja, casi un rojo oscuro e imposible de ver correctamente. A lo lejos veo una luz blanca pero no logró definir que es.

—¡¿Sesshomaru, que pasa?!. — me grita. Escucho el claxon de un auto, un camión o no sé que es exactamente. —¡Detente!.

Fue cuando sentí un impacto en mi costado. Rodé miles de veces en el piso y mis huesos iban partiéndose con cada golpe en el suelo.

La moto rodaba...
Yo rodaba...
Kanna rodaba...
Mi cabeza rodaba...
¿Qué mierda pasó?.

Como puedo levanto la cabeza. Las piernas y brazos no se me mueven. Sólo miro hacia el frete y un charco de sangre se va esparciendo por toda la carretera. Abro los ojos... No... Esto no puede estar pasando....

Kanna...
La moto...
¿Cómo terminó Kanna debajo de la moto...?
¿Cómo pasó esto...?

Ah, todo es mi culpa...

Simplemente cerré mis ojos lentamente mientras escuchaba las sirenas de las ambulancias y autos de policía estar cerca mío. La señal de advertencia fue sustituida por una de culpabilidad...

Joder... Qué ella esté bien... Sólo eso pido... Qué Kanna...

5:56 PM.

Abro los ojos. El cuerpo me duele inmensamente. Como si algo o alguien me hubiese tirado de un barranco o como si una avalancha de rocas me hubiese tragado. Analizo donde estoy. Claramente no es mi habitación ya que la mía es más espaciosa pero en donde estoy... Es una habitación llena de equipos y el que está a mi lado no para de hacer Bip Bip. Ya me anda cansando.

¿En dónde mierda estoy...?.
¿Eso es un tanque de oxígeno...?
¿Por qué la habitación está tan blanca...?
¿Qué son estas cosas clavadas en mis brazos...?

Accidente

Kanna...

Me levanto de la cama y trato de sacarme las agujas y matar al monstruo del Bip Bip. Por la puerta entra un tipo con bata blanca y una cosa rara colgando del cuello. Llama a alguien y me recuesta en la cama. Vuelve a clavarme las agujas en la piel y una chica vestida con un uniforme rosa tiene una jeringa en la mano. El tipo niega y me analiza. Me calmo. Este debe saber algo de Kanna.

—¿Cómo te sientes? Fue un gran milagro que sobrevivieras. Cuando llegaste estabas caminando hacia la muerte. — me dice con una sonrisa. Tengo unas ganas de darle un guantazo y obligarlo a decirme en dónde coño metió a Kanna. —Estás en un hospital, por si no lo sabes. Me llamo Kaito Nimoto, soy doctor. Eres mi paciente principal debido a tu inestable estado. ¿Recuerdas lo que te pasó?.

—Vaga...mente... — contesto.

—Poco a poco irás recordando todo.

—Kanna... ¿Dónde...está Kanna...?. — siento que me quedo sin aire.

—Tu acompañante no tuvo la misma suerte que tú. Lo lamento, ella falleció en el lugar donde tuvieron el accidente. La moto calló sobre ella y la aplastó.

¿Kanna murió...?
No... No puede ser... Debe ser una maldita broma de este idiota... Ella no...

—¡Tengo que entrar! ¡Él fue el maldito que mató a mi hija! ¡Tengo que romperle la cara y hacerlo pagar por matar a mi niña, joder!. — la voz de mí tío fuera de la habitación me lo confirmó todo.

Imbécil, la mataste...
Joder... Joder... ¡JODER! ¡¿POR QUÉ MIERDA OCURRIÓ ESTO?!.

"Él fue el maldito que mató a mi hija"
"Tengo que romperle la cara y hacerlo pagar por matar a mi niña"
"Tu acompañante no tuvo la misma suerte que tú"
"Lo lamento, ella falleció en el mismo lugar donde tuvieron el accidente"

Ese día fue el inició de toda mi locura. Yo maté a Kanna sin quererlo. Mi tío al año se suicidó y mi mente se volvió más inestable todavía...

Había una vez: la historia de un asesinato "sin querer".
Había una vez: un hijo de puta llamado Sesshomaru Taisho.
Había una vez: la locura de un Taisho

Había una vez...
Había una vez...
Había una vez...

¡Cállense! ¡No quiero oír más! ¡Silencio! ¡Basta!.

Había una vez...

¡No lo digas! ¡Por favor no lo digas!.

Había una vez: la historia de Kanna.

Una historia que se repite cada día, cada noche y cada segundo en mi cabeza. La muerte de Kanna fue mi sentencia de muerte.

Algunos dijeron que eran cambios en mi mentalidad, otros que eran los últimos cambios de mi trasformación como vampiro completo, otros que estaba loco...

Yo sólo simplemente me culpaba de la muerte de Kanna con cada una de mis respiraciones...

Fin del FLACHBACK
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oh, joder. No tenía que haberle dicho a Sesshomaru que me contara...

Lentamente fui acomodándolo en la cama. Al finalizar la trágica historia se quedó dormido y a mí con un inmenso dolor instalado en mi pecho. Lo cubrí con la manta y salí de la habitación negra y me quedé sentada frente a la puerta.

Observé la botella de vino que ni siquiera había sido tocada. La abrí y comencé a beber. Era mi turno de emborracharme y olvidarme de esta maldita historia. No quiero acordarme de nada. No quiero saber nada. Sólo me embriagaré y olvidaré todo y no me voy a acordar de nada.

A tu salud, Kanna.

Alcé la botella al aire y seguí bebiendo.

|Continuará|