|Familia|
Han pasado tres años muy rápido. Jacky vino un par de veces junto a Bankotsu para llenar un poco de emoción la casa, también vinieron los demás chicos a visitarme. Todos decían que la casa se sentía vacía y oscura.
En este tiempo no he podido ir a ver a Sesshomaru. La señora Irazue asegura que él se encuentra bien, sólo que ha adelgazado un poco y el cabello se le ha tornado de un color platino. Casi grisáceo. Me encantaría verlo pero sólo los familiares pueden ir a visitar a los enfermos.
Le he enviado cartas y algunos dulces. En las misivas le cuento de cualquier cosa que se me ocurra, la muerte de la anciana Kaede también la conoce. Él siempre me ha respondido las cartas las cuales las guardo en un pequeño cofre de joyas. Pasé a ser la encargada de la cocina y la segunda supervisora de los empleados. Básicamente soy una jefa ahora.
Cuando los señores Taisho no están yo me encargo de todo. Los demás al servicio de los Taisho se sienten muy a corde con mi mandato.
—Kagome.
—¿Si, señora Irazue?. — me giro a verla. Bajo un poco el fuego del horno y le presto toda mi atención.
—Sube un momento a la sala del segundo piso cuando termines con eso. Quiero platicarte sobre algo. — dice. Asiento suavemente y ella de va.
Al rato, luego de terminar el almuerzo y ordenar que lo sirvieran cuando los señores Taisho lo quisieran subo a donde ella me indicó. En la sala encuentro a los señores Taisho y otro hombre vestido de traje.
—Permiso.... — digo algo tímida.
—Kagome, siéntate. Hablemos de algo importante. — el señor Toga me mira con una sonrisa y me invita a sentarme frente a ellos.
—¿Pasa algo? ¿He hecho algo mal?. — me siento algo nerviosa, las manos me empiezan a sudar.
—Cálmate. No es nada grave.. — la señora Irazue se ríe un poco, igual que el otro señor que no conozco.
—Verás... Nuestra fortuna tiene dos herederos: Sesshomaru es el primer heredero y legítimo dueño a las empresas Taisho e Inuyasha es el segundo heredero y subdirector de algunas empresas Taisho. — agarra una botella de agua y se la bebe.
—¿Cuál es el punto?. — pregunto curiosa.
—Dado que el joven Sesshomaru no puede hacerse cargo actualmente debido a su condición mental y el joven Inuyasha ha decidido abandonar su herencia, la fortuna Taisho se ha quedado sin heredero biológico. — me explica el señor. —Los señores Taisho han decidido buscar un nuevo candidato que se haga cargo de las empresas y la fortuna mientras tanto. Hasta que Sesshomaru termine prisión y si él así lo desea puede continuar como heredero legítimo y compartiendo los bienes con el heredero seleccionado por el matrimonio Taisho.
—¿Y yo que debo hacer?. — la verdad sigo sin entender nada de lo que me acaba de explicar.
—Hemos decidido que tú serías la nueva heredera, Kagome. — las palabras de la señora Irazue me sorprenden. —Tú has sido más que una empleada para mí. Eres como una hija, la niña que siempre deseé tener. Sería bastante justo y lógico que te escogieramos como candidata a este puesto.
—Lo hemos hablado con Sesshomaru y él está de acuerdo en que tú tomes su lugar. — me dice a un lado mío el señor Taisho.
—Pero... Es una buena oferta, lo admito. ¿Pero no creen que es muy arriesgado? Además ustedes siguen vivos, seguro duran muchos años más.
—Nosotros dos ya hemos cumplido con el contrato de la familia Taisho. Cada Taisho debe abandonar su puesto y dárselo a la nueva generación a la edad de los 150 años. Y Toga ya tiene 189. — la señora Irazue se mantiene sonriendo luego de decirme eso.
¿¡150!? ¡¿Los vampiros duran tantito?!
—¿Y bien, Kagome? ¿Aceptas el trato?. — la mano del señor Toga se posa sobre mi hombro.
—He revisado tú expediente en los últimos tres meses y eres perfecta. Vienes de una familia humilde y nunca has tenido problemas con la policía. Y según los criterios de los señores Taisho, el joven Sesshomaru y los demás empleados de la casa todos están de acuerdo en que seas la heredera no biológica de la familia Taisho.
—No sé cómo manejar tanto dinero... ¿Y si cometo un error grave?. — siento la preocupación colarse entre mis palabras.
—No te preocupes. Te ayudaré en todo lo que necesites hasta que estés lista para tomar las riendas por ti misma. Sólo debes firmar este contrato y serás una Taisho.
—¿Es decir que dejaré de ser Higurashi y tomaré el apellido Taisho? ¿Cómo si yo hubiese sido adoptada?.
—Exacto. Sólo que será para un bien común. — me informa el señor.
Leo el papel. Es un contrato que dice todo lo que me acaban de explicar. Sesshomaru y los señores Taisho lo han firmado en acuerdo con este paso de heredero. Sólo falta mi firma para acceder a toda esa fortuna de años. Agarro el bolígrafo y decidida firmo el papel. La señora Taisho me abraza fuertemente y yo sólo sonrío.
—Gracias, Kagome. — agradece el señor Taisho junto a mí.
—Gracias a ustedes por darme esta gran oportunidad. Prometo no defraudarlos.
—A partir de ahora nada de señor y señora Taisho. Puedes llamarnos por nuestros nombres o como si fuéramos tus padres biológicos.
—Eso será un poco complicado. Ya me he acostumbrado a llamarlos como los jefes. — río.
—No te preocupes. Todo será a su tiempo.
—Ahora que tengo el apellido. ¿Eso también quiere decir que puedo visitar a Sesshomaru?. — pregunto.
—Por supuesto. Él estará feliz de verte otra vez. — afirma la señora Taisho.
—Que alegría...
—¡Hagamos una cena de celebración! ¡Esto es digno de presentar a la sociedad!. — el señor Toga chilla junto a mí.
—No es..
—Si es necesario. Organizaré una fiesta para el fin de semana. Invitaremos a todos nuestros socios, amigos y a toda la familia. Debemos presentarte a la sociedad.
—Que vergüenza.. — susurro.
—Suena bien, cariño. Mientras tanto, Kagome, ve informándote de todo sobre nuestra cultura y leyes. Jaken te dirá todo lo que quieras saber.
—¿Jaken?.
—Soy yo.. — el viejo frente a mi levanta la mano. —Abogado Jaken Masashika, encantado.
—¿Es japonés?. — pregunto curiosa.
—Soy americano. Pero mis padres nacieron en Japón.
—Me encantaría que me hablara un poco de Japón. Dicen que es un país muy hermoso y desarrollado.
—Por supuesto. — él sonríe.
Dos días después.
Hospital Psiquiátrico.
Estaba muy emocionada por verlo. Hace tres años que no lo veo ni escucho; estoy ansiosa por saber cómo se ve. La joven de recepción del Hospital Psiquiátrico pide primero mi identificación, le entrego mi nuevo carné de identidad y ella parece sorprenderse un poco.
—¿Viene a ver a Sesshomaru Taisho?.
—Sí. — asiento. Sostengo fuertemente la correa de la bolsa que traigo.
—Pase por allí primero, por favor.
Me acerco a una zona de revisión. El guardia pasa un detector de metales por mi cuerpo y estoy limpia. Me mira de pies a cabeza y señala la bolsa que traigo
—¿Qué trae en la bolsa?. —
—Son unas galletas de vainilla que le traigo a mi familiar.
—¿Puedo revisar?. — le entrego la bolsa y él comienza a revisarla. También pasa el detector de metales por segunda vez y me deja pasar.
Una enfermera me guía hasta una sala en completo color blanco, con dos sofás y una mesa de centro de madera. Me pide que espere un poco y enseguida traerán a mi familiar. Tras pasar unos 25 minutos la puerta vuelve a abrirse nuevamente y lo veo. Es cierto: a cambiado mucho. Se ve más delgado y el cabello le ha cambiado de color a un tono casi gris. Sus ojos dorados se fijan en mí rápidamente y sonríe cálidamente. Cuándo la enfermera se va corro a abrazarlo. Sus brazos me envuelven y me aprietan muy fuerte.
—Si tú estás aquí significa que has aceptado el trato. — susurra. Su voz también a cambiado. A quién engaño, este encierro cambia a cualquiera.
—Me tomó por sorpresa todo. — le digo mirándolo a los ojos.
—Entiendo.. — lleva la mano derecha a mi nariz y la aprieta suavemente. —Hola de nuevo, pequeño minion.
Minion... Hace mucho que no escuchaba ese apodo gracioso... Que nostalgia.
—Te hice galletas de vainilla. Creo que me han quedado exactamente igual a las que hacía la nana Kaede.. — me acerco a la bolsa y de esta extraigo un pequeño embase plástico.
—Espero que no estén envenenadas, ¿sabes?. — prueba la primera y su cara de satisfacción me confirma que le ha gustado. —Tienes buena mano para la cocina. Aprendiste bien de ella.
—Me alegra que te hayan gustado. — acaricio una de sus mejillas. —¿Cómo estás?.
—Tengo mis ataques de vez en cuando pero sigo vivo. Aquí hay peores locos que yo. — me río junto con él. Sesshomaru es un caso.
—Es bueno que estés bien. ¿Tu diagnóstico ha cambiado?.
—La enfermera dice que he mejorado pero cree que aún me falta un poco para salir de aquí. También han venido oficiales de la cárcel a verme. Tengo una posibilidad de sólo cumplir condena por 7 u 8 años nada más. Depende de los que pase aquí. Y si tengo buen comportamiento aquí pueden hasta reducir mi condena a meses o un año nada más.
—Son buenas noticias. — le digo. —Cuándo salgas te podré ceder la fortuna que te mereces.
—Decidí compartir el puesto contigo. No voy a quitarte lo que vas a proteger y tal vez agrandar en estos años así como así.
—Espero ser una buena heredera. Estoy tomando clases de idiomas, hotelería, diseño y economía. Todo es nuevo y complicado para mí.
—Verás que todo se volverá más fácil. Yo también estuve en tu lugar cuando era un adolescente. ¿Venderán mis autos y motos?.
—Creo que sí. Hay varios coleccionistas y empresarios que quieren esas motos viejas y esos autos casi destruidos. — Sesshomaru se ríe. —Pero sólo conservaré la Kawasaki Ninja H2R. Quiero aprender a manejarla y darle buen uso.
—Dile a Jacky o a Ban que te enseñen. Ellos son buenos maestros.
—Pensaré en eso. — le tomo las manos y las sostengo fuertemente.
—¿Hay algo que quieras decirme?.
—Sí... Pero no sé si es el momento adecuado..
—¿Existe el momento adecuado?. — su sonrisa me calma. La enfermera abre suavemente la puerta y me avisa que sólo me quedan 5 minutos para acabar con la visita. —Dilo de una vez.
—Tienes razón.. Si no lo digo ahora, tal vez me arrepienta. — trago grueso y lo miro decidida. —Yo te amo. Desde que empecé a conocerte mejor siento esto por tí... Creo... Creo que eres el vampiro perfecto para mí.
—¿Es eso lo que querías decirme?.
—Sí.. — asiento. Siento mis mejillas arder. —¿Y tú, Sessh..? ¿Qué sientes por mí? ¿Aquello que dijiste esa vez fue cierto o..?
—Te responderé eso cuando cumpla mi sentencia y sea libre. — me guiña el ojo.
La enfermera entra junto con dos hombres vestidos de blanco entero. Sostienen suavemente a Sesshomaru de los hombros y él se va con ellos. Me da una rápida mirada feliz y dejo de verle el rostro. Le pido amablemente a la enfermera que le dé las galletas sobrantes para su cena o más tarde, ella acepta mi petición y me desea una linda tarde.
Salgo del Hospital Psiquiátrico, afuera me espera un auto con mi chofer privado. Entro al vehículo e intento no llorar. No entiendo por qué quiero llorar ahora.
—¿A la mansión, señorita Taisho?.
—Sí, por favor.. — respondo en un susurro.
A medida que el auto se movía el centro médico se perdía en mi campo visual hasta sólo verse los árboles altos de allí. Me giro sobre el asiento y saco mi teléfono. Busco en la galería varias fotos hasta encontrarme una mía junto a Sesshomaru. Es un hermoso recuerdo que me hace sonreír.
Por fin le dije lo que sentía...
Continuará...
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